Calvario de la Portada Catedral Nueva

 

  

La fachada principal de la Catedral Nueva es la que abre a poniente y conforma la entrada por los pies del templo, ingreso que puede hacerse por tres puertas distintas, si bien la del centro, denominada del Perdón, se ha desdoblado artísticamente en dos. 

Las otras dos puertas son: la de San Clemente y la del Obispo.


Fachada principal de la Catedral Nueva. catedralsalamanca.org


Constituye esta fachada una magnífica muestra de los finales del gótico, caracterizado por el estilo hispano flamenco del tiempo de los Reyes Católicos y en el diseño general nos dejó su impronta el maestro Rodrigo Gil de Hontañón, natural de Rascafría, en la provincia de Madrid y heredero del arte de Gil de Siloé. 

La portada central, correspondiente a la nave mayor, es la más importante desde el punto de vista artístico y constituye un auténtico retablo -del que carece el altar mayor de la Catedral- donde no se sabe qué admirar más si la prolija y lujosa ornamenta­ción, la delicadeza de los detalles, el primor en la talla de todos sus elementos o la perfecta distribución artística del grandioso conjunto.

Para Camón Aznar: "Una vibrante movilidad parece recorrer este conjunto, uno de los más expresivos de la estética española y aún de su espiritualidad, pletórica de ardiente poder expansivo y envolvente"1. 

La portada central abre su ingreso por medio de dos arcos escarzanos gemelos, separados por mainel gótico, en el que luce una preciosa imagen de la Virgen Inmaculada/Asunción, imitación de la Inmaculada de Ribera, sobre peana de nubes y querubines que reposa en artística ménsula y bajo elaborada chambrana, acompañada a sus costados por dos ángeles con filacterias. En la cartela de uno de los ángeles se lee: "Assumptaest María in coelum" y la otra, objeto de sacrilegio en tiempos pasados, diría: "sine labeconcepta".


Fachada principal de la Catedral Nueva.
Fotografía de Santiago Abella


Sobre los arcos de las puertas y también bajo dos arcos carpaneles, de preciosas estatuitas y menudas molduras, exhibe en sus lunetos dos altorrelieves con las esculturas pegadas al muro, típicamente barrocos con los personajes en actitudes de movimiento y violentos pliegues en las vestiduras: uno del Nacimiento de Jesús y el otro de la Epifanía, con fondos urbanos, nubes, árboles y ángeles en el primero y edificación, montes y pastores en el segundo, de extraordinario parecido con los relieves del retablo mayor de San Miguel, de Vitoria. En el parteluz una imagen de San Juan Bautista cuando era niño. 

Sobre estos dos arcos otro de tres curvas con seis fajas de delicadas labores y figuras de santos, con afiligranadas peanas y doseletes de encaje y en la enjuta se ve el blasón o escudo de armas de la Catedral -jarrón de azucenas, símbolo de la Virgen de la Asunción, patrona de la Basílica- portado por un águila, ayudada por un toro alado y un león. 

A la gran cantidad de arcos señalados se añade otro conopio, de elaborados perfiles interiores y adornos zoomórficos en el exterior, en cuyo vértice luce la imagen del arcán­gel San Miguel, en barroco movimiento que tiene dos animales a sus pies y cuya ménsula soporta un angelote, con lo que queda delimitada en dos cuerpos, perfectamente definidos, la portada central. 

La parte superior lleva en los laterales, de nuevo, los escudos de la Catedral con enormes y afiligranadas coronas y sobre ellos, enmarcados en grandes hornacinas, de arco trilobulado de recamado encaje colgante y soportados por artística repisa, magníficas estatuas de San Pedro y San Pablo, que tienen como fondo bajo relieves con paisajes de torres, árboles, nubes y pájaros.


Relieves de Cristo crucificado, San Pedro y San Pablo.
Fotografía de Rafael Gómez


Presidiendo todo el retablo, destaca una hermosa hornacina, cubierta por arco trilobulado de calado encaje colgante, donde sobre una saliente y adornada repisa se eleva un Crucifijo de tamaño natural y exquisita talla.


Cristo de la portada de la Catedral Nueva de Salamanca.
Fotografía de Santiago Abella.

Las estatuas de San Pedro y San Pablo, los alto relieves del Nacimiento y la Adoración de los Reyes, la Inmaculada del parteluz, el San Juan Bautista niño, San Zacarías y Santa Isabel y algunas otras estatuillas menores, como las colocadas ante los pilares, son obra del cincel del artista salmantino Juan Rodríguez, según todos los autores, perteneciente a la escuela vallisoletana de Gregorio Fernández, quien contrató los trabajos el 12 de junio de 1.661 ante el notario Matías de Zamora. Además es de su mano también el arcángel San Miguel, según Juan José Martín González2. Toda su obra es barroca con violentas quebraduras en los paños y las figuras abigarradas en actitud de movimiento. 

El Cristo, de contraído cuerpo hacia la cadera izquierda y elegantes grandes proporciones, tiene la cabeza muy caída sobre el hombro derecho, patetismo en el rostro  severo de recortada barba, abundosa cabellera en guedejas trenzadas que caen sobre los hombros e incluso sobre el pecho, párpados cerrados bajo cortas cejas redondeadas, nariz recta y grande, labios finamente moldeados, brazos musculosos sensiblemente horizontales, con los dedos de las manos cerrados sobre los clavos, gran corona de espinas de trenzado redondo, caja torácica poco dilatada con las costillas de lograda anatomía y piernas finas y separadas, ligeramente vueltas hacia la derecha, con reducido perizonium muy ceñido -de variados pliegues horizontales- que se ha deslizado bajo el abdomen, anudado al lado izquierdo en artística moña exenta y con rebuscados colgantes laterales de acompañamiento. 

Acompañan al leño del Crucificado las imágenes dolorosas de la Virgen, de rodillas, con las manos juntas en actitud de plegaria y con el rostro dolorido vuelto hacia su Hijo. Luce ajustada toca y el manto le cubre la cabeza cayendo hasta el suelo, dejando ver la amplia túnica, poco ceñida y con gran amplitud en las mangas y San Juan, sentado sobre una roca, abrazando sus rodillas, con gesto de desconsuelo en su bello rostro de recortada melena. Viste amplia túnica, sobre los hombros un corto manto, especie de esclavina y siguiendo el arquetipo artístico presenta los pies descalzos. 

Ambas imágenes son magníficas tallas de tamaño menor que el natural, con airosos y desmesurados pliegues en túnica y mantos de duros quiebros. 

Como fondo un precioso paisaje de castillos, árboles, nubes, personas y un soporte de calaveras, obra de Juan Rodríguez. Cuatro ángeles, vestidos con airosas túnicas, recogen en sendos cálices la sangre que mana de las llagas del Cristo: manos, pies y costado. 

La Cruz es plana y grande luciendo enorme cartela apergaminada curvilínea de artísticas volutas en los extremos. 

En las enjutas laterales y en todo lo alto dos tondos nos muestran al Padre Eterno en uno y a Jesucristo, bendiciendo al mundo, en el otro. 

"En lo alto, el ángel con un rótulo, que hace de repisa, y el gran Calvario, son de lo mejor y más castizamente italiano, debiendo corresponder al maestro de una escuela salmantina de escultura, bien caracterizada por su corrección y atildamiento, prosaica virilidad e independencia respecto de los Bigarny y Berruguete que avasallaron todo el recinto. Si este maestro fue el Egidio, solamente por conjeturas cabe apuntarse, pero con tanta más razón cuando su presencia en Salamanca databa, por lo menos, de 1509"3. Esto es lo que nos dice Gómez Moreno y en otra de sus obras afirma: "De tipo artístico semejante a Bigarny hubo otro escultor, quizá francés llamado maestre Gil, o Gille de Ronça, que es como firmaba y trabajó entre 1509 y 1534 en Salamanca, Zamora y Tordesillas. Ha de ser suyo lo principal de la imaginería en la portada del Perdón, de la Catedral Nueva de Salamanca, especial­mente su Calvario y muchas figuras de las arquivoltas "4. 

El Calvario puede ser obra de los cinceles de Juan de Gante, según Ceballos y Chueca5. Algunos de los santos de las arquivoltas son creación del artista salmantino Antonio de Paz y trabajaron también en esta portada y en las otras laterales artistas como Antonio de Malinas, Domingo Vidaña, maestro Gil de Ronça, el maestre Diego, también nombrado Egidio, según Gómez Moreno y Fernando Chueca6 e incluso Juan de Juni y Gaspar Becerra, según estima don Modesto Falcón7. 

En un documento de 1523 se cita a esta portada, que hemos descrito con detalle, como de la Tanfixa8, o sea de la Virgen Dolorosa, por la imagen que acompaña a Jesús en el Calvario. 

En los costados y enmarcando toda la fachada dos hermosas pilastras que alcanzan su totalidad con imágenes de santos, peanas y doseletes, tanto en el frente como en los costados, aunque faltan bastantes estatuas por la incuria de los tiempos y según la tradición porque cayeron cuando el terremoto de Lisboa el 1 de noviembre de 1755. Se pueden apreciar en toda la fachada principal 56 figuras de santos y personajes del Antiguo Testamento que miden, aproximadamente, ochenta centímetros de altura. 

La fachada va provista, en su parte superior, de un arco de medio punto de adornadas arquivoltas de variados motivos y colgando una cenefa de encaje con artístico angrelado de estilo burgalés, que la preserva del polvo y de la lluvia pues se separa unos metros del fondo del retablo, lo que da lugar en el intradós a un hermoso artesonado con bóveda de crucería gótica. En las enjutas de nuevo el escudo de la Catedral en labradas labores con enormes coronas afiligranadas.

 

 

 

1.- José Camón Aznar, Guía de Salamanca. Madrid, 1932. Pg. 26.

2.- Juan José Martín González, Escultura barroca castellana. (2 volúme­nes). Tomo I. Madrid, 1958. Pg. 280.

3.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca. Valencia, 1967. Pg. 205.

4.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, La escultura del Renacimiento en España. Barcelona, 1931. Pg. 45.

5.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Guía de Salamanca. León, 1989. pg.44 y Las Catedrales de Salamanca. León 1979. Pg. 59 y Fernando Chueca Goitia, La Catedral Nueva de Salamanca. Salamanca, 1951.  Pg. 167.

6.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca. Valencia, 1967. Pg. 204 y 205 y Fernando Chueca Goitia, ob. cit. pg. 167.

7.- Modesto Falcón, Guía de Salamanca. Valencia 1992. Edición facsímil de la de Salamanca de 1868. Pg. 62 y Salamanca artística y  monumental. Salamanca, 1867. Pg. 119.    

8.- José María Quadrado, Salamanca, Ávila y Segovia. Barcelona, 1884. Edición patrocinada por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia. Barcelona, 1979. Pg. 69.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00