Cristo de los Doctrinos

Iglesia de la Vera Cruz

 

  

El Cristo de referencia se encuentra situado bajo el coro de la capilla, a muy baja altura, lo que permite a los fieles adorarlo besando sus pies y tocándole las rodillas, habiendo sido su denominación primitiva la de Cristo de la Fe. 

Se trata de un Crucificado de tamaño natural, con la encarnación rosácea, de una calidad indiscutible y de un conocimiento de la anatomía, por parte del autor, sobresaliente. Tiene la singularidad de que el perizoma se presenta retorcido y en aspa, lo que permite la contemplación de gran parte de la cadera a través del triángulo que forma la tela, anudado a la derecha con colgantes airosos en los dos lados, más grande el del derecho. Todo el paño va decorado en color marfil y lleva una fina cenefa en todo su largo 


Cristo de los Doctrinos en la capilla del Vera Cruz


La cabeza, no muy grande, se presenta caída sobre el pecho e inclinada hacia la derecha, con el cuello distendido por el esfuerzo, ojos casi cerrados de grandes párpados, nariz aguileña, rostro afilado, barba negra y finamente rizada que se abre en dos puntas simétricas, bigote partido, melena abundante y negra con guedejas simétricas que caen hacia el hombro derecho, si bien dejan ver la oreja izquierda, corona de espinas pequeña y natural de tres cordones, ligeramente ladeada, los brazos bastante horizontales musculosos y con las venas pronunciadas, las manos abiertas y los dedos separados, pecho movido y abombado de pectorales señalados en trapecio hacia las axilas, con las costillas marcadas y patéticas, con la llaga del costado pequeña y sin sangre, vientre contraído, con las piernas delicadas y los muslos finos agarrotados y en fuerte tensión muscular, con las rodillas contusionadas y sanguinolentas. 

La Cruz es sólida, grande y no muy plana, en tonos oscuros y cabecero reducido con artística cartela apergaminada, de volutas laterales aplastadas, con la ignominiosa inscripción en marco blanco ovalado. 

Se supone de finales del siglo XVII o comienzos del XVIII y su actual nombre de Cristo de los Doctrinos lo debe a que pertenecía al Colegio de tal nombre, pía memoria fundada en 1566 por don Pedro de Santibañez "en donde los que quedaban sin padres se refugiaban enseñándoles a leer, escribir, y Gramática a los que querían; asistían a los entierros llevando el Estandarte de Nuestra Señora de las Nieves milagrosa imagen que se venera en la capilla de dicho Colegio, que al presente está suprimido"1, según nos dice don Bernardo Dorado en 1776. Lo que no dice es que una de las metas era la enseñanza de la doctrina cristiana, de ahí el nombre de los educandos como "doctrinos", pues el título correcto era Colegio de niños huérfanos de la doctrina cristiana del hábito pardo. Los entierros citados eran los de las personas que socorrían con limosnas a la Institución.

Para Gil González Dávila el Colegio fue fundado en 1577, en tiempos del obispo don Francisco de Soto Salazar2. 

Santo Cristo del Monte.
Imagen de La Asociación del Santo
Cristo del Monte de Alaraz

    

Estuvo situado el Colegio, donde se veneraba el Cristo, en la calle de las Páteras, luego calle Nueva de Bordadores y que hoy, por haberse encontrado en ella esta Institución se llama de los Doctrinos. El Colegio fue suprimi­do en 1779 y agregado al Seminario de Salamanca por el obispo don Felipe Beltrán y Casanova. 

Por las citadas fechas debió pasar el Cristo a propiedad de la Cofradía de la Vera Cruz, que lo incorporó a sus desfiles proce­sio­nales de Semana Santa, en los que ha tenido diversas vicisitudes que merecen comentario. Don Manuel Gómez-Moreno dice del Cristo: "Entre ellas [varias figuras en tamaño natural] un Crucifijo que recuerda al del santuario de Alaraz"3. 

Efectivamente el paño de pureza es parecidísimo al que lleva el Santo Cristo del Monte, de Alaraz, pese a la rareza del plegado lo que indica que alguien lo copió.

La talla ya no es tan parecida pues la del Cristo de Alaraz es más refinada, reputándose de algún alumno de Gregorio Fernández y del entorno de Bernardo Pérez de Robles, (que bien pudiera ser Jerónimo Pérez, padre de éste) aunque tal hecho no se compagina con que la devoción hacia el Cristo en el pueblo data del siglo XVI y que Jerónimo Pérez se obligó a hacer un Cristo en la Cruz para Alaraz en 16274. De este último autor es el Cristo de la iglesia parroquial de los Villares de la Reina el cual presenta de nuevo la misma disposición del paño suprafemoral en aspa. 

Acompañaban al Cristo de los Doctrinos los religiosos de la Orden de San Agustín y dos seminaristas, como recuerdo de los colegiales de los Doctrinos, a cuya desaparición, las rentas de este Colegio se agregaron a las del Seminario Conciliar en 1779.

Unos años más tarde, al desaparecer de Salamanca la Orden agustina, fueron los religiosos dominicos quienes daban escolta al paso, costumbre que continuó hasta 1931. 

Hay noticias de que en 1806, con la nueva organización de la Semana Santa que había hecho, por Auto de 28 de marzo, el obispo de la diócesis don Antonio Tavira y Almazán, desfiló el Cristo denominado Jesús en la Cruz, que es el que nos ocupa, entre el paso de Jesús Nazareno con la Cruza cuestas y el Santo Sepulcro. 

Se da la circunstancia curiosa de que el Cristo de los Doctrinos nunca pudo entrar en el claustro de la Universidad en la Procesión General del Santo Entierro, como hacen otros pasos siguiendo una muy antigua costumbre, dado que es el paso de mayor altura de los que desfilan en la Semana Santa salmantina. 

En 1977 no pudo desfilar el Cristo de los Doctrinos por su deficiente estado de conservación y en 1985, una vez restaurado por el artista Gerardo Sánchez Cruz, clérigo e imaginero salmantino5 salió en procesión por partida doble: el Viernes Santo en la General del Santo Entierro y el Lunes Santo como titular de un nuevo desfile procesional, llamado del Santísimo Cristo de los Doctrinos, para llenar un hueco que se produjo en 1974 cuando dejó de salir en este día de Semana Santa la Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús de la Promesa. 

Forman este desfile hermanos de la Cofradía de la Santa Cruz y la de la Oración en el Huerto de los Olivos, que aportan los mismos elementos procesionales con los que desfilan el Viernes Santo. 

El Cristo sale a la calle sobre andas descubiertas, de madera tallada con molduras de adorno, soportadas por 32 herma­nos. Estas mismas andas son las que el Domingo de Resurrección transportan a Jesús Resucitado, obra atribuida a Alejandro Carnicero y en este día la carroza luce además cuatro angelotes músicos en las esquinas.


Figuras del paso del Calvario. Imagen del blog Jesusario

En la procesión del Santo Entierro del Viernes Santo el paso del Cristo de los Doctrinos se completa con otras tres figuras de vestir que desentonan bastante y que no parecen del mismo autor que el Cristo. Son estas figuras: la Virgen, con manto amplio negro de terciopelo y corona de las de peineta, a la derecha del Cristo, con toca blanquísima que siluetea el manto como si se tratara del forro, melena de cabellos naturales, perfiladas cejas, ojos muy abiertos, nariz respingona, manos en actitud de oración con los dedos entrelazados, dejando ver los puños de la camisola blanca destacando sobre el negro del manto y rosario, también negro, anudado a las muñecas.

Se cubre además la cabeza con pañuelo de encaje blanco a modo de sobremanto. 

San Juan, al otro lado, con cara totalmente aniñada y redonda, halo de santidad, hábito también negro, con galón dorado en las mangas, manto de terciopelo morado con broche al cuello y abierto desde los hombros, la mano izquierda sobre el pecho y la derecha extendida en actitud declamatoria, con los puños blancos y calados y cíngulo trenzado de hilo de oro, con la mirada baja y al frente en actitud dolorida y María Magdalena, enfrente, con túnica de terciopelo negro, sin capa ni velo, con los brazos abiertos hacia el Cristo, en dramática actitud y luciendo peluca natural de cabellos muy largos y sueltos que le llegan a la cintura. 

Las manos de todas las figuras son grandes y talladas bastamente. 

Este día la carroza de madera, con molduras doradas, va sobre ruedas en lugar de ir soportada por los hermanos cofrades. 

Durante los años en que no pudo salir en procesión el Cristo al que nos estamos refiriendo (entre 1981 y 1983) fue sustituida su imagen por el Cristo de la Promesa, de la iglesia de San Esteban y por el Cristo de la Buena Muerte, también de esta iglesia, en 1984. 

La imagen de la Virgen del paso de los Doctrinos, a partir de 1991, desfila también en solitario el Lunes Santo sobre unas sencillas andas de madera portadas por 22 hermanas de la Cofradía de la Santa Cruz. Hubo que buscar precipi­tadamen­te las andas y fueron prestadas las de la Virgen de la Alegría que desfila en la procesión del Resucitado el domingo por la mañana, también portada por 22 hermanas de la misma Cofradía. 

Dadas las vicisitudes por las que ha pasado el Cristo de los Doctrinos, entrando y saliendo en la Procesión General del Santo Entierro, vamos a dar algún detalle de cómo desfilaba esta  procesión a principios del siglo XIX. 

Acompañaban al paso de la Oración del Huerto, seis religiosos del convento de Padres Calvaristas; al de los Azotes, lo escoltaban seis Frailes Capuchinos; al Ecce Homo o de la Caña, le daban guardia los Padres Carmelitas Descalzos; el Nazareno de San Julián solamente iba acompañado por sus cofrades; el Cristo de los Doctrinos ya hemos dicho que lo escoltaban dos seminaristas, que disfrutan las becas del antiguo Colegio de los Doctrinos, los religiosos de la Orden de San Agustín y dos filas de seis colegiales alumbrando; el Santo Sepulcro portado por cuatro Frailes Franciscanos revestidos de alba y estola y alumbrando los Clérigos de las Congregaciones de Nuestra Señora de la Paz, San Pedro y San Pablo y por fin la Dolorosa acompañada de una representación de Religiosos Dominicos6.

1.- Bernardo Dorado, Compendio histórico de la ciudad de Salamanca. Su antigüedad, la de su Santa Iglesia, su fundación y grandezas   que la ilustran.  Salamanca, 1985. Edición facsímil de la de 1776. Pg. 425.

2.- Gil González Dávila, Theatro eclesiástico de la Iglesia y Ciudad de Salamanca. Vidas de sus obispos y cosas memorables de su obispado. Salamanca, 1618. pg. 162.

3.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca. Valencia, 1967. Pg. 283.

4.- Pilar García Aguado, Documentos para la historia del arte en la provincia de Salamanca. Primera mitad del siglo XVII. Salamanca, 1988. Pg. 166.

5.- La Gaceta Regional. Publicación periódica. Diario de Salamanca, 25 de marzo de marzo 1986.

6.-      Id.    id. Salvador Llopis Llopis. Artículo: La Semana Santa de 1806. Salamanca, 9 abril 1955. Pg. 6.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00