Crucero del Monte Olivete

 

 

El Monte Olivete era una humilde barriada que se extendía al sureste, entre el convento de San Esteban, el edificio de Calatrava y la muralla. Se dio tal denominación al Colegio menor de Santa María y Todos los Santos, cuyo edificio se encontraba allí situado, por lo que el colegio fue conocido vulgarmente como Monte Olivete, hasta que fue derribado en 1804, a causa de su estado deplorable. 

El Colegio fue fundado por el bachiller Gonzalo González de Cañamares, canónigo de Cuenca y Salamanca, para clérigos pobres de la serranía de esta provincia, mediante bula de León X en 1514, aunque hay quien afirma que funcionaba ya desde 1490. 

Funcionó el Colegio con el nombre de Santa María y Todos los Santos hasta que, el día 10 de setiembre de 1780, acogió a los colegios de San Millán, Santa Cruz de Cañizares y Santa María de los Ángeles, que en 1786 se trasladaron juntos al edificio de este último, con la nueva denominación de Colegios Unidos de los Ángeles.


Crucero del Monte Olivete
Fotografía de Javier Gallego


Ya a finales del siglo XVIII, al suprimirse los Colegios, el edificio había pasado a depender del convento de San Esteban y los alrededores se convirtieron en huerta del monasterio. Sobre el año 1733 se pensó situar en sus inmediaciones el Hospital que, para sus religio­sos, vinieron a fundar en Salamanca los franciscanos pertene­cientes a la Provincia de San Miguel, que luego construyen, aunque no terminan, el convento de San Antonio el Real, en la plazuela del Liceo. 

En 1412, San Vicente Ferrer se encontraba predicando sus célebres misiones, en el barrio antes mencionado, -cuando aún no existía el Colegio y sí una iglesia parroquial de San Esteban protomartir (distinta de la actual, pues ésta se empezó a construir el 29 de junio de 1524)-, cuando en el transcurso del sermón, celebrado en la huerta, por no caber tanta gente en la iglesia, se suscitaron murmullos en el auditorio al decir que él era el Ángel del Apocalipsis, que les anunciaba el día del Juicio final.Ante el escepticis­mo de los fieles les dijo que fueran a la cercana Puerta de San Polo y le trajeran a una mujer que llevaban a enterrar en aquellos momentos. Así lo hicieron y una vez en su presencia, le dijo: "En nombre de Dios te mando, que resucites y que digas si yo soy el Ángel del Apocalipsis". Contestó afirmativa­mente y el Santo le dio a escoger: vida o muerte. 

En recuerdo de tal hecho milagroso se levantó una Cruz de piedra al extremo de la que después ha sido huerta de los dominicos, en el lugar en que se encontraba san Vicente Ferrer predicando. Esta Cruz existe en la actualidad y puede apreciarse en una de las obras de don Antonio García Boiza1, en la del padre José Luis Espinel2, rodeada de frailes dominicos franceses que vivieron en el convento entre 1880 y 1886 y en una lámina de la obra de don Bernardo Dorado3.


Grupo de Dominicos de Toulouse en San Esteban 1880-1886


Crucero en el Monte Olivete. Imagen del libro "Salamanca monumental" de Antonio García Boiza


Es harto sencilla con tres gradas cuadrangulares de piedra de amplia huella, pedestal cúbico sin moldura, basa con ancho plinto y toro. Fuste cilíndrico esbelto y liso que remata en collarín y capitel de sencilla moldura en el ábaco cuadrangular sobre el que luce una Cruz de labra basta y doble sección de cuadrado y círculo, sin talla ni efigie alguna en sus caras. 

En enero de 1809, cuando llegaron las tropas napoleónicas a Salamanca, el general Monpetit que las mandaba, preguntó por el significado de tal Cruz, cuando la divisó entrando desde el Sur en la capital y al decirle cuál era su origen y hacerle mención de la memoria de San Vicente Ferrer ordenó a sus tropas que no se bombardeara ni el convento, ni sus alrededores, pues él era oriundo de Bretaña y como su madre devotos del santo que también viviera, predicara y muriera en esa región francesa, siendo enterrado en la catedral de Vannes en 1419.

 

 

 

 

1.- Antonio García Boiza, Salamanca monumental. Madrid, 1959. Pg. 7.

2.- José Luis Espinel, San Esteban de Salamanca. Historia y guía (siglos XIII-XX). Salamanca, 1978. pg. 142.

3.- Bernardo Dorado, Compendio histórico de la ciudad de Salamanca. Su antigüedad, la de su Santa Iglesia, su fundación y grandezas que la ilustran. Salamanca, 1985. Edición facsímil de la de 1776. págs. 480/481.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00