Cristo de Jerusalem

 Ermita desaparecida en el Camino Viejo de Villamayor

 

  

Refiriéndose a la puerta de Villamayor dice Bernardo Dorado: 

"Por ser camino à una Aldèa cercana de esta Ciudad llamada Villamayor recibiò el nombre esta puerta; tiene à pocos pasos al mui Religioso Convento de Monjas Carmelitas Descalzas, y à su frente à la antiquísima Hermita de el Santisimo Christo intitulado de Jerusalem, desde donde la devoción de este Pueblo empieza los sagrados pasos de la Via-Crucis hasta acabàr tan santo y devoto egercicio en el penitente, y austèro Convento de el Calvario, de Padres Descalzos de San Francisco de la Provincia de San Pablo"1. 

El lugar en donde se encontraba situada la ermita de referencia era una pequeña parte de lo que hoy constituye el Hospital de la Santísima Trinidad y "los sagrados pasos de la Vía-Crucis" se dirigían a través del camino que, atravesando las entonces tierras de labor, entroncaba con el llamado camino del Calvario, que había partido del lateral izquierdo del convento de los padres Bernardos, frente a la actual calle del Espejo. 

La ermita del Cristo de Jerusalem fue fundada por los caballeros de la militar Orden del Hospital o de San Juan de Jerusalem2 y quedó bajo la jurisdicción del prior de San Juan de Barbalos. Desapareció en 1899 cuando se iniciaron las obras del citado Hospital de la Santísima Trinidad, que se inauguró el 14 de agosto de 1904. 

Ya existía la ermita en 1220, pues consta que, a la fundación de las Dueñas de Santa María (Claras), Urraca, -su fundadora y abadesa- dio permiso a dos hermanas que le pidieron licen­cia para ir a Jerusalem. Pensó la superiora se tratara de cumplir algún voto en la ermita del Santo Cristo de Jerusalem, que existía, como hemos visto, frente a la puerta de Villamayor y tardaron muchísimo en volver, con asombro de la abadesa y del resto del beaterio, cuando se encontraron con que venían de la auténtica ciudad de Jerusalem, tras visitar en la de Asís a Santa Clara. 

Desconocemos las características del Cristo pero cabe la intuición de que sería románico por la fecha de fundación de la ermita y porque sus fundadores, los caballeros de la Orden del Hospital de Jerusa­lem nos han dejado como muestras los Cristos de la Zarza, en la parroquia de San Juan de Barbalos, fundada por ellos hacia 1150, en el territorio de los castellanos y de los Carbone­ros, en la de San Cristóbal, también funda­da por esta Orden en 1145, en territorio de los toreses.

 Dado el carácter hospitalario de la Orden es de suponer que junto a la ermita existiera un hospital, para atención de los peregrinos que se dirigieran a Guadalupe o a Santiago, al igual que el que habían creado en el Arrabal, conocido como Hospital de Santa María de Rocamador, también del siglo XII. 

La Orden militar de los Hospitalarios o caballeros de San Juan de Jerusalem fue la primera de las comunidades guerreras de caballeros monjes que se crearon para salvaguardar los Santos Lugares, con motivo de la primera Cruzada. Su fundador fue San Gerardo Tenque, en los primeros años del siglo XII y, como se puede apreciar, a los pocos años ya se encontraban en Salamanca, luciendo su hábito negro en el que destacaba la cruz blanca, pero llevando debajo la armadura de guerreros.

Los dos templos mencionados coinciden en haber tenido, hasta el pasado siglo, un púlpito a su puerta con la inscripción de: "Aquí predicó San Vicente Ferrer" y en que fueron lugar de asilo para emparedados y emparedadas en la edad media, como nos dice Gil González Dávila: "Las emparedadas se pasaron [desde S. Juan el Blanco] a la iglesia de S. Juan de Barbalos, con otras que había en aquella misma Iglesia" y dice más adelante: "y mando a cuatro Emparedadas de S. Juan de Barbalos" [cinco maravedis]3.

 

 


1.- Bernardo Dorado, Compendio histórico de la ciudad de Salamanca. Su antigüedad, la de su Santa Iglesia, su fundación y grandezas que la ilustran. Salamanca, 1985 - Edición facsímil de la de 1.776. págs. 34 y 35.

2.- Gil González Dávila, Theatro eclesiástico de la iglesia y ciudad de Salamanca. Vidas de sus obispos y cosas memorables de su obispado. Salamanca, 1618. Pg. 10.

3.- Gil González Dávila, Historia de las Antigüedades de Salamanca. Vida de sus obispos. Salamanca 1606. Pg. 330.


 Por José María Hernández Pérez

06/03/2023 Rev. 00