Cristo de la Iglesia de San Julián


 

Fue parroquia hasta el año 1867 en que, por auto definitivo, se procedió al arreglo parroquial de la diócesis salmantina y ha sido declarada Monumento Histórico Artístico el 29 de junio de 1983. 

Sobre el Cristo que existe en esta antigua parroquia románica, denominada de San Julián y Santa Basilisa, ya mencionada en el Fuero de Salamanca como una de las 33 parroquias existentes y que estaba situada en el territorio de los toreses, que habían llegado capitaneados por don Fernando el Grande, pocas son las noticias que tenemos.


Cristo en la iglesia de San Julián. 
Foto de la Gaceta Regional


Solamente lo que nos dice don Antonio García Boiza en 1937: "Debajo del coro un interesante Cristo en madera del siglo XIV"1 aserto que corrobora don José Camón Aznar para quien "merece citarse Cristo del siglo XIV, muy dramático"2, la reafirmación de don Juan Eduardo Cirlot: "el Cristo del siglo XIV"3 y lo que dicen Ángel de Cabo Alonso y Alfonso Ortega Carmona, en el mismo sentido4. 

Sin embargo Walter Willian Spencer Coock y José Gudiol Ricart5 lo citan como del siglo XIII, cercano al 1300. 

Se encuentra el Cristo situado a la izquierda de la entrada en un pequeño rincón presidiendo el retablo de un pobre altar de madera dorada de poco gusto en su decoración. Frontón partido con ménsula central sobre columnas acanaladas de capitel corintio y suplemento de estípites y en los dos laterales, ligeramente ochavados, adornados en la parte superior con rocallas como remate, dos pequeñas hornacinas con San Nicolás de Bari, estatuita del siglo XVIII6 revestido con ancha casulla, mitra y báculo, portando tres bolas de oro sobre un libro abierto y a los pies dos niños en un cubo de madera, en la de la izquierda y el franciscano San Pedro de Alcántara, "hecho de raíces de árboles" en apreciación de Santa Teresa, en la de la derecha, con las vestiduras de pliegues agudos y metálicos, atribuido a Pedro de Mena6. Ambas imágenes de reducido tamaño. 

Se da una circunstancia curiosa respecto a esta imagen de San Pedro Alcántara y es que existe una fotografía de 1910, del que fuera Cronista oficial de Salamanca don Antonio García Boiza, sujetando la peana del santo, sobre una mesa, en el estudio del fotógrafo don Venancio Gombau7. 

En 1915 se publica otra fotografía de la imagen, del mismo autor8, en la que luce disco metálico con rayos sobre la cabeza y en la que carece del cordón franciscano, diciéndose ya que se venera en la iglesia de San Julián, lo que induce a sospechar su descubrimiento por don Antonio García Boiza en algún lugar ignoto y que a partir de entonces se entregara para que fuera objeto de culto público en la citada iglesia. 

El fondo del altar en su hornacina central es de tonos dorados imitación de brocatel con adornos de ánforas, flores y roleos. Las partes inferiores tanto del altar central como de las hornacinas laterales consisten en formas rectangulares que semejan cajoneras­, muy adornadas con roleos, de inspiración portuguesa. 

Se trata de un Cristo muerto de tamaño menor que el natural, alargado y vertical, de tonalidad oscura, cabeza muy inclinada y torcida hacia la derecha presentando el cuello pronunciada torsión, ojos cerrados con pobladas cejas, frente fruncida, nariz grande, barba recortada de tono más claro que el cabello, cuya melena sin apenas talla cae sobre el hombro izquierdo, carece de corona de espinas, brazos grandes y musculosos, sobre todo en el centro del antebrazo, las manos enormes, que parecen tenedores, abiertas y con los dedos pegados, atravesadas por clavos grandes y puntiagudos, pecho plano contándose perfectamente diez costillas paralelas, que dejan ver un epigastrio de amplia curvatura y unos pectorales muy altos, llaga del costado sanguinolenta y la espalda plana sin tallar pegada a la Cruz, piernas bastas y alargadas, la izquierda desaparece desplazada de su posición natural como continuación de la cadera, con los pies grandes sin apenas talla, el derecho sobre el izquierdo en posición inverosímil por lo retorcido, con un clavo enorme que los atraviesa en forma forzada. 

El paño suprafemoral, que cae muy bajo dejando al aire la mayor parte del vientre, es grande pues llega hasta por debajo de las rodillas con pequeños pliegues de caída vertical recogidos en el centro en otro colgante, especie de broche, muy deteriorado en la parte superior con desportilladuras, donde llevaría el anuda­miento, dejando ver ambas caderas. El paño, de coloración gris a imitación de tela hasta el punto de llevar como adornos, cuadrados marrones y una cenefa en el borde inferior. 

Este Cristo tiene una gran similitud en cuanto a su configuración, talla basta y disposición de cabeza, tronco y extremidades con el citado Cristo de los Milagros. 

La Cruz es pequeña, plana y de madera oscura. El cabecero cortísimo y tapado por la cartela o titulus con la inscripción, que es un simple panel pintado de blanco, de forma avolutada con sombras grises en las vueltas de los laterales. Se apoya sobre un monte Calvario de tonalidad oscura de no muy logradas rugosidades.

 

 

 

 

 

1.- Antonio García Boiza, Inventario de los castillos, murallas, puentes, monasterios, ermitas, etc. de la provincia de Salamanca. Salamanca, 1937.Pg. 127.

2.- José Camón Aznar, Guía de Salamanca. Madrid, 1932. Pg. 89.

3.- Juan Eduardo Cirlot, Salamanca y su provincia. Barcelona, 1956. Pg. 20.

4.- Ángel de Cabo Alonso y Alfonso Ortega Carmona, Salamanca. Geografía, historia, arte y cultura. Salamanca, 1986. Pg. 382.

5.- Walter Willian Spencer Coock y José Gudiol Ricart, Pintura e imaginería románicas. ARS HISPANIAE. Volumen VI. Madrid, 1980.Pg. 335.

6.- Juan Eduardo Cirlot, ob. cit. pg. 20 y José Camón Aznar, ob. cit. Pg. 90.

7.- Enrique de Sena Marcos y Jaime Peña, Salamanca en las fotografías  de Venancio Gombau. Salamanca, 1992. Pg. 179.

8.- La Basílica Teresiana, publicación mensual. Salamanca, 1915. Pg. 137.


 Por José María Hernández Pérez

06/03/2023 Rev. 00