Don Jorgito, el Inglés, en Salamanca

 



Por José María Hernández Pérez
09/04/2025 Rev. 0



INFANCIA Y JUVENTUD

Thomas Borrow, capitán del Regimiento y Ana Preferment, antigua actriz, tienen dos hijos: Juan Tomás que nace en 1800, pintor y soldado que emigra a Méjico y George Henry que viene al mundo en East Dereham, pequeña localidad del condado de Nolfork, el 5 de junio de 1803 y vive entre Escocia e Inglaterra por la profesión de su padre. Estudia en Dereham; en 1813, junto con su hermano, ingresa en la Royal High Scholl de Edimburgo, pasa a la School de Norwich y en 1815 a la Academia Protestante de Conmel en Irlanda. 


Retrato de George Borrow pintado en 1821
por su hermano John Borrow


Tras la muerte de su padre en 1824 trabaja en un despacho de abogados unos meses y se une a un grupo de gitanos a los 21 años, recorriendo mercados y ferias, se especializa en el oficio de herrador y aprende el “caló”, profundizando en los usos, hábitos y costumbres gitanas, poniendo en práctica el juramento que hizo a un gitano cuando tenía 7 años.

De profundo ateísmo, es su profesor Willian Taylor en la Scholl de Norwich, donde estudia Humanidades, quien le enseña el idioma alemán y con el que se cuestiona el porqué de la existencia, llegando incluso a pensar en el suicidio. 

En 1833 se retracta de su ateísmo y profesa la religión protestante de una manera furibunda como él se manifiesta siempre en su comportamiento.

Ese mismo año conoce y frecuenta en Oulton Hall, Inglaterra, a una adinerada viuda de un marino, Mary Clarke, que es a quien debe la recomendación para empezar a trabajar con la Sociedad Bíblica Británica e Internacional, que le envía como Agente a Rusia durante 2 años y que luego se traslade a China, para lo que aprende el idioma manchú en 6 meses, con el ruso Stephan Vasilievich, aunque por las trabas administrativas para entrar en el país asiático, al final su destino será Portugal y luego España, en donde seguirá difundiendo la Biblia protestante en estado puro, sin notas, ni comentarios, aprovechando que han sido suprimidos el Santo Oficio y el Tribunal de la Inquisición. En un principio va dirigida la misión sobre todo a pescadores y soldados.

Llegó a dominar varios idiomas, además del inglés: alemán, árabe, armenio, danés, finés, francés, galés, gitano, griego, hebreo, italiano, latín, manchú, portugués y algo de euskera. 


CON LA ETNIA GITANA

De su amistad, cuando tenía 7 años, con el gitano Ambrosio Smitt (Jasper Petulengro en sus escritos), queda constancia en el juramento que le hace de: vivir entre ellos, escribir un libro sobre la etnia gitana, aprender el “caló” y traducir la Biblia. Tradujo El Evangelio de san Lucas, vendiendo unos 225 ejemplares de los 250 de la primera edición, a 16 reales cada uno y a 4, si el comprador era gitano y estos lo compraban, pero inmediatamente lo quemaban porque creían que era una malaventura del inglés





LLEGADA A ESPAÑA. Primer viaje

Embarca en Londres en el barco a vapor “London Merchant” el 6 de noviembre de 1835 y pasando por Finisterre el día 10, llega a Lisboa el 13, visitando la ciudad y sus alrededores para continuar viaje hasta el Alentejo. Llega con cartas de recomendación del Foreign Office para personas influyentes españolas y para el ministro extraordinario británico en Portugal lord Howard de Walden. 

Aplaza su misión en Portugal y se adentra en España con 32 años, a lomos de una mula, por Elvas el 6 de enero de 1836, llegando a Badajoz, donde se detiene 10 días y pasando por Mérida, Oropesa y Talavera recala en Madrid. Se encuentra en la Villa y Corte desde febrero hasta octubre de 1836, alojado en la calle de la Zarza, junto a la Puerta del Sol, calle hoy desaparecida. Pide audiencia al primer ministro Juan Alvarez Mendizábal (repuesto tras la sublevación de los sargentos en la Granja) y le es concedida para 6 meses después. Pide permiso para imprimir 5.000 ejemplares de la Santa Biblia del padre Felipe Scio de san Miguel, que era traducción de la Vulgata latina y se las imprime el editor de El Español, Andrés Borrego, con la autorización oral del jefe del Gabinete, Francisco Javier Isturiz, que había sustituido a Mendizábal. Este en la entrevista con don Jorgito le dijo: “Lo que aquí necesitamos, mi buen señor, no son Biblias sino cañones y pólvora para acabar con los facciosos y, sobre todo, dinero para pagar a las tropas. Siempre que venga usted con esas tres cosas, se le recibirá con los brazos abiertos; si no, habrá usted de permitirnos prescindir de sus visitas, por mucho honor que nos dispense con ellas…”.

Abre una librería en la calle del Príncipe, que cierra en mayo como consecuencia de su ingreso en la Cárcel de la Corte, acusado de la venta y distribución de Biblias, sin la autorización eclesiástica. Es liberado gracias a la intervención británica y regresa a Londres el día 3 de octubre.


LLEGADA A SALAMANCA. Segundo viaje.

En su segundo viaje a España entra por Cádiz el 22 de noviembre de 1836 y pasando por Sevilla, Córdoba y Despeñaperros, llega a Madrid el 26 de diciembre. Vive en la calle de Santiago número 16, 3º en la pensión de María Díaz durante 6 meses y concierta con el impresor Andrés Borrego, director de “El Español”, los trabajos de una nueva edición.

En mayo de 1837 parte para Salamanca pasando por el pueblo de Guadarrama y Peñaranda, donde vende con dificultades algunos “Nuevos Testamentos” pues los castellanos viven apegados a las cosas materiales y no entienden del abstracto protestantismo. Pasa por Encinas de Abajo y se encuentra las puertas de Salamanca cerradas y custodiadas por centinelas, previniendo un ataque de las tropas carlistas que se aproximan por Valladolid y Medina. Se aloja el día 15 con su criado griego Antonio Bocchino de cerca de 40 años, delgado, moreno, con el pelo lacio y muy negro, ojos pequeños y grises, en la “Posada del Toro” de la Plaza Mayor, junto a arrieros, soldados, cosarios, vendedores ambulantes, paisanos y estudiantes, entre los que se propone distribuir sus Nuevos Testamentos y Biblias.

Ante la presencia de un grupo de soldados medio lisiados, que ya no pertenecen al ejército y sin medios de subsistencia, no puede menos de reconocer que la pobreza no es motivo de menosprecio y mucho menos de humillación: “España es uno de los pocos países de Europa donde nunca se insulta a la pobreza ni se la mira con desprecio. A ninguna puerta llamará un pobre donde se le despida con un sofión, aunque sea la puerta de una posada; si no le dan albergue, despídenle, al menos, con suaves palabras. Yo me río del fanatismo y de los prejuicios de España; pero he de decir en pro de los españoles, que ningún pueblo del mundo muestra en su trato social un aprecio más justo de la consideración debida a la dignidad de la naturaleza humana, ni comprende mejor el proceder que a un hombre le importa adoptar respecto a sus semejantes”.

Agradece la hospitalidad que le brinda el Colegio de los Irlandeses en la persona de su Rector el doctor Gartland, para el que trae una carta de presentación del banquero madrileño Mr. O´Shea, quien conoce de la personalidad y misión que tiene encomendada el súbdito inglés.

Biblia del Oso

    

En la calle de la Rúa, número 11, visita la librería e imprenta de Vicente Blanco, luego de su Viuda y después de su hijo Domingo, editora del Boletín Oficial, en el que según afirma se publica un anuncio, que no ha llegado a localizarse, dejó en depósito parte de sus libros e hizo imprimir unos carteles que fijó en diversos lugares. La Biblia que repartía había sido impresa en Londres, capital donde se imprimieron gran cantidad de Biblias protestantes en español, con destino a España y Estados sudamericanos. La más conocida fue la Biblia del Oso, traducida por Casiodoro de Reina en 1569 y que revisada por Cipriano de Valera en 1602, es la que aprovechó en el siglo XIX la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, para su expansión.

Comenzó sus clases en español en una de las muchas academias particulares existentes y aunque al principio hubo de soportar burlas por su exagerada pronunciación y acento británico, practicó con intensidad la conversación con cualquiera que se terciase, entre los que abundaban estudiantes extranjeros como él. Se integró en un grupo en el que aprendió infinidad de expresiones coloquiales, costumbres ancestrales, frecuentó animadas tertulias, probó deleites gastronómicos y se introdujo en la agitada vida nocturna. Acudió a cuanta conferencia se daba en la ciudad y fue lector asiduo en la biblioteca universitaria.

Chocó con alguna costumbre española como era la impuntualidad, pero terminó por relajarse y seguir el ritmo que le imponían. Gozó de la hospitalidad salmantina y de la amabilidad de sus gentes, sintiéndose cada vez más cómodo y, en definitiva, menos extranjero. Su estancia en Salamanca le sirvió no solo para perfeccionar el idioma sino que dio un nuevo enfoque a su vida, cultivó una serie de amistades y se llevó recuerdos imborrables.

A su llegada queda impresionado por lo majestuoso de la Universidad pero se hace eco de la decadencia de la vida intelectual, que describe con notorio desdén. Las autoridades de la Universidad habían caído en “letargo escolástico”, aferradas a una tradición inútil.

No obstante reconoce: “Es una ciudad melancólica; los días de su gloria escolar se acabaron hace mucho tiempo…Sus aulas están ahora casi en silencio; la hierba crece en los patios donde en otro tiempo se agolpaban a diario ocho mil estudiantes lo menos, cifra a que hoy en día no llega la población total de la ciudad… Con su melancolía y todo. ¡Qué interesante, más aún, qué espléndido lugar es Salamanca! ¡Cuán soberbias sus iglesias, qué estupendos sus conventos abandonados y con qué sublime pero adusta grandeza sus enormes y ruinosos muros, que coronan la escarpada orilla del Tormes, miran al ameno río y a su venerable puente!”. 

La caterva de curas, frailes y autoridades eclesiásticas no veía con buenos ojos el proselitismo a través de textos sagrados no autorizados, pues carecían de la supervisión de la iglesia. Fue denunciado por los frailes dominicos que consideraban su labor como una amenaza a su autoridad, acusándole de herejía y de difusión de ideas peligrosas. Citado por las autoridades eclesiásticas se le prohibió no solo vender, sino regalar sus libros, que fueron confiscados, tras un formal interrogatorio.

    

Litografía de la fachada de la
Universidad con dibujo de Parcerisa

Describe a la clerecía salmantina como “ciegos siervos de Roma” y relata que: “No me encontré con sabios, sino con monjes suspicaces que temían más a un libro del Evangelio que a la peste misma.” Añadiendo: “Muchos de sus eruditos parecían más preocupados por mantener tradiciones obsoletas que por iluminar las mentes de verdad” y abandona la ciudad ante la presión formal que se está ejerciendo sobre su persona.

En la mañana del 10 de junio de 1837 parte de Salamanca hacia Valladolid acompañado de su fiel criado y un estudiante irlandés, el joven Cantwel, jinete en una escuálida mula alquilada, de trote más rápido que el caballo de don Jorgito y en Pitiegua les recibe el cura párroco don Antonio García de Aguilar, a quien había conocido en el Colegio de los Irlandeses y del que no escatima elogios por su natural simpatía. Les ha agasajado con bollos de harina de flor, antiguas confituras, aguardiente añejo de Holanda, agua fresca del tinajero del zaguán, buenos trozos de tocino, huevos frescos retirados directamente de los ponederos y espesa miel de sus pequeñas colmenas. El joven irlandés vuelve a Salamanca y don Jorgito y el párroco se abrazan en la despedida, hermanándose el sacerdote católico y el hereje anglicano, que no ha perdido la ocasión de regalarle un ejemplar de “El Nuevo Testamento”, recibido con un atronador silencio.

Recuerda a don Antonio como: “Uno de tantos hombres notables como surgen con frecuencia en el seno de la Iglesia Romana, que a una simplicidad infantil reúnen una energía inmensa y un entendimiento poderoso y son igualmente aptos para guiar un rebaño de ignorantes campesinos en una oscura aldea de Italia o España que para convertir millones de paganos en las costas del Japón, de China o del Paraguay”.

No opina lo mismo de la posada del Pedroso donde despierta recelos en los vecinos por su labor de proselitismo y sobre todo en el posadero y su esposa, de los que escucha una conversación en que le tildan de hereje o por lo menos de judío y tendrán que “purificar” la posada, con un aumento cuando le pasen la cuenta.

Después de cenar pasean por el pueblo y contemplan a los vecinos sentados a la puerta de sus casas tomando el fresco y a su atento saludo responden con un desabrido “buenas noches” y volviéndole la espalda se meten en la vivienda. Se llegan hasta la iglesia y deja colgado en la puerta un cartel de los que imprimió en Salamanca anunciando su venta en la capital.

A su salida por la mañana, un grupo de campesinos a la puerta de la posada se santiguan para ahuyentar al Demonio, encarnado en don Jorgito, quien se lo toma a broma.

    

Cabalga hacia Medina del Campo, Valladolid, Dueñas, Palencia, León, Astorga, deteniéndose con los maragatos, Galicia (visitando Lugo, Coruña, Pontevedra, Ferrol, Padrón, Finisterre, donde casi le fusilan acusado de espía, Santiago, e ingresa en la cárcel de Corcubión), Oviedo, (Rivadeo, 24/09/1837), Santander, (08/10/1837), Burgos, Pamplona, Valladolid y Madrid, donde contrata 8 distribuidores, de los que 5 son mujeres, que trabajan en los alrededores de la calle de la Montera. Existen 1.300 Nuevos Testamentos en circulación y recibe la gran alegría de que en las iglesias de san Ginés y de la Santa Cruz, la doctrina que se imparte a los chicos, los domingos por la tarde, tiene como base sus Biblias. El 30 de octubre, regresa a Inglaterra.

Traduce en 1838 el Evangelio de san Lucas al euskera el médico Oteiza y revisa la edición el propio don Jorgito. Es editado por la Compañía Tipográfica de Madrid y le cuesta el ingreso en la cárcel de Pamplona.



LLEGADA A ESPAÑA. Tercer viaje.

En el tercer viaje entra por Cádiz el 31/12/1838 para recorrer Andalucía y a mediados de 1839 viaja  Sevilla a donde invita a Mary Clarke y su hija alojándose en la calle de la Pila Seca, durante 15 días. Es detenido por continuar con su labor evangelizadora vendiendo la Biblia, le confiscan 2 ejemplares e ingresa en la cárcel por espacio de 90 horas. Tras su visita a Andalucía, donde quedó fascinado por la Alhambra granadina y la Mezquita de Córdoba, se dirige de nuevo a Madrid desplegando su misión por los pueblos, pero fracasa pues el clero exige a los alcaldes que retiren los ejemplares carentes de las licencias eclesiásticas.

Regresa a Londres y el 31 de diciembre. Vuelve a Cádiz. Desde Sanlúcar se dirige en un vapor catalán a Gibraltar y luego en uno genovés cruza el Estrecho pasando Tánger, donde recibe la comunicación de que ha finalizado su contrato.

Vuelve a Inglaterra y se casa con Mary Clarke el 23 de abril de 1840, enviudando en 1869. Se recluye en Oulton y publica en 1842 John Murray de Londres “La Biblia en España o viajes, aventuras y prisiones de un inglés en su intento de distribuir las Escrituras por la Península”, que en su primer año agota seis ediciones a 1.000 ejemplares de 3 volúmenes en Inglaterra y otra de 10.000 ejemplares en 2 tomos en Estados Unidos. En 1843 es traducida al alemán, francés y ruso.


George Borrow pintado por Henry Wyndham Phillips en 1843.
National Portrait Gallery, Londres. Wikimedia Commons

La Sociedad Bíblica Británica dijo de él: “Don Jorge Borrow, Agente que han trabajado con gran celo a favor de España, ha regresado a este país, sin esperanza para proseguir nuevos intentos de distribuir la Biblia por ahora en aquel país… En los cinco años últimos ha logrado distribuir 14.000 ejemplares de las Sagradas Escrituras”.

Son reflexiones suyas: “Los españoles la masa viviente más extraordinaria del mundo entero” y “Pasé cinco años, que, si no los más accidentados, fueron, no vacilo en decirlo, los más felices de mi existencia”. 


    


Su mejor retrato nos lo ofrece Manuel Azaña en la traducción de su obra, “La Biblia en España…: “Era alto, flaco, zanquilargo, de rostro oval y tez olivácea; tenía la nariz encorvada, pero no demasiado larga; la boca bien dibujada, y ojos pardos muy expresivos. Una calvicie precoz le dejó la cabeza completamente blanca. Las cejas, prominentes y espesas, ponían en su rostro un violento trazo oscuro”.


FALLECIMIENTO

Solitario e hipocondríaco de nuevo, como en su adolescencia, fallece el 26 de julio de 1881, con la única compañía de sus amigos, las familias gitanas, a las que ha permitido acampar en su finca. Su hijastra Henrietta, a la que ha solicitado que le acompañe cuando ve próximo su fin, no llega a tiempo. Es enterrado en el cementerio de Brompton en Londres, junto su esposa, en una sepultura que se restaura en 1947 dado el deterioro sufrido y vuelve a serlo con motivo del aniversario de su fallecimiento, el 26 de julio de 2009, por la “George Borrow Society”, que la hace destacar en su entorno pues a su color blanco inmaculado se le añade el tipo de construcción, que es el de forma de silla de montar.


Tumba de George Borrow. Imagen del cementerio de Brompton en Londres


Se le recuerda por medio de la denominación de una de sus calles en La Coruña, Salamanca y Bembibre y en Madrid se ha colocado uno de los típicos rombos amarillos en la calle Santiago 16, hoy 14, en que habitó de 1836 a 1840.




PUBLICACIONES

La Biblia en vascuence.- (1838) 

Los Zincali: relato de los gitanos en España.- (1841)

La Biblia en España o Viajes, aventuras y prisiones de un inglés en su intento de distribuir las Escrituras por la Península.- (1842) (Traducción directa del inglés de Manuel Azaña) (1921). (1)

Lavengro. Sobre la vida diaria de los gitanos.- (1851)

El viaje por Gales.- (1854)

El caballero gitano.- (1857) 


BIBLIOGRAFÍA

Viajes, aventuras y prisiones de un inglés en su intento de difundir las Escrituras por la Península.- George Borrow. (1842)

Salamanca vista por los extranjeros.- Rufino Aguirre Ibáñez. (1984)

Viajeros extranjeros en Salamanca.- Jesús Majada Neila y Juan Martín Martín. (1988)

Don Jorgito el Inglés y la Biblia en España.- Jaime Vázquez Allegue. (2018)

George Borrow.- Pedro Ortiz Armengol. Revista Historia 16. Número 68, págs. 101/107.

La prisión de George Borrow en Sevilla.- Antonio Giménez Cruz. Revista Historia 16. Número 120, págs. 35/42.

Don Jorgito el de las Biblias.- José Tomás Cabot. Revista Historia y Vida. Número 038. págs. 128/130.

Borrow y su visión de España.- José Tomás Cabot. Revista Historia y Vida. Número 164. págs. 78/89.

(1) En la colección Granada, editada por Jiménez Fraud, con nota preliminar a la edición de 3 tomos y desaparecida de las librerías en 1971. Se han hecho más de 84 ediciones y traducido al alemán, francés, español, italiano y ruso. La última es de 2021 de Alianza Editorial. Existe otra traducción directa del inglés hecha por Elena García Ortiz en 1956 con un nuevo prólogo.