Cristo del Sepulcro del Obispo Frutos Valiente

Catedral Nueva

 

 

Entrando en la Catedral Nueva por la Puerta de Ramos la primera capilla de la izquierda es la de Santa Teresa y Santiago, fundada en 1625 por don Antonio Almansa y Vera, canónigo racionero de la Catedral y que dedicó a sus santos protectores, mandándose enterrar en ella en el lado del evangelio. Se da la circunstancia de que Santiago Apóstol había sido nombrado, conjuntamente con San Juan de Sahagún, patrono de Salamanca en 1601 y Santa Teresa patrona de la ciudad en 1614. 

Se trata de una de las 18 capillas que se encuentran enmarcadas por los contrafuertes de la catedral. Obra del primer tercio del siglo XVI, de alguno de los artistas dirigidos por Juan Gil de Hontañón, consta de dos nichos en su frente bajo arco carpanel, que soporta otro conopial y entre los que discurren fajas floreadas, dos cardinas góticas vaciadas que lo embellecen y dos afiladas agujas renacentistas en los extremos, rematando en estupendo florón. Existen otros dos nichos más en cada pared lateral.


Arcosolio con el enterramiento del Obispo Francisco
Frutos en la capilla de Santiago y Santa Teresa 1933


En el frente de la capilla y a su derecha se encuentra el sepulcro del obispo de la diócesis salmantina don Francisco Frutos Valiente, que la rigió entre 1926 y 1933. 

Fue construido en 1934 por el artista sacerdote don Félix Granda y Buylla1. Se trata de un sarcófago ejecutado en mármol, de color gris, que ocupa toda la superficie bajo un arcosolio, compuesto por arco rebajado y pilastras adornadas con motivos vegetales, entre dos finísimas arquivoltas de media caña. 

Ocupa todo el frente del sepulcro una cruz ancha y plana, adornada con filete dorado en los laterales, carente de cartela, que soporta un bonito Crucifica­do de estilos bizantino y románico. De faz y cuerpo renegridos presenta corona real alhajada con piedras preciosas, brazos totalmente horizontales, con los dedos de las manos juntos y sin flexionar alrededor de los clavos, cuerpo en posición hierática, vertical, con torso poco abultado, bien dibujados pectorales y costillas bastante pronunciadas, epigastrio en arco abierto, piernas separadas y los pies -con clavos independientes- están apoyados en el supedáneo. El ceñidor muy grande y ajustado le llega hasta las rodillas y aunque las plegaduras son geométricas no por ello dejan de ser airosas al anudarse en los dos laterales y caer el pliegue central. 

El eje de la Cruz presenta un nimbo de circunferencia dorada que aloja en la parte superior bajo relieves con dos ángeles portantes y en la inferior las figuras de Adán y  Eva, todos ellos dorados. 

Otros dos bajo relieves en la parte inferior, enmarcados en oro, presentan escenas bíblicas en estilizadas figuras de apariencia broncínea por su azulado colorido. 

El basamento lo constituye una losa en cuyo frente se lee, en letras mayúsculas: "FORMA FACTUS GRECIS FCO. FRUTOS VALIENTE. EPISC. SALMANT + XXIV JAN MCMXXXIII". 

En el otro arco solio, adjunto, se encuentra el sepulcro del Padre Cámara que rigió la diócesis salmantina entre 1885 1904. 

En 1901, antes de la construcción de los mausoleos de los dos obispos salmantinos, se encontraba bajo el arco solio de la derecha una imagen de Santa Lucía casi gótica, del siglo XVI y las grandes imágenes de San Pedro y San Pablo que procedían del altar mayor desmontado2. Para Camón Aznar se trataría de una buena talla de San Pablo del siglo XVIII y un San Pedro de principios del siglo XVI3. Las tres imágenes continuaban en esta capilla en 1956 según afirma Cirlot4 y hoy solo puede contemplarse la de San Pedro en monumental busto portando unas llaves desproporcionadas. 


  

 

1.- Daniel Sánchez y Sánchez, La Catedral Nueva de Salamanca. Salamanca, 1993. Pg. 226 y Antonio Casaseca Casaseca, Las Catedrales de Salamanca. Salamanca, 1993. Pg. 108.

2.- Juan Antonio Vicente Bajo, Guía descriptiva de los principales monumentos arquitectónicos de Salamanca. Salamanca, 1901. Pg.  85 y Elías Tormó Monzó, Las Catedrales (Sobre estudios inéditos de don Manuel Gómez-Moreno). Madrid, 1931. Pg. 20.

3.- José Camón Aznar, Guía de Salamanca. Madrid, 1932. Pg. 36.

4.- Juan Eduardo Cirlot, Salamanca y su provincia. Barcelona, 1956. Pg.  87.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00