Calvario del Retablo para el Altar Mayor de la Iglesia de San Esteban

 

 

El retablo al que nos vamos a referir, no llegó a realizar­se en su totalidad y la parte ya construida se retiró para dar paso al que luce actualmente el altar mayor. 

El primitivo retablo fue solamente el deseo de don Antonio Álvarez de Toledo y Beaumont, quinto duque de Alba y de su esposa doña María de Mendoza y Enríquez, hermana del duque del Infantado, quienes aportaron una renta de 1.000 ducados anuales, para la construcción de la capilla mayor y otras dependencias que constituirían el enterramiento de los miembros de su familia.


Pergamino de la traza primitiva del retablo mayor del Convento de San Esteban.
Foto  ICAL, restaurado en 2017


La traza del retablo fue hecha por Antonio González Ramiro en 1637 y conservada hoy en el convento, vemos que su disposición era como sigue: Tres pisos, tres calles y dos entrecalles, que irían sobre un banco de granito de Cardeñosa (Ávila)1. 

El banco llevaría las figuras de los Doctores de la Iglesia, los Evangelistas, San Pedro y San Pablo y cuatro relieves más con escenas de la vida de la Virgen. 

El cuerpo de abajo alojaría en su calle central un relieve de Santo Domingo y el segundo cuerpo otro relieve con el martirio de San Esteban. Las calles laterales lucirían lienzos de pintura y las entrecalles en los nichos del cuerpo de abajo imágenes de dos santos y de dos santas de la Orden. Las separaciones entre los elementos de ambos cuerpos se harían por medio de columnas estriadas, de orden corintio, en número de dieciséis. 

El ático llevaría en su parte central un Calvario, compues­to por un Crucificado de gran tamaño, la Virgen con la mirada dirigida hacia el suelo y San Juan con el rostro vuelto hacia el Cristo, ambos con amplios mantos de airosas curvas y plegados.


El pergamino restaurado


Sobre el Calvario un frontispicio con las figuras del Dios Padre y el Espíritu Santo y a los lados relieves de la Fortaleza y la Esperanza. 

La separación de encasamentos del ático se hacía por intermedio de pilastras estriadas de orden compuesto y en número de ocho. 

Todas las entrecalles llevaban como coronación de los nichos, arco de medio punto, -con cartela superpuesta- para alojar relieves. 

La parte escultórica tenía que ser "de mano de los maestros mejores que se hallaren en Toledo o en Madrid o en Valladolid" y el ensamblador Antonio González Ramiro subcontrató tal obra con los escultores salmantinos Jerónimo Pérez, Antonio de Paz y Miguel García, quienes se obligaban a esculpir cuatro histo­rias de la Virgen y diez paneles con imágenes de santos de la Orden y dos cartelas con cabezas infantiles2. 

Tras múltiples vicisitudes y pleitos (en 1640 se había traspasado el retablo a Antonio Martín)3 sólo se había cons­truido parte del primer cuerpo del retablo cuando el nuevo duque de Alba don Fernando Álvarez de Toledo y Mendoza, virrey de Nápoles, quiso mejorarlo y ordenó se hiciese otro, para lo que fray Pedro de Matilla, prior del convento y confesor del rey Carlos II, se puso en contacto con José Benito de Churriguera y se construyó el magnífico retablo actual, obra maestra del barroco, ejecutada en 1691.

 

  

 

 

 

1.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, La iglesia y el  convento de San Esteban de Salamanca. Salamanca, 1987. Pg. 62.

2.-  Id.  id.   ob. cit.  Pg. 63.

3.- Pilar García Aguado, Documentos para la historia del arte en la provincia de Salamanca. Primera mitad del siglo XVII. Salamanca, 1988. Pg. 123.


 Por José María Hernández Pérez 
06/03/2023 Rev. 00