Cristo de la Vela

Parroquia de Jesús Obrero

 

 

Se trata de un Crucificado sin apenas valor artístico, pues es de escayola, realizado hacia 1920 y procedente de la capilla que las MM. Josefinas Trinitarias tenían en la Avenida de Mirat, haciendo esquina con la plaza de Gabriel y Galán, hoy bloque de viviendas. 

Al producirse el traslado de las mencionadas religiosas el Cristo no tenía encaje en su nueva capilla modernista, por lo que se donó a la parroquia de los Pizarrales, construida en 1965, que había empezado a funcionar como tal el Domingo de Pascua de 1968, bajo la advocación de Jesús Obrero en nuevos locales, que susti­tuían a la antigua iglesia que llevaba el nombre del Sagrado Corazón y que prácticamente era parroquia independiente de la del Carmen desde 19271. 

Tampoco iba a tener aquí acomodo pues ya poseía la parroquia un Crucificado, de un gran valor artístico a nuestro parecer y el párroco inició la tramitación correspondiente para su cesión a alguno de los pueblos de la comarca. 

Carente de una denominación propia hoy es conocido como el Cristo de la Vela por las circunstancias que se detallan a continuación. 

El 2 de enero de 1986 aprobó el Obispado los Estatutos de la Hermandad del Silencio, Cofradía constituida el 18 de mayo de 1985, que se proponía cubrir el hueco  -de ahí lo del silencio, dentro de la liturgia eclesial- del único día en que no se daba un desfile procesional en la Semana Santa salmantina, el Sábado Santo2. 

La Junta General buscó una imagen para su desfile y acudió en primer lugar a solicitar el Cristo de la Vela -Jesús atado a la columna- a la parroquia de San Sebastián, pero no fue posible por el lastimoso estado en que se encontraba la imagen que recibía tal advocación, porque en cierta ocasión había caído sobre un lampadario y se había quemado en parte. 

Siguió la búsqueda en la misma parroquia y se encontró el Cristo de la Paz, que había sacado en procesión la Hermandad de Ex-combatientes en sus últimos tiempos pero, autorizada por el párroco la cesión de la imagen, se denegó tal autorización por parte del Cabildo. (No hay que olvidar que en la iglesia de San Sebastián reside la parroquia de la Catedral desde 1903, cuando se devolvió al culto esta iglesia3). 

Una vez desaparecida, en 1969, la Hermandad del Santísimo Cristo del Amparo, integrada por médicos, farmacéuticos, practicantes, damas enfermeras de la Cruz Roja y ATS de Salus Infirmo­rum intentaron que su imagen titular, el Cristo del Amparo, que se venera en la parroquia del Carmen, les sirviera para su desfile procesional, pero tampoco lograron su propósito. No obstante sí les regalaron las andas en que salía en procesión el Cristo titular. 

Insistieron solicitando un Crucificado en la parroquia del Dulce Nombre de María pero tampoco dio resultado tal petición. 

Cuando ya desesperaban del éxito de su gestión visitaron la parroquia de Jesús Obrero, de los Pizarrales, en demanda del Cristo que habían cedido a la iglesia las MM. Josefinas Trinitarias y fueron tan bien recibidos que, a más de la imagen, consiguieron que la parroquia fuera la sede de la naciente Hermandad. 

Recordando la primera iniciativa, en su continuo peregrinar, la Junta Directiva acordó dar el nombre de Cristo de la Vela a una imagen que carecía de él, que se venera en una capilla cerrada en la parte posterior de la iglesia, junto con Nuestra Señora del Silencio y que ha sido costeada por la Hermandad. 

Inició su andadura procesional el 29 de marzo de 19864 y el Cristo es llevado en posición de plano inclinado, como si se estuviera elevando la Cruz en ese momento, sobre unas sencillas andas de mimbre, trenzadas por artesanos armuñeses y portadas por 48 hermanos que, como se ha dicho antes, era la postura en que llevaban al Cristo del Amparo de la parroquia del Carmen.


Primer plano del Cristo de la Vela
Fotografía de la Hermandad del Silencio


Tiene el Cristo de la Vela una coloración mate y clara, de tamaño casi natural, presenta inclinación de la cadera hacia la izquierda, pecho abombadísimo con las costillas poco pronunciadas, cabeza no muy grande, barba rizada de buena talla partida en dos puntas simétricas, músculos del cuello distendidos, melena con abundantes rizos sobre los hombros, ojos muy abiertos, boca semicerrada, con bastante parecido del rostro al célebre Cristo de Limpias. Corona de espinas natural de finos hilos y pinchos. 

Brazos musculosos y dedos de la mano flexionados hacia los clavos, piernas finas con las rodillas poco adelantadas y separadas entre sí con escoriaciones profundas y los gemelos en tensión, pies atravesados por un gran clavo y el derecho de exagerada inclina­ción. El ceñidor de pureza grande, del color del Cristo, con anudamiento al centro y pliegues acortinados laterales ajustados al cuerpo cayendo por detrás, también pegados a la carne, viéndose una doble soga fina dorada. 

La Cruz es plana y ancha, de madera muy clara con la cartela de la condena de doble voluta lateral y la inscripción enmarcada en óvalo dorado sobre un cabecero grande. 

Desde 1991 acompaña a la imagen del Cristo de la Vela otra carroza de madera tallada y dorada con la imagen de Nuestra Señora del Silencio, obra del artista salmantino Enrique Orejudo, realiza­da en madera de pino, estofada, dorada y policromada con el color rojo en la túnica (significando sacrificio) y el negro en el manto (símbolo de luto), colores ambos de la Cofradía y que llevan a hombros las integrantes del turno femenino de carga, compuesto por 40 hermanas. 

El rostro de la Virgen refleja una infinita soledad en la tristeza de sus ojos lacrimosos, que miran sin mirar al suelo y en el compungido rictus de los pálidos labios. Las manos cruzadas sobre la cintura no sabemos si rememoran la lejana Encarnación de su Hijo o la reciente despedida tras el Descendimiento de la Cruz.


Procesión de la Hermandad del Silencio. Fotografía de Salamanca24horas

 

 

 

 

1.- Ángel Riesco Terrero, Evolución histórica de las parro­quias de Salamanca. (Suplemento del Boletín Oficial Eclesiásti­co).  Salamanca, 1966. Pg. 62.

2.- Francisco Javier Blázquez y Luis Monzón, Semana Santa Salmantina. Historia y guía ilustrada. Salamanca, 1992. Pg. 141.

3.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Guía de Salamanca. León 1989, pg. 170 y Ángel Riesco Terrero, ob. cit. pg. 62.

4.- La Gaceta Regional. Publicación periódica. Diario de Salamanca. 23 y  30  de marzo de 1986.




Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00