Cristo del Perdón de la Iglesia de los Pp. Carmelitas Descalzos

 

 

Lo único que conocemos del Cristo del Perdón, que se venera en la iglesia de los padres Carmelitas, es lo que nos dice el padre Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, quien afirma:

"Tras la poda de estucos, postizos, retablos e imágenes efectuada recientemente, lo único notable que queda es el Cristo del Perdón en el altar mayor, talla de fines del siglo XVI o comienzos del XVII"1. 

Los Padres Carmelitas descalzos se instalaron en Salamanca (siendo fray Jerónimo de la Madre de Dios el fundador de la primera casa salmantina) en la iglesia y el Hospital de San Lázaro de los malatos (leprosos) en las inmediaciones de la muralla, en 1572, cuando era obispo de la diócesis don Pedro González de Mendoza y en 1581, en tiempos del obispo don Gerónimo Manrique de Lara, se fundó el Colegio de San Elías. 

Con motivo de la crecida del Tormes, el día de San Hilario, 14 de enero de 1597, se trasladaron al sitio denominado Carmen Viejo, fuera de las murallas, a la orilla del río y más tarde al interior de la ciudad comprando terrenos a don Alonso de Monroy y posteriormente, en 1678, a doña María de Solís con lo que se extendieron desde la plazuela de Santo Tomé hasta la calle Peripacho, que era la parte sur de la Plaza de la Libertad, trasladándose desde el convento viejo con toda solemnidad en 1703, en tiempos del obispo don Francisco Calderón de la Barca. La iglesia del Carmen había comenzado a construirse con el esquema carmelitano del templo de Santa Teresa de Ávila, en 1690. 

Los Carmelitas descalzos que habían abandonado la ciudad el 20 de agosto de 1835 debido a las leyes de Exclaustración, cuando habitaban el convento de San Elías profeta, -junto a la desaparecida parroquia de Santo Tomé-, al volver a Salamanca lo hicieron a esta iglesia en la calle de Zamora, (que había dejado de ser parroquia en 1887), en tiempos del obispo don Tomás de Cámara y Castro, quien les cedió el templo en la forma en que lo permite el Derecho, instalándose previamente, en 1894, en una casa adjunta, el Colegio-convento de misioneros y adquiriendo también en 1886 solares, casas contiguas y los terrenos de la huerta. El 16 de diciembre de 1894 se inauguraba de nuevo la iglesia. 

La antigua iglesia, denominada de la Magdalena, de estilo románico tardío, que había sido reparada en 1757 y la torre en 17602, fue reedifi­cada en 1796 por el arquitecto Jerónimo García de Quiñones cambiando al estilo greco-romano, colocándose el Santísimo en el nuevo templo el 1 de octubre de 1798. 

Los Carmelitas, a su llegada, renovaron y decoraron el interior al pseudo-clásico gusto italiano moderno, con un altar principal de capilla-camarín, -donde se veneraba la imagen de la Virgen del Carmen entregando el santo Escapulario a San Simón Stock, santo hoy desaparecido- y seis altares laterales, trabajos que ejecutó el arqui­tecto don Joaquín de Vargas en 1917. 

Los altares estuvieron dedicados a Santa Teresa de Jesús, Inmaculada Concepción, San Juan de la Cruz, otro Cristo del Perdón, San José y Milagroso Niño Jesús de Praga. 

Databa la primitiva iglesia de 1182, año en que fue consagrada por el obispo don Vital, aunque no se la cita en el capítulo CCCXIII del Fuero de Salamanca, y su fundación la efectuó un arcipreste de Alba llamado Esteban3; más tarde, en 1202, fue cedida a la Catedral, quien a su vez la cedió luego como Encomienda a la Orden militar de Calatrava, hasta que en 1205 fue cedida a la de Alcántara, por concesión de Alfonso IX - para que repoblasen una parcela hasta las afueras, en el territorio de los castellanos- y a esta Orden perteneció hasta que por disposición pontificia quedó sujeta al Ordinario. 

En el principio había pertenecido a los caballeros Templarios y al ser disuelta esta Orden pasó a la de San Juan. 

En el arreglo parroquial de la diócesis de Salamanca, aprobado por auto definitivo de 1867, esta parroquia exenta, dependiente de la Orden Militar de Alcántara, quedó agregada a la parroquia matriz del Carmen. 


Altar mayor de la iglesia de los Carmelitas Descalzos.
Fotografía de Zarateman, Wikimedia Commons


En 1619 se encarga el pintor Antonio González de Castro de la pintura del retablo del altar mayor y en ese mismo año doña Beatriz Nieto Acevedo encargó a Pedro Hernández la imagen de Santa Marta en madera para el altar dedicado a esta Santa, que doró y pintó Lorenzo Aguilar en 16234. 

Este Cristo, que por el padre Ceballos es denominado del Perdón, se encontraba en el interior del convento: primero situado tras la puerta de entrada a la sacristía, en el muro frente a la desaparecida biblioteca y más tarde en la amplia escalera principal del que fue convento, por donde se bajaba a la huerta y al refectorio.


El Cristo del Perdón, fotografía del blog Soliloquios en la penumbra


Se trata de un Cristo hercúleo de tamaño natural, de tonalidad metálica brillante, de horizontales brazos musculosos y manos más elevadas, de grandes dedos, flexionados hacia los clavos el corazón, el anular y el meñique y paralelos hacia fuera los otros dos, cabeza pequeña inclinada hacia la derecha y caída sobre el pecho. Melena negra muy bien tallada con raya al medio y abundantes guedejas sobre el hombro derecho, corona de espinas tallada con sogueado de formas redondeadas y sin aristas, barba rizada partida en dos simétricas puntas divergentes, tronco con la cadera inclinada hacia la izquierda así como las piernas hasta las rodillas, pecho musculoso sin sensación de costillas y llaga de abundante sangre oscura que llega a empapar el paño de pudor, piernas hercúleas con hematomas abundantes, rodillas sangrantes muy adelantadas y vencidas hacia el lado izquierdo y los pies retraídos hacia el lado derecho casi paralelos a la Cruz. 

Todo el cuerpo se presenta lacerado y tumefacto. 

El paño de pureza grande, en forma de aspa, ceñido al cuerpo y piernas con pliegues poco pronunciados, moña de considerable tamaño al lado derecho y enorme pliegue colgante también del mismo lado que cae abundante, presentando gran deslizamiento en la parte central permitiendo que se vea el abdomen en casi su integridad. De color de oro asemeja tela de brocado grueso por los adornos del estofa­do y presenta la característica de dejar vista la parte superior del muslo derecho a través de un triángulo que forma el plegado de la tela. 

Este Cristo por su configuración, postura del rostro, tronco y extremidades, refinada talla y disposición de barba y melena y la rareza de la colocación y el estofado de la tela del ceñidor se asemeja al Cristo del Amparo, que se venera en un altar lateral de la parroquia de San Juan de Sahagún, del que solo difiere en que el tamaño de éste es sensiblemente menor.

La Cruz de tonos oscuros es grande y plana careciendo de cartela con la inscripción infamatoria. 

Para la comunidad de Carmelitas el Cristo del Perdón no era el citado sino el que antes de la reforma, -que tuvo su origen en el Concilio Vaticano II- se encontraba situado en el primer altar, entrando, por el lado de la epístola y que hoy ha sido trasladado al oratorio del Colegio carmelitano.

  

 

 

 

 

 

 

1.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Guía de Salamanca. León, 1989. Pg.  88.

2.- María del Camino Paredes Giraldo, Documentos para la historia del arte en la provincia de Salamanca. Segunda mitad del siglo XVIII. Salamanca, 1993. págs. 31 y 61.

3.- Gil González Dávila, Historia de las Antigüedades de Salamanca. Vidas de sus obispos. Salamanca, 1606. Pg. 172.

4.- Pilar García Aguado, Documentos para la historia del arte en la provincia de Salamanca. Primera mitad del siglo XVII. Salamanca, 1988. págs. 157, 194 y 198.


Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00