Cristo de la Capilla de Talavera

Claustro de la Catedral Vieja

 

 

El magnífico retablo, de estilo renacimiento, tallado y dorado con suave policromía de la capilla de Talavera, también llamada mozárabe y de San Salvador, situada la primera al entrar en el claustro de la Catedral Vieja, es de 1560 y se estuvo atribuyendo al escultor italiano Lucas Mitata1, pero es más creíble que su autor sea al artista zamorano Luis del Castillo, y las esculturas se deban a Juan Bautista de Salazar2 "figuritas de escultura bastante buenas"3 según aprecia Antonio Ponz.


Capilla de Talavera, claustro de la Catedral Vieja de Salamanca


El retablo de tres cuerpos, con distribución horizontal a base de seis columnas abalaustradas con muchos adornos, remata en dos angelotes que portan elementos de la Pasión. 

Presenta una gran hornacina de arco rebajado que luce en el fondo cuatro encasamentos laterales, superpuestos dos a dos, con cuatro excelentes esculturas del siglo XVI, representando a San Lorenzo y a San Sebastián las superiores y a San Juan Evangelista y una Santa (o tal vez Judith) con espada y la cabeza de un hombre a sus pies, las inferiores. San Juan Evangelista y San Lorenzo son probablemente de Berruguete según Camón Aznar4.Tiene cuatro tablas en los costados, de 0,79 a 0,88 m de altura, de pintor manierista de la esfera de Alonso Berruguete, quizá de Juan de Villoldo5, con escenas de la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel y la Coronación de la Virgen por los ángeles, arriba y Jesús en su caída camino del Calvario y la Oración del Huerto, abajo.

El intradós abocinado del arco está constituido por siete casetones rectangulares que enmarcan nuevos casetones más pequeños que alternan círculos y cuadrados centrales y las jambas laterales que lo soportan lucen los cuatro cuadros descritos. 

En el centro del cuerpo superior una imagen de la Virgen, con el Niño en brazos que porta un pajarito en la mano, de madera dorada y pintada, de estilo gótico y mediados del siglo XIV, procedente de los talleres leoneses. Luce la Virgen hermosa corona de la época de los Reyes Católicos y tiene el cuerpo arqueado según el gusto y la costumbre francesa. 

Debajo de la Virgen un cuadro de Gallegos6 representando el Descendimiento de la Cruz del cuerpo de Cristo. 

El bancal tiene alto relieves de la Adoración de los Pastores y la Anunciación, en los extremos y en el centro dos pinturas de la Adoración de los Reyes y la Huida a Egipto, muy deteriorados. Entre medias de relieves y tablas dos tallas con medallones de los evangelistas San Juan y San Lucas. 

En el sobre-ático, apoyado en una repisa en forma de peana, con pintura al óleo en su frente, que tiene por motivo el Entierro de Jesús, -continuación de la imposta de billetes circundante-, se halla un Cristo de tamaño natural, bajo dosel de madera tallada de estilo mudéjar, del que apenas existen referencias, pese a lo conocida que es la capilla por su abundante historia pues se trata de la más antigua de todas y la que albergó la primitiva sede capitular.


Retablo de la capilla de Talavera en una tarjeta
postal de Roisin hacia 1920

Aspecto actual del retablo de la capilla de Talavera


Da la impresión de que se trata de un añadido posterior pues hoy el Cristo está encajado entre dos ventanas de medio punto, cegadas y el dosel recorta la imposta superior y uno de los aristones, de variada decoración de flores, anillos, estrellas, bezantes, hojas, puntas de diamante y dentículas que se entrecruzan y rema­tan en la parte superior en el rosetón de la cúspide de la bóveda -que por su diseño recuerda las bóvedas islámicas- haciendo desaparecer una columna enana sobre ménsula con forma de cabeza humana de expresión grotesca, de las dieciséis repisas o mascarones que conforman la totalidad de los apoyos de la bóveda esquifada octogonal. 

En 1711, según acreditaba la fecha inscrita en el libro abierto que sostenía uno de los dos ángeles componentes del fresco que servía de fondo al Cristo, que representaba un Calva­rio con seis figuras implorantes, se debieron tapar las dos ventanas que se aprecian cegadas en la actualidad, se colocó el dosel y se situó el Crucifijo que nos ocupa, fondo que todavía podía verse en fotografías de 1928 y 1930. 

Es en esta capilla donde se celebra en la actualidad el rito mozárabe. 




Se ignora quién fuera el autor del Cristo, pues ya hemos dicho que parece un añadido del siglo XVIII, sin que nos conste donde estuviera situado con anterioridad. Parece, por sus características, del siglo XVI y presenta figura de tamaño menor que el natural, coloración muy blanca, reducida cabeza, ojos cerrados con el rostro ligeramente vuelto hacia el lado derecho, barba y melena poco abundantes tirando a rojizas, pecho abombado con las costillas poco pronunciadas y los pectorales muy pequeños, el epigastrio con arco muy abierto, llaga del costado con poca sangre, vientre hundido, brazos largos y dedos de la mano flexionados hacia los clavos, piernas paralelas y rodillas con escoriaciones y perizoma ­blanco de mediano tamaño con armoniosos pliegues y sujeto con cuerda que anuda al lado derecho, dejando ver la cadera de esta parte, por lo que puede considerarse el primer Cristo salmantino que presenta tal innovación dejando ver la soga y el muslo, como inicio del barroco. 

La Cruz, en su configuración actual, es una mezcla entre plana y arborescente, pintada en tono verdoso, con el rótulo de la ignominia en forma de pergamino con volutas en los laterales.

 

 




1.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca. Valencia, 1967. Pg. 126. - Elías Tormo Monzó, Las Catedrales. (Sobre estudios inéditos de D. Manuel Gómez-Moreno). Madrid, 1931. pg. 59. - Alfonso Rodríguez G. De Ceballos, Las Catedrales de Salamanca. León 1979. pg. 30. - José Carlos Brasas Egido, Las Catedrales de Castilla y León. La Catedral de Salamanca. León, 1992 pg. 152 y Antonio García Boiza, Salamanca monumental. Madrid, 1959. Pg. 67

2.- Antonio Casaseca Casaseca, Las Catedrales de Salamanca. León, 1993. pg. 40.

3.- Antonio Ponz, Viaje de España, 3. (4 volúmenes). Madrid, 1988. Tomos IX-XIII. Pg. 645.

4.- José Camón Aznar, Guía de Salamanca. Madrid, 1932. Pg. 47. y SUMMA ARTIS, La escultura y la rejería españolas del siglo XVI. Tomo XVIII. Madrid, 1981. Pg. 178.

5.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Las catedrales de Salamanca. León, 1979. Pg. 30.

6.- Modesto Falcón, Salamanca artística y monumental. Salamanca 1867. Pg. 90 y Amalio Huarte y Echenique, Guía de Salamanca. Salamanca, 1920. Pg. 39.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00