Parroquia de Nuestra Señora de Fátima
En la actualidad se venera este Cristo en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en el barrio de Garrido, parroquia que nació en 1963 como filial de la de San Juan de Sahagún, gracias a los desvelos del párroco don Santos Jiménez y, junto con otras seis iglesias, comenzó a funcionar oficialmente como parroquia a partir del 14 de abril de 1968, Domingo de Pascua.
Se trata de una iglesia de estilo modernista, edificada en piedra de Villamayor, cuya fachada curva alberga en su parte alta un estilizado relieve de la Virgen en su aparición a los pastorcillos, entre dos ventanas rasgadas verticalmente con cinco huecos cada una, y la parte inferior de la edificación está constituida por un atrio de 6 columnas con pequeño voladizo. Está dotada de alto y alargado campanil de base cuadrada con torreta de finas columnas paralelepipédicas cortavientos.
Cristo de la Caridad en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima Fotografía de Francisco José Jaspe y Anido |
El Cristo ha llegado a esta parroquia procedente del beaterio de “las Viejas”, que se encontraba situado en la plazuela de San Julián, en los números 2 y 3, en un sencillo edificio de dos plantas construido en piedra de Villamayor, de dos plantas, escasa luz a través de reducidas ventanas y en una esquina torreón-mirador de ladrillo cubierto de celosía tipo monjil. En el interior existe un patio adintelado que las residentes denominaban Patio de los Nazarenos.
La capilla era un abigarrado conjunto en el que destacaba el retablo del altar mayor donde la piedad de las ancianas había ido colocando imágenes por doquier en ménsulas y peanas profusamente adornadas y rellenando los huecos (si es que quedaban) con búcaros y jarrones repletos de flores, tapando de esta forma la totalidad de la parte baja del retablo.
Dos arañas de cristal, colgando del techo, remataban la decoración de la capilla.
El altar constaba de un solo cuerpo, con banco de ménsulas laterales adornadas con motivos florales, repisas varias con abultamientos de adornos fitomorfos que dejaban paso en el centro a un barroco Sagrario compuesto de pequeñas columnas, cornisamento, frontón y barandilla, adornada en sus esquinas por remates esféricos. La portezuela lucía la efigie de un Ecce Homo y sobre el Tabernáculo existía un relicario de gran tamaño, también barroco.
Retablo de la Casa de las Viejas. Fotografía de Ángel Juanes, publicado en 1928 en la revista Salamanca y sus costumbres. |
Sobre las ménsulas laterales columnas estriadas de sección circular, coronadas por capiteles corintios, soportaban pilastrillas cúbicas que servían de asiento a un frontón curvo partido, de sencillas arquivoltas. En el centro y apoyado en la cornisa, un copete de coronación de simétricos adornos fitomorfos que remataba en una especie de florero con escudo rodeado de barroca greca a modo de lambrequín. Bajo el frontón una especie de toldillo servía para velar litúrgicamente el retablo en determinadas ocasiones.
La hornacina central estaba constituida por un enorme arco de medio punto, con tres sencillas arquivoltas y estaba soportado por dos ramajeadas jambas, adornadas de forma similar a las enjutas.
Respecto al caserón que fue residencia de “las Viejas” nos dice don Bernardo Dorado: “Por este mismo tiempo el Licenciado Don Bartolomè Cavallero, ilustre Individuo de la Real Clerecìa de San Marcos, y Beneficiado de la Parroquial Iglesia de San Martin de esta Ciudad fundò el Colegio, que intitulò de la Caridad, casa de recogimiento de Señoras Viudas, motivo de que el Vulgo le da el nombre de Colegio de las Viejas, siendo en realidad una de las buenas, y piadosas obras fundadas en esta Ciudad, porque aquì dichas Señoras, con lo que reponen, y lo de la fundacion aseguran una decente congrua sustentacion para pasàr una acomodada vejèz, teniendo pagados Capellan, y sirvientes, Medico, Cirujano, Botìca, y demàs utensilios necesarios; goza este Patronato la Real Clerecìa de San Marcos”1.
La fecha de su fundación varía con cada uno de los autores. Así para José María Quadrado2 fue 1684; para Fernando Araujo,3 1655; para Alfonso Rodríguez G. de Ceballos4, 1623, pero la realidad es, como dicen Julián Álvarez Villar e Ignacio Francia5, 1633, pues así lo atestiguaba un retrato del fundador que existía en la sala Rectoral de la residencia, donde también se aclara que su segundo apellido era Forquemada y no Torquemada, como figura en casi toda la documentación que sobre el personaje se menciona, quien se mandó enterrar en el altar mayor de la capilla, que luce un bello artesonado de estilo mudéjar.
La Casa de Caridad estuvo siempre bajo el patronato y jurisdicción de la Real Capilla de San Marcos a excepción del intervalo entre 1840 y 1852. Por tal motivo existe sobre la puerta un escudo cortado de España y San Marcos (león con el Evangelio) timbrado con corona real.
Al desaparecer las últimas ancianas y dada la precariedad de las rentas que recibían se hizo cargo del edificio la Diputación Provincial restaurándolo y acondicionándolo con la construcción de un nuevo cuerpo, excavando en el subsuelo un amplio espacio con destino a salón de actos y habilitando la capilla para sala de reuniones y conferencias.
Un antiguo tríptico, retablo gótico de San Bartolomé, de la capilla, pintado en tabla y posiblemente de escuela española6, se encuentra hoy en el Museo Diocesano. Se ignora a donde hayan ido a parar una tabla de Jesús atado a la columna de la escuela de Morales6, un lienzo de Cristo yacente y un cuadro de la Virgen de la Soledad.
En la actualidad el caserón ha sido rehabilitado nuevamente y la Consejería de Cultura y Turismo, con la colaboración del Ayuntamiento y la Diputación Provincial creó y situó en él en 1990 la Filmoteca de Castilla y León, dependiente de la Dirección General del Patrimonio y Promoción Cultural.
Del Cristo de la Caridad, así llamado por proceder de la “Casa de Caridad” no tenemos noticia alguna escrita respecto a su existencia y menos de su antigüedad y del autor de la imagen, sin que haya merecido una sola línea de ningún autor que haya tratado sobre la Casa de las Viejas. Contamos únicamente, como prueba de dónde se encontraba, con una fotografía de Ángel Juanes que ilustra un artículo de don Gabriel H. González7, publicado en 1928 en la revista Salamanca y sus costumbres.
Se encuentra hoy el Cristo situado en el presbiterio, en el lado del evangelio, sobre una pequeña grada y tiene tamaño menor que el natural, color renegrido brillante, cabeza pequeña, caída e inclinada hacia el lado derecho, corona de espinas de gran tamaño tallada con gruesos cordones dispuestos de forma sinusoidal con algunas púas poco puntiagudas, cabello negro, abundante, muy bien tallado y peinado en onduladas guedejas, la melena caída sobre el hombro derecho en doble rizo, rostro afilado, ojos completamente cerrados con desvaídas cejas y grandes párpados, nariz alargada y grande de pequeñas aletas, boca entreabierta de gruesos y carnosos labios, ancho bigote, ondulada y negra barba de suaves rizos y perfecto acabado en dos puntas casi simétricas.
Presenta el Cristo posición descolgada con hercúleos antebrazos, manos grandes con los dedos extendidos, separados y paralelos en forma de bieldo, sin inclinación alguna hacia los grandes clavos de sujeción, finas muñecas al igual que los brazos, en comparación con el antebrazo, cuerpo rectilíneo y cilíndrico de escurridas caderas, pecho poco abombado de costillas globulares apenas dibujadas, arco epigástrico poco pronunciado y relativamente hundido, llaga grande en el costado derecho que mana abundante sangre de abultado relieve deslizándose hacia la cintura y empapando el paño de pureza.
Existe abundancia de huellas sanguinolentas en frente, hombros, pecho, brazos, manos, piernas y pies acusándose los sucesivos repintes.
Tiene muslos finos y torneados, hercúleos bíceps femorales, rodillas adelantadas y juntas, tumefactas ambas, la izquierda desportillada y la derecha con reguero sanguinolento que discurre hasta los pies, pequeños y muy bien tallados.
El paño ceñidor es de pequeño tamaño, brillante, con plegaduras paralelas y horizontales en dos órdenes de plegados, con sombreados rojos y salpicaduras por donde discurre la soga de sujeción. Carece de moña y de caída la tela del paño de pureza.
La Cruz, gruesa, de madera color marrón, brazos estrechos, larguero corto y más ancho el travesaño con la parte superior tajada a inglete y un clavo grande de cabeza redonda en el centro.
La cartela dorada, grande, de estilo muy barroco y con la inscripción sobre fondo elíptico.
1.- Bernardo Dorado, Compendio histórico de la ciudad de Salamanca. Su antigüedad la de su
Santa Iglesia, su fundación y grandezas que la ilustran. Salamanca, 1985.
Edición facsímil de la de 1776. Pg. 484.
2.- José María Quadrado, Salamanca, Ávila y Segovia. Barcelona, 1884. Edición patrocinada
por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia. Barcelona, 1979. Pg. 166.
3.- Fernando Araujo, La Reina del Tormes. Guía Histórico-Descriptiva de la ciudad de
Salamanca. Salamanca, 1884. Edición patrocinada por la Caja de Ahorros y
Monte de Piedad de Salamanca en 1984. Pg. 174.
4.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Guía de Salamanca. León, 1989. Pg. 224.
5.- Julián Álvarez Villar, 100 ventanas salmantinas. Salamanca, 1990. Pg. 118 e Ignacio
Francia Sánchez, Salamanca sin secretos.
Salamanca, 1993. Pg. 164.
6.- Antonio García Boiza, Inventario de los castillos, murallas, puentes, monasterios, ermitas,
etc. de la provincia de Salamanca. Salamanca, 1937. Pg. 108.
7.- Salamanca
y sus costumbres. Publicación mensual ilustrada. Gabriel H. González.
Artículo: Una visita al convento de Las Viejas.
Salamanca, 1993. Edición facsímil de la de 1928. Pg. 326.