La Escalerilla del Arco de San Martín o del Corrillo


    

Estas fotografías fueron obtenidas por el fotógrafo alemán Otto Wünderlich en alguna de sus visitas a la ciudad, la luz parece sugerir que pertenecen a la misma sesión. Fueron conseguidas antes de la desaparición de la escalerilla de san Martín ocurrida en marzo de 1924. Fototeca del Patrimonio Histórico.


Nuestros cronistas sostienen que en 1735 se levantó el arco de San Martín, completándose así el pabellón Real que estaba inconcluso desde finales de 1733 (se había iniciado el 2 de febrero de 1732)¹. El arco separó la Plaza Mayor de la plaza del Corrillo quedando esta última como una meseta elevada en algo más de 50 cm sobre el nivel del suelo de la Plaza Mayor. La diferencia se salvó, creemos que desde el inicio de la construcción del arco, con una escalinata de 5 peldaños.

Los testimonios visuales más antiguos que conocemos de la escalerilla de san Martín, una litografía de Parcerisa y una fotografía del archivo Ruiz Vernacci, vienen a confirmar que esta dispuso de diferentes elementos arquitectónicos para la protección y embellecimiento, con petriles para evitar accidentes. En algún momento estos elementos fueron eliminados dejando la escalerilla como una sencilla grada, tal como la muestran las imágenes posteriores.


Portada norte de san Martín, fotografía del
 archivo Ruiz Vernacci en la Fototeca del
 Patrimonio Histórico

San Martín 1865. Dibujo Parcerisa, F. J.
(1803-1875). Litografía S.Ysla

  


La escalerilla llegó en un penoso estado a 1879, “... algunas de ellas están tan gastadas y tan en plano inclinado, que su bajada se hace difícil, muy especialmente a las señoras, que descienden con el credo en la boca.”². Aunque no nos consta su reparación, esta hubo de producirse dado el mejor estado que puede verse en las imágenes de años posteriores. 


Urbanismo decimonónico en la plaza del Corrillo

Fueron varias las intervenciones urbanísticas realizadas en la plaza del Corrillo antes del siglo XX, siendo tal vez la más importante la construcción en 1878 de una alcantarilla que evacuaba en la esgueva de los Milagros. También en diversas fases se acometió la instalación de tuberías de suministro de agua.

Pero visualmente fueron mucho más significativas otras dos intervenciones: La primera, el cubrimiento en 1855 de la entrada de la calle Cerrada del Corrillo³, construyéndose viviendas sobre ella y extendiendo los portales del Corrillo, que hasta entonces terminaban al alcanzar la calle Cerrada, hasta enlazar con los de la Plaza Mayor⁴; y la segunda, la desaparición hacia 1880 de los portales de La Soledad en la zona sur de la plaza por la alineación de las casas entre la calle Meléndez y la desaparecida calle de los Peces.

En 1890 era tan penoso el estado de las aceras y del pavimento de los portales del Corrillo que fue necesaria su reparación; el suelo de la irregular plaza se mantuvo enchinarrado, la mayor parte del tiempo en estado deficiente. Por fortuna, la renovación del caserío respetó la imagen tradicional, lo que ha permitido que el llegado hasta nuestro días mantenga su misma esencia. 

Al iniciarse 1897, D. Antonio García Baquero (o Vaquero) solicitó licencia para reconstruir su casa en el nº2 de la plaza del Corrillo, en el lado norte de la embocadura de la calle Cerrada del Corrillo. Dado que el viejo edificio no mantenía la línea de los portales del Corrillo, se mandó levantar al arquitecto municipal, D. Pedro Vidal, un nuevo plano de alineaciones a pesar de que, al menos, existía uno anterior elaborado por D. José Secall Ansión en 1867.


Recreación del plano de alineaciones del Corrillo de D. Pedro Vidal de 1897 realizada por 
D. Antonio Seseña Arévalo a cuya gentileza debemos este y los demás planos de este artículo.


El plano fue aprobado por el Ayuntamiento el 24 de febrero de 1897 y fue definitivamente aceptado el 31 de marzo sin que existiera ninguna reclamación durante los 20 días del periodo legal de exposición pública. 


Recreación del plano trazado por el delineante municipal D. Ulpiano Bertiz fechado
el 7 de abril de 1897 para el cálculo del terreno perdido por D. Antonio Baquero
en la alineación de su casa, realizado por D. Antonio Seseña Arévalo


El Ayuntamiento concedió licencia de obras a D. Antonio Baquero y se le compensó con 25 pts por el terreno perdido en el alineamiento.



Equipamiento urbano de la plaza del Corrillo: Un viejo farol reverbero fue
sustituido en 1889 por un arco voltaico instalado por la Electricista Salmantina
de Carlos Luna, que fue a su vez sustituido en julio de 1897 por una o varias
lámparas de incandescencia. Es muy posible que hasta 1913, cuando se
producen las protestas de varios vecinos exigiendo una lámpara más potente
que cubra las necesidades de la plaza, esta lámpara fuera única. Más tarde
se instalarían más. Las imágenes muestran una lámpara colocada sobre
la propia torre del arco voltaico (probablemente la primera), otra en la
ventana  camarín de san Martín al otro lado del farol y al menos otra junto a la
portada norte de san Martín. Un urinario, probablemente instalado en el verano
de 1879, fue también retirado en ese mismo año en agosto de 1897 por constituir
 una desagradable e insana fuente de emanaciones odoríferas.
La imagen es de una tarjeta postal de PHG de Valladolid, edición Guillén.

El comercio

La plaza del Corrillo fue siempre, por ubicación y paso, lugar muy adecuado para el comercio, en los bajos de sus edificios y soportales existieron muchos establecimientos de diversa naturaleza, algunos de muy larga tradición. Pero la nota más característica de la plaza del Corrillo fue su popular mercado callejero de caza y pesca, que lo fue también de despojos de reses, de carnes de cordero, cabrito, conejo, tostones,.. y especialmente de aves y huevos. Lo atendían fundamentalmente mujeres, en muchos casos mayores, que revendían los productos que habían adquirido en la ciudad o aledaños, aunque en muchos casos fueran propios, y que recibían el nombre genérico de renoveras.

 

Puestos de venta en la plaza del Corrillo en los primeros años del siglo XX (s.d.)


Al contrario que en otros lugares de mercado nunca se permitió en el Corrillo la presencia de cajones fijos y todos los puestos tenían que desaparecer al acabar la jornada; a pesar de esto, nada hacía suponer que el Corrillo pudiera ser lugar de tránsito de coches y carruajes, salvo que desaparecieran mercado callejero y escalerilla de san Martín.

La plaza bullía de animación, un incesante vocerío de ofertas de productos, de tratos realizados, de ruidos producidos por los animales y muy frecuentemente por las bochornosas discusiones, escándalos y enfrentamientos entre las renoveras por los mejores lugares de colocación de los puestos o un quítame allá esas pajas.


La fotografía de D. Luis González de la Huebra muestra el animado mercado de caza y pesca ,
y especialmente de aves y huevos, de la plaza del Corrillo hacia el año 1903 o 1904


Sin embargo, a pesar de lo arraigado del mercado, el proyecto de construcción del nuevo mercado de abastos en la plaza de la Verdura, puesto en marcha en 1899, hizo pensar a sus vecinos en una pronta desaparición del mercadillo y con ello el cese de las muchas molestias que generaba. Así lo expresaba el Quisicosero (D. Mariano Núñez Alegría, corrillense de pro) en El Adelanto del 3 de agosto de 1899: 

Si hacen el mercado 

como es lo probable, 

todos esos puestos 

que están ambulantes, 

tendrán que irse, 

con la música á otra parte. 

(Y quien dice música, 

con los cachivaches 

más propios del ramo 

que cada cual trate.) 

No habrá en el Corrillo 

ya más zipizapes, 

ni quien arme broncas 

y ni quien se arañe. 

En lo sucesivo 

ya no ha de haber nadie 

que puestos los brazos 

en jarras exclame: 

—"Oye tú, so fea. 

— Oigo, cacho de ángel. 

—Si no me das pronto 

esos cuatro reales

que importan los peces,

te aprieto el gaznate. 

—¿A una servidora? 

—A ti, reina madre. 

—Paece que eso es mucho. 

Mejor es que pagues 

esas tres gallinas

que te di endenantes.  

—¿De gallinas hablas 

tú, pá alusionarme? 

—Hablo porque puedo. 

Sin casi enterarte 

yo te arranco el moño.

Ven acá, cobarde. 

Si es que esas reyertas 

cotidianas, vánse, 

pronto en el Corrillo, 

de seguro, nace 

otra vez la yerba, 

que á aquellos lugares 

le prestaron nombre. 

Yo en acostumbrarme 

á tanto sosiego, 

tardaré bastante.


El tiempo previsto de construcción del nuevo mercado, estimado inicialmente en dos años, se alargó sobremanera hasta la inauguración del edificio en 1909. Mientras tanto, los cajones fijos instalados en la plaza de la Verdura fueron recolocados en otras plazas de la ciudad, lo que ocasionó muchos problemas a comerciantes y Ayuntamiento. Cuatro puestos fijos acabaron colocándose en el Corrillo provocando muchas protestas entre las renoveras cuya queja fundamental fue que a ellas no se les había permitido ningún tipo de puesto fijo en la plaza.

Finalmente, el 7 de abril de 1909, el mercado central de abastos abrió sus puertas y los vendedores callejeros abandonaron sus cajones y kioscos, recogieron palotes, mesas y canastos y desaparecieron de las calles, también el viejo mercado de la plaza del Corrillo desapareció. La modernidad y sus nuevas concepciones de higiene avanzaban en la ciudad.

Algunos, sin duda, vieron en la desaparición del mercado la posibilidad de permitir la circulación de vehículos y con ello dar otro paso más hacia la modernización de la ciudad. La eliminación de los escalones que separaban el Corrillo de la Plaza Mayor y permitir el acceso de carruajes fue desde entonces objeto de diversas propuestas en el municipio.


La desaparición de la escalerilla de san Martín

La desaparición de la escalerilla de san Martín ha sido la intervención urbanística más notoria efectuada en la plaza del Corrillo. Ocasionó la bajada de las rasantes de la misma causando con ello el recalzo de algunos edificios pero, sobre todo, la necesidad de construir unas escaleras para el ascenso a los soportales que habían quedado con el nivel primitivo. Durante el periodo de supresión de las escalerillas y de pavimentación de la plaza fueron renovados varios edificios, además se retiró el sotabanco o guardillón que había en el edificio de la Plaza Mayor sobre el arco de san Martín, a modo de tercera planta vista desde el Corrillo. Esta intervención marca un antes y un después para la plaza del Corrillo.

La primera propuesta presentada en una sesión del Ayuntamiento de la que tenemos noticia fue realizada por el entonces concejal independiente D. Filiberto Villalobos. Ocurrió en diciembre de 1911 y en ella solicitaba al Sr. alcalde, D. Antonio Díez González (2ª etapa 13/11/1909 - 31/12/1911), que encargase al arquitecto municipal (D. Joaquín Secall Domingo) realizar el proyecto de modificación del pavimento y rasante de la plazuela del Corrillo. Nada sabemos del resultado de tal petición.

No fue necesario que desaparecieran las escalinatas para que muchos salmantinos lloraran con nostalgia la pérdida de este rincón típico de la ciudad, bastó la desaparición del mercadillo. Este es el caso de D. Antonio García Boiza que lamentaba su desaparición en el artículo de Salamanca: revista de bellas artes: Año 1 Número 1 del 31 de enero de 1914, que reproducimos por su indudable belleza.



Rincones de Salamanca

El Corrillo de la Hierba 

La plaza del Corrillo desprovista de su mercado en 1915
Fotografía de Jakucs János en el archivo fotográfico Fortepan


Aún los muy mozos lo conocimos... Todavía no había el excelentísimo Ayuntamiento inaugurado el Mercado Nuevo de la Plaza de la Verdura... El Corrillo existía...

Acaso no hubiera nada en nuestra ciudad tan plástico, vivo y pintoresco como el Corrillo de la Hierba, de nueve á once de la mañana..... Aquella plazoletilla triangular, de líneas irregulares, de viejas y abigarradas casas, donde lo asimétrico y dislocante triunfaba, sin que hubiera nada ordenado, ni lujoso, ni siquiera limpio era el fondo del estupendo cuadro matutino...

Además de los viejísimos tenduchos que rodeaban la plazuela, se veían á aquellas horas una infinidad de puestos mañaneros; recoveros, trujimanes de pollos, pavos y gallinas, con sus cestos llenos de huevos; armuñesas de burdos refajos y chillonas sayaguesas vendiendo ajos, tencas de Carbajosa ó rosquillas de Ledesma; extremeños y serranos de fajas azules y botones de plata, con sus exquisitas frutas, miel y truchas; lecheros de Parada con los perchones de que colgaban cabritillos y conejos, perdices, liebres y palomas torcaces... Y todo este cuadro animado por chillidos de muchachos, gritos de vendedores, graznidos y cacareos de las aves pregonadas, risotadas de criadas, ladridos de perros, pobres pidiendo limosna, bestias cargadas que van y vienen, estridencias de las chilejas de San Martín, formando un clamoreo fosco é inarmónico saturado de aromas agrestes y de humo negro de la aceite requemada de las buñolerías... 

El Corrillo era el umbilicus de Salamanca... Allí se recogía la agudeza, el chiste y el donaire, enjundia del arte salmantino; allí se comentaba el suceso fausto ó trágico; de aquel fondo surgió el célebre motín en favor de los Comuneros; allí está la sangre vermeja vertida por la pasión de la rica hembra Dª María la Brava; allí se denostó á los gavachos que en mal hora pisaron nuestra ciudad en son de guerra; de allí salía, con el nervioso tañido de la campana del reloj de San Martín, la voz gigante y clamorosa anunciando que un toro desmandado corría por las calles de la ciudad. 

Del Corrillo de la Hierba fluía á borbotones el corazón y la raza salamanquina. 

Hoy el progreso ha matado el Corrillo... 

La urbanización ha pulido las fachadas barrigonas, las puertas chatas y barrido los aleros, guardapolvos y varandajes Solo ha quedado del Corrillo de la Hierba una mueca de ridículo expresada acaso, acaso, por los maniquíes de la tienda de Centenera. 


A. G. B. (Antonio García Boiza, 1914)


El 29 de febrero de 1916 en sesión plenaria del Ayuntamiento de Salamanca, y siendo alcalde D. Emigdio de la Riva y Garzón (01/01/1916 - 20/09/1916), volvió a proponerse, por parte de los señores D. Miguel Iscar Peyra, D. Luis Romano Cuesta, D. Lino González Domínguez y José Lamamie de Clairac la rebaja de la rasante de la plaza del Corrillo y la eliminación de la escalerilla aduciendo que debido a la desaparición de la rampa del arco del Toro en 1907 se había creado la necesidad, por aumento del tráfico rodado en la ciudad, de abrir la comunicación entre la Plaza Mayor y la plaza del Corrillo, descargando el tráfico de las calles del Prior, Doctor Riesco (Toro), Zamora y Poeta Iglesias. Se solicitó igualmente que las obras fueran realizadas por administración.

Sobre el plano de 1897, levantado por el arquitecto Pedro Vidal, realizó D. Joaquín Secall el proyecto de rebaje de rasantes de la plaza del Corrillo que incluía la desaparición de la escalerilla. 


Recreación del plano levantado por el arquitecto municipal D. Joaquín Secall
para la supresión de la escalerilla de san Martín y rasantes de la plaza del Corrillo
firmado el 6 de noviembre de 1916 realizada por D. Antonio Seseña Arévalo.


El proyecto establecía una rebaja de 0,60 m sobre el nivel de la parte más elevada de la meseta del Corrillo generándose una suave pendiente desde la salida de la Plaza Mayor del 0,033%. En su escrito a la alcaldía, firmado el 7 de noviembre de 1916, D. Joaquín Secall añadía: 

A virtud de esta reforma es necesario, y de ello se acompañan cifras en el presupuesto, hacer un refrentado (sic) con piedra granítica en toda la longitud de la acera ocupada por los soportales, refrentado (sic) que llevando la misma dirección de las columnas de aquellos y por su parte exterior servirá para sostener la acera y hacer que la obra presente buen aspecto.
También en las casa sitas en la calle de Arapiles y parte izquierda de la referida plazuela, será preciso no hacer socalzar porque la pequeña cota que exige la pendiente no lo requiere, sino revestidos con piedras y enfoscados en algunos de ellos con Pórtland, operaciones sencillas y de ninguna trascendencia por las razones apuntadas.
Para el acceso a la Iglesia de san Martín y casa del Cura de la misma parroquia será preciso aumentar en sus escaleras tres peldaños, que serán parte de los que se quiten de la entrada a la Plaza convenientemente cortados y relabrados.
Con el tránsito o cruce desde la calle de Arapiles a los soportales se hace precisamente por el punto de mayor cota, es necesario para alcanzar la acera una escalerilla de cuatro peldaños que proyectamos entre los dos pilares correspondientes, completándose la reforma con la colocación con un pretil o antepecho de 40 centímetros de altura en una distancia de 6 a 7 metros a derecha e izquierda de la mencionada escalera.
Como hacia la calle de Meléndez muere a cero la rasante en la misma esquina nada será preciso ejecutar.
Es decir que la divisoria de aguas será como en la actualidad la parte alta del Corrillo, pero con una diferencia con la horizontal de muy pequeña importancia ya que la cota así lo manifiesta.

El proyecto fue aprobado el 8 de noviembre de 1916 siendo alcalde D. Eduardo Nava y Macías (25/10/1916 - 10/02/1917), con el único voto en contra de D. Fidel Olivera García. El presupuesto alcanzaba la cifra de 1955,50 pesetas sin contar el coste de la piedra.



Toda reforma urbanística severa tiene sus beneficios y sus perjuicios y por tanto encuentra ciudadanos a favor y en contra, al iniciarse la década de 1920 la balanza se inclinaba de forma mayoritaria hacia la opción de llevarlo adelante, en la creencia de que este proyecto contribuiría a la modernización de la ciudad. Los que estaban en contra no pensaron que un proyecto de esta naturaleza pudiera salir adelante y el tiempo parecía darles la razón. 

Los vecinos junto al párroco de san Martín se opusieron al proyecto solicitando su cancelación, contando con el débil apoyo de El Adelanto y su Quisicosero:

Al Corrillo de la Hierba
van á hacerle una rasante,
por arriba, por abajo,
por detrás y por delante.
Por cualquier lado que mires,
por cualquier lado que sea,
la rasante del Corrillo
va á ser una cosa fea.
O expresado en un lenguaje
más cabal y más sencillo:
de las mil cosas inútiles
la rasante del Corrillo

Inverosímilmente, con la leve oposición movilizada, el proyecto y su aprobación parecieron olvidarse.

Fue tiempo de una convulsa política municipal y desde la aprobación del proyecto en noviembre de 1916 hasta que fue retomado a principios de 1921 durante la alcaldía de D. José María Viñuela (21/10/1920 -19/07/1921) se sucedieron ocho Ayuntamientos y entre tanto cambio de despachos el asunto, evidentemente, se traspapeló.

Tomada la decisión de llevarlo a cabo en abril de 1921 aún se tardaría casi 2 años en ponerlo en marcha, discutiendo sobre la forma de pago y los detalles del proyecto, que coloquialmente se conocía como "la rampa del Corrillo". Por entonces también se gestaba el proyecto de derribo de las casas de la isla del Corrillo que dormitaría aún durante 30 años. 

Por fin en Octubre de 1922, siendo alcalde D. Federico Anaya (30/04/1922 - 01/10/1923), salió a subasta a pliego cerrado la realización de las obras, con un presupuesto de 22 328,25 pesetas, una cantidad significativamente mayor que la de 1916, y una fianza de 1116,11 pts. (5%), sin que estas obras incluyeran la pavimentación final de la zona.

La subasta quedó desierta.

El quisicosero, D. Mariano Núñez Alegría, mostró de nuevo su oposición al proyecto:

Señor alcalde mayor:
Voy a ser breve y sencillo,
pero quiero, sí señor,
protestar con gran furor
de la rampa del Corrillo.
¿A qué viene esa reforma antiestética en verdad
con la que no se conforma
mi buena paternidad?
Hablan de descongestiones,
y de belleza y de ornato,
mas son elucubraciones
con las que pasan el rato. 
…………..

El lunes 12 de febrero de 1923 se anunció nueva subasta bajo las mismas condiciones de licitación y esta vez D. Genaro García fue único postor y posteriormente adjudicatario.

El  proyecto inicial había contemplado la colocación de piedra granítica bajo las columnas que sostienen los soportales abarcando todo el frontal de la acera que quedaría elevada respecto a la nueva rasante de la plaza y se alcanzaría con una escalera de cuatro peldaños, quedando la acera protegida con un petril, sin embargo se optó finalmente por colocar una nueva escalera de peldaños variables para acceso a los soportales que, aunque hoy hemos asumido como normal, fue calificada por algunos sectores como antiestética e incómoda. 

Las obras tenían la intención de ser comenzadas en la semana del 12 de febrero pero el obispo solicitó su demora hasta la terminación de la Semana Santa que ese año tendrían lugar entre 25 de Marzo al 1 de Abril, siéndole concedida la petición.

Mientras tanto algunos vecinos encabezados por el párroco de San Martín presentaron recurso contra el proyecto, pero este fue desestimado primero por la Comisión Provincial y luego por el Gobernador.

Ya tarde, Juan Domingo Berrueta en las páginas de El Adelanto calificó el proyecto de agresión contra el carácter de la vieja y monumental ciudad, de desafuero contra las leyes del arte y del buen gusto. No encontraba razones válidas en la descongestión del tráfico de la Plaza Mayor, mínimo en una ciudad tan pequeña. Le parece incongruente que se retirara la rampa del arco central de la plaza de la Verdura, arco del Toro, y se sustituyera por una escalera en 1907 para evitar el encuentro entre peatones y tráfico rodado y que con esta obra se favorezca justamente ese encuentro en el arco de San Martín.

A su entender era necesario declarar la Plaza Mayor como monumento Nacional para evitar estas caprichosas arremetidas y ante el hecho, inevitablemente consumado, del cambio de las escaleras por la rampa reclama la necesidad de prohibir el tráfico rodado por ella ante lo peligroso para personas y monumentos por los atropellos y las humaredas de los vehículos de gasolina.


Fotografía de Cándido Ansede que fue obtenida probablemente durante la realización de
las obras entre abril 1923 y marzo 1924 (o en alguna reparación del pavimento hasta 1929), 
las escaleras ya habían desaparecido y el recalzo con piedra de granito de las
paredes del edificio de la Plaza Mayor se aprecian claramente.


Tras la Semana Santa de 1923, las obras dieron comienzo y con alguna interrupción, por los conflictos obreros, vinieron a terminar en marzo de 1924 (la obra fue aprobada por el Ayuntamiento el 17 de marzo de 1924). Fueron meses incómodos para los vecinos con unas obras que El Adelanto no duda en calificar de “campo atrincherado”, perjudicadas en muchos momentos por los elementos climatológicos.

En el ínterin, la alcaldía se reunió con los vecinos para decidir el tipo de pavimento a utilizar y evitar el enchinarrado anterior y el lodazal en que se convertía en los inviernos. Las dos opciones para el pavimento eran el adoquinado y el asfaltado y según la decisión tomada tendrían que decidir la forma de pago.

Por entonces se estaba abandonado el viejo macadam para utilizar nuevos sistemas de pavimentación como betún asfáltico, hormigón asfáltico y hormigón mosaico. El momento era muy importante para una ciudad que intentaba un proyecto de pavimentación general y el Sr. Turnes en representación de la Sociedad Anónima de Pavimentos Asfálticos ofreció un sistema denominado Macadam Asfáltico que al parecer había ofrecido magníficos resultados en otras ciudades españolas y extranjeras. D. Enrique Prieto como representante de la empresa en Salamanca lo presupuestó en 18 pesetas el metro cuadrado y una garantía de 10 años.

Los vecinos se decantaron por este macadam asfáltico y se comprometieron a abonar de inmediato el 50% del importe, rogando se abreviase la puesta en marcha de la obra. 

El 29 de abril de 1924 el Ayuntamiento aprobó el proyecto de pavimentación.

Tras un tiempo estudiando el modelo de contrato que satisficiera a empresa y Ayuntamiento, en julio de 1926 comenzó la pavimentación que terminaría a finales de agosto de 1926. 

Las obras, con la presencia de una apisonadora y una caldera, levantaron una gran expectación en la ciudad. Durante la pavimentación se sacó a subasta la colocación de aceras que debieron quedar listas a principios de 1927, para entonces el firme ya presentaba un mal estado, con algunos baches y erupciones. 

La siguientes intervenciones de la empresa reparando desperfectos no terminaron totalmente con los problemas y en junio de 1929, momento en que se pudo considerar concluida la pavimentación, las quejas de los vecinos se dirigían a lo blando y pegajoso del pavimento con el calor.

El Quisicosero escribe en El Adelanto del 29 de junio de 1929:

Si hace calor no pases 
por el Corrillo, 
que en el asfalto quedas 
preso y cocido. 
De esta manera, 
con liga al vecindario 
cazar esperan

Otras intervenciones posteriores y otros sistemas de pavimentación mejorarían la situación en la plaza del Corrillo que hoy goza de un magnífico enlosado de granito que evidentemente hay que mantener.


  
  

A la izquierda se encuentra la fotografía de Otto Wünderlich del arco del Corrillo. La película Cuatro Hijos dirigida por John Ford se anuncia en el cartel del machón esquina con la Plaza Mayor que se estrenó el 26 de abril de 1929 en el teatro Liceo pasando al teatro Bretón los días sucesivos, lo que permite su datación exacta. A la derecha se encuentra la fotografía de Antonio Passaporte que permite igualmente leer en el cartel el titulo ¡Es mucha Cirila!, sainete lírico de Joaquín Vela y Ramón Moreno con música del maestro Rosillo estrenado en el teatro Eslava de Madrid el 23/11/1929. Aunque no hemos podido determinar la fecha de programación del sainete en el teatro Bretón, esta ha de ser necesariamente posterior a 1929. En ambos casos la pavimentación de la plaza del Corrillo ya estaba concluida como se aprecia. Ambas fotografías pertenecen a la Fototeca del Patrimonio Histórico. 

La cartelera fue contratada al Ayuntamiento de Salamanca en agosto de 1925 por D. Manuel Gómez, en aquel momento representante de la empresa Méndez, explotadora del teatro Bretón. Desavenencias de la empresa con el propietario del teatro Bretón, D. Joaquín Corona, provocaron que este tuviera que volver a actuar de empresario durante la temporada 1927-1928. En septiembre de 1928 la empresa del Liceo, que también lo era del teatro Moderno, tomó el arriendo del Bretón por lo que se convirtió en monopolio de cine y teatro en Salamanca y explica porque la cartelera anuncia a unos y otros cines.



César Hernández R.
Salamanca, 18/05/2022 Rev. 00





¹ Alfonso Rodríguez Gutiérrez de Ceballos. La Plaza Mayor de Salamanca. Centro de Estudios Salmantinos, 2ª Ed. (correg. y aument.), 1991

² Adelante : revista salmantina de ciencias, artes, literatura é intereses materiales: Año XII Número 769 - 1879 agosto 24

³ Llamada anteriormente calle de Alba o calle del duque de Alba y, vulgarmente y después de 1860, callejón de la Perla por ser la trasera del popular café de la calle del Prior.

⁴ Enrique García Catalán. Urbanismo de Salamanca en el Siglo XIX. 2015

Prensa histórica de la época