Calvario del Cristo de la Luz

Iglesia de San Esteban

 

 

 La imagen conocida hoy como Cristo de la Luz es un Crucificado que estaba en la Sacristía del convento, aunque en un principio no estuvo allí y podría ser el que se situó en el arcosolio frente al de fray Iñigo de Brizuela, en la Sala Capitular en 1634. 

Se trata de una imagen de tamaño casi natural, con alguna imperfección en piernas y pies, que puede datarse hacia la segunda mitad el siglo XVII, hecha con resonancias de los Cristos del artista salmantino Bernardo Pérez de Robles, según aprecia­ción del padre Ceballos1.


Cristo de la Luz en la iglesia de San Esteban
Fotografía de Santiago Abella


Tiene el Cristo el cuerpo de formas patéticas tonalidad oscura mate aunque con un ligero brillo dorado, en posición muy vertical y desplomado hacia los pies, sin talla en las espaldas, soberbia cabeza de reducido tamaño inclinada sobre el pecho vigoroso de señalados pectorales y de costillas poco dibujadas, con corona metálica de dos sencillos cordones de rama de espino retorcida y disco metálico paralelo a la corona, frente despejada, ojos pequeños y cerrados, nariz pequeña, melena oscura poco trabajada que le cae por detrás, barba tupida, larga y rizada partida en dos, boca cerrada, llaga abierta y grande con canalillos de sangre abundante en el costado, brazos delgados y largos en posición de ángulo acusado por vencimiento del cuerpo, con los dedos de las manos no muy inclina­dos hacia los clavos, piernas muy abiertas y cortas, más torsionada la derecha, gruesas rodillas ligeramente escoriadas, con el paño suprafemoral blanco, grande, brillan­te, estofado, de pliegues muy planos con adornos dorados, pegado al cuerpo y colocado en tal forma que deja ver el vientre en casi toda su extensión, con poco nudo y colgante sin pliegues al lado izquier­do. 

La Cruz no muy plana es grande, estrecha y coloración de la madera no muy oscura con la cartela poco agraciada artísticamente. 

Hoy se encuentra situado sobre el muro de la izquierda, en la denominada capilla del Cristo de la Luz, que es la cuarta de la derecha, comenzando desde la entrada, decorada con frescos de Antonio de Villamor. El Cristo está entre una Virgen y un San Juan muy deteriorados, de tamaño menor que el natural, procedentes del primitivo retablo proto-renacentista en piedra, que adosado a la pared tiene pilastras platerescas, tímpano redondo y flameros como remates laterales. No se conserva el retablo de madera dorada que construyó Joaquín de Churriguera para esta capilla y que estofó José de Mogrovejo. 

Las tallas que acompañan al Cristo, de mediados del siglo XVI, son de estilizada figura. La Virgen, en pie y con el bello rostro reflejando éxtasis sufriente, lleva las manos juntas y cruzadas sobre el pecho en actitud dolorosa, con la mirada hacia el suelo, sujetando la orla del manto azul que cae en lineales y finos pliegues y que desciende desde la cabeza. Lleva amplia toca blanca de pocas plegaduras, que desciende airosa sobre la frente y la túnica, de tono amoratado, se adorna con sobria policromía de escasas flores doradas. Sus vestiduras presentan coloración mate y apagada. 

San Juan, de pie, en postura muy inclinada, porta un libro cerrado en la mano izquierda y coloca la mano derecha apoyada sobre la mejilla en actitud afligida. La melena es rizada y corta con ensortijado flequillo y el rostro aniñado. El manto rojo sujeto también con la mano izquierda se ciñe al cuerpo y la túnica, de redondeado cuello, marrón verdoso, de simétricos pliegues acortinados, presentan coloración mate apagada y el manto luce estofado con grandes flores doradas. Va descalzo como de costumbre. (Recuerda la disposición de su figura y la actitud de manos y pies el San Juan del Calvario del monasterio de Gradefes (León) datado entre 1330 y 1340, hoy en el Museo Arqueológico Nacional). 

El borde del manto de ambas imágenes es una ligera orla dorada al igual que los puños de las túnicas. 

El Crucifijo original de esta capilla parece ser1 el que se ha descrito como Cristo de la Promesa y que luce hoy en el frontal de la Sacristía de la iglesia.

 


 

1.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, La iglesia y el convento de San Esteban de Salamanca. Salamanca, 1987. Pg. 75.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00