Cristo del Castillo

Parroquia de San Marcos


Se encuentra situado en la iglesia de San Marcos, que fue declarada Monumento histórico artístico en 3 de junio de 1931, fundada hacia 1178 y que pese a su antigüedad no se cita en el Fuero de Salamanca. San Marcos era parroquia en 1853 y al año siguiente, en virtud del nuevo plan parroquial de 13 de marzo, queda como iglesia dependiente de la parroquia del Carmen; en 22 de octubre de 1868, concluido el plan parroquial, pasa a ser parroquia filial del mismo Carmen y a partir de 1 de julio de 1887, en virtud del arreglo general de las parroquias de la diócesis de Salamanca quedan suprimidas las antiguas parroquias, entre las cuales se incluye.


Cristo del Castillo
 

El alojamiento del Cristo es colgando de un par de finas cadenas metálicas de la bóveda de medio cascarón del ábside central, que tiene a su lado otros dos absidiolos semicirculares, dentro de la planta circular del templo, figura poco corriente en España, pues la que más se le parece por proximidad geográfica es la de la iglesia de la Vera-Cruz de Segovia siendo esta de planta dodecagonal. Ya en Cataluña, templos de planta circular de la época románica, son los de San Pedro de Cervera y San Miguel de Lillet. 

Se trata de un Crucifi­jo, en madera de encina, de medianas proporciones, de color blanco marfileño mate, que se denomina Cristo del Castillo, datado a mediados del siglo XIV. 

Parece que debió recibir culto hasta 1907 en el ábside del lado del Evangelio, como indica doña María del Pilar Quintanal en su trabajo inédito: San Marcos Evangelista, cuando afirma: "frente a la puerta de entrada había una segunda puerta de arco de medio punto por la que entraba el santero encargado de atender la lamparilla de un Cristo que en la edad media era muy venerado"1. 

Lo confirma el informe de don Jacinto Vázquez de Parga y Mansilla, Correspondiente de la Real Academia de San Fernando, quien en el año 1908 afirma que: "En el ábside del lado del Evangelio se halla un crucifijo de medianas proporciones, que lleva el título del Castillo y tuvo una antigua Hermandad. El fondo de la hornacina, donde se halla la imagen, tiene una tabla que representa a la Virgen y a San Juan en el Calvario; es una buena pintura, al parecer del siglo XVI"2. En aquella época la iglesia se encontraba cerrada al culto. 

En las obras de restauración de la iglesia, que se efectuaron a mediados de 1907, cuando se desmontaron el pórtico románico de columnas jónicas y la sacristía, desaparecieron también otros elementos valiosos, entre los que destaca el Cristo del que hemos hecho mención, que quedó enterrado bajo el piso del ábside del  lado del Evangelio, lugar éste en el que se le rendía culto hasta entonces.

En 1967 se efectuaron nuevas obras de restauración en la iglesia y al excavar en el piso del ábside del lado izquierdo se encontraron los restos del Cristo mencionado, que se encontraba en deplorables condiciones como consecuencia del tiempo transcurrido y de la humedad del enterramiento. 

Se hallaron los restos completamente fragmentados y se convertían en polvo a la más mínima presión. Faltaban la pierna izquierda y los pies, trozos del torso y del cuello y algunos dedos de la mano derecha, habiendo desaparecido la Cruz. 

Tras ímprobo y paciente trabajo de don Alfonso Albarrán Chacón, profesor de las Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Salamanca, se consiguió restaurar la imagen del Cristo, que hoy luce en el altar central de la iglesia convertida en parroquia autónoma a partir del 14 de abril de 1968, domingo de la Pascua de Resurrección. 

El Cristo, tiene reminiscencias del estilo románico, pese a su datación del siglo XIV: así su hieratismo y tosca labra, que no alcanza a su parte posterior, completamente plana, la verticalidad del cuerpo no distorsionado, los ojos abiertos, los dedos de las grandes manos pegados y sin flexionar hacia los pequeños clavos, pero, sin embargo ya apunta directamente al gótico, por lo menos en la horizontalidad de los brazos -excesivamente largos-, la existencia de solamente tres clavos, habiendo desaparecido el supedáneo, la cabeza pequeña ligeramente inclinada hacia el hombro derecho mirando al cielo, las costillas pronunciadas, sin apenas pectorales, el epigastrio en ángulo muy agudo apenas perceptible por el deterioro, las rodillas redondeadas y sin forma, la pierna derecha sobre la izquierda, el pie derecho en posición inverosímil en doble rotación: externa e inferior, para ser atravesado por un único clavo y el enorme perizonium que le cubre hasta por debajo de las rodillas, con anudamiento y largo colgante al lado izquierdo y con geométricos pliegues inclinados, como si se tratara de las ramas de un tallo común, con la tela doblada hacia fuera en la cintura. 

La Cruz, -muy ancha y plana con sinuosidades pronunciadas, confeccionada con madera vieja, que carecía de cartela con la conocida inscripción en su pequeño cabecero- ha sido sustituida recientemente por otra, también plana, de madera barnizada en color nogal, que remataba en los extremos en pequeños ingletes, habiéndose suplementando en cabecero y travesaño con material parecido, para darle la forma de potenzas, del mismo ancho que la Cruz.

 

 

 

 

 

 

1.- Julián Álvarez Villar y Ángel Riesco Terrero, La iglesia románica y la Real Clerecía de San Marcos de Salamanca. Salaman ca, 1990. Pg. 36.

2.- Jacinto Vázquez de Parga y Mansilla, Boletín de la Real Academia de la Historia. Real Capilla de San Marcos. Documentos oficiales. Tomo LII, cuaderno 1. Enero, 1908. Pg. 365.



  Por José María Hernández Pérez

06/03/2023 Rev. 00