Iglesia de las Mm. Isabeles
En el muro del lado del
evangelio de la iglesia del convento de las Mm. Isabeles se venera una imagen
de Cristo
crucificado al que la comunidad conoce por el nombre de Cristo
de la Paz y de la Concordia1.
Cristo de la Paz y de la Concordia. Imagen del libro
El Convento de Santa Isabel de Salamanca de José María Martínez Frías
Es de tamaño natural y presenta a Cristo muerto, grandioso en sus formas de abultada musculatura, con la llaga en el costado abierta y con amplio postizo reguero de sangre, la cabeza muy caída hacia el hombro derecho, corona de espinas postiza con alguna muestra de las punzadas que ésta produjo en la frente, cejas finas y grandes párpados que ocultan los ojos, bigote y barba que se bifurca en cuidados rizos y dejan ver los cerrados labios, nariz pronunciada, brazos en ángulo con antebrazos vigorosos, dedos muy bien tallados y ligeramente flexionados hacia los clavos, pecho no muy erguido noblemente varonil con el vientre alineado, piernas correctas muy bien torneadas y pies atravesados por un enorme clavo.
La encarnadura es mate, lo que acentúa su naturalidad y han desaparecido las tumefacciones y huellas sanguinolentas que tenía por todo el cuerpo a principios de siglo. El amplio perizonium, que se anuda con soga de doble vuelta al costado derecho es ya barroco con movidos pliegues, que dejan ver perfectamente el desnudo muslo del mismo lado. Luce aureola metálica con radios flameantes y remates estrellados alternativamente.
La Cruz es de tronco natural, apreciándose en exceso los nudos de la corteza y las líneas sinuosas de la madera, con gran cartela rectangular que luce la sentencia en tres idiomas.
Para don Manuel Gómez
Moreno "es un Cristo crucificado y
muerto, de tamaño natural, atribuible a los comienzos del siglo XVII y de tipo
más andaluz que castellano"2.
Según el padre Alfonso Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, que sitúa al Crucificado en la clausura del convento, se trata de "una estupenda talla de la segunda mitad del siglo XVII, atribuible al escultor Bernardo Pérez de Robles"3 autor que luego veremos será conocido en Salamanca por sus Cristos de la Agonía (padres capuchinos), del Perdón (madres Bernardas) y de la Zarza (parroquia del Carmen).
Parece que la obra no es antigua. Según testimonio de religiosas ancianas del convento, la imagen fue regalada, a finales del siglo pasado, por una piadosa familia que tenía su residencia en Zamora4.
Tal hecho hace pensar en que su procedencia sea la reconocida escuela de imaginería zamorana del siglo XIX, en la que fue maestro indiscutible don Ramón Álvarez, presunción que se avala por los detalles de la excelente conservación del Cristo, su dignidad artística, el virtuosismo de la imagen y el aspecto sereno de la cabeza del Crucificado, que son consustanciales a la imaginería zamorana de finales del siglo XIX.
Lo más probable es que esta imagen sustituyera en el afecto de la comunidad el vacío que produjo el traslado del Cristo de la Agonía a la Catedral Nueva, en 1836, (cuyas vicisitudes se detallaron en el apartado correspondiente) como demuestra que ocupe esta imagen el mismo sitio que aquella ocupara en el muro del lado izquierdo de la iglesia conventual, como atestigua -en 1572- el valenciano don Bartolomé de Villalba y Estaña "El doncel de Xérica"5.
1.- José María Martínez Frías, El convento de Santa Isabel de Salamanca. Salamanca, 1987. Pg. 35 y
fotografía 22.
2.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, Catálogo monumental de España. Provincia de
Salamanca. Valencia, 1967. Pg. 190.
3.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Guía de Salamanca. León, 1989. Pg. 142.
4.- José María Martínez Frías, ob. cit.
pg. 35.
5.- Manuel García Blanco, Seis estudios salmantinos. Salamanca, 1961. Pg. 65 y El Museo - Crónicas salmantinas. I.
Artículo: El itinerario salmantino de
"El pelegrino curioso". Salamanca, 1957. Pg. 72.