Calvario en el Retablo de la Capilla de San Bartolomé

 Catedral Vieja

 

  

La capilla de San Bartolomé, de la Catedral Vieja, la fundó en 1422 el obispo de Salamanca, Tuy, Orense y Cuenca y arzobispo de Sevilla, don Diego de Anaya y Maldonado, también fundador del famoso Colegio Mayor de San Bartolomé a quien se le hizo entrega, por parte del obispo Alfonso Cusanza y el Cabildo, de la enfermería catedralicia allí situada, que ocupaba los terrenos que en tiempos fueron la alberguería de Santa María de la Sede para peregrinos que se dirigían a Compostela o a Jerusalem. 

El retablo mayor es una obra arquetipo de la construcción de retablos que se hacía en Salamanca en el primer tercio del siglo XVII y está datado en 1625. Pertenece a la escuela vallisoletana de Gregorio Fernández1.


Retablo de la capilla de San Bartolomé de la Catedral Vieja
de Salamanca. Fotografía del blog Maravillas ocultas de España

Tallado en madera y dorado, presenta dos cuerpos, tres calles, dos entrecalles extremas y el ático de una sola, con adornos laterales. En éste un lienzo de pintura representando nubarrones y una ciudad al fondo, con columnillas salomónicas pareadas, a los laterales, adornadas en su tercio inferior, que soportan friso muy adornado y en el tímpano del frontón curvo imagen del Padre Eterno. Rematan el ático dos mascarones sobre las calles laterales y cuatro flameros sobre las entrecalles extremas. 

El cuerpo superior luce en el encasamento central rectangular una imagen estilizada de la Virgen, con las manos juntas sobre el pecho y corona real, de amplias y estofadas vestiduras, enmarcada por columnillas salomónicas a media altura y frontón partido y adornado en el centro. El fondo lo constituye decoración mozárabe de dibujos geométricos y las hornacinas de las calles, de arco rebajado, albergan imágenes de bulto de San Juan Evangelista vestido de harapos y sujetando un libro abierto con la mano izquierda, habiendo desaparecido el palo que asía con la mano derecha y del arcángel San Miguel, en composición que llena y rebosa su hueco, dotado de espada en lo alto y Satanás a sus pies, coronadas por entablamento clásico soportado por columnas corintias y frontón triangular rematado por arco invertido. Las entrecalles extremas, muy alargadas, presentan dos estrechas hornacinas vacías sobre fondo rojo con columnas salomónicas de separación adornadas en su tercio inferior. 

El cuerpo inferior presenta en su encasamento central, de arco románico, friso con adornos florales y frontón partido que cobija un Calvario de bastante categoría artística. 

Las hornacinas laterales albergan a San Bartolomé, vestido de amplios ropajes con el cuchillo de su martirio en la mano derecha y leyendo un libro abierto que porta en la mano izquierda y un San Juan de Sahagún con hábito, beca y bonete de colegial de San Bartolomé, enmarcados entre salomónicas columnas jónicas y frontón curvo, partido en dos, con adornos centrales. Las entrecalles extremas lucen tiras adornadas entre columnas también salomónicas. La parte inferior está ocupada por artístico banco de seis columnas enanas y cuatro arquillos pareados bajo las calles. 

El Calvario, como se ha visto, ocupa un lugar no frecuente en los retablos, pues siempre suele coronar el ático, presidiendo el altar. La Cruz presenta una disposición rara en sus brazos y cabecero, muy cortos, rematando sus extremos en inglete. El Cristo, con la cabeza inclinada hacia su hombro derecho, con el cuello distendido y mirando al suelo, brazos descoyuntados. La Virgen y San Juan parecen datarse en épocas diferentes entre sí y también son de época distinta al Crucifijo, pudiéndose adscribir al estilo de Juan de Montejo2. El arcángel San Miguel y la Virgen del cuerpo alto parecen ser anteriores al retablo2. 

El Cristo, de la escuela de Juni, de tamaño menor que el natural es de tonalidad oscura, presenta una cabeza fina y sobrecogedora, melena no muy abundante que cae en una sola guedeja sobre el lado derecho, corona de espinas tallada, barba negra bastante poblada, el torso de leve curvatura concentra la agonía sufrida en la cruz, todo el cuerpo se halla modelado con corrección anatómica y las costillas bien dibujadas, la llaga sin apenas reguero de sangre, el abdomen muy contraído y las piernas de fina talla adelantadas con inclinación hacia la derecha, sobresaliendo la pierna de este lado por su pronunciado ángulo. Los brazos normales, bastante desplomados y las puntas de los dedos de las manos acercándose a los clavos 

El paño ceñidor, de color más oscuro que el cuerpo, amplio y anudado al lado izquierdo cae por detrás con pocos pliegues. 

La Virgen presenta rostro redondeado, con la mirada hacia arriba, toca gris, túnica roja y manto azul, las manos juntas y cruzadas sobre el pecho, con ligero desplazamiento hacia la derecha. El manto tiene gran amplitud, producida por la posición de los codos, despegados del cuerpo, aunque sin demasiadas plegaduras ni curvas, dejando visible la casi totalidad de la túnica, que carece de ceñidor.


Retablo de la capilla de San Bartolomé de la Catedral Vieja
de Salamanca. Restauración de 1993, Instituto del Patrimonio
Cultural de España


San Juan presenta rostro barbilampiño y melena corta y rizada. Dirige su mirada a lo alto y hacia la derecha. Porta un libro abierto en la mano izquierda sobre la cadera y extiende la mano derecha abierta en actitud declamatoria. Al igual que la Virgen tiene el manto rojo echado hacia atrás, dejando vista la totalidad de la túnica de color azul y los pies los lleva descalzos. 

Ambas imágenes lucen precioso estofado de adornos florales con las vueltas de los mantos de ancha cenefa dorada. 

Recientemente se ha variado la ubicación del Calvario dejando vacía la hornacina inferior y colocándolo en el ático, sobre el lienzo de pintura representando nubarrones y una ciudad al fondo, que se citó más arriba, con lo que se subsana el defecto apuntado de que el Calvario no se encontrara en el lugar conveniente. Se ha cambiado la Cruz que es ahora reducida y plana, negra, no muy ancha y con la tablilla de la inscripción pequeña y apenas perceptible. También se ha suprimido el montículo de las calaveras, sobre el que se asentaba la Cruz, con lo que queda al aire y a la altura de los rostros de la Virgen y de San Juan. 

En la fotografía efectuada por don Manuel Gómez Moreno en 1901 no aparece la figura del Crucificado, sin que haga notar el motivo de que no se encuentre en su lugar. Si aparecen la Virgen y San Juan. 

 

 

 

1.- Elías Tormo Monzó, Salamanca. Las Catedrales (Sobre estudios inéditos de D. Manuel Gómez-Moreno). Madrid, 1931. Pg. 66.

2.- Antonio Casaseca Casaseca, Las Catedrales de Salamanca. León 1993. Pg. 63.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00