Calvario del Retablo Altar Mayor del Desaparecido Convento de los Pp. Agustinos Calzados


 

 Han llegado a nosotros noticias de este Calvario a través del relato de Antonio Ponz, quien nos dice del retablo principal de los Padres Agustinos calzados "que consta de tres cuerpos, dórico, jónico y corintio, con ocho columnas en cada uno y diferentes estatuas repartidas en él muy bien ejecutadas por el estilo y gusto de Gregorio Hernández, como lo son las medallas o relieves en medio del segundo y tercer grupo y el Calvario encima..."1 

También lo hace obra de Gregorio Hernández don Juan Agustín Ceán Bermúdez, quien afirma: "Toda la escultura del retablo mayor que contiene estatuas, bajo relieves y el Calvario en el remate"2. 

Desconocemos totalmente las características del Calvario que por la época de la construcción de la capilla sería similar al de la iglesia de San Benito. 

Desapareció el convento el 17 de mayo de 1812 dinamitado por los franceses alegando que perjudicaba la defensa de los fuertes que habían construi­do y aprovechando la circunstancia del incendio sufrido en sus bodegas el 13 de agosto de 1810. 

Una nueva reconstrucción se había empezado cuando en 1834 se decretó la supresión de las Comunidades religiosas y con la desamortización de Mendizábal fueron vendidos sus muros ruinosos y el solar que ocupaban.

No se trata del primitivo retablo pues el 15 de julio de 1589 la iglesia, que con la advocación de San Pedro, había sido consagrada en 1202 por el obispo don Gonzalo III, había sufrido un aparatoso incendio quedando destruida la mayor parte del templo, que había sido reconstruido en 1516 por Juan de Álava, comprometiéndose a levantar la capilla mayor como la del monasterio de Nuestra Señora de la Victoria de los padres Jerónimos, también obra suya en estilo gótico tardío, más bien plateresco. En los primeros años del siglo XVII dirige la reconstrucción del templo el religioso de la Orden fray Pedro de San Nicolás quien le puso un cimborrio de madera. Se ensanchó el presbiterio y se colocó el magnífico retablo de Gregorio Hernández en 1625 encargándose del estofado el artista Matías López. 

Arde de nuevo el convento en 1774, desapareciendo casi por completo y, desde luego, queda reducido a cenizas el retablo que nos ocupa, por lo que, reconstruido de nuevo el templo, el nuevo retablo mayor es el que alcanzó a ver don Antonio Ponz y del que nos habla anteriormente. 

Los religiosos Agustinos habían llegado a Salamanca hacia 1330 y el obispo don Alonso Barrasa les concedió la iglesia parroquial de San Pedro en setiembre de 1377, junto con su cementerio y unas casas propias de la parroquia, amén de algunas otras propiedades adyacentes al convento y colegio de San Guillermo, propiedad de los Agustinos, (con la condición de que conservasen el nombre del Apóstol)3. 

  

 

 

 

1.- Antonio Ponz, Viaje de España, 3. (4 volúmenes). Madrid, 1988. Tomos IX-XIII. Pg. 676.

2.- Juan Agustín Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España. (5 volúmenes). Tomo II. Madrid, 1800. Pg. 269.

3.- Gil González Dávila,  Historia de las antigüedades de Salamanca. Vidas de sus obispos. Salamanca, 1606. Pg. 196 y Theatro eclesiástico de la iglesia y ciudad de Salamanca. Vidas de sus obispos y cosas memorables de su obispado. Salamanca, 1618. Pg. 100.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00