Cruz del Sepulcro del Obispo Padre Cámara en la Catedral Nueva

 

 

La capilla de Almansa (por el obispo don Antonio de Almansa y Vera) o de Santiago y Santa Teresa, que fue decorada en 1625 por Antonio González de Castro, tiene en su frente, en el arco de la izquierda, un retablo formado por dos cuerpos y entallado en 1628 por Antonio y Andrés de Paz, dándose la anómala circunstancia de que un día después del encargo a Antonio se encarga también a Pedro Gutiérrez lo que hace sospechar trabajaran juntos1.  El cuerpo inferior tiene cuatro columnas clásicas de fuste estriado que enmarcan la hornacina central con arco de medio punto soportado por frágiles y esbeltas columnillas con dos angelotes policromados en las enjutas y dos calles laterales con cuatro lienzos, superpuestos dos a dos.


Retablo de la capilla de Santiago y
 Santa Teresa.catedralsalamanca.org


El entablamento adornado de casetones cuadrangulares separados por triglifos. El cuerpo superior dotado de dos columnas corintias de fuste helicoidal que soportan frontón curvo sobre clásico entablamento. Bajo la cornisa arco románico soportado por dos columnas cilíndricas. Las dos calles laterales rematadas en sus extremos por pequeñas pilastras de fuste acanalado que terminan en pirámides con bolas en la cúspide. 

A todo el retablo le fue efectuada una concienzuda restauración a finales del siglo XIX que patrocinó el canónigo Doctoral don Calixto Lajas, fallecido muy poco tiempo después, el 5 de enero de 1900. 

Luce la hornacina superior una bella imagen de Santiago Apóstol, con sombrero de peregrino echado sobre la espalda, esclavina, bordón de romero en la mano derecha y vestiduras de tipo metálico que evidencian el estilo de Antonio de Paz2. Del mismo autor es la talla de Santa Teresa, de facciones algo arrugadas y la mirada en éxtasis, que preside el retablo y que hace sospechar la influencia de Gregorio Fernández3. 

Los dos cuadros del cuerpo superior son: San Antón y San Antonio. Los siguientes San Andrés y San Blas y los de abajo San Francisco y Santo Domingo, obras todas barrocas, que se atribuyen al círculo de Valentín de Aguilar.


Anteriormente se ha reseñado la ubicación del sepulcro del obispo don Francisco Frutos Valiente en uno de los lucillos de esta capilla de la Catedral Nueva. A la izquierda del citado sepulcro se alza el de otro obispo de la diócesis salmantina, entre 1885 y 1904, el padre Tomás de Cámara y Castro, quien consiguió en 1887 para las dos Catedrales la declaración de Monumento histórico-artístico.

 

 

Enterramientos del padre Cámara y del obispo Francisco Frutos Valiente. PicturesJettcom

El túmulo presenta una original composición pero es de una gran pobreza material pues está construido en blanca escayola, lo que hace pensar fuera el boceto para transformar luego en mármol el proyecto definitivo. 

Un ángel, de estilizada túnica, porta una palma en la mano derecha y con la izquierda levanta un paño con flecos y artísti­cos plie­gues, descubriendo el escudo del obispo, colocado en el frente del mausoleo. A la derecha luce una estria­da columna con capitel corintio. 

Sobre el sarcófago dos artísticos almohadones, con agremanes y borlas, acogen la mitra y báculo episcopales dejando lugar en el centro a una sencilla Cruz, de relativo tamaño y rasgos rectilíneos, que descansa sustituyendo a la efigie del prelado de los sepulcros medievales. 

El tímpano luce regular pintura con la perspectiva de un estilizado peristilo. 

El grupo funerario es obra del artista P. Barberá y París realizada al año siguiente del fallecimiento del prelado4. 

En 1901, antes de la construcción del mausoleo, se encontraba bajo este arcosolio una imagen de Santa Teresa y el tímpano lucía un lienzo de San José coronado por un ángel5.


Enterramiento del obispo Tomas de Cámara en
la capilla de Santiago y Santa Teresa 1904
Fotografía de maravillasdeespana.blogspot.com


 

 

1.- Pilar García Aguado, Documentos para la historia del arte en la provincia de Salamanca. Primera mitad del siglo XVII. Salamanca, 1988. págs. 124, 157 y 164.

2.- Juan José Martín González, Escultura barroca castellana. (2 volúmenes). Tomo II. Madrid, 1958. Pg. 26.

3.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Las Catedrales de Salamanca. León, 1979. Pg. 89, Pilar García Aguado,  ob. cit. pg. 164 y Juan José Martín González,  ob. cit. pg. 26.

4.- La Basílica Teresiana. Publicación mensual. Salamanca, 1904. Pg. 292.

5.- Id.   id.  Salamanca, 1904. Pg. 325.


Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00