El Comercio en la Plaza Mayor II




Por José María Hernández Pérez
31/12/2019 Rev. 00
                         



ACERA DE PETRINEROS, GUARNICIONEROS O DEL CORREO





Números 28 y 29

Era propietaria la Memoria de don Martín de Bustos, siguiendo la del Mayorazgo de los Nieto, que el Ayuntamiento hubo de expropiar para cerrar el ángulo de san Martín. Como es lógico no tenían balcones a la Plaza.




La tienda de sombrerería de Manuel Clemente Pérez, que data de 1800, se encuentra en este local cuando se traslada al número 7 de la Plaza en 1870. Despacha sombreros de copa alta, gorros y gorras de todos los colores para caballero y niño, sombrillas para niños y niñas, chanclos de goma para señora, caballero y niño.


Es sustituida por la tienda para venta de calzado del levantino Ezequiel Martín Pisot. Concejal republicano en varias ocasiones, durante el sexenio revolucionario, la República y la Restauración, pronunciaba enardecidos discursos en cuanto se le concedía el uso de la palabra.


El 9 de abril de 1898 abre otra tienda de zapatería en este local su hermano, Alejandro Martín Pisot, lo que indica que algún tiempo estuviera cerrada. Ezequiel no muere hasta el 9 de agosto de 1920, ya viudo y con dos hijos Juana y Gregorio y Alejandro había fallecido en julio de 1909 ya que cuando se cierra el negocio se anunciaba como Viuda de Pisot, que era Flora Gala.

Primitivo Muñoz y Muñoz, llega procedente de Blascoeles, en la provincia de Avila y adquiere ambos locales, viviendo en la planta superior con la numerosa familia que va naciendo de su matrimonio con doña María Manuela Isidro Fraile: Mercedes,  Manuela, Ricardo, María, Isabel, Angel y José Luis. En 1899 fallece con seis años su hijo Isidro. (Se afirma que la Casa Primitivo Muñoz ha sido fundada en 1880 pero los datos escritos no lo confirman).

En 1904 monta una sucursal en el nº 23 de la Plaza, donde se encontraba la tienda de Francisco Téllez y en 1917 otra en el local contiguo, por traspaso de “El Buen Gusto” de Ignacio Frutos.

Retrato de Primitivo Muñoz, sentado y rodeado de hijos o empleados.
Fragmento de fotografía estereoscópica de doble exposición de Venancio Gombau
perteneciente a los fondos Jose Luis de la Parra.

Al morir su esposa en marzo de 1915, aparte del natural desánimo que invade a Primitivo, la deslealtad de algunos empleados y que la situación económica no es muy boyante, los dos hijos más pequeños, Angel y José Luis, de 17 y 13 años respectivamente, abandonan los estudios y se incorporan para ayudar en el negocio.

Los números 28 y 29 los adquiere Primitivo Muñoz  por 35.911´50 pesetas mediante traspaso de Flora Gala, Viuda de Alejandro Martín Pisot, el 25 de julio de 1920 y en 1925 amplía el negocio con la adquisición de una administración de loterías que había en el local siguiente, en el número 30. Se anuncia como que vende las mejores calidades en medias y calcetines, siendo la casa más antigua y especializada.







Figurines Art Decó publicados en El Adelanto entre 1928 y 1929


El lunes 9 de marzo de 1931, abre otra sucursal en el chaflán de la plaza de Liceo, entre las calles de Toro y Azafranal adquiriendo la tienda de “Viuda de Jacinto Niño”. El edificio modernista había sido construido por Arsenio Andrés, según planos del arquitecto Santiago Madrigal para el coronel de caballería Timoteo Gómez y es adquirido el 17 de julio de 1957 por Hijos de Primitivo Muñoz mediante compra a doña Ascensión Gómez, residente en Vitoria, que lo había obtenido por herencia del hijo del coronel.

El negocio pasa a denominarse “Hijos de Primitivo Muñoz” en 1935, al fallecer Primitivo el 13 de noviembre, con 77 años. Se forma una sociedad con Siro Gay, antiguo empleado de Primitivo Muñoz y casado con la mayor de sus hijas, Manuela, denominándose “Almacenes Gay Muñoz”.

José Muñoz Isidro inicia otras actividades como por ejemplo el café Simu (Simón y Muñoz), tertulia de intelectuales, que con el tiempo se convierte en café cantante en la calle del Prior y crea la sociedad Helados y Productos Lácteos que se convierte en la primera central lechera salmantina.

Tras la guerra civil se separa Siro Gay con lo que la sociedad se convierte en “Hijos de Primitivo Muñoz, S. L.” y forman otra empresa dedicada a la fabricación de prendas de punto denominada “Mesonero y Muñoz, S.L.”. Crean también en 1944 la firma “Frimad” de frigoríficos y máquinas de escribir (marca Olivetti), coches de niño (marca Jané) y máquinas de coser y bordar (marca Wertheim). Ese mismo año inauguran una nueva sucursal en Sánchez Ruano, 4 y posteriormente otra en el Paseo de Canalejas, número 29.

Toma el traspaso en 1947 de la sombrerería Argüeso, que se encontraba en el local adjunto, haciendo esquina con la calle del Prior, con lo que el negocio se amplia con lo que denomina “La tienda de caballeros” con toda la línea de sastrería confeccionada. El proyecto de ampliación es obra del arquitecto salmantino Genaro de No. En agosto de 1949 queda completada la ampliación de la tienda de Primitivo Muñoz que engloba los números 28 al 30.

Reforma de 1947 de la tienda de sastrería de caballeros de Hijos de Primitivo Muñoz.
En esa reforma se unificarían los números 28, 29 y 30 de la Plaza Mayor.  Foto C. León

Se inicia la relación con la firma Cortefiel, de los hermanos Angel Luis y Antonio García Quirós dedicados a la venta de  prendas de sastrería industrial, comenzando a vender sus gabardinas en exclusiva en 1947 siendo adquirida la firma por Cortefiel en 1979, teniendo como directora de relaciones exteriores del Grupo a María José Estrella.

El negocio denominado “Hijos de Primitivo Muñoz”, ya regentado por la tercera generación: Primitivo Muñoz Laporta, hijo de Angel y José, hijo de José Muñoz Isidro, abren un comercio en Vigo en 1963 y en setiembre de 1975 fallece José Muñoz Isidro, con 73 años, sobreviviéndole su hermano Angel, que muere el 28 de noviembre de 1988 con 90.

En marzo de 1971 fallece en Castellón el apoderado de Hijos de Primitivo Muñoz, Angel Pérez Iglesias




Número 30

Era propiedad del Cabildo catedralicio



En 1854 el comercio que hace esquina con la calle del Prior es de Joaquín Carabias, quien tiene también establecimiento abierto en la Plaza de la Verdura, número 48. En abril de 1867 es el despacho de la fábrica de calzado de Saturnino  Charro. Fermín García Martín, se dedica en exclusiva a los perfumes desde 1877,  exponiéndose en sus escaparates en 1878 el manteo de charra que se va a presentar en la Exposición Universal de París. Fallece el 7 de junio de 1879 y continúa el negocio su Viuda.


La Compañía de máquinas de coser Singer
La Liga de Contribuyentes de Salamanca
del 10 de enero 1883
Ocupa este local la tienda de máquinas de coser Singer que llega en 1883, trasladada desde Corrillo, 2, donde ya se encontraba en 1867, habiendo obtenido la primera medalla de oro en la Exposición de París. La máquina de coser “Singer”, inventada en 1850 en Estados Unidos por Isaac Merrit Singer, ya se vendía aquí a plazos de 2´50 pesetas a la semana.

La sucursal de la compañía fabril Singer tenía más de 40 empleados de los que 8 pertenecían a Salamanca. Se trasladan provisionalmente en 1908 a la Plaza de la Libertad, 9, luego en 1910 están en Concejo, 1, en los años veinte ocupan locales en Prior, 12 y más tarde se trasladan a Quintana, 5 y 7. Se anunciaban diciendo: “Recomendamos la máquina bobina central para trabajos artísticos y uso doméstico”. Durante muchos años se encontraron al frente del despacho de máquinas José Pozo Cires y Evaristo San Román. En 1912 llega la administración principal de loterías a compartir local con la sombrerería.


Sombrerería de Lorenzo Argüeso Martín
El Adelanto 8 de septiembre de 1909
El lugar de las máquinas de coser es ocupado por la sombrerería de Lorenzo Argüeso Martín, el 15 de febrero de 1908, que se denominaba “La Non Plus Ultra”, negocio que había establecido el 29 de julio de 1866 en la calle de la Rúa, 16, su padre Lorenzo Argüeso Pirallo, (antiguo oficial de Manuel Clemente Pérez), que obtuvo diploma extraordinario en la Exposición de Londres de 1889 y en otros varios certámenes. Lorenzo Argüeso que había sido tesorero de la Unión Velocipedista Salmantina a primeros de siglo, se traslada al Pasaje de la Caja de Ahorros en 1939 y sigue la tradición de sombrereros Lorenzo Cura Argüeso, hijo de Cecilia Argüeso Martín y Federico Cura Pajares. Fue casa especializada también en la confección de birretes para los doctorados “honoris causa”, suministrando banderas para infinidad de Ayuntamientos y corporaciones. El local lo adquiere Primitivo Muñoz en 1947. Lorenzo Argüeso Martín tuvo otro hermano también sombrerero, Tomás, cuyo establecimiento ya estaba en la calle de Toro, número 36, antes de estallar la guerra civil. Falleció el 31 de enero de 1945, sustituyéndole la sombrerería de Marcos.

Los tres números citados anteriormente son hoy del Grupo Cortefiel, Fitty Factory.

En 1901 ocupa el piso principal el abogado Rafael Beato Salas.








Arco del Prior


Arco del Prior. Luis Cortés


Número 31

Su propietaria era la Real Clerecía de san Marcos.



Antes de la Guerra de la Independencia ya existía la tienda de telas de Francisco Mateo.



En 1851 se encuentra el comercio de Francisco Nessi que despacha las bujías “La Estrella y “La Aurora” y que vive en principal, con entrada por Prior, 2.


El comercio de Francisco Nessi en El Correo
Salmantino, 30 de octubre de 1851


Eladio Sánchez Angoso
El Progreso, 27 de abril de 1884


Ocupa su lugar antes de 1884 el almacén de paños y novedades “Angoso”, propiedad de Eladio Sánchez Angoso, que se anuncia como comercio adscrito a la Unión Católica para señores sacerdotes y se convierte en lugar de reunión de ancianos respetables.

El comercio de paños, camisería, corbatería y novedades, confecciones para caballero, señora y niños en 1914 pasa a ser de la Viuda de Angoso y luego es regentada por su hijo Fernando, figurando la firma como “Hijo de Eladio Angoso” que había nacido en 1904. Se anuncia con ripios: “Tiempo lluvioso, gabardinas Angoso”. Muere el 22 de abril de 1932 Fernando y continúa con el negocio su Viuda, poniéndose al frente de la tienda su hijo, también Fernando que se casa con Araceli García, hija del dueño de Almacenes Ara en 1955 y 4 años después se anuncia Angoso junto a Almacenes Daytona, de la calle Toro, 29 y 31. En 1964 Fernando pasa a ser director Comercial de Almacenes Ara. Se reinaugura completamente cambiada la tienda en mayo de 1942, con los hermanos Fernando y Eladio, recordando de esta época al atildado dependiente Leoncio Leandro Toribio.


Fernando Sánchez Angoso.
El Salmantino, 6 de septiembre de 1915

Eladio, ya un nieto del patriarca, cierra en 1980 para abrir otra tienda en la calle de Toro y aquí instala una sucursal “Carlos Moga” en marzo de 1982, tienda que desaparece en 2011 y es sustituida por una heladería artesana “Tutto Bene”. Permanece de Angoso solo abierta otra tienda más moderna situada en Toro, número 100.
Desde 2015 es ocupado el local por “Center móvil” y en 2017 se instaló Arya Tara de ropa y complementos.




Entre dos arcos

Rafael Martín Haro era un personaje menudo, de carácter vivaracho, locuaz y dicharachero que, apostado en la pared de los soportales de la Plaza, entre las tiendas de Jesús Rodríguez López y pañerías Angoso, pregonaba su mercancía con la monótona cantinela de “Para hoy”, “El Gordo para hoy”, “Hoy sale, hoy”. Se trataba del primer invidente salmantino que vendió los cupones de la ONCE, recién creado el organismo por un Decreto estatal que estaba fechado el día de la festividad de santa Lucía en 1938.

Realmente el primer sorteo, que en aquel entonces tenía carácter provincial, se celebró el 1 de mayo de 1939, con toda solemnidad y asistencia de las principales autoridades, en el caserón que existía en la calle de Espoz y Mina, frente a las escalerillas del callejón del Pasaje, donde tuvo su sede la organización durante muchos años y que había sido, desde finales del siglo XIX, hasta principios del XX, el domicilio social de la Caja de Socorros de Labradores y Ganaderos fundada por el Conde de Crespo Rascón. 

El bueno de Rafael no había nacido ciego, ni había sufrido accidente alguno que le causara tal desgracia. Sencillamente el día 13 de julio de 1936 y cuando ejercía normalmente su trabajo de conserje del Ateneo Salmantino se acostó bueno y sano y a la mañana siguiente, al despertarse, se encontró con la desagradable sorpresa de que carecía de visión.

Acompañaron a Rafael en los primeros tiempos otros nueve invidentes, repartidos por toda la ciudad que daban la buena suerte a través de las mil series, de 35 pesetas cada una, de que constaba el sorteo diario, excepto los domingos. Rafael, aficionado al futbol, que seguía a través de la radio, tenía abonados los números 461, 463, 465, 576, 578, 590 y 838. Fallece Rafael el 30 de diciembre de 1971.






Número 32

Las viviendas eran propiedad de los Clérigos Menores de san Carlos Borromeo quienes, al tiempo de la edificación, las vendieron al Colegio Viejo de san Bartolomé.



En 1733 se requirió a los propietarios de la acera de Petrineros para que levantasen a su cargo las respectivas viviendas y los Clérigos no tenían medios económicos para ello, por lo que dispusieron vender su finca a la Ciudad por 34.500 reales.


Los Comisarios de la Obra de la Plaza, señores don José Alvarez y don Alonso de las Peñas, buscaron a crédito y depositaron en Manuel de la Natividad los 34.500 reales de vellón necesarios para comprar la casa pero al no realizarse la operación, pues finalmente fue adquirida por el Colegio Mayor de san Bartolomé, les fue devuelta por parte de la Ciudad la cantidad consignada.

El Colegio Mayor de san Bartolomé, que poseía la finca del nº 33, tras la compra de la finca de los Clérigos Menores, (de la que ya era propietario del balcón principal), edificó las dos fachadas por su cuenta, finalizando las obras antes 1752, ocupando la nueva finca tres arcos, entre los actuales medallones de san Juan de Sahagún, Miguel de Unamuno, un medallón sin labrar y el de Antonio de Nebrija.

La total finca del Colegio de san Bartolomé se subastó en 1798, de acuerdo con el Real Decreto de 19 diciembre, que ordenaba la enajenación de las posesiones de los cuatro Colegios Mayores extinguidos y que sus fondos pasaran a la Caja de Amortización. La tasa y valoración de esta vivienda, propiedad de Francisco Hernández, fue de  85.000 reales y se adjudicó a don Andrés Candado en nombre de la Real Renta de Correos, que se trasladó a la Plaza Mayor desde la calle de Herreros (hoy Toro), donde tenía su sede central.

Aquí paraban las calesas y coches de alquiler de mulas, hasta que en 1834 se establecen los primeros coches diligencia de la Corte a Salamanca. Hacia 1860 funciona además el servicio de telégrafos, trasladado desde su primer emplazamiento en el Colegio Viejo de san Bartolomé a la calle de Toro, 45. En 1865, después de más de 20 años de ejercicio, presenta su dimisión el Cartero Mayor don Manuel Pérez y el 4 de enero de 1869 se suicida su sustituto el administrador de Correos don Cosme Laviña que es sustituido por don Juan Bautista Torres y a éste le sustituye don Federico Calama. En 1885 administra la Casa de Postas don José Diego Madrazo, que fallece en Arévalo en julio de 1904 y en 1900 ha sido nombrado don Leopoldo Villalgordo. En enero de 1905 el Administrador principal de Correos era Jacinto Acosta Blanco. El jefe de la oficina de telégrafos fue don Castor Diéguez y quien le sustituyó don Francisco R. Ortiz de Moncada se suicida el día 7 de julio de 1900. Se hace cargo en agosto don Darío Rubio.

En la planta baja, aparte del tiro de escalera, existía un portal, un patio cubierto que daba luz al interior de la casa, una sala y el despacho del correo. En el principal se encontraban el descansillo de la escalera, una antesala, una sala con dos alcobas y otros tres cuartos. En el segundo piso y en el tercero la distribución era similar teniendo además una cocina en el segundo y un sobrado en la tercera planta. Estaba también dotado el inmueble de amplios sótanos. Los tres balcones principales ostentan en su dintel el escudo del arzobispo fundador del Colegio, don Diego de Anaya Maldonado, consistente en cuatro bandas, al timbre sombrero y borlas eclesiásticas y acolada la cruz arzobispal.

Al llegar a la Plaza la Casa de Postas o Correos, aparte del de la calle de Herreros, había tenido otros asentamientos. Con los primeros Austrias estuvo situada en la calle de la Compañía en locales arrendados al mayorazgo de los Maldonado, hoy terrenos de la Universidad Pontificia y luego se trasladó a la calle que va de san Isidro a la Catedral, recibiendo desde entonces el nombre de calle de la Estafeta, sustituyendo a la denominación de Entalladores, debida a los artistas que trabajaron en las obras de la Catedral y que tuvieron su residencia en ella.

Diligencias en la acera de correos. Venacio Gombau, mediados de 1890

En 1834 se establecen los primeros coches “diligencia” de Madrid a Salamanca para transporte y entrega de valija y correspondencia en coches denominados “sillas de postas”, servidos por el mayoral o maestro, postillones y zagales, dando al olvido las calesas y los coches de alquiler de mulas del hasta entonces servicio regular. La diligencia de Madrid salía y entraba dos veces por semana. Salía los domingos y jueves a las doce de la noche y entraba los martes y sábados a las cuatro de la tarde. El correo llegaba de Madrid tres veces a la semana y salía las mismas veces, en diferentes días, para los pueblos que eran cabeza de partido. El despacho al público de la estafeta funcionaba de ocho a diez y media por las mañanas y de seis y media a ocho y media por las tardes. La última posta llegó a Salamanca en enero de 1858, trayendo la noticia del nacimiento del Príncipe de Asturias, el futuro rey Alfonso XII y desde esas fechas funcionó la estación de telégrafos, primero en el entresuelo del palacio de Anaya, con servicio permanente y después en esta Casa de Postas. En 1860 se critica el desportillado buzón para admisión de cartas, abertura efectuada en la misma piedra de la fachada.

Incendio en la casa de postas el
27  de noviembre de 1925 a las
10 y media
En 1918 se piensa en trasladar la Casa de Postas a otro lugar y en 1928 se termina la construcción de un edificio exclusivo en la plaza de santa Eulalia para sede central de Correos y Telégrafos, en el solar que había alojado la iglesia del mismo nombre y cuyos terrenos fueron donados por el Ayuntamiento al Estado. En el intervalo se incendia la Casa de Postas a las diez y cuarto del día 27 de noviembre de 1925, incluyendo la vivienda del Jefe de la Estafeta, don Fausto Sánchez, a consecuencia, se cree, de la combustión espontánea de unos rollos de películas de celuloide, mal embalados, con destino a los padres Agustinos y Salesianos, sin poderse saber cual correspondía a cada uno. Mientras tanto y tras el ofrecimiento de don Victoriano Zurdo y don Julio Ibáñez, se trasladan las oficinas a la Cámara de Comercio en la Casa de la Tierra de la Plaza de los Sexmeros. En julio de 1930 se coloca un buzón columna en medio del arco de Concejo.

Se inaugura la nueva sede el 31 de agosto de 1930, siendo administrador general don José Manuel Curto Sánchez continuando en él los servicios hasta 1973 en que se instala una nueva Central en la recién inaugurada Gran Vía.

Rehabilitado el edificio de la Plaza, y efectuada la entrega por parte del Patrimonio del Estado al Ayuntamiento, en 1930 sirve para alojar el cuartelillo de la Inspección de la Guardia Municipal, al mando de don Quintín Sánchez Talavera quien regía el Cuerpo desde 1902 (cuando la Inspección de la Policía Municipal se alojaba en la Lonja de la Cárcel, al dejarla el Ayuntamiento) hasta el 11 de junio de 1930 en que es jubilado por edad. Anteriormente había sido representante de los anteojos roca de precisión del óptico de Madrid Mr. J. Dubosc, en Prior 1, (siguió siéndolo y compatibilizó ambos cargos) y ya  jubilado, falleció en diciembre de 1934 mereciendo unánimes elogios de todas las Corporaciones que se sucedieron. En 1929 su vivienda había sufrido un voraz incendio junto con otras en la confluencia de las calles Ancha y Tahonas Viejas del Barrio Chino.

Le había antecedido como Inspector de la Guardia Municipal don Celestino Leal, que fue cesado y falleció en febrero de 1902, quien ocupó el puesto del Sr. Pinto y éste fue sucesor de don Juan Meca, Inspector Municipal ya en 1884. 

A la jubilación de don Quintín, en 1930 le sucedió el teniente del regimiento de Wad-Ras don Cayetano Muñoz Martín, el 24 de junio, hasta que la Inspección de la Policía Municipal pasó a los bajos del Ayuntamiento y luego a lo que había sido Cárcel provincial en la Cuesta de Sancti Spíritus.

El cuartelillo de la Guardia Municipal, en 1942 pasa a ser ampliación de los almacenes de Jesús Rodríguez López, para las secciones de cristal y loza en el bajo y artículos de regalo en el principal, quien ya poseía el local adjunto. (Con las modificaciones de la fachada para comercio fue tapada una leyenda rehundida sobre la piedra de Villamayor que daba cuenta de su destino como “Casa de Correos y Postas”).


Tras la guerra civil y cuando la juguetería tiende a personalizar cada uno de los muñecos que se crean, Jesús Rodríguez López, los vende todos.  La mayoría de las niñas salmantinas jugaban con muñecas de trapo, con la cabeza y el cuerpo rellenos de serrín, soñando, junto a los escaparates de los comercios, con que algún día los Reyes Magos les dejarían en los zapatos alguna de las famosas muñecas que allí se exhibían.

Eran estas muñecas la famosísima Mariquita Pérez, “la muñeca que se viste como una niña”, creación de Leonor Coello, (casada con Manuel de Góngora, redactor jefe de Blanco y Negro), que junto con su hermanito el Bebé Juanín hizo las delicias de la niñez de las familias pudientes, fabricadas por el juguetero Santiago Molina, de Onil, en cartón piedra, peluca de cabello natural y ojos de cristal fijos; después y en franca competencia, la muñeca Gisela, cuerpo de cartón piedra y cabeza de cerámica, creada por Carmen Cervera en 1943, junto con sus hermanitos Guni y Lili; Cayetana, de cartón piedra, cabeza de celuloide, ojos de lentilla y pelo natural, original de Isidro Rico Miralles de Onil, en 1948, amadrinada por la propia duquesa de Alba, junto con el Bebé Manolín en 3 tamaños y Mary Cris, “la reina de las muñecas”, cartón piedra, pintura al duco, pestañas de cabello natural y ojos durmientes, creada en 1946 por José Florido.

Aunque me fue dado contemplar en mi adolescencia a todas estas muñecas expuestas en diversos establecimientos de la Plaza Mayor es lo cierto que otros comercios, fuera de ella, se anunciaban como exclusivistas de cada una de las muñecas. Así las Perfumerías Moríñigo lo eran de Mariquita Pérez; el Bazar el Precio Fijo, en Corrillo, 5, de Cayetana y Camisería Abraham, en Concejo, esquina a la Plaza de la Libertad, de Mary Cris y Patricia.

Con el tiempo la tienda de Jesús Rodríguez pasa a girar bajo la denominación social de “Almacenes Jesús Rodríguez López S. A.” y en 1978 tiene litigio con el Ayuntamiento, que continua su política de recuperar los bienes municipales arrendados, que en este caso era por importe de 132.000 pesetas anuales. No se llega a un acuerdo y lo que fueron almacenes “Jesús Rodríguez López” son hoy la Oficina Municipal de Turismo.


Número 32 d).- Puerta de acceso a viviendas. En el año 1851 se establece en el primer piso el fotógrafo al daguerrotipo Othmar Wehrlin, de París y al trasladarse al número 14, d), ocupa este local otro fotógrafo, Martínez y Nieto. Más adelante se convierte en Academia para preparación de estudiantes de Derecho, dirigida por don Eduardo Arteaga de la Vega Inclán, todavía existente en 1880. En diciembre de 1885 vive don Enrique Cuesta y Herrero, representante de carbones minerales.

En la actualidad la puerta lleva sobre el dintel el número 19. A partir de 1990 en el principal estuvo la peluquería “Dania” de Marcelino Livián, que tenía otros 8 establecimientos en la capital y sucursales en Burgos, Zamora y Madrid.

Entre dos columnas.- En el arco frente a Jesús Rodríguez López instala antes de la guerra civil un puesto móvil de prensa y revistas Andrés Martín, heredado por su hija Dori Martín al fallecer éste, ayudada desde 1974 por su marido Fermín Salvador Falcón, antiguo camarero de la  vecina cafetería Altamira, que falleció el 30 de julio de 2006

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Número 33

Era su propietaria la cofradía de los Caballeros Veinticuatro de la Cárcel, anteriormente de la Memoria de don Pedro Pino.



La librería, papelería y centro de suscripción de Eugenio Calón Hernández, nacido en 1830 en el antiguo pueblecito de El Arco, de la Ribera del Cañedo, da sus primeros pasos en la calle de Zamora, frente al Café Suizo hacia 1876. Recién llegado a la Plaza Mayor al número, 33 (junto al Correo como entonces se decía), fallece don Eugenio el 1 de noviembre de 1885, tras larga enfermedad y se hacen cargo del negocio dos mujeres: Su esposa Andrea Carmona y su hija Elisa, aunque la razón social pregone “Viuda de Calón e Hijo”.


Elisa Calón Carmona, en la casa de sus padres de Zamora 5, establece una academia de dibujo, copia de yeso y pintura. Excelente pintora, regala al Ayuntamiento un retrato de Alfonso XII que en algún tiempo figuró en lugar preeminente. Estuvo casada con don Ciriaco Cuello Portilla, que falleció el 27 de agosto de 1893.




La librería Calón en 1901 gana el accésit en el Concurso de escaparates. El negocio se va ampliando y en 1902 se realizan trabajos de imprenta en Plaza de la Libertad, número 10, a los que se añade ser pionera en la edición de tarjetas postales ilustradas con vistas de los principales monumentos salmantinos, que le dieron fama universal y que aún hoy día son demandadas por los coleccionistas.


También en sus talleres, a partir de 1902, se comenzó a publicar una colección literaria de 8 volúmenes titulada “Colección Calón”, de los mejores autores de la época, entre los que destacan Miguel de Unamuno y José María Gabriel y Galán, cuando ya se ha incorporado al negocio el nieto José Cuello Calón, que lo dirige a partir de la muerte de doña Elisa en 1915. Su madre había fallecido el 26 de diciembre de 1912. Presenta fuera de concurso en 1907 un magnífico “stand” en la Exposición agrícola y  ganadera.


En enero de 1925 se traslada la librería de la “Viuda de Calón” a la acera de enfrente, al número 10 y con ella el termómetro gigante expuesto al público.

En la calle del Prior 4 y 6 expone y vende mobiliario de despacho de fabricación propia desde 1920 y a estos locales llega finalmente en 1940 tras su periplo por Plaza Mayor, 10, provisionalmente por la calle Sin Sol (hoy Deán Polo Benito) y por la de Concejo, dirigida por José María Cuello, de la cuarta generación, que fallece en 1993. Cierra la última tienda en 2008 José Tomás Cuello integrante de la quinta generación de libreros.

A la marcha de la librería se instaló la sociedad de recreo “La Peña”, que ocupó la planta baja y dos pisos. En 1927 fue adquirido el local por Jesús Rodríguez López, que ya estaba en el adjunto número, para las secciones de lencería y ropa interior de señora y se anuncia como vendedor en exclusiva de las medias “Taki”. En el piso principal se instaló en 1926 el primer modisto con que contó Salamanca, llamado “El Polo”, que en la sociedad pacata de la época dio no poco que hablar.



Recuerdo como empleados a un buen plantel de salmantinos, conocedores del alma femenina para despachar a las damas con galanura toda una serie de géneros. Me salen, a bote pronto, en los primeros tiempos: el veterano señor Boni, Jesús, Víctor, que se estableció por su cuenta en la calle del Pozo Amarillo y los hermanos Felipe y Pepe Vega Cabo con su cuñado Santiago, que también pusieron tienda en la calle de Toro, conocida como “Los Vega”. Más tarde los de mi generación: Jesús hijo, Ceferino Sánchez, Pepe Rodríguez o José Luis Escudero.

Jesús Rodríguez López establece sucursales en la Plaza de España, 4 y Federico Anaya, 1 y ostenta en los años cincuenta la representación oficial de Butano S.A.

El 15 de diciembre de 1980 se inaugura el centro comercial “Multiplaza”, proyectado por Matías Blanco Cobaleda  y Jesús Rodríguez López y que consiste en una serie de pequeños y variados comercios de cosmética, boutique, calzados, joyería-bisutería, fotografía, regalos, floristería, discos, peluquería, juguetería, disco bar y café.
Al desaparecer el centro “Multiplaza” se instala  en este local “El asador de María” y después la oficina del diario “Tribuna de Salamanca”, nacido en noviembre de 1994 de manos de Mariano Rodríguez Sánchez, con Carlos Pérez como primer director.
El diario fue cerrado en 2011 por problemas económicos. y hoy el local se encuentra disponible.



Número 34

Esta y la vivienda siguiente eran propiedad de la Encomienda de san Juan de Jerusalem, de la parroquia de san Juan de Barbalos, habitadas por don Bartolomé Cabeza de Vaca y Osorio, expropiadas por el Ayuntamiento y posteriormente cedidas: la mitad a los Caballeros Veinticuatro y la otra mitad a la Universidad.




En 1845 la acreditada confitería de la Acera del Correo se traslada al número 4 de la Plaza y en 1858, desde la calle de san Julián 19, la confitería, repostería y chocolate elaborado al temple de Federico Sánchez Crespo, llega al local número 34,  llevando su dirección Román Griñón Gómez, que ha adquirido sus conocimientos en Inglaterra. En este establecimiento que también era café, se vendían hasta papeles pintados. El 27 de enero de 1861, se constituye en los pisos principal y segundo del café la sociedad de recreo denominada Círculo Mercantil, con gabinete de lectura, lujosos muebles y esmerado servicio. Permanece solamente abierto 6 días dado el excesivo precio pedido por el alquiler al firmar el contrato, pues afirma el dueño que pierde 40 reales diarios, con lo que se traslada la sociedad al piso principal del café “La Perla”, donde ya en mayo dan su segundo baile en una sala magníficamente decorada, aunque con escasa asistencia. Constaba de 200 socios, entre ellos las primeras autoridades, estaba suscrita a 6 periódicos, tenía 3 mesas de billar, el doble  para el juego del tresillo y varias para juegos de ajedrez, damas y dominó. Se estipuló una cuota de 4 reales al mes.


Más tarde Antonio Alcántara instaló el bazar de su nombre, donde solamente se vendían librillos de papel de fumar, diciéndose que la primitiva tienda de venta de librillos de la marca “Alcántara”, que eran fabricados en una de las numerosas tinas de Alcoy, estuvo en el número 24 de la Plaza. Lo cierto parece ser que Antonio Alcántara ya vendía en 1869 las marcas de librillos de “La Estrella”, “La Bailarina”, “La Hija del toro”, “La Perla de las Antillas” y “Las Parrillas”, de Pau Miquel y Barral, de Capellades, en la Lonja de la Cárcel y que desde aquí llega a este local de la Plaza en 1869.

A pesar de que parezca insólito, ganaba dinero vendiendo únicamente este género, como se  demuestra que le sucediera Isidro González Brieva, hacia 1898, con el mismo negocio.

El Monopolio Estatal de Tabacos primero y a partir de 1887 la Compañía Arrendataria del Monopolio de Tabacos eran los encargados de la distribución en España y sus Colonias de todas las marcas existentes, que eran numerosísimas.

Así existían: Corazón, Giralda, Cruz de Malta, El Chino, La Torre del Oro, La Mariposa, El lirio Español, Los Peces, La Botella, El Barco, Felipe IV, 2 de Mayo, La Lámpara, La Pantera, El Negrito libre, El Pez dorado, El Cazador, La Marina, el Ratón, Cascada, Farol, Gamuza, Marfil, Carabela, Cleo, Gol, Lanuza, Habana, Toro, Pay Pay, Tiburón, El Caballo, La Mula, La Barajita, La Baraja, Indio Rosa y El Aragonés, además de “La Estrella” sostenida por 2 leones de Franciso Avica Alvaro, de Alcoy.

Es de notar que la competencia vendía todo tipo de marcas de librillos, destacando el estanquero Juan Meca, en el número 22 de la propia Plaza, con la marca “Riz Abadíe”, de Irún, que tenía el estuche alargado de color en tonos claros con el normal de 49 hojas y el extrafino con 100, la “Librería Religiosa”, de Antonio García que, ya en la calle de la Rúa vendía la marca “Jean Paris”, de P. Roger, de Barcelona, con su estuche alargado de tapa ajedrezada de 49 hojas o el estanquero Epifanio Sánchez Talavera, de Prior, 1, que tenía en exclusiva la marca “Canalejas”.

Eran ya famosas las marcas registradas “Smoking”, de Miquel y Costas & Miquel, S. A. de Barcelona, que databa de 1879, de estuche cuadrado en color rojo oscuro, empresa que además comercializaba el librillo más conocido y vendido en la época que era “El Pino” y también “El Roble”, imitación del anterior; y la francesa “Zig Zag”, también de forma alargada y en color naranja. La marca “Bambú” creada por Rafael Abad Santonja y Sobrinos no le pudo hacer competencia a los librillos “Alcántara” ya que no aparece hasta 1907.

Tuvieron gran aceptación en Salamanca unos librillos con motivos salmantinos como: La serie de tipos españoles de Rafael Abad Santonja de Alcoy en la que aparecen un charro y una charra, la colección de mujeres españolas y la marca denominada “La Charra” del fabricante, también de Alcoy, Vicente Reig Valor, con una mujer luciendo el traje típico y portando un ramo en su mano derecha o la colección de monumentos de Salamanca, con la fachada de la Universidad patentada por Juan Botella Selfa.


Victorio del Castillo. El Lábaro, 6 de octubre de 1900
El 27 de agosto de 1900 pasa a ser la “Nueva Pañería del Castillo” por su dueño, Victorino del Castillo Podres, que el 3 de mayo se había establecido en Corrillo 17, donde estuvo la casa de banca del señor Vega, proclamando seriedad y baratura. Venía de su tienda palentina creada en 1883, donde no abría los domingos. Tiene que abandonar el negocio por problemas “patronales”, pues tuvo la osadía, en aquella época, de otorgar a sus empleados el descanso dominical también en sus tiendas de Salamanca. Hastiado del entorno mercantil se volvió a su negocio en Palencia en 1903, donde fallece el 31 de agosto de 1913. (Aunque esporádicamente, y a partir del 1 de julio de 1900, se cierran los comercios a las 2 en punto de la tarde, hay que tener en cuenta que solamente en el mes de agosto de 1905 se inician las conversaciones entre empresarios y obreros salmantinos sobre el descanso dominical y todo lo que se consigue y únicamente para el gremio de barberos y peluqueros, es cerrar de una a dos. Los trabajadores tienen que esperar a noviembre de 1919 para conseguir el auténtico descanso los domingos y festivos. Los dependientes de comercio consiguen el cierre diario a las 7 de la tarde, teóricamente, el 11 de noviembre de 1912 pero en realidad hasta 1914 no logran el cierre de verdad y a las 8. Siguen esperando hasta el 26 de febrero de 1929 para que se firme el primer contrato colectivo en el que consiguen 2 horas libres a mediodía para ir a comer).

Luis González de la Huebra.
El Adelanto, 14 de septiembre de 1903

Al cese de la “Nueva Pañería del Castillo” el 1 de setiembre de 1903, se convirtió el local en el gran almacén de novedades, quincalla, ferretería, muebles y fotografía de Luis de la Huebra, que tenía su comercio principal en la calle de san Pablo 2 y 4 desde 1836. (Seguramente es el comercio salmantino más antiguo al seguir siendo transmitido familiarmente). También fracasa Huebra y el 8 de diciembre de 1906 establece sus propios almacenes de mercería y paquetería, Siro Gay Hernández, que había sido empleado de Francisco Téllez y de Primitivo Muñoz.

Siro Gay en Plaza Mayor, 34.
El Adelanto, 9 de noviembre de 1908

En 1914 Siro Gay se traslada al número 38, ocupando su lugar una ampliación de los almacenes de Jesús Rodríguez López, quien en abril de 1914 deja la firma de Prudencio Santos Benito y toma en arriendo el número 34 de la Plaza Mayor. para un almacén de novedades, una vez concluyan las obras. La aventura que comienza con un pequeño local habilitado para tienda y el resto de la finca número 34 como trastienda y patio, todavía como tienda única en 1921, poco a poco y gracias a la tenacidad del comerciante fue un rotundo éxito, pues el pueblo salmantino supo responder, con lo que se hizo necesaria la ampliación del negocio.


Anuncio de apertura de Jesús Rodríguez López.
El Adelanto, 28 de agosto 1914
En 1917 y siguiendo la moda se anuncia en malos ripios: “Pregunta por la Dolores / si vas  a Calatayud / y si vas  Salamanca / compra en casa de Jesús”. Fue tal la fama en Salamanca y su provincia del establecimiento de la Plaza Mayor abierto por el medinense Jesús Rodríguez López en 1914, que para entenderse no había más que decir: “Voy a Casa Jesús”.
Jesús Rodríguez López, amante de la Semana Santa salmantina fue promotor, con Ricardo Lobato, Andrés Velasco y Vicente P. Moneo, de la creación de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Agonía el 8 de marzo de 1926, que desfilaba el Jueves Santo, como lo hace en la actualidad, siendo elegido fiscal tesorero en la primera Junta  Directiva.
En la Cámara de Comercio e Industria creada el 29 de julio de 1886 y después en la Asociación Patronal de Comerciantes, nacida en enero de 1918, ostentó diversos cargos. Falleció el 5 de octubre de 1957. 








Almacenes Jesúa Rodríguez López. Desde sus inicios en el número 34 extendió
su comercio por los números 34, 33 y 32. Archivo Gombau

Todavía en los años 70 siguen siendo los almacenes de Jesús Rodríguez López, aunque muy remozados, pues no olvidemos que este local fue el primero en que se estableció el patriarca don Jesús Rodríguez López en 1914. Pasa a ser integrante del centro comercial “Multiplaza” en 1980, que  desaparece en 1994, dando paso al actual restaurante asador “Don Mauro”, de una sociedad con algunos socios que coinciden con la propiedad del café Real y que recientemente ha instalado también una heladería artesanal. Uno de los socios propietarios es Manuel González Benayas.




Número 35


Ramón Fernández Robles abrió su tienda de paños y novedades con el nombre de “Sastrería Madrileña”, homenaje a la Villa y Corte de donde era natural, primeramente en la Plaza Mayor número 45, a donde se había trasladado en 1868, llegando a ser director del periódico, órgano del partido republicano democrático y liberal “Rochefort”. Trasladó su taller a la plaza del Corrillo, número 14, y de nuevo se encontró en la Plaza en 1883 en este número 35, ocupando el lugar que dejara la tienda de calzados de Pedro de san Eustaquio, que se había trasladado a la Isla de la Rúa, junto al caño de san Martín. Quedó viudo en 1906 y cinco años más tarde se trasladó a la calle del Prior números 21/25, falleciendo el 25 de agosto de 1928 en casa de su hija Carolina, de Serranos, 6.


Ramón Fernández Robles El Sastrín.
La Liga de Contribuyentes de Salamanca
20 de octubre de 1883
Este afamado profesional, conocido como el “Sastrín”, fue un verdadero actor, aunque aficionado y con muy buenas maneras que llegó a actuar en el teatro Liceo, en el Salmantino y en el salón Oriental. Fue concejal de festejos y fiestas del Ayuntamiento de Salamanca encadenando sus nombramientos a lo largo de los años dada su competencia en tales menesteres, por lo que fue el responsable municipal en las visitas regias, en las honras fúnebres, en los fastos conmemorativos, en las manifestaciones políticas y por supuesto en la Ferias y Fiestas.

Tuvo una repercusión extraordinaria en 1902, aunque se calificó de fracaso, el montaje que organizó de “El Coso blanco” que era un festejo a imitación de los carnavales más conocidos y en el que el artista valenciano José Soriano Torrejón decoró toda la Plaza, balcones, arcos y tribunas de blanco. Las atracciones que desfilaron, entre las que destacaban seis carruajes de alquiler de la tienda “El Sport” del comerciante Francisco Téllez Rus, iban adornadas de idéntico color, (aunque solo dos iban ocupadas por damas salmantinas) y también eran blancas las serpentinas y confetis que se arrojaban los espectadores y figurantes.

Hijo de Florencio Rodríguez Vega.
La Voz de Castilla 1 de julio 1923
La Banca o Casa de cambio de Florencio Rodríguez Vega Buffin, dedicada al cambio de moneda, pequeños depósitos y tasaciones, fue creada en 1850 por su padre y se encontraba en el Corrillo, número 17, habiendo sido trasladada a la Plazuela de los Bandos, número 1, esquina a Zamora, en 1898. Al morir en marzo de 1902 Florencio Rodríguez Vega la casa de banca pasa a ser “Hijo de Florencio Rodríguez Vega” que era el sexto, Ignacio Rodríguez-Vega Brusi y ocupa el local de la Plaza el 19 de abril de 1911, tras una renovación de la portada y escaparates de la finca, propiedad de don Fernando Domínguez Zaballa. Desde el 1 de enero de 1915 se hace cargo de la banca su apoderado Matías Blanco Cobaleda y en 1925 al fusionarse con la banca de éste, casado con su hermana Laura, se traslada a la plazuela de los Bandos, a las oficinas de esta Banca, en el número 4, ocupando su lugar la “Sastrería Diego”, de Diego Hernández, el 10 de setiembre, que viene del número 41 de la calle de Toro, donde se había establecido en febrero de 1913, habiendo sido antes cortador de la casa de su hermano Telesforo en Valladolid.

Sastrería de Diego Hernández.
El Adelanto 11 de septiembre de 1925
Continúa abierta la sastrería “Diego” hasta 1954, en que Jesús Rodríguez arrienda una parte del local. Fallece Diego el 3 de febrero de 1957. La otra parte es ocupada por la perfumería y productos de belleza del matrimonio “Emilia-Antonio”, (Antonio Marcos Sánchez y Emilia Sánchez Sánchez) el 16 de agosto, obra del decorador Rafael Basulí Gost, cerrando la tienda establecida desde 1939 en la calle de Toro, 10, principal, trasladada en 1946 al número 37, frente a la calle Sin Sol, (hoy Deán Polo Benito). Permanece abierta la sucursal que estableció en la calle del Prior, 4, en enero de 1946 y abre una nueva en Toro 18 en marzo de 1964.


Fallecido en 1987 Antonio Marcos y Emilia Sánchez el 16 de diciembre de 1988, llevan el negocio sus hijos Santiago y Blanca Nieves. Abren nuevas sucursales en la calle de Toro, número 96 y en María Auxiliadora 16.

Perfumeria Emilia-Antonio en 1959 

Perfumeria Emilia-Antonio en 1965

La perfumería de “Emilia Antonio” continúa bajo la dirección de la hija del matrimonio, Blancanieves y abre nueva sucursal en Bientocadas, esquina a la Avenida de Mirat, en enero de 1982.

En octubre de 2012 cierra sus puertas el establecimiento de la Plaza al mismo tiempo que desaparecen el resto de comercios de la firma por no querer continuar los herederos.
Emilia Antonio en octubre 2013 es la heladería Smoöy.


Entre dos columnas.- Hubo ya en 1861 una caseta de madera, frente a la actual perfumería de Emilia Antonio, donde se despachaban objetos de óptica, lentes y anteojos, instrumentos de física y matemáticas y un gran surtido de gomas y perfumería. Junto a ella existió otra caseta de tablas donde se vendían y componían sombreros de última moda.



Número 36

Era propietaria de esta vivienda la Universidad de Salamanca.



En este local se sitúa don Ángel Ruiz Piñuela, adquirida la farmacia apenas leída su tesis doctoral el 3 de diciembre de 1870. A finales enero de 1885 pide autorización al Ayuntamiento para colocar en el suelo, delante de su farmacia una losa de mármol blanco con su nombre en letras de bronce. Se le concede pero con la condición de que el color se asemeje al de las losas existentes en el pavimento de la Plaza. El ebanista Luis Calzada en 1886 le confecciona una artística portada en madera. Al fallecer en 1891, le sucede el farmacéutico Fernández durante un año.


Publicidad de la botica
de don Ángel Ruiz Piñuela
El Arte, septiembre de 1873
En 1893 toma la farmacia Jerónimo Ortiz de Urbina y Olazábal quien el 13 de setiembre de 1896 se traslada al número 9. Entonces se hace cargo don Ángel García Ruiz Piñuela, sobrino de don Ángel Ruiz Piñuela, que fallece el 2 de julio de 1920. Por la imposibilidad física de don Ángel se incorpora el 11 de octubre de 1912 el señor Mengel, doctor en ciencias químicas y en farmacia por las universidades de Berlín y Munich habiéndose traspasado la farmacia a don Leoncio Gómez Simón, con efectos formales a enero de 1913. En 1916 cesa en el negocio don Leoncio y da el traspaso de la farmacia a don José Giral Pereira, catedrático de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias de la Universidad desde 1905. Se casó en Salamanca y aquí nacieron sus hijos. Trasladado a Madrid en 1920, llegó a Ministro de Marina, a Presidente del Gobierno al estallar la guerra y a Presidente de la República en el exilio mejicano. Se hace cargo de la farmacia don Quirino Rodríguez Paradinas el 22 de mayo de 1920.


Sigue siendo la farmacia de don Quirino hasta que éste traslada su negocio a la calle de Toro, 21, esquina a Brocense, muriendo el 20 de julio de 1982 con 87 años y el local es adquirido por la sombrerería de “Inestal”, quien efectúa la apertura de su establecimiento el 25 de julio de 1943, trasladándose desde Zamora, 38, más arriba del Hotel Comercio. 


La sombrerería Inestal se traslada a la Plaza
Mayor 36. El Adelanto 11 de julio de 1943
En junio de 1931 la sombrerería de Inestal se había situado en Doctor Riesco 36, junto a la droguería de Villalobos.
Se traslada al piso superior en junio de 1965 y abre su negocio en el bajo la cafetería “Altamira” el 2 de agosto, dotada de boite con la orquesta conjunto “Los Cuatro amigos”, que sustituye luego por un conjunto beat de principiantes “Los Sonny´s”, compuesto por los asturianos Carlos Iglesias, Felipe del Campo, Miguel Escalada, Martín Cristóbal, Alfredo “El Bufi” y Rafa Laviada.

La decoración del local es obra del diseñador Basulí Gost. En 1966 alguna de las escenas de “Nueve cartas a Berta”, la primera película del cineasta de Lumbrales Basilio Martín Patino, se rodaron en el interior de la cafetería.





Un grupo de universitarios, con Julián Chamorro Gay, Anibal Núñez y Javier Sánchez Moneo al frente, intentan a primeros de los 70, que en Salamanca vuelvan a reverdecer las tertulias literarias en esta cafetería, dirigida por Luis y Hortensia, que han instalado como complemento una heladería artesanal.
El local, disponible durante algún tiempo, ha sido adquirido por el grupo Limcasa.


Número 36, d).- Puerta de acceso a viviendas. Lleva en el dintel el número 20. En el primer piso tuvo su despacho en 1901 el abogado Ramón Hernández Ballesteros hasta su fallecimiento el 26 de mayo de 1916 y en el segundo el notario Jesús Firmat y Cebrero desde el 29 de marzo de 1912 y luego su hijo el médico Emilio Firmat Cimiano en 1925. El 9 de setiembre de 1918 Ricardo Lobato abre sastrería sobre el número 34. Hoy se encuentra la Pensión Robles, donde estuvo la pensión “El Español” desde abril de 1958.








Las viviendas comprendidas entre los número 37 y 38 eran propiedad de doña María de la Concepción Fernández Velasco, marquesa de Alcañices, viuda del Conde de Grajal, don Francisco Javier Osorio Guzmán, tutora de su hijo don Manuel Juan Osorio Fernández de Velasco.



Número 37


En octubre de 1865 ya se encuentra la representación de Leoncio Meneses (plata Meneses). Le sustituye “El Buen gusto” de la Viuda de Pozueta e Hijos, con dedicación a camisería, novedades y corbatería, que en 1881 se traslada al número 47, pasando a ser luego, en 1885, la relojería madrileña de Miguel Chafes, constructor de relojes, procedente de la calle de Quintana, número 3, a donde había llegado en 1883, trasladada desde la calle de la Rúa, donde estuvo 6 años. En 1887 se instala la “Sombrerería de Andrea” conocida por el vulgo como “Tienda de las Andreínas”, por las varias hermanas que despachaban, siendo sus dueños Juan Camprubí, subdirector de la compañía de seguros “La Paternal” y su esposa Andrea, que visitaba todos los años París, para traer las últimas novedades en sombreros, modistería ropa blanca y moda para señoras y niños. En 1901 liquida todas sus existencias y continúa con su antiguo y acreditado taller de planchado en Bordadores, 10.



Comercio de Leoncio Meneses
Adelante 8 de octubre de 1865

El Buen Gusto. El Eco de Salamanca,
1 de noviembre de 1880

Relojería Madrileña de Chafes
El Progreso, 1 de abril de 1886

Las Andreínas. El Fomento,
7 de enero de 1887

Pasa a ser por muy poco tiempo la sombrerería de señoras con modistería en general y planchado de ropa blanca de Fidel Bernal.

En 1901 adquiere la sombrerería Arturo Pozueta Escudero, llamado familiarmente “Curro”, que traslada su propia sombrerería y de su esposa Leonor de la Peña Durán, desde el número 25.


En 1923, Arturo Pozueta se retira, falleciendo el 30 de noviembre, dándose la triste coincidencia de que su esposa había muerto el día 1. Hombre popular, de hablar gangoso, fue lector empedernido de El Heraldo y célebre por los “quevedos” colocados en la punta de la nariz. Se hizo cargo del negocio el antiguo empleado Teodoro H. Yáñez, primo de Pozueta, denominado cariñosamente “El Abuelo” o “Pozuetita”, desde 1924. De aquellos tiempos le quedó el hábito de usar como prenda de cabeza el sombrero “bombín” y la típica capa española, cuyos bordes arrastraba dada su acentuada chepa, cifosis que aumentó con el paso de los años. Utilizó amplia boina en sus últimos tiempos. Plumero en mano, por la mañana limpiaba su escaparate y los de los demás comercios, “pegando la hebra” a cada paso.


Teodoro H. Yañez fracasó en el empeño, tuvo que cerrar y montó en 1926 otra sombrerería en la calle de san Pablo, 29 y 31, que todavía aguantaba en 1929, aunque fracasó de nuevo, pues habían llegado los tiempos del sinsombrerismo.


Dada su honradez y bondad, cuando llegaron para él malos tiempos, los comerciantes salmantinos no le volvieron la espalda y le facilitaron el puesto de empleado administrativo en la empresa “Mutua de Accidentes y Cristales”.

Era una delicia escucharle contar la anécdota ocurrida con motivo de la apertura en la Plaza de la tienda de joyería de don José Cordón en 1946. Al observar que se preparaba una tienda fue a visitar al dueño con objeto de ofrecerle la póliza contra rotura de cristales y éste le dijo que esperara a la colocación de las lunas. Las visitas menudearon y al ver que todavía seguía sin lunas, pasaba de largo, pero tan pronto las vio puestas le faltó tiempo para entrar y preparar la documentación oportuna, que firmó don José. Dada la euforia y la alegría que llevaba, al salir a los soportales cerró la puerta con tal ímpetu que la luna se vino abajo con gran estrépito y se hizo añicos. No se había repuesto del susto el joyero cuando “Pozuetita” se asomó por el enorme agujero que había quedado y le espetó con su gracejo habitual: “Don José, no se preocupe. La incluiremos en el seguro”.

El 3 de febrero de 1964 y con más de 90 años falleció el peculiar personaje, conocedor de la ciudad y él mismo archivo viviente de infinidad de anécdotas que contaba con gracejo infantil.


El 24 de febrero de 1928, Francisco Torres Iglesias abre la cafetería “Torres” en el número 37 de la Plaza, habiendo adquirido el 7 de abril del año anterior la cafetería “El Gran Fornos”, del número 45, por traspaso de Victoriano Martín, quien abandona el negocio por problemas de salud. Como a esta última la bautizó como “Las Torres” se producía un pequeño galimatías al nombrar de la misma forma ambos establecimientos y aunque él no modificó la nomenclatura lo cierto es que la gente se acostumbró a denominar a la primera como “Las Torres chicas”, posiblemente por la diferencia de tamaño de los locales, pues “Las Torres” en aquel entonces se extendía a lo que actualmente es el bar “Plus Ultra”, de Manuel Seisdedos Alfaro y al primer tramo de lo que hasta no hace muchos años era el comercio de tejidos de “El Siglo XX”, de Eugenio Grande Pedraz.

El problema se solucionó años mas tarde, el 31 de diciembre de 1931, cuando Francisco Torres se jubila y traspasa el café cervecería “Las Torres chicas” a Aquilino Romo Fernández, subdirector de la compañía de seguros “La Unión”, quien la bautiza como “Astoria”, evitando los malos entendidos. Fallece el 19 de junio de 1964.

Caricatura de Don Francisco Torres
por Julio Núñez para El Adelanto del
27 de septiembre de 1928
Francisco Torres Iglesias, que pasó por la Alcaldía de la ciudad en 1925, fue un personaje emprendedor ya que cuando llega a adquirir los dos importantes cafés de la Plaza citados, ya tenía otra cervecería y horchatería en Espoz y Mina, 18, a la trasera del Pasaje, frente al Gobierno Civil, desde 1921. En 1923  actúa un Quinteto dirigido por el famoso concertista Aureliano Alonso y al año siguiente todos los días dan grandes conciertos los profesores Bernardo García Bernalt, piano y Jacinto Rodríguez, violín. Murió el 26 de noviembre de 1952.

Se anunciaba como café cervecería “Torres”, chocolatería, horchatería. Los mejores mariscos, cervezas y meriendas. Gran variedad de helados durante todo el año, especialidad de la casa. Elegante salón en el principal, con escaleras interior e independiente. Conciertos diarios de dos y media a tres y media, de seis y media a ocho y media, tarde y de diez a doce de la noche.

Inaugurada en 1928 por el citado Francisco Torres la cafetería “Torres” situada en la Plaza Mayor, número 37, son diarios los conciertos que ejecutan el trío compuesto por Celso Díaz, violín; Bernardo García Bernalt, piano y Pablo Ceballos, violoncello o por el dúo: Mulliz Carril al violín y León Terrero al piano. Ya en 1931, en el eclecticismo musical del empresario, (que se jubila el 31 de diciembre de ese mismo año) da la bienvenida a los nuevos ritmos representados por el jazz, cuyos intérpretes han llegado a Europa huyendo de la Gran Depresión de 1929 y presenta en su escenario las actuaciones del Trío Mickey, con una réplica en vivo del famoso ratoncito y un personaje vestido con uniforme de botones. En esa misma época da conciertos en este local una orquesta de blancos y negros denominada Uncle Sam´s Jazz.


D. Aquilino Romo
propietario del café Astoria en
El Adelanto 7 de enero de 1933

Salón de la planta baja del café
Astoria y trio Ron El Adelanto
7 de enero de 1933


El 31 de diciembre de ese año al jubilarse Francisco Torres adquiere la cafetería “Torres” Aquilino Romo, quien como ya se ha dicho le da el nombre de “Astoria”, para evitar confusiones con el otro establecimiento cercano denominado “Las Torres”.

Valentín Pérez Sierra adquiere a Aquilino Romo, antes de la guerra civil, la cafetería “Astoria” y en los altos del edificio vive con su numerosa familia algún tiempo. Falleció el 2 de octubre de 1957.

El domingo 19 de julio de 1936 y cuando se encontraba un destacamento militar en el centro de la Plaza procediendo a la lectura del bando en que se proclamaba el estado de guerra, que finalizó con un “Viva España”, desde la puerta del “Astoria”, uno de sus camareros llamado Arcadio Lucas Velasco (a) El Estrecho, que vivía en la calle del Grillo, contestó con los gritos de “Viva la República” y “Viva la revolución social” efectuando un disparo de pistola que hirió al cabo Julián Riaño Alvarez. El Jefe del destacamento militar ante la agresión sufrida ordenó “fuego a discreción” con lo que barrieron la zona donde se encontraba numeroso personal paseando o contemplando el espectáculo. Murieron el acto 5 personas y resultaron heridas muchas más, falleciendo otras 6 en los días posteriores. Se da la circunstancia curiosa de que uno de los heridos, luego fallecido, se llamaba Feliciano Pérez, coincidiendo en nombre y apellido con el conductor del autobús urbano de la empresa Juan Charro, que lo transportó hasta el Hospital. El autor del disparo huyó de Salamanca pero al volver fue detenido, juzgado en consejo de guerra y ejecutado.

Marcelino Martín Andrés, nacido en Mozárbez en una familia de siete hermanos, se inicia en la Pensión Boni, junto a la Torre del Clavero, pasando luego al bar de Federico Silguero en la Plaza del Mercado y ya con más experiencia al “Suizo”. Trabaja en la cafetería Torres desde el primer momento como “echador” y, gracias a las facilidades que le da Valentín Pérez, al que siempre se mostró agradecido, ocupa el local el 1 de octubre de 1939 y le cambia de nuevo el nombre para pasar a ser “Regio”, agregándole un restaurante en la planta superior en 1946. En el principal tuvo su sede la peña de ajedrez “Miguel de Unamuno”.

Orquesta Danubio en el café Regio
El Adelanto, 16 de marzo de 1945

Orquesta Titan en el restaurante Regio
El Adelanto 18 de febrero de 1947


En 1941 y en el café “Regio”, actúa a diario la orquesta Radio Familia. En 1944 la Orquesta Regio con Ricardo Monasterio y Carlos Barbieri y en 1945 la Orquesta Danubio. En 1946 Manolo Mas y su Quinteto y la Orquesta Oriental Femenina compuesta por 5 bellísimas señoritas. En 1947 la Orquesta Titán con su cantor Sontol o Gompol, después la Orquesta Michigan, luego la Orquesta Melody con su cantor Luis Roca y en noviembre la Orquesta Garcy´s Boogie. En 1949 finaliza el año con la Orquesta Murillo y su Conjunto.

Fueron compañeros de Marcelino Martín, como excelentes camareros: Francisco Hernández, Pelayo Bolado, Gabriel Alvarez y “Berna”, de los que yo recuerdo.

Marcelino Martín, en 1950 construye el complejo hotelero “Jardín Regio” en Santa Marta transformándolo en hotel con piscinas, camping, boite y el restaurante “Lazarillo”. Se dedica a él por entero, una vez inaugurado a primeros de mayo de 1954. Por las navidades de 1964 cierra definitivamente el Café de la Plaza. Fallece el 1 de junio de 2001.

El 19 de junio de 1965 se abre la joyería Montecarlo, de Antonio Jiménez Jiménez, que viene de otro establecimiento en Poeta Iglesias, número 5, desde el 10 de agosto de 1958, con alta joyería, platería, artículos de regalo y relojería y vendiendo el afamado reloj Piaget. La tienda es diseño del citado artista Basulí Gost. Muere el 8 de enero de 1980 a los 69 años y tres años antes había fallecido en accidente su relojero Gumersindo Hernández Guerras.

Publicidad de joyería Montecarlo en 1965

Al desaparecer la joyería “Montecarlo” en noviembre de 1996, trasladada a la calle de Zamora, nº 1, bajo la rúbrica de “Carlos Jiménez, Joyeros”, el local pasa a pertenecer a la entidad Caja Duero con destino a oficina inmobiliaria.
En 2016, tras la peripecia económica que llevó a Caja Duero a desaparecer y ceder su actividad a Unicaja Banco, el local fue ocupado de nuevo por la hostelería, inaugurándose "Al Cuadrado", Pizza al Taglio and Bar, de corta vida pues en 2017 fue sustituido por Singular, Beer and Pizza, y este a su vez por la franquicia de Starbucks Coffee Company en 2019. Perdida en gran parte la actividad comercial que en otros tiempos tuvo la Plaza Mayor, ha ido ganando presencia durante los primeros años del siglo XXI el sector de hostelería, con una tendencia clara al servicio del turismo. A pesar de ello el sector se muestra inestable con continuos cambios de dueños, nombres de establecimiento, cierres y aperturas, de lo que es un claro ejemplo este local.

"Al Cuadrado", Pizza al Taglio and Bar
Singular, Beer and Pizza
Starbucks Coffee Company


Número 37, d).- Puerta de acceso a vivienda. En octubre de 1899 se ha trasladado al tercer piso la modista y corsetera ortopédica Florentina Gombáu, hermana del fotógrafo Venancio y esposa de Antonio Buxaderas, propietario del comercio  “El Precio Fijo”, también en la Plaza. En el principal se encuentra Segundo Hernández Iglesias, como representante de la sociedad de seguros La Vasco Navarra en 1902 y en 1905, su hijo Ramón Hernández Ballesteros, representa a la compañía de seguros “El Fénix”.



Número 38


En 1851 las primitivas diligencias a Madrid se trasladan desde el convento del Carmen (frente a la Aduana) a la Plaza Mayor, donde se encuentra establecida la administración de diligencias desde Salamanca a Avila, bajo la dirección de Manuel Sotillo, quien tiene correspondencia con los ferrocarriles a partir de 1866 en el Parador de las Diligencias. En 1843 las galeras de la “Empresa Navarra” salían hacia Madrid, haciendo el recorrido en dos días y una noche por Avila, Navalperal, Navas del Marqués y El Escorial hasta 1852. Raimundo del Rey, con su “Ferrocarrilana Salmantina” sirve a Ledesma, Vitigudino, Peñaranda, Béjar y Ciudad Rodrigo haciendo viajes regulares a partir de 1860. Para Ledesma el relevo de mulas se efectúa en Valverdón y Almenara; para Zamora en Calzada y Corrales y para Béjar en Beleña, Guijuelo y la venta de Fresnedoso. Inaugura en 1889 el servicio a Zamora, frente a la empresa zamorana, que en 1862 tardaba seis horas, pasando por Aldeaseca, Calzada de Valdunciel y Huelmos.


Julián Nuñez “El Mosco”, panadero y curioso personaje que menciona Unamuno en la “La vida de don Quijote y Sancho” montó una línea de coches de mulas a Ledesma en competencia con la otra empresa, pero duró poco tiempo.

Las tres B.B.B.
Adelante 13 de diciembre de 1868
En 1867 se establece el comercio “La Moda de París”, donde se encuentra el depósito de chocolate de sanidad, que efectúa liquidación al año siguiente. Se instala el comercio de las tres BBB en diciembre de 1868, surtido elegantemente de géneros para señora, caballero y niños. En agosto de 1880 se encuentra vacío el local y se alquila a la tienda de Manuel Ortega, “El Madrileño”, con taller de carpintería en Zamora nº 7, frente al Suizo, que traslada en 1881, al nº 15. Al fallecer en enero de 1905 dona la mayor parte de sus bienes al Asilo de san Rafael.


Cristóbal Rodríguez y hermano.
El Incensario, 15 de enero de 1888
Llega en 1886 la tienda de juguetes, ferretería, herramientas, quincalla, cristal, bisutería y regalos de Cristóbal Rodríguez y Hermano, que tienen ya tiendas en la Isla de la Rúa, número 2 y en Béjar, calle Mayor, 15. Entre los juguetes que más llaman la atención se encuentran los buzos, los globos y los diablillos, un gracioso campanero y un incansable jockey, multitud de figuras de movimiento y de música, cajas de sorpresa, juegos de movimiento, caprichosos y variados tiros de pistola, una locomotora, un lindo sonajero con música, los titiriteros autómatas y sobre todo un soberbio caballero inglés en lujoso traje de principios de siglo, con una boquilla de cigarro en una mano y una lente monóculo en la otra, quien fuma con la mayor seriedad, arrojando al humo magistralmente por la boca y la nariz, mientras mueve la cabeza, abre y cierra los ojos, mira de cuando en cuando por el monóculo, saluda y ejecuta, en fin, una multitud de movimientos.

En mayo de 1895 Cristóbal Rodríguez cierra su establecimiento y se marcha a Valladolid donde fallece repentinamente jugando al dominó el 7 de octubre de 1897.

Viuda de Benito Schveizer
Albores 2 de marzo de 1901
El 10 de octubre de 1895 llega desde el nº 22, la sastrería de Benito Schweicer, que amplía con camisería fina y al morir el dueño el día 7 de setiembre de 1898, a los 38 años, su viuda, Flora Sánchez Rodríguez, deja el negocio en manos del hijo, Eduardo, quien en 1900 pone al frente de la tienda al conocido cortador don Juan Masek, porque el que ejercía anteriormente, Antonio F. Gonzalves abre taller en la plaza del Corrillo 17. En abril de 1905 Juan Masek se establece en la calle de Zamora. (Sufre en 1903 una prolongada huelga de oficiales y oficialas por no acceder al abono de los jornales semanalmente). El 4 de febrero de 1905 pasa a ser la sombrerería de señoras “Al modelo de París”, de Manuela Catalán de Vicente, que viene del número 25 y que cierra en 1913.



Escaparates de Siro Gay, colección Enrique Muñoz
 publicada por el Museo del Comercio en
El Paisaje Comercial de Salamanca (II)
En 1914 se convierten las tres plantas de la casa en los almacenes de Siro Gay, quien se ha trasladado desde el número 34, dotando al nuevo comercio de una portada sistema Ballari en el mes de marzo y anunciando su negocio como bolsos, bisutería, perfumería y camisas. Los locales eran propiedad de Primitivo Muñoz, suegro de Siro Gay desde 1908. Tiene ya una sucursal en Toro, 29. En la primera época destacaron como dependientes, que luego se establecieron por su cuenta: Angel Martín, Plácido Hernández, Joaquín Moreno, Gumersindo Livianos y Martín Cordero y continuaron vinculados al establecimiento: José Alcalde, su empleado más antiguo, José Grande y Vicente Paredes.

En 1928 abre una nueva tienda en el Pozo Amarillo, 10 y 12, la casa del Pozo, conocida como “Almacenes San Juan de Sahagún”.



El establecimiento de Siro Gay entre 1936 y 1940 forma sociedad con las tiendas de Primitivo Muñoz, habiendo abierto en Zamora, en el año 1936, una sucursal en la calle de santa Clara con la modalidad de “Precio único”. Abre tienda también en Avila, dirigida por Julio González y con la ayuda de sus hijos Primitivo, casado con Carmen Cordón Elena, hija de don José Cordón y José Luis, monta las sucursales de “Eva”, dirigida por Enrique Muñoz, con artículos para señora, saliendo de la Plaza hacia el Corrillo en el número 2, que había sido la juguetería de José Román Gallego y el bazar “La Feria”, con cristalería y menaje para el hogar, saliendo también de la Plaza, pero hacia la calle del Prior, teniendo al frente a Vicente Prades. En 1948 se inauguran los almacenes de Cáceres y al año siguiente el “Bazar Gay” en la misma localidad, con José Grande al frente. También llega a Zamora el “Bazar Gay” en 1950, con Abdón Martín. En la Casa Central dirige la planta baja Angel Durán y el principal José María Encinas.

En 1946 en sus tres establecimientos obsequiaba a su clientela como forma de promoción comercial con  helados “Camy”.

Comercio de D. Siro Gay en la Plaza Mayor 38
Sigue siendo el establecimiento de Siro Gay Hernández en sus tres plantas, al que ha modificado su fachada en 1956 el proyectista José Antonio Boira. En 1952 abre una sucursal en Valencia, poniendo al frente a Teodoro Gutiérrez y desplazando Rufino Sáinz Polo y José Luis Leandro Montes, que allí se jubilan. Queda en Salamanca Ramón González Sánchez. El 24 de enero de 1956 este establecimiento sufrió un incendio. En 1967 abre sucursal en Zaragoza y en 1958 fallece el empleado más antiguo de la casa, el apoderado José Alcalde Montejo y en 1962 Cándido Hernández Jiménez, también apoderado.

En 1957, a la creación de la Asociación de Comerciantes de la Plaza, fue nombrado presidente José Luis Gay Muñoz, que continúa con el establecimiento de Siro Gay. Su hermano, Primitivo Gay Muñoz fallece el 26 de febrero de 1986.

Cuando contaba 83 años de edad muere el patriarca Siro Gay, el 1 de enero de 1960, en Málaga donde se encontraba descansando. Aunque nacido en Medina del Campo, siempre se consideró un salmantino más, pues llegó con 11 años a la capital charra. En vida se le había otorgado la Medalla de Plata del Trabajo.


En los primeros años de la década de los noventa desaparece la firma “Siro Gay” y son ocupados sus locales por una dependencia donde Caja Duero sitúa cajeros automáticos.
Tras un largo tiempo con el local disponible, se instala en 2019 la heladería Bico de Xeado.






Arco del Pasaje


     
Escaparates del comercio de Siro Gay en el pasaje de la Caja de Ahorros
Fotografía de C. León, propiedad de Caja Duero

Desde la construcción de la Plaza Mayor se vino denominando a este arco como Callejón de Grajal ya que todas las edificaciones a un lado y otro eran propiedad del Conde de Grajal, que tantos quebraderos de cabeza dio para concluir por este lado la magnífica obra. En el piso superior al arco se anunciaba el Hotel Pasage antes de 1895 que era también restaurante y bar con salas de juego.




Número 39


Sin vistas a la Plaza, una gran extensión de terreno, (24.000 pies), antes de 1850 era la tienda de ferretería de Francisco Hernández Martín, “Paco, el de los catres”, que vendía también somieres y jergones, teniendo la entrada por el callejón atravesando los corrales, cuadras paneras, caballerizas, almacenes, casetas para aperos, etc. del  palacio del conde de Grajal. En setiembre de 1892 pone en liquidación la ferretería.


Bernardo Martín Pérez se percata de la insuficiencia de alojamientos para la clase acomodada que visita la ciudad y conociendo la enfermedad de su primo Francisco Hernández Martín, decide adquirir toda la finca y comienza por abrir el café “Pasaje” el 14 de julio de 1894, con entradas por Espoz y Mina y por el Pasaje, mientras va construyendo un complejo hotelero
de 40 habitaciones en el que se incluye un magnífico comedor independiente destinado en exclusiva a los huéspedes, un restaurante y salas de juego. En octubre de 1894 el pasadizo de comunicación entre la Plaza Mayor y Espoz y Mina
es conocido como pasaje de Martín Pérez. Aprovecha la crisis de la clase obrera para dar trabajo y en febrero de 1898 construye la fachada del edificio que da a Espoz y Mina por un valor de 100.000 pesetas.  Continúa hasta el 3 de diciembre de 1899 en que cede la explotación del hotel, del café y del restaurant a Marcelino Chapado, (dueño del café restaurant de la Universidad en la calle de la Rúa). Fue José Martínez el Jefe de los comedores.  La sala de billares se arrienda al dependiente Eugenio Gutiérrez y vuelve a encargarse de la dirección en 1904 Bernardo Martín, pues lo que le gusta a Chapado es la cocina. En octubre de 1909 Joaquín Alfaraz, antiguo cocinero del Pasaje, se va a Madrid y habiendo regresado en marzo Marcelino Chapado, hijo, de efectuar prácticas en el Hotel Inglaterra de Biarritz, se hace cargo de las cocinas del Pasaje. En 1910 y se hace cargo del negocio Chapado durante otros 3 años, inaugurándose el bar Pasaje a la entrada del café el 22 de junio de 1910.

El café fue decorado al mejor estilo de la época con veladores de mármol y sillas de madera, luciendo en sus paredes escenas homéricas y alumbrado por un bello sistema de iluminación. En la pérgola del jardín de que estaba dotado el patio de luces se celebraron atractivas actuaciones musicales a lo largo del tiempo.

Lo que siempre se había denominado callejón de Grajal, por el potentado marqués de Grajal, dueño de la mitad de la Acera de Petrineros cuando la construcción de la Plaza, y que tantos quebraderos de cabeza dio a la Corporación municipal, a partir de la inauguración del café pasó a denominarse callejón del Pasaje, que es el nombre que se dio al establecimiento.

El salmantino Bernardo Martín Pérez, fue constructor y maestro de obras con abundantes trabajos en la capital, como son la restauración y ampliación de la Universidad y el Hospital del Estudio en 1879, bajo proyecto de don José Secall y Asión, y la rehabilitación del teatro Bretón, cuyo proyecto redactó en 1894 el arquitecto don Cecilio González-Domingo. Bernardo Martín Pérez falleció el 28 de setiembre de 1908 a los 71 años.

En 1903 se hicieron  obras en la planta baja y terminó de decorarse el Salón el 26 de julio.

El Círculo del Casino del Pasaje, en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX, tuvo una vida cultural y artística sobresaliente, utilizándose su teatro para reuniones, veladas literarias, funciones benéficas o bailes de sociedad. Incluso atracciones que actuaban en los teatros salmantinos pasaban por el del Pasaje, como por ejemplo el artista H. Kaurt en enero de 1897, que se traslada desde el Bretón con sus cuadros ilusionistas de las principales maravillas del mundo, a 15 cts la entrada. En 1900 monta el esteróscopo automático donde se pueden observar por 10 cts, 12 vistas de la Exposición de París y la España Monumental. El 24 de julio de 1900 se instala un puesto para la venta de periódicos y revistas y se establece un centro bibliográfico para que los socios puedan leer revistas nacionales y extranjeras en habitaciones reservadas.

El 3 de febrero de 1901, en el piso principal del café de La Perla se crea la  sociedad de estudiantes “Unión Escolar”, cuyo proyecto había sido elaborado por Filiberto Villalobos con 21 años, continuando su domicilio social en 1902 pero en los bajos del café. El 1 de febrero de 1902 se traslada al Círculo del Casino, al que abona 175 pesetas durante el mes cte. y 125 en los meses sucesivos, a excepción de julio y agosto, que solo pagará 100 pesetas.

El jueves 8 de julio de 1897 en el patio del jardín dan comienzo los conciertos en que toman parte el hijo del profesor de caligrafía don Juan Soler, el joven alumno del Conservatorio, Agustín, luego pensionado por la Diputación en 1900, acompañado al piano por el maestro Lucio Rodríguez.

En abril de 1901 da conciertos de guitarra y bandurria la señorita Julia Oscar con sus sobrinos. Destacaron los conciertos de música clásica a partir de junio con la actuación de un trío compuesto por Jacinto Rodríguez, violín, Manuel Rodríguez, contrabajo y el pianista maestro Julio Reñones. Manuel y Jacinto eran padre e hijo. Entre julio y octubre, del año siguiente, actúa el mencionado trío, con alguna puntual exhibición de la rondalla “Los Hijos del Trabajo”. En febrero de 1903 dan un concierto Mariano y Asunción Miquel, violoncello y piano y a partir del 5 de marzo comienzan la temporada el trío de plantilla, que se reanuda en setiembre. En enero de 1904 dan conciertos Valentín Guillén a la guitarra y Alfredo Rodríguez  con la bandurria. En julio de 1904 actúa la guitarrista Purificación Cost y el 11 de abril de 1907 da un concierto el tenor señor Mariani.

Desde julio a diciembre de 1907 debuta el “sexteto del Pasaje” integrado por: Jacinto Rodríguez, primer violín; Manuel Mezquita, segundo violín; Fernando Rodríguez, viola; Enrique V. Mezquita, violoncello; Manuel Rodríguez, contrabajo y Julio Reñones, pianista. Tras el verano, Fernando Rodríguez fue sustituido por R. Cea. En febrero había actuado “La Tuna Escolar”. El 13 de abril de 1908 actúa el Brujo Moderno en una velada de prestidigitación con adivinación y transmisión del pensamiento. El 22 de abril de 1908 fallece el joven violinista Manuel Mezquita. En julio y agosto de 1908 nuevamente vuelve Fernando Rodríguez al sexteto. El 16 de febrero de 1909 el pianista Julio Reñones fija su residencia en León.

En 3 de marzo de 1909 comienzan sus conciertos la pareja formada por  Hilario Goyenechea e Iturria, profesor especial de música en la Escuela Normal de Maestros, entonces en la plaza de Anaya, al piano y el violinista Jacinto Rodríguez (a) Cabecita, hijo de Manuel, excelente contrabajo y el 2 de agosto se forma un quinteto integrado por Hilario Goyenechea, al piano, Jacinto Rodríguez, violín, Manuel Rodríguez, contrabajo, José Mezquita, viola y Luis Martín, violoncello.

En 1910 el quinteto sufre una pequeña variación pasando José Mezquita a segundo violín, Luis Martín a la viola y Rafael Rodrigo al contrabajo. Pasan en noviembre a dar conciertos en el Casino hasta el mes de enero del año siguiente. A partir del 23 de mayo de 1912 actúa el “sexteto Goicoechea” compuesto por Hilario Goyenechea al piano; violín concertino, Jacinto Rodríguez; violín 1º Luis González; violas Luis Martín y Fernando Rodríguez y contrabajo, Rafael Rodríguez. El 30 de agosto marchan a dar conciertos en Peñaranda.


El 19 de febrero de 1913 vuelven los conciertos del sexteto Goicoechea que estrena el pasodoble “Juventud Excursionista” del propio maestro y el 7 de marzo rinden homenaje al maestro Bretón interpretando únicamente piezas suyas. Actúan una larga temporada que llega al mes de junio. El 29 de setiembre da conciertos el guitarrista señor Juez. En junio de 1914 dan conciertos Goicoechea y Jacinto Rodríguez y a partir del 9 de julio actúa de nuevo el sexteto Goicoechea, siendo contratados por el Ayuntamiento de Candelario el 13 de julio de 1915. El 2 de febrero de 1915 da comienzo a sus actuaciones el “Cuarteto Fémina”. El 6 de abril actúa el dúo formado por el maestro de baile Huge Marines y la señora Bice Marines de la Compañía italiana de ópera y opereta dirigida por el maestro Granieri. En noviembre de 1918 actúan las orquestas del quinteto  de madame Bati, compuesta por cuatro señoritas y un caballero y el trío Randi que alternan sus exhibiciones con el Suizo y el Términus.

La dependencia del café del Pasaje, durante algún tiempo, se convierte en empresa y toma en arrendamiento el teatro Bretón para dar los bailes de Carnaval. El 13 de junio de 1904, en la Facultad de Medicina se examinan para obtener la licenciatura 31 alumnos, de los que 18 son asiduos parroquianos de Pepe “El Calvo”, camarero del Pasaje. Otro camarero, Antonio Crespo se casa el 30 de marzo de 1906. Julián García Martín, conserje que fue del Pasaje, fallece el 10 de abril del mismo año. Antonio Aparicio (a) Reverte, pierde un hijo el 24 de marzo y otro hijo es herido gravemente por arma blanca en diciembre de 1915. El 16 de marzo de 1907 riñen dos camareros, teniendo como motivo la desaparición de un sacacorchos.  Aniano Vicente Delgado (a) Ajero, de 33 años y Daniel Mangas de 46, son los protagonistas. Tras  varios encontronazos en el interior del café hacen varias salidas a la Plaza y a las 4 ¼ de la tarde y a la misma puerta se zurran de lo lindo y Mangas le da un mordisco a Aniano en una oreja, arrancándole un buen trozo, que un diligente guardia municipal se encarga de transportar hasta la Casa de Socorro, junto con el lesionado. Aniano se niega a que le cosan los médicos el trozo despegado y no hubo forma de hacerle entrar en razón.

En 1897 nace en sus salones la sociedad obrera “Los Hijos del Trabajo”. En 1902 sirve el banquete con motivo de la visita  del Ministro de Enseñanza el Conde de Romanones, siendo ya rector de la Universidad don Miguel de Unamuno y los estudiantes acudían a clase por las mañanas y por las tardes eran asiduos de los reservados del Pasaje donde se jugaba al dominó, garrafina, julepe o chamelo. Los cafés Pasaje y Novelty fueron los primeros en obtener autorización para sacar veladores y sillas a la acera de la Plaza Mayor en 1906 y el 7 de mayo de 1908 se desestima por el Ayuntamiento la pretensión del comerciante don Manuel Vicente Pérez de que se retiren mesas y veladores del café Pasaje.

Sirve en los Irlandeses el banquete ofrecido a la Infanta Paz el 16 de marzo de 1906 y se otorga el título de Proveedor de la Real Casa a Marcelino Chapado el 15 de mayo. En octubre de 1910 los dueños del Pasaje son favorecidos con el título de Proveedores de Sus Altezas Reales los Príncipes de Babiera, merced otorgada de nuevo en 1919 cuando ya es propietario Gregorio Barragán, habiéndose instalado calefacción de vapor en el hotel el 15 de octubre de 1910, obra realizada por la casa Schulten y Cía.


En 1913 el “Café Pasaje” de Marcelino Chapado y Compañía pasa a ser de Romero y Compañía, siendo Romero el socio capitalista. En enero de 1914 se hace con la propiedad Marcelino Chapado (padre) y gira bajo la razón social Chapado y Compañía quedando Marcelino al cargo de la cocina. Fallece en Valladolid el 12 de agosto de 1926.


El 1 de setiembre de 1916, se renueva el “Hotel Pasaje”, siendo su dueño, como socio capitalista, Lorenzo Moretón Gamboa, ya dueño del Hotel Términus en la calle de Toro y del Café Suizo, en la calle de Zamora, quedando como director de cocina Marcelino Chapado, hasta que se hace cargo en marzo de 1918 del café restaurante París en Prior 9 y 11, contratando entonces los servicios del maestro de cocina de La Peña, de Madrid. Se ponen al frente del hotel, Francisco Moretón y del café y casino, Agustín Moretón, falleciendo, respectivamente, el 24 de junio de 1941 y el 26 de febrero de 1932.

El 28 de julio 1919 pasa a ser propietario Gregorio Barragán Martín, que ya se dedicaba a la hostelería con su Hotel y Café Universal en Peñaranda, haciéndose  cargo del hotel, mientras el café y el restaurante siguen en poder de los hermanos Moretón, por herencia de su padre Lorenzo Moretón Gamboa, fallecido el 14 de abril de 1920. En 1925 Gregorio Barragán ya es el dueño de todo el complejo, se anuncia en Plaza Mayor 39 y Espoz y Mina, 1 al 12 como Proveedor de Sus Altezas Reales los Príncipes de Babiera y fallece en diciembre de 1962, a los 76 años, continuando el negocio sus hijos, María de las Nieves, Gregorio, (que muere 2 años después, con 47 años), Francisco y Luis.

La cena que se celebra en el Paraninfo de la Universidad, con motivo de la visita de los Reyes para el Congreso de las Ciencias, el 25 de junio de 1922, es servida por el Pasaje junto al Hotel Comercio y al Términus.

El 9 de julio de 1932 a las 12:30 se produce un incendio de extremada violencia en el Hotel Pasaje, que amenaza a las casas aledañas, dada la combustibilidad de los materiales de construcción empleados en la Plaza Mayor, logrando extinguir el fuego a las 8 de la tarde las dotaciones de bomberos de Salamanca, Zamora y Ciudad Rodrigo, quedando reducido a cenizas el Hotel al igual que las casas colindantes, siendo derribado el 2 de enero de 1934. El nuevo edificio en estilo racionalista fue obra del arquitecto Joaquín Secall. Se inaugura de nuevo en el mes de febrero de 1936.

Tarjeta comercial del hotel Pasaje

de la década de 1940

En enero de 1996 el espacioso café del Pasaje se convierte en reducida cafetería, hoy desaparecida y en junio el lujoso hotel también cierra sus puertas.



Entre el Arco del Pasaje y el Arco del Coliseum

Fue la zona en que ejercían su oficio la mayor parte de integrantes del gremio de limpiabotas salmantinos

Fernando Araujo a finales del siglo XIX no cita al gremio de limpiabotas en “La Reina del Tormes”, lo que indica que la aparición de tan humilde oficio en Salamanca se produce ya dentro del siglo XX.

Las licencias que concedía el Ayuntamiento para el “situado” se otorgaban con cuentagotas lo que daba lugar, por una parte, a la constante inspección de los “municipales” en petición de los papeles reglamentarios y por otra a las numerosas denuncias de intrusismo profesional que efectuaban los limpiabotas que ejercían legalmente su oficio.

Destacaron en los primeros años veinte: Perdigón, Cantalpino, Santiago Cordero, “Chago”, Colás y Angel Alvarez, “Barrabás” que no dudaban en lucir sus habilidades como toreros en benéficos festivales. Tras la contienda civil: Isidoro Caballero Hernández, “El Fatty”, en el oficio desde 1925, que hizo pinitos como boxeador y murió  en enero de 1977, Pedro Ciro “El Baulero” y “Belmonte”, trío que actuó en más de una becerrada en la Plaza de Toros. Un poco más tarde además de “El Grabao”, Pablito, “El Primi”, Zorita, Antoñito, Marino Gutiérrez Manso (que murió atropellado por el coche del médico de Tejares), “El Ciclón” que apareció ahogado en el río, Tomás, hijo de “La Múcheres” o Mariano Gómez Bartolomé. Los que tenían puesto en las cafeterías: otro hijo de “La Múcheres”, Manolo en el Plus Ultra, luego Pepe “El Panduro”, “El Madriles” en el “Novelty”, Felipe y luego más tarde Fernando “El Gitano” en “Las Torres” y Demetrio en el “Multiplaza”. (Aunque no en la Plaza, el género femenino tuvo su primer representante en Rosario González Hernández, que además era peluquera en el salón de belleza “Juanita”). Tuvieron sus más y sus menos con el Ayuntamiento, que en julio de 1952 celebró un Pleno para reconducir la situación pues había desplazado el negocio de los limpiabotas a los soportales de san Antonio, a la plaza de los Bandos y a la de la Libertad, con la consiguiente protesta del gremio. Celebraban por todo lo alto a su patrono san Máximo. Llegaron a ser en toda la ciudad más de 50 de los que 28 eran gitanos. Ya en 1930 Santiago Pérez vio desestimada su pretensión de suprimir los limpiabotas en la Plaza Mayor.

Aunque Salamanca fuera una ciudad en la que predominaba la gente modesta es lo cierto que este oficio tuvo una importante aceptación pues el salmantino siempre gustó de llevar el calzado limpio y reluciente, aún en las peores circunstancias. Recordemos la posguerra civil y el racionamiento del cuero utilizado en las composturas de las medias suelas del calzado, lo que hacía que la mayoría de los zapatos se adornaran con unos preciosos redondeles (pesetas) en su planta, pero tal acontecimiento no era óbice para que por arriba fueran perfectamente lustrados por los limpiabotas o por los propios dueños del deteriorado zapato.

Como la necesidad aguza el ingenio los desperfectos ocasionados en la planta de los zapatos por el excesivo tiempo de utilización se arreglaban con los famosos “filis”, plantillas de goma recauchutada que se adherían con pegamento a la suela, permitiendo que los zapatos duraran tiempo y tiempo, hasta que fuera posible la adquisición de unos nuevos, previa larga cola desde la madrugada, en la que se hacía necesaria la presencia de la Guardia municipal para imponer orden, en calzados “El Cañón, zapatos a cañonazos”, del Pozo Amarillo.





Números 40 y 41.- Estas viviendas eran propiedad del Conde de Grajal.

Número 40


En 1851, con entrada por la Plaza, se instala en el número 40 la sombrerería de Manuel Hernández Baquero y en el principal de la finca se encuentra ya establecido el fotógrafo Othmar Wehrlin, retratista de París, al daguerrotipo,  y que en 1851 marcha a Madrid para regresar con un variado y buen surtido de lo concerniente a su profesión como son: cuadros, carteras, medallones, pulseras, cajas y alfileres para retratos. En su estudio hace también retratos para sortijas. Los precios son de 30 reales para arriba, retratando en todo tiempo desde las 9 de la mañana a las 5 de la tarde. Poco más tarde se traslada en la Plaza Mayor al principal del número 13, en la acera del Pabellón Real donde hoy las oficinas de la promotora de viviendas Gran Monterrey.

Los Señores Martínez y Nieto retratistas al daguerrotipo son miembros de la Sociedad Heliográfica de Madrid y corresponsales de la de París. Se establecen en Salamanca a primeros de setiembre de 1851, en la Plaza Mayor número 40, piso principal, en el local que ha dejado Othmar Wehrlin, donde efectúan retratos coloridos por un nuevo método hechos con arreglo a los últimos adelantos y reuniendo a su gran parecido la más perfecta conclusión. El precio es de 40 reales en adelante incluyendo marco y colorido. Retratan en horario de 9 de la mañana a 5 de la tarde  y permanecen en Salamanca hasta el 16 de setiembre.
Se supone que el señor Martínez es el mismo Alonso Martínez que  se había establecido en Madrid en 1830 en la Puerta del Sol, 13 y 14, 3º y que posteriormente, en 1860, abre una sucursal en la calle de la Montera, 43, 45 y 47 en el Pasaje de Murga. El Sr. Nieto sería su socio salmantino.

El número 40 se supone que albergó al café más antiguo de Salamanca, pese a que se venga sosteniendo que fue el que inauguró el empresario italiano Cechini días más tarde de la batalla de Arapiles en 1812. Ya en 1811 se habla de un café, que estaba situado en la casa del conde de Grajal, donde se daban bailes, pagándose 3 francos por persona cada noche. El dato del tipo de moneda a pagar por la entrada es suficientemente expresivo.


El local se encuentra ocupado por la tienda de ropa de Eugenio Benavente en 1872 y al marchar ésta ocupa el local la relojería de Esparza.



Relojería de Esparza.El Tormes, 19 de junio de 1872


Relojería de Juan Gómez Sebastián
El Defensor del comercio,
15 de enero de 1888

Relojería de viuda de Gómez e hijo
Gente joven, 28 de enero de 1905


Relojería de Antonio Ferreira
El Salmantino, 30 de octubre de 1914

Da el traspaso a la relojería de Juan Gómez Sebastián, casa fundada en 1856 y que era el relojero oficial del Ayuntamiento y encargado de la conservación del reloj, hasta su muerte en 1889. Coloca un gran reloj de pared en la portada de su tienda dotado de dos esferas y campana de timbre que desaparece ya en 1921 y tuvo enconadas discusiones con el relojero Adolf Winzer, de la calle de la Rúa, 12, pues ambos se acusaban de ser meros reparadores y no constructores de la serie de relojes murales desperdigados por gran cantidad de iglesias y ayuntamientos de la provincia.

Al morir el 28 de febrero de 1899 Juan Gómez Sebastián la relojería se anuncia en agosto del año siguiente como “Viuda de Gómez Sebastián”, (que era Casilda Paredes, que fallece el 19 de marzo de 1914),  casa premiada en Castilla La Vieja, y desde abril de 1900 pasa a regir el negocio el que era su gerente, Antonio Ferreira, convertido en hijo político, por su matrimonio con Priscila Gómez, como relojería de “Viuda e Hijo de Gómez Sebastián””. En 1921 se traslada  a la calle de Toro, número 6, como “Relojería de Antonio Ferreira”. Al morir Antonio Ferreira Gómez el 1 de junio de 1971 pasa la relojería a sus hijos Agustín, relojero y José, óptico.

Abre en este local su tienda de tejidos, novedades, modas y confecciones la “Viuda de Tomás Alonso”, que ya estaba en el número siguiente, el 41

Calzados Segarra de José María Viñuela. El Adelanto, 12 de abril de 1935

El local se convierte en la sucursal de calzados “Segarra”, que representa don José María Viñuela Corporales, en 1934 y en setiembre de 1947 hace liquidación de calzado para dar paso a otro negocio como tienda de “Modas Viñuela”, con artículos exclusivos para niños, encontrándose al frente de este establecimiento el mayor de los hijos de don José María, Manuel. A principios de los cincuenta ingresó como aprendiz Ramón Lorenzo García, quien murió próximo a su jubilación.

Se anuncia, como algunos otros locales comerciales salmantinos, con malos ripios: “Y ahora que nieva, gabardinas Viñuela” y “Ahora que hiela, canadienses Viñuela”.



Número 41

A principios del siglo XVIII, cuando se inician las nuevas instalaciones comerciales en la Plaza, fue la tienda de paños, tejidos y ropas confeccionadas de Suárez, luego del matrimonio Valentín Brusi y María Crespo y en 1880 de la hija de ambos Fidela Brusi Crespo, que fallece el 26 de agosto de 1887. (Ostenta el número 23, en pintura roja).

A partir de 1890 fue el comercio de novedades, hermoseado en portada e interior, de Tomás Alonso del Moral esposo de Aurea Moreno Brusi, hija de Fidela, (establecimiento que en 1901 gana el Concurso de escaparates, colocados artísticamente por el  dependiente más famoso y conocido, el popular Felipe Rodríguez Carmona, al mismo tiempo que Gabriel y Galán conseguía la Flor natural con su poema “El Ama” en los Juegos florales, de las ferias y fiestas de setiembre). Luego se denominó tienda de “Alonso López y Compañía” y después, a partir del fallecimiento de Tomás Alonso el 28 de julio de 1905 en el balneario de Sobrón, de la “Viuda de Tomás Alonso” todavía en junio de 1934 y poco antes de la Guerra Civil, se convierte en las pañerías de Miguel Iscar Peyra, hijo político de Tomás Alonso, quien no abandona su tienda de la Plaza del Mercado, número 50, que sigue abierta hasta que adquiere la totalidad de sus existencias Alicio López Casero para sus almacenes “El Tesoro”, en 1952.
Miguel Iscar Peyra nace en Salamanca en 1882 en el domicilio paterno de la calle de Toro, 41. Inclinado a la política fue miembro del partido conservador y llegado al Ayuntamiento salmantino por primera vez como concejal en 1909 no abandona la corporación municipal hasta 1935, habiendo ocupado la Alcaldía en 4 ocasiones distintas: 1918, 1927, 1930 y 1935.

Saneó la hacienda municipal y demostró dotes de buen gestor al ejecutar importantes obras, abrir y urbanizar la Gran Vía, promover la pavimentación de gran número de calles e impulsar el alcantarillado, poniendo en práctica el proyecto de saneamiento redactado por el ingeniero Mariano Beltrán Estrada en 1889 y, todavía en 1929, llegó a construir el gran colector del Oeste y a encauzar las aguas del Regato del Anís, Eras de las Carmelitas y Camino Viejo de Villamayor.

Amante de la cultura fue el artífice de la instalación del monumento a Gabriel y Galán en el Campo de san Francisco y de la adquisición de la espléndida escalera de mármol que da paso al Salón de Recepciones del Ayuntamiento, trasladada desde el palacio de la marquesa de Nájera, situado en la madrileña calle de Alcalá, al derribarse el palacio para construir un ampliación del actual Banco de España.




El famosísimo escaparatista “Felipe” (Felipe Rodríguez Carmona) nacido en Peñaranda el 13 de setiembre de 1850, empezó su andadura en la tienda de Vicente Carnero, ingresando como aprendiz en 1864, durmiendo sobre cajones en la trastienda, madrugando para barrer el local y la acera, limpiando estantes y mercancías y comiendo sobre la marcha, aprendiendo los rudimentos de decoración en un comercio donde eran célebres los “nacimientos” que exponía a partir de noviembre y en los que no faltaban espléndidos decorados de paisajes bucólicos con el cortejo que seguía a los Magos, la adoración de los Pastores, las estrellas y los Angeles suspendidos, el castillo de Herodes, las lavanderas con su río de agua corriente y las figuras trabajando en diversos oficios.

En cuantos concursos de escaparates se celebraban en Salamanca conseguía los primeros premios dada la perfección de sus trabajos con las telas y accesorios y el exquisito gusto estético en la elección de los ornamentos decorativos, siempre en consonancia con la circunstancia a celebrar. Destacaron los escaparates que exhibió con motivo de las visitas de los Reyes, los de los Juegos Florales de 1901 y los Hispano-Portugueses de 1909, así como uno especial cuando como alarde internacional confeccionó con telas varias la bandera de cada uno de los países. Hombre popular y amable, Felipe, vestía con singular atildamiento y lucía en el rostro unas enormes patillas, terminadas en punta, de las denominadas de “teta de cabra”, según nos relata Carlos Gutiérrez de Ceballos. Trabajó en los comercios de Fernando Iscar Juarez para la tienda de Lobarinas y al suicidarse Francisco Lobarinas se queda con Iscar. Se jubiló en 1929, como apoderado general de la empresa y fue objeto de un homenaje popular.

Don Miguel Iscar, casado con una hija de Tomás Alonso se hace cargo del negocio y se lleva como encargado a la Plaza a Eduardo Estévez Garzón, que fue concejal y representante sindical de los dependientes, cuando su jefe era teniente de alcalde, antes de la Guerra, habiendo siempre buen entendimiento entre ambos y luego se establece por su cuenta creando “La Innovación” en la calle de Quintana y luego también “Esterra” en la calle de san Justo, falleciendo el 21 de enero de 2005. Iscar dota al establecimiento de dos amplios escaparates dando vistas hacia el callejón de Coliseum. Fallece el 24 de marzo de 1950.

En los años cuarenta ingresa como aprendiz y chico para todo Feliciano Pérez Varas quien, estudiando por las noches, en dos cursos, concluye el bachillerato e ingresa en la Universidad. Tras su estancia en Munich, como becario y por ampliación de estudios, regresa a Salamanca y lee su tesis doctoral en 1962, convirtiéndose en el primer catedrático en España de la especialidad de Germanística. Llegó a Secretario General y a Vicerrector de la Universidad, falleciendo en 2008.




Número 40 y 41

Los dos locales que constituyen la tienda de “Modas Viñuela”, desde que le diera el traspaso Miguel Iscar en 1949, a partir del 24 de marzo de 1986, lunes santo, pasan a ser el establecimiento denominado “Yunatti”, especializado en moda juvenil, propiedad de José María de Dios. Desaparece en 1996 para dar paso a una cafetería moderna y restaurante denominada “Abadía-Plaza”, con baile durante los fines de semana, establecimiento montado por el matrimonio Adrián y Mamen, ésta antigua empleada en la tienda de “Yunatti”, con el socio Jesús Gómez.






Arco del callejón del Coliseum





El Parador de Los Toros (42)

Estaba situado en la Plaza Mayor 42 y Concejo 1 y 3, con entrada por la Plaza Mayor, (en el hoy callejón del Coliseum por medio de unas grandes puertas encarnadas) y por la calle de Espoz y Mina, siendo su propietario el monasterio cisterciense de Santa María de Moreruela de Tábara, en Zamora. Se supone que fue el conde don Vela el que protegió a la Orden cuando la repoblación salmantina.
Se mantiene en censo enfitéutico durante muchos años hasta que se vende en pública subasta a doña Teresa Gallego por escritura pública de 2 de setiembre de 1765. En 1797 se exhibían en el Parador, los autómatas: Dúo de pájaros, Retreta francesa, el Zapatero de los Currutacos, la Bordadora de las pirracas y un salterio. Pasó posteriormente a la propiedad de una Memoria fundada por doña Teresa en el convento de la Trinidad Calzada y de aquí pasó a propiedad del Estado que lo vendió el 27 de abril de 1808 a don Domingo Grijalba. Su nieto don Salvador Martínez era su poseedor a mediados del siglo XIX. En 1860 pasa consulta el cirujano dentista Estanislao del Castillo y en 1864 el doctor Soler y Codina visita el Parador para operar de cataratas. En noviembre de 1871 se vende el Parador que tiene 7.000 pies entre sus dos plantas a don Segundo Santiago García León. Alojó a los más famosos toreros de la segunda mitad del XIX, destacando Luis Mazzantini.

Dos caballeros, uno con bombín y otro con fedora, esperan junto a la casa Consistorial mientras
otros individuos pasean por el acerón de la Plaza Mayor. Entre sus cabezas, al fondo, iluminado
por la luz del sol, pues su callejón carece de techo, se puede ver el arco del Parador de los Toros
con su portón y un balcón sobre él. Fotografía de Venancio Gombau, fondos Jose Luis de la Parra.

Cuando los comerciantes locales no viajaban fuera para efectuar las compras de sus materiales y ni siquiera se conocía el gremio de viajantes, llegaban a Salamanca dos veces al año, por Pascua de Resurreción y por la Feria de Botijeros, las célebres “galeras” de Barcelona repletas de géneros que vendían en la Posada de los Caballeros o en el Parador de los Toros a los comerciantes salmantinos.

Portón del parador de los Toros visto desde
su interior. Fotografía de Ansede y Juanes
para El Adelanto 1930
Los Hermanos Juárez (Fermín de Alaejos y Ricardo de Chaherrero) dueños del Parador de los Toros en 1886, eran poseedores de un alquiler de caballos que se encierran en los sótanos, una empresa de diligencias y la administración de los baños de Calzadilla. Fueron los primeros transportistas en montar el servicio de coches de viajeros a la Estación. Se unen con Ildefonso Junquera para la línea de Béjar y al separarse en 1884, Juárez traslada la salida a la calle de Concejo, esquina a la Plaza de los Bandos, continuando Junquera con sus salidas del Parador. En noviembre de 1889, dado que los locales eran muy amplios abrieron un gimnasio higiénico los hermanos Martínez, trasladando el que habían inaugurado en octubre de 1887 en la calle de Toro 74, que cobraba treinta reales al mes y pago adelantado, siendo los promotores de un “asalto de armas” en el teatro Liceo. La dirección facultativa correspondía a don Ramón Carranza. Tenían en los sótanos los almacenes del  “Bazar Pozueta”, los hermanos Luis e Ignacio Pozueta del comercio del número 46 de la Plaza. Ricardo falleció el 17 de agosto de 1923. En 1897 el coche de Alba de Antonio Lurueña y José Salazar se traslada desde este Parador al de los Caballeros en la calle de Espoz y Mina.

El Parador de los Toros regentado por Ignacio Hernández ya en 1906, tenía 16 habitaciones y 30 camas y dotado de café restaurante daba servicio de banquetes, bodas y lunchs, siendo el precio del cubierto 6 reales. El 30 de julio de ese año fallece repentinamente en sus habitaciones Juan Durán, condueño del cine instalado en la Plaza de Colón, que comparte con los señores Agar y Minuesa.

Vivió apartado del negocio hasta el 27 de noviembre de 1927. En 1913 pasó a Martín León Calzada y al fallecer el 28 de mayo 1919 pasó a su Viuda, desapareciendo en 1927.

En marzo de 1917 se encuentran adelantados los preliminares para la construcción de un nuevo teatro por parte de un grupo de amigos, no superior a diez, de respetabilísima posición, junto a varias personas expertas en la materia y de prestigio artístico entre el público salmantino.

No consta que tal proyecto tuviera algo que ver con el que existió en octubre de 1913, que era un teatro nuevo en Salamanca en la Plaza Mayor, financiado por acciones y cuyo pliego de bases y condiciones se expuso en el establecimiento de Prudencio Santos Benito el 16 de noviembre.

El popular empresario don Joaquín Corona tiene el propósito de construir un nuevo teatro, que llevará el nombre de Coliseum se instalará en la Plaza Mayor, con salidas a la calle de Espoz y Mina y a la plazuela de la Libertad. Como materiales se utilizarán cemento armado, hierro y ladrillo y la calefacción será montada por una casa bilbaína de prestigio. Tendrá dos pisos además de la planta baja, donde irá el patio de butacas, capaz para 500 personas, cerrando la herradura 26 plateas, dos de ellas de proscenio. En el principal irá otro patio de butacas de anfiteatro y en el segundo se instalarán las delanteras y las gradas de general. Elegante foyer para las damas, servicio de guardarropía, despacho para venta de flores y servicios higiénicos que se distribuirán por todas las plantas. El café estará dispuesto en un bonito salón que regentará el dueño de un conocido establecimiento de la Plaza.

El escenario muy amplio y los camerinos de los artistas confortables y cómodos. El decorado de la sala irá en blanco y oro disponiendo el escenario de una preciosa cortina de terciopelo haciendo juego con la embocadura. Dispondrá de telones de agua y metálico según las rigurosas normas y exigencias del Reglamento de espectáculos, pudiendo ser desalojado el local en cinco minutos al contar con tres salidas a la calle, siendo el servicio de incendios de total garantía.

El coste ascendería a 60.000 duros incluyendo en el presupuesto el valor de los terrenos, cuyo solar medía 1.200 m2, que habían pertenecido al Parador de los Toros del monasterio cisterciense de Santa María, de Moreruela de Tábara, en Zamora.

En julio de 1917 se hospedó en el Parador un sedicente ingeniero de nombre Federico Fernández Tamarín que se hizo célebre por la serie de estafas que perpetró perjudicando a los más importantes comercios salmantinos, sin que consiguieran la devolución de un solo real.

Estado del parador de los Toros poco tiempo
antes de su derribo. Fotografía de Ansede y Juanes
para El Adelanto 1930
Más tarde pasó el Parador a manos de Segundo Santiago García León que fue quien encargó en 1931 al arquitecto Genaro de No, los planos para el que luego fue auténtico y real teatro-cinema, cuyas obras comenzaron en febrero de 1931, inaugurándose el 5 de setiembre de 1933 con la obra “Medea” de Séneca, en versión de don Miguel de Unamuno, actuando Margarita Xirgu y Enrique Borrás, como principales intérpretes. Sus dueños eran Barragán, Nieto, de No y Manzanera, siendo Genaro de No el arquitecto director de las obras, según su proyecto, redactado en 1931.

Es derribado en 1932 para dar paso al cinema Coliseum.

Fachada del edificio del Teatro
Coliseum en la calle Espoz y Mina
El cine Coliseum, sufrió un aparatoso incendio hacia las cuatro de la tarde del 14 de setiembre de 1970 que, con origen en el escenario se extendió al patio de butacas, a los camerinos y terminó con la techumbre, destruyendo el vestuario de la compañía de revistas Zorí-Santos, que actuaba con la vedette Gogó Rojo, representando la revista “Esto tiene truco”, de los reconocidos maestros Baz (hermano de Fernando Santos) y Morcillo.

Restaurado, efectuó su reinauguración tres años más tarde con la proyección de “El violinista sobre el tejado” y continuó ofreciendo sesiones de cine o funciones de teatro indistintamente, hasta que en marzo de 1988 cerró sus puertas de manera definitiva. El director gerente de los cines Coliseum y Taramona, Francisco Barragán Fernández, falleció el 22 de noviembre de 1980.

En enero de 1994, tras las obras de construcción de un nuevo edificio se abrió un pasadizo a través de lo que fue el cine Coliseum.

Fue operador del Coliseum Félix Rivas Pérez quien con el seudónimo de FER publicó habitualmente sus chistes y caricaturas en la Gaceta hasta su fallecimiento el 24 de setiembre de 1976.

Entrando, a la izquierda de este callejón, tenían su acceso las oficinas de la CAMPSA y en ellas se encontraba la vivienda, con balcones a la Plaza, del jefe de la Agencia Comercial don Luis Guervós Avila. Se habían trasladado desde su primer domicilio, a la creación del Monopolio, en la Plaza de san Juan de Sahagún, 8



Número 43


Esta vivienda, denominada Casa pequeña del conde de Grajal, antes de la construcción de la Plaza era utilizada como botica y fue adquirida por el Ayuntamiento para, posteriormente, permutarla por otra vivienda a la izquierda de la Casa consistorial a don Francisco Javier Basanta y Gascó.


Francisco Pertierra aparece en 1867 con establecimiento abierto en la Plaza Mayor 42, principal, aunque enseguida se anuncia como “Fotografía española” en su bien surtido gabinete de la calle de Arriba, 9, Paseo de las Carmelitas. Especialidad en retratos de niños, ampliaciones de todos los tamaños, foto-pinturas al óleo, foto-miniaturas sobre papel y cristal y orlas de fin de curso por un nuevo sistema de invención exclusivo. Se retrata todos los días, incluso los de lluvia, desde las 9 de la mañana a las 4 de la tarde.
En noviembre de 1869 este laborioso fotógrafo, (discípulo de Pedro Martínez de Hebert), que había tenido estudio en Madrid en la calle de Barcelona 13, ha sacado unas magníficas copias del cuadro del Sr. Guisasola para el retablo de san Martín, que se hallan a la venta en la sastrería de Ramón Fernández en la Plaza Mayor, 21.
Cierra en octubre de 1879 para acometer una total reforma del estudio, de la que se encarga el inteligente industrial don Anselmo Pérez Moneo, pensando en su conclusión para fines de noviembre.
Francisco Pertierra, mientras tanto se desplaza a Madrid y Zamora, abriendo una sucursal en ésta y regresando para ofrecer de nuevo sus servicios, habiendo traído de Madrid gran surtido de artículos fotográficos, fondos y accesorios de lujo que dan a los retratos un aspecto fantástico y elegante. Las obras de reforma no se han podido terminar en plazo a causa del temporal.
Francisco Pertierra antes de 1879 había obtenido 5 medallas de plata y bronce y una de Primera clase en la Sociedad Artística del Panteón Cosmopolita de Nápoles. Fue profesor durante 8 años de dibujo de figura y colorido en la Academia de San Fernando de Madrid, perteneció a la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy y resultó premiado un cuadro suyo en la Exposición que ésta celebró en 1873, con carácter artístico industrial. Tuvo exposición permanente de fotografías en el portal de la Fonda del Comercio.
Desaparecido de Salamanca en 1881, en 1884 le publica la revista la Ilustración Española y Americana un grabado obtenido de una fotografía directa del Sultán de Joló rodeado de los principales funcionarios del sultanato, en un reportaje sobre el Islam en Filipinas. Francisco Pertierra se había desplazado a Filipinas y se conservan algunas otras fotografías de su estancia en las islas como la del simulacro de la defensa de un barco de Aetas mandado por el Gobernadorcillo y Tenientes de Justicia en 1886, la que obtuvo el 31 de julio de 1887 sobre la colocación de la primera piedra del ferrocarril de Manila a Dagupan, o la foto de un indígena de Filipinas de perfil, en el estudio del fotógrafo en 1890, que hoy se conserva en el Museo del Ejército.
Mantuvo durante bastante tiempo una encarnizada discusión con Jean Poujade blasonando de su españolidad, frente a lo extranjero personificado en el fotógrafo francés.


Comercio de Pablo García en 1933, armería,
cuchillería, fuegos artificiales,..
Colección de César Álvarez García
En 1868 se establece en el piso bajo la guarnicionería de Eduardo García Raurell. (Ostenta el número 24, en pintura roja). A su muerte le suceden sus hijos Pablo y Eduardo García Miguel en 1915 y con el nombre de “El Guadarnés” la convierten también en armería y despacho de accesorios de automóviles. Además de cuchillería fina despachan todo tipo de cartuchería, explosivos, bombas, cohetes, fuegos artificiales además de baúles.

Establecen en la Avenida de Mirat una fábrica de coches y reparaciones en julio de 1916.

El 12 de enero de 1920 se disuelve la sociedad entre hermanos y queda Pablo García como único dueño de la firma de armería y guarnicionería y como representante, monta una sección especializada en las máquinas de coser “Alfa”, a los cuatro años de comenzarse a fabricar la auténtica máquina española en Eibar. Figura en la Cámara de Comercio como constructor de baúles y hacia 1935, tras la apertura de la sucursal en la calle Toro 9 dedicada a la guarnicionería y armería, se convierte en academia de costura para una mejor venta de la máquina.



Escaparate de Pablo García con el comercio dedicado a la venta y enseñanza
de uso de máquinas de coser Alfa, c. 1940. Colección César García

La sección de las máquinas de coser “Alfa” deja paso en 1938 a la confitería “Mary Paz”, que era la hija pequeña de Pablo García, (con obrador en el callejón de Concejo, donde el actual restaurante Valencia). En agosto de 1942 abre su sección de helados. La artística decoración acristalada del frente y de los escaparates de la pastelería de “Mary Paz” fue obra del profesor de la Escuela de Artes y Oficios, don Bernardo Fuentes. 

Factura de confitería Mary Paz fechada
 el 6 de octubre de 1941. Archivo Huebra


La pastelería de Mary Paz duró poco tiempo volviendo a ser el establecimiento de máquinas de coser “Alfa” en 1947, regentado por los hijos de Pablo García Miguel, fallecido el 1 de octubre de 1953. Abren una sucursal en la Gran Vía.

Coincidiendo con el fallecimiento de la viuda de Pablo García, Dolores Rodríguez Vicente en 1971, sus herederas Dolores y Mary Paz trasladan la  representación de las máquinas de coser “Alfa” y abandonan este local, que pasa a ser la zapatería “Abolengo”, de Carlos Pérez, que ya tenía otra tienda denominada  “Punto Uno” en la calle de Zamora, esquina a la del Arco.



La tienda de calzados “Abolengo”, que sigue en la Plaza, recientemente ha cerrado la sucursal de la calle de Zamora, esquina a la del Arco, y otras dos en Valladolid. El local de la calle de Zamora ha sido ocupado por la perfumería “Beautik”.

Calzados Abolengo en 1975
Fotografía gentileza de Henar Polo y Carlos Pérez

Después del cierre de la sucursal de la calle de Zamora, esquina a la del Arco, y de otras dos en Valladolid fue, tras la jubilación del propietario, cerrada en 2014 la tienda de calzados “Abolengo” en la Plaza Mayor. Hoy el local alberga la tienda de zapatería Camper.







ACERA DEL AYUNTAMIENTO





Arco de Concejo



Números 44 y 45.- Estas viviendas eran propiedad del Mayorazgo fundado por don Carlos Enríquez de Cisneros y Albornoz, propiedad de don Juan Manuel del Castillo Portocarrero y Manrique de Lara, marqués de la Liseda, vizconde de Amaya.

Número 44

Haciendo chaflán con la calle Concejo, en 1898 ya estaba un bazar de bisutería, loza e incluso, ropa. Aquí se vendieron los primeros fonógrafos Edisson. Al cesar a primeros del siglo el bazar, ocupó su local Alejandro Hernández, denominado “El Canario”, que se dedicaba al negocio del transporte, sirviendo sus coches de caballos la ruta de Vitigudino. En 1901 le es adjudicada la conducción del correo a la estación del f.c. y en 1904, fue contratado como concesionario, encargándose del despacho central de los billetes, por lo que se conoce su establecimiento como “La Central”, que sirve de refugio a cocheros y mozos de cuerda. Se inicia en el turismo promocionando con su agencia de viajes los veraneos alquilando habitaciones en la playa de Gijón. En noviembre de 1909 la Central de f.c. se traslada a Doctor Riesco 24 y en 1916 se sustituye por la Agencia Comercial de Augusto Bienzobas en Rúa, 57.
En 1910, tras algunas vicisitudes, se instala la "Camisería Inglesa" de José María Viñuela Corporales, trasladada desde Poeta Iglesias, nº 8 donde estaba situada desde 1908. Viñuela vive en la Plaza Mayor, número 7.

Durante una temporada Viñuela
complementó su negocio con la venta
de encendedores.
El Adelanto 21 de septiembre de 1912

Viñuela representante de planchado
El Adelanto 17 de agosto de 1915


La “Camisería Inglesa” vende también abrigos de Londres, especialidad en equipos para novias, ropa blanca y blusas y equipos para novios y encendedores de todos los sistemas. En 1915 se anuncia como representante exclusivo para Salamanca y provincia del planchado alemán para cuellos y puños, en pugna con Jesús Rodríguez López sobre planchado moderno y representaciones exclusivas.



Número 44, d).- Puerta de acceso  a viviendas. En realidad es Concejo, 2. En 1890 ocupa el piso principal el cirujano dentista Matías Ludeña, que marcha a la calle de la Rúa posteriormente. En diciembre de 1898 llega a este piso la modista Teresa López procedente de la calle de Zamora, 54 y en enero de 1899 ocupa el piso 2º, procedente de santa Teresa, 17, la modista y profesora de corte y confección de Bilbao, Leonor Ramos y Barrios Albarrán que se traslada a Juan del Rey, número 3, en 1900. No sabemos cuándo abandona este domicilio pero en julio de 1910 vuelve de nuevo. Desde el Arco de san Martín, tras haber perdido el juicio por defraudación de la Propiedad Industrial con Serapia Rodríguez de Pascual, llega como “Academia Central de corte y confección” María Ibero de Flores, quien se encuentra en el principal ya en 1910. Tuvo su consulta en 1894 Luis Peraqui, médico dentista también en el principal, antes de trasladarse al número 27.



Número 45

La relojería de Pedro Blanco Hermosilla que ya funcionaba en 1867, se subasta por su dueño en julio de 1897 por 42.500 pesetas, presidiendo el consejo de familia Pedro Blanco y actuando como secretario Mariano Rodríguez. La relojería no va a continuar, pues su hermano Mariano, que es el heredero no está interesado y al hijo de éste, Pedro Blanco Suárez, le han animado para que estudie una carrera superior, por lo que termina Filosofía y Letras y Derecho, llegando a ser el último director de la Institución Libre de Enseñanza, tras Francisco Giner y Manuel Bartolomé Cossío. No se encuentra comprador y durante algunos años cierra y abre la relojería y se alquila como tienda, en una de las ocasiones al republicano Miguel Zahera y Herrrero, esposo de Filomena Luraski, fallecida en 1881, que no había querido seguir con la tienda de sus padres en el número 3 y en otra a Fernando Mateos Collantes (que había sido Gobernador civil de Salamanca) para despacho de los vinos procedentes de sus bodegas en Palencia. Desaparece definitivamente en 1909, falleciendo Pedro Blanco en 1915. El número 44 era propiedad de uno de los dueños del Parador de los Toros, Fermín Juárez Lucas.
Antes que llegue Viñuela, en 1909 se establece el primer limpiabotas que hubo en Salamanca, Matías Sánchez, junto a la Central del f.c.

El local cerrado de la relojería de Pedro Blanco Hermosilla, lo incorpora al suyo José María Viñuela, adquiriéndolo al hermano de Pedro Blanco, Mariano su heredero, para denominarse a partir del 14 de abril de 1916, todo el establecimiento “Camisería Inglesa”.


Publicidad de Viñuela tras la adquisición
del local 45. El Adelanto 15 de abril de 1916

Portada e interior de la "Camiseria
Inglesa" de José María Viñuela

En julio de 1917, Hipólito Montero, como Presidente del Sindicato de Comerciantes convoca una Asamblea a consecuencia del apedreamiento de los locales comerciales que permanecieron abiertos en la festividad obrera del primero de mayo y en la Comisión que se nombra para redactar la proposición final se encuentra José María Viñuela. Por cierto que, con motivo de estos sucesos la turba integrante de un “piquete informativo”, bien pertrechada de munición, iba a dirigir sus proyectiles contra el escaparate de la tienda de José María Viñuela, cuando el jefe de los facinerosos dio la orden tajante de que contra don José María no iba el asunto porque él “compraba allí las piedras del mechero”. Y la orden se cumplió a rajatabla. No tuvo la misma suerte Jesús Rodríguez López que en la fiesta de Reyes de 1920 sí resultó con las lunas destrozadas.

Retrato de José María Viñuela Corporales
Publicado en Blanco y Negro en 1933
En 1920, Viñuela fue nombrado Alcalde de la ciudad, siendo Concejal en varias legislaturas y ostentó la Presidencia de la Cámara de Comercio e Industria salmantina desde  1931 hasta el 11 de noviembre de 1954 en que falleció. Fue el artífice de que se dotara a Salamanca en su Plaza Mayor de unos evacuatorios públicos dignos, iniciándose el oportuno concurso de obras durante su Alcaldía.

En 1927 fue miembro de la primera Junta de Gobierno, como Segundo hermano Mayor, de la Hermandad del Cristo de la Agonía, en los Capuchinos.

En 1943 abre una tienda de camisería en Doctor Piñuela 2, el empleado durante muchos años de Viñuela, Ventura Arteaga Villar, que luego se traslada en 1945 a la calle de Toro, 13.

En 1951 José María Viñuela constituye la sociedad mercantil “José María Viñuela S. L.” con sus hijos varones Manuel, Luis y José María, que se colocan al frente de los dos cercanos negocios. Este último fallece en 1955. En 1968 es Director de “Montevi” Luis Viñuela. En setiembre de 1957 montan en Toro, 3, “Modas Viñuela” para señora y niño.

Publicidad de José María Viñuela S.L.
impresa en 1961

Resultado de la reforma realizada por Basulí
para José María Viñuela S.L. Fotografía
publicada en el catálogo de la exposición Rafael Basulí
y la decoración comercial en Salamanca (1945-1970)
realizada por el Museo del Comercio. Foto C. León


José María Viñuela publicó un libro titulado “Libreta utilizada para aprender sus obligaciones el dependiente de comercio”.

La “Camisería Inglesa” se ha convertido  en “Modas Montevi”  bajo la misma empresa rectora “José María Viñuela S. L.” y en enero de 1997 se instala la joyería, relojería y bisutería “Torrico”, del bejarano don Luis Torrico que ya se encontraba establecido en la Plaza de santa Eulalia, números 13 y 14, desde 1978, representando a las firmas Cartier, Rolex, Franck Muller o Tag Euner.





Número 46


Esta vivienda era propiedad del Mayorazgo de don Cristóbal Suárez de Acebo, perteneciente a don Felipe de Solís y Gante, teniente general y gobernador de Pamplona.


En 1887, el 20 de junio, inaugura una nueva relojería Pedro Blanco Hermosilla, en el portal inmediato al que ha ocupado durante muchísimos años. Sobre 1894 es la juguetería de Vicente Vicent  que dura muy poco y más tarde es la tienda de loza y bazar de Antonio Vicent, denominada “Los Valencianos”. En 1897 muestra sus trabajos en esta tienda la encajera señorita Regina Barrero que se establece en 1899 en la travesía de los Mínimos, 4, (Puerta de Zamora) donde limpia y arregla mantillas.
Comercio de Antonio Vicent
El Fomento, 10 de
septiembre de 1897

Desalojada desde enero de 1899, el 15 de junio se convierte en la tienda de  mercería, sedas y corsetería de Jacinto Niño, que en 1903 representa para Salamanca y Noroeste de España a los sucesores de Ondategui, de Montera, 16 en Madrid, casa especializada en equipos de novias y camisería de caballeros.
En 1905 se anuncia como casa con depósito de corsés forma francesa, donde destaca el acreditadísimo modelo “Comodón”. Normalmente se anuncia como “Niño” y presenta en el piso principal un Salón de Modas con exposiciones permanentes. Durante algún tiempo dirige la sección de corsetería la muy acreditada corsetera de Bilbao doña Manuela Moure, que luego se establece en el piso principal, sobre la zapatería de “La Revoltosa”. Implanta para los cobros la elegantísima caja eléctrica registradora Nacional, la primera que se introduce en España.

Jacinto Niño
El Adelanto, 17 de mayo de 1900



Salón Modas de Jacinto Niño.
El Adelanto, 22 de mayo de 1907


Jacinto Niño. El Adelanto, 23 de enero 1908


En febrero de 1918, la corsetería, mercería y sedería, ya de la “Viuda de Jacinto Niño”, se muda a la calle de Toro 44, en la plaza del Liceo, esquina a Azafranal y este local se convierte en la “Casa de las fajas” de Plácido Hernández, que llega desde Poeta Iglesias, 2 y permanece algunos años con esta sucursal de la tienda que tuvo en la Plaza, nº 14.

Casas de Plácido Hernández. El Adelanto 28 de enero de 1925 
“La Casa de las fajas”, el 11 de junio de 1947 es adquirida por Gumersindo Jiménez Livianos e instala “Pañerías Jiménez”, de la misma propiedad que “Bogue”, con local en el principal que dedica especial atención a las gabardinas. “Pañerías Jiménez” inició su andadura comercial en sociedad con Celso García, que a su sastrería de la calle de Zamora, añadió sucursales en Madrid: Puerta del Sol, 11, Carmen, 1, Serrano 50 y otra en el complejo Azca, del Paseo de la Castellana.


Serie publicitaria de Pañerías Jiménez. El Adelanto, agosto de 1947

Las “Pañerías Jiménez” de Gumersindo Jiménez Livianos, se anuncian en 1956 conjuntamente con “La Fábrica” de Pozo Amarillo, 2 y el 12 de abril de 1963, la sociedad Jiménez y García S.A., formada con Celso García, inaugura las “Nuevas Pañerías”, luego “Nuevas Galerías” en la calle de Toro, nº 23.

Desaparecidas las “Panerías Jiménez”, ya regidas por Primitivo Livianos y su hermano en 1996, la alta bisutería Tous S.L. de Joyerías Torrico abre un nuevo local en 2004, que al resultarle insuficiente para la atención al público, traslada dos años después a la plaza de santa Eulalia, donde ya se encontraba anteriormente, con lo que se unen los tres locales de la Plaza en lo que son las joyerías Torrico, dirigidas por los hijos de don Luis Torrico, Alberto y Luis.



Número 46, d).- Puerta de acceso a viviendas. En el principal se encuentra en 1900 José Olivera, sastrería con géneros.






Número 47
Esta vivienda estaba adscrita al Vínculo del Mesón de la Solana, propiedad del canónigo don Antonio de Paz y Estrada, fallecido antes de la edificación de la Plaza. El último tramo, de un arco, pertenecía al Mayorazgo de don Martín Sánchez de Herrera, vinculado al Mayorazgo de don Juan Basanta Osorio y fue permutado por la Casa pequeña del conde de Grajal.


El Mesón de la Solana sabemos que cuando se efectúa el Catastro del marqués de la Ensenada en 1753 carecía de moradores por encontrarse en obras, perteneciendo la vivienda al Vínculo del Mesón de la Solana, propiedad del canónigo don Antonio de Paz y Estrada, fallecido antes de la edificación de la nueva Plaza. Existió en la Plaza Mayor desde antes de 1554, pues ya se cita en “El Lazarillo de Tormes”: “… y por evitar peligro y quitarse de malas lenguas [su madre] se fue a servir a los que en el presente vivían en el mesón de la Solana; y allí, padeciendo mil inoportunidades, se acabó de criar mi hermano hasta que supo andar, y a mí hasta ser buen mozuelo, que iba a los huéspedes por vino y candelas y por lo demás que me mandaban…” Vivió 4 años junto a su madre en el Mesón, hasta que fue entregado al ciego para servirle como guía y lazarillo.

Sabemos que en 1796 en él se exhibía un hombre que medía 2 varas y media y 4 dedos (2´17 m), que en 1808, tres meses antes del comienzo de la Guerra de la Independencia, se daban sesiones de títeres.

Don Alfonso Rodríguez G. de Ceballos y doña María Nieves Rupérez Almajano nos dan noticias sobre la construcción de la Plaza y por ende nos suministran abundantes datos sobre el mesón de la Solana. En 1741 se encontraba ubicado entre una vivienda del mayorazgo de don Martín Sánchez de Herrera, que tenía pared medianera con la Casa de la Ciudad y la siguiente vivienda, propiedad del mayorazgo de don Cristóbal Suárez de Acebo. En 1708 había necesitado, (además de bastantes reparaciones interiores), proceder a reconstruir el frente que daba a la Plaza y por el que le venía el nombre de Solana.

Al construirse la Plaza Mayor, don Antonio de Paz, junto con don Juan de Basanta Osorio, vinculado al mayorazgo de don Martín Sánchez de Herrera y don Felipe Solís y Gante, poseedor de la casa del mayorazgo de don Cristóbal Suárez de Acebo se quejaron y consiguieron que el Ayuntamiento modificara el proyecto rectificando el trazado de las líneas, disminuyendo la extensión de las Casas Consistoriales y sustituyendo a don Manuel de Larra Churriguera como director de las obras por don Andrés García de Quiñones, que había presentado un nuevo proyecto para las Casas Consistoriales.

Manuel de Larra Churriguera es quien construye la vivienda del Mesón de la Solana según contrato firmado por los testamentarios y fidecomisarios de don Antonio de Paz y Estrada en abril de 1751, el padre carmelita Pedro de Prado y el Gobernador del Consejo y Cámara de Castilla don Francisco Santos Bullón. Se hace constar que el terreno de la vivienda tiene 38 pies de fachada a la Plaza, 56 de fondo en su medianería con la Casa Consistorial y 46 en la medianería con la casa de don Felipe Solís. Las obras habrán de concluirse por san Juan del año siguiente.

Las fachadas de esta zona se encontraban muy dentro de la línea que se estableció como frente de la Plaza por lo que se pudo respetar el interior y construir una nueva fachada, uniendo ambas edificaciones por medio de una escalera de dos tramos. Inconclusa la obra en el plazo previsto, el nuevo poseedor del mayorazgo, don Francisco de Paz Verdugo y en nombre suyo su hijo, tomó a censo 25.500 reales en 1755 para concluirla pues, aunque sí estaba hecha la fachada, faltaba por acabar el resto si se quería que el Mesón se encontrara habitable.

Concluido el edificio luce su fachada, enmarcada en tres arcos y sus correspondientes balcones unos bellos escudos encajados en rocalla con coronamiento de yelmo y cimera. Los blasones van cuartelados en cruz, el primero de dos barras con bordura de ocho sotuers, el segundo de azur con los diez bezantes de oro de los Paz, el tercero con elementos borrados por el tiempo que pudieran ser una cruz en llamas surmontada de tres hojas y el cuarto de azur con tres barras de oro cargadas de siete armiños, que sería Estrada, si fueran fajas.

La planta baja de lo que había sido el Mesón de la Solana es ocupada por un comercio de piensos y granos hasta la llegada en febrero de 1866 de la librería, imprenta y encuadernación de Gurruchaga, que viene del número 22.

Gran Bazar del Precio Fijo
 El Eco de Salamanca,
12 de junio de 1881
Hacia 1878 se establece la firma Pedro Junquera junto con los hermanos Buxaderas, quedando posteriormente en manos de Antonio y José Buxaderas un establecimiento que tiene gran surtido en toda clase de tejidos nacionales y extranjeros, quincalla, bisutería, perfumería y artículos de viaje, amén de sastrería y camisería a medida.

Como inicio del sexenio liberal el 18 de setiembre de 1868, con el pronunciamiento en Cádiz del liberal General Topete se produce días después la batalla de Alcolea, lo que motiva la caída de la dinastía borbónica abriendo las puertas a una situación nueva. El levantamiento en Salamanca da origen a desmanes, abusos y actos de rapiña, instalándose la Junta Provisional Revolucionaria.

Republicanos y liberales se enzarzan en continuas discusiones llevando su lucha a las calles. Los republicanos se exhiben tocados con gorras en las que llevan las iniciales R. F. de República Federal y los carlistas se tocan con boinas dotadas de borlones. Se denuncia y procesa a Francisco Gómez Martín al encontrarse en su poder 1.600 boinas.

La guerra desata y acrece la trifulca cuando en el teatro del Hospital y en el entreacto de la obra que se representa, “La campana de la Almudaina”, el público puesto en pie pide música y al sonar los primeros acordes del Himno de Riego parte de los asistentes exige que se interprete la Marcha Real, lanzando “Vivas” a Carlos VII.

Gran Bazar del Precio Fijo 1894
Antonio Buxaderas Aguilar, republicano confeso, aumenta su producción de gorras, a las que añade las iniciales republicanas, por lo que se coloca en el centro de las represalias de la facción contraria y sufre las consecuencias al ser detenido un estudiante que llevaba una gorra por él confeccionada y tener que declarar ante la autoridad competente. Son conocidos estos hechos como “La guerra de las gorras”.

Los hermanos Buxaderas bautizan su establecimiento con el nombre de “El Gran Comercio del Precio Fijo”, de donde hay que colegir que tal denominación tiene su “busilis” y que no está elegida a humo de pajas. Efectivamente, el comercio salmantino por aquellas fechas se regía aún por unos cánones heredados de la época medieval en la que las transacciones comerciales se efectuaban en los mercadillos y zocos al aire libre, todavía existentes, con el habitual “regateo” entre partes y la mutua satisfacción al considerar cliente y mercader la “ganga” que era el artículo elegido, una vez cerrado el trato. Aún existía el trueque pues en algunas tiendas se canjeaba la mercancía adquirida por una partida de grano, a pagar con la nueva cosecha.

Existió otro establecimiento, todavía en 1889, con el mismo nombre pero dedicado a la venta de chocolates, aceitunas y cerillas situado en la calle de la Rúa 1 y 3, que tenía sucursal en la calle de Toro, número 60.

Gran Comercio del Precio Fijo de Sebastián Rodríguez
 y Compañía El Adelanto, 4 de enero de 1905
En 1902 es ya Sucesores de José Buxaderas y Antonio Buxaderas, al disolverse la sociedad, se instala en la calle de Zamora, número 9, muriendo el 5 de julio de 1928 en la Plaza de la Fuente 3 y sus hijos no se hicieron cargo del negocio, pues Antonio había fallecido en 1900 y los otros se dedicaron a otros menesteres: Guzmán, como médico y Ramón, como fotógrafo, que tuvo su estudio en el Paseo de las Carmelitas junto a los  jardines de don Juan Mirat por un lado y haciendo esquina con la calle de Crespo Rascón por el otro, aparte de reportero gráfico de los periódicos salmantinos hasta la Guerra Civil.

“El Gran Comercio del Precio Fijo”, al fallecer José Buxaderas repentinamente en Tona (Barcelona) el 10 de abril de 1906, pasó a manos de Sebastián Rodríguez Sendino, que se anuncia como casa fundada en 1874, con grandes surtidos en su bazar y especialidad en capas de paño Pirineos y gabanes de caballero. En noviembre de 1901 se ha disuelto la Compañía Rodríguez y Acedo y pasa a ser Sebastián Rodríguez y Cía. formada por Sebastián Rodríguez e Isidora Hemelgo.

Abandona el negocio al trasladarse a Ciudad Rodrigo, y en agosto de 1923 ya ha adquirido el local Victoriano Martín, que transforma el local en el café y restaurant “Gran Fornos”, montado con todo lujo y llamado así para distinguirlo del otro café “Fornos”, que posee en la escalerilla del Pinto, desde 1912, donde luego el bar Villarrosa.

Café Gran Fornos. La Voz de Castilla, 15 de julio de 1923

En 1924 actúa la orquesta Alhambra. Delicado de salud, traspasa Victoriano su local en 1927 a Francisco Torres Hernández, que lo abre de nuevo el 7 de abril con la denominación de Café Restaurante"Torres", decorado con profusión de botones charros.
Apenas un año después Fructuoso Jiménez, que había sido primer teniente de alcalde y alcalde provisional, se hizo cargo del café restaurante del número 47 variando ligeramente su nombre, denominándolo Gran Café "Las Torres".


Esta es la lista de precios del café Las Torres de D. Fructuoso Jiménez fechada el 5 de julio de 1928 en ella se reseña el cambio de política en el sistema de propinas que el señor Torres había convertido en fijo, con un tanto por ciento sobre el valor de la consumición, y que el señor Jiménez dejó a la tradicional voluntad del cliente con la consecuente bajada de precios

El 11 de setiembre de 1934 inaugura Emilio García Villa el Nuevo Restaurante y Hotel “Novelty”, con 40 habitaciones, sobre el café “Las Torres” que adquiere a Fructuoso Jiménez. Al hotel se entra por Concejo, 4 y 6, aunque figura en Plaza Mayor, 47. De igual nombre que el Café Novelty, completa una red de servicios, en diferente ubicación. 

Hotel Novelty de D. Emilio García Villa
inaugurado en septiembre de 1934
El Adelanto, 1 de noviembre de 1934
En el café “Las Torres” en 1945 actúa la orquesta de Manolo Báez y sus cordobeses, sustituida por la orquesta de Mery-Cottinelli. Al año siguiente, actúa el Quinteto Fuster bajo la dirección de la señorita Pilarín Aragón y más tarde la Orquesta Campos con tres bellísimas señoritas, para finalizar el año con la Orquesta Castillo y el Quinteto Rialto. En 1947, Amalita Villalta y el tenor melódico José Sicilia con su Orquesta, la guitarrista Celia Ortega y la Orquesta Dukes, el Quinteto Castillo, Olga Ramos y su Quinteto, la genial artista Flor de Valencia con su gran Orquesta, en Ferias Julita Torrero y su formidable Orquesta, luego Perea-Libya, atracción lírico musical y finalmente, la pareja Esther Luz-Estrada. En 1948  Berta Cruz, a la que sigue el saxofonista húngaro Rudy Bartko, quien vuelve en el mes de octubre y al año siguiente. También vuelve Julita Torrero, más tarde el Trío Suroeste, luego la profesora de orquesta Rosa Julia, a continuación el genial cantor Fernando Caz, después la Orquesta Estrellas Azules, luego reaparece la violinista Olga Ramos, primer premio de música de cámara de Madrid con su Quinteto, más tarde la genial Orquesta Edhit, a la que sustituye Maribel Escrich, luego la genial acordeonista Mary Durán, seguida del divo del cante moderno Francisco Garden y despiden el año conjuntamente el citado cantante y la artista Flor de Valencia, que regresa. En 1949 Lola Montes, Carmencita Olías, Amanda de Lis, el salmantino Trio Huapango y finalmente Elvira Merino. Casi todas las actuaciones llevan el acompañamiento del sexteto que compone la Orquesta Las Torres.

Al morir Emilio García Villa, alias “Revive”, el 18 de marzo de 1944, sus hijos y herederos Pedro, Josefa, María del Carmen, Romana y Elisa enajenan el local en mayo de 1946 a Luis Nieto González.

Los herederos del periodista Enrique de Sena poseen abundante documentación de los años de la Guerra Civil, aportada por los nietos de Emilio García Villa, sobre las andanzas y vicisitudes en el Hotel de la gran cantidad de gerifaltes italianos que por él pasaron y también de las numerosas facturas impagadas como consecuencia del peloteo entre administraciones.

En 1946, al pasar a la propiedad de Luis Nieto González que procedía de Miranda del Castañar, ya era dueño de una panadería en Marquesa de Almarza, 3, habiendo sido el creador del pan de viena Bombón y el introductor del horno eléctrico. Compra también el edificio del Hotel propiedad del médico don Tomás Pereda. Al año siguiente ha de salir en la prensa para desmentir los rumores de que había traspasado su Café, noticia totalmente falsa como se demuestra que en la actualidad sigue siendo de sus herederos. En esos años actúa un trío de músicos en doble sesión con acompañamiento de vocalistas en muchas ocasiones.

Cuando llega la familia Nieto a “Las Torres” el café ha tenido un recorte superficial importante pues a los dos lados del pasadizo de entrada, por la calle de Concejo, se encuentran sendos bares: a la izquierda el “España” cuyo dueño era Leoncio Hernández y en el que veló sus primeras armas como camarero el popular Tasio Cabrillo, junto a Benjamín Gómez Diego y a la derecha el “Plus Ultra” de Agustín Seisdedos, tío del actual propietario Manolo Seisdedos Alfaro.

En el transcurso de los últimos años se han llevado a cabo varias importantes reformas, la ampliación del restaurante en la planta principal y la instalación de un moderno hotel, el “Petit Palace” con varias habitaciones que tienen balcones a la Plaza Mayor.

En estos años recuerdo como camareros a “Minuto”, Astudillo, Isidro, Francisco González y a Pedro Partearroyo, marido de la “cerillera” Teresa.

Luis Nieto, sigue con la propiedad del café restaurante “Las Torres”, regentando desde 1960 el Hotel Sur, en la plaza de Atocha madrileña. Fallece el 8 de setiembre de 1961 a los 64 años. En junio de 1967 su viuda Purificación Hernández Sánchez y sus numerosos hijos, bajo la firma “Luis Nieto Hernández S.L.” montan un complejo turístico deportivo en La Serna que inaugura Fraga Iribarne.

En 1964 se jubila su camarero más antiguo, Ángel Benito Hernández, quien en 1910 de botones en el “Fornos” emigró a Madrid al Hotel Roma, luego pasó por la barra del Continental de san Sebastián dirigida por Perico Chicote, por el Palace Hotel madrileño y de nuevo en san Sebastián por el María Cristina. Llegó a servir el te y el desayuno a la Reina Victoria Eugenia y a la Reina madre María Cristina. Pasó por Biarritz y Bayona, luego por París y en 1925 regresó al café que su primer jefe denominara “Gran Fornos” y que ahora se llamaba “Las Torres”.




Arriba a la izquierda tarjeta postal de 1964 que muestra la reforma efectuada en la cafetería Las Torres por el aparejador y diseñador de interiores Rafael Basulí Gost. Arriba a la derecha una fotografía de Jaime Pato para el reportaje sobre la Plaza Mayor de la revista Blanco y Negro en 1974. A la izquierda diseño actual de la cafetería.


En 1972 la cafetería repostería “Las Torres”, de la razón “Luis Nieto Hernandez S. L.” se reforma según proyecto de Rafael Basulí Gost, realizado por Inmobiliaria Nieto, y dirigido por uno de los miembros de la familia, Ventura Nieto, muerto en accidente en 1986. Luce un relieve escultórico de Orejudo y obras de pintura de Zacarías González, Francisco Rodríguez, Genaro de No, Jacinto Orejudo y Abraido del Rey. Surge en esta época un pleito con el Ayuntamiento pues mientras reduce en el acerón el espacio de terraza concedido a “Las Torres”, otorga licencia para ocupación de dos arcos a la cafetería “Palafox”, instalada en la calle de Zamora, 1, por Bartolomé Benito Hernández, aunque no tiene acceso directo a la Plaza, ni respeta la exigencia de mantener libre el citado acerón.

Sigue en funcionamiento la cafetería “Las Torres” con Luis Nieto como director gerente en los primeros noventa, que al mismo tiempo es Presidente de la Asociación de Empresarios.
Hoy gestiona la empresa la sociedad CASENI 2000 S.L. cuyo director es Javier Cortés González que sustituyó en 2012 a Maria Inmaculada Nieto Hernández que a su vez había sustituido durante un breve tiempo a Alejandro Lannelongue Nieto que ejercía el cargo desde 2005. Durante los últimos años se han producido diversos cambios en su funcionamiento con una nueva reforma de sus locales y la gestión del hotel por la cadena Sercotel.



Número 47, d).- Puerta de acceso a viviendas.- En el principal se encuentra desde antes de 1850 el gabinete de cirugía dental del profesor Faustino Niño, creador de un elixir detersivo y antiespasmódico que se vende en establecimientos salmantinos, que nada tienen que ver con la farmacia, como son Anselmo Pérez Moneo, Anastasio Tato o Juan Mazo. A partir del 15 de marzo de 1899, en el piso principal, tiene su clínica el doctor Ricardo Niño que durante muchos años ha pasado consulta en el Hotel de las Cuatro Estaciones y contrata para ponerse al frente de su taller al mecánico dentista procedente de Barcelona señor Bach-Esteve. En los años veinte se traslada a la Plaza de la Libertad, 10, planta baja


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Número 48

Esta vivienda era propia de la Casa de la Ciudad, como la de encima del arco.

Todavía en 1866 es el comercio de Blas Canela en el que se vende petróleo y la sastrería Hernando que se ha establecido después, se traslada a la Plaza del Corrillo, número 12 en 1870. Se instala el sastre Ramón Fernández Robles, conocido como “El Sastrín”, que también se traslada al Corrillo, número 14, junto al anterior en diciembre de 1881 y regresa a la Plaza en 1883, al número 35.

En el eje de la fachada del Ayuntamiento y bajo el arco enmarcado hoy por los medallones de Rodrigo Caballero y Llanes y Alberto de Churriguera, se abría una calle de 5´50 metros de anchura denominada Concejo de Abajo, luego de la Trinidad y finalmente de Zamora.

A la trasera de la Casa Consistorial la citada calle se ensanchaba 3´50 metros pertenecientes al arco situado a la izquierda del anteriormente citado, que aparte de almacén municipal alojaba la pesa de las horas del reloj, embutida en el cajeado de  la pilastra. El local más a la izquierda, correspondiente a otro arco, era también de propiedad municipal.

Viuda de Pozueta en El Eco de
Salamanca, 22 de mayo de 1881
El 19 de setiembre de 1851 Andrés Pedraza solicita el arrendamiento de la covachuela que, adecentada, se ha formado con los dos locales al proceder a eliminar los maderos vistos, construyendo una pared lisa con cornisa de piedra y sobre ella un pretil que costó 3.535 reales.

En 1881 llega, trasladado desde el número 37, un comercio de novedades, el bazar de la “Viuda de Pozueta e Hijos”, que eran Luis e Ignacio, donde se venden sombreros de copa alta, medias de señora, ligas, petacas, jabón de olor, jabón de Westfalia, polvos de arroz, botellas de champagne, conservas, sombrillas, gorros, paraguas,.. (Se celebran también reuniones de caballeros de la buena sociedad salmantina). (Ostenta el número 27, en pintura roja). 

Estaba incluido dentro del comercio lo que actualmente es el pasadizo donde se encontraba el quiosco de periódicos y revistas y tenían su enorme almacén en los sótanos del callejón de los Toros.

La viuda de Pozueta, Basilisa Escudero fallece el 28 de junio de 1884, Ignacio muere en setiembre de 1894, con 37 años siendo segundo teniente de alcalde y Luis, el mayor, fallece de pulmonía el 30 de diciembre de 1899, a los 51 años.

El establecimiento pasa a manos de Germán Alonso Benito y Luis Valls Valencia por 60.000 pesetas, siendo conocida como la tienda de “El Monsagreño”.

Producto en venta en casa de Joaquín Asiaín
Noticiero salmantino, 1 de mayo 1901
El 21 de julio de 1900 se traspasa a Joaquín Asiaín Rioja por 62.500 pesetas, quien anuncia como Antigua Casa Pozueta su bazar dedicado a perfumería, donde vende el abanico perfumado “Mignon”, camisería, trajes de lana, géneros de punto, guantería y bisutería, anteojos, lentes, papel para fotografías y juguetería.

Se anuncia en Plaza Mayor números 1 y 2 en lugar del 48, que es el que le correspondería, pues al abrirse hacia 1906 el pasadizo para viandantes bajo el arco del Ayuntamiento, se ha expropiado terreno a la tienda.

En Sesión del Ayuntamiento de 5 de marzo de 1907 el concejal Sr. Ruiz propone la apertura de un pasadizo para tránsito de personas, por lo que se modifica el contrato de arrendamiento del Sr. Asiaín, quien al perder la mitad de su tienda, adquiere el local de Zamora 1 a los sucesores del bazar de Juan Moro y además, junto con Jacinto Niño, inaugura la casa de confecciones el “Salón de Modas” en el nº 47 de la Plaza , con lo  que el comercio crece también a lo alto.

Publicidad de Asiaín en El Adelanto,
13 de septiembre de 1907
En abril el arquitecto municipal Sr. Madrigal informa favorablemente la apertura del arco y en mayo a Venancio Gombáu se le autoriza la colocación de una vitrina escaparate con exposición fotográfica en el muro izquierdo, por lo que abonará 50 pesetas anuales.

El 28 de octubre de 1907 Carmen Córdoba, procedente de Madrid, se pone al frente del salón de la sombrerería de Jacinto Niño Villaverde y Asiaín. Jacinto Niño traslada su sombrerería a la plaza del Liceo y fallece el 29 de noviembre de 1926.

El 11 de julio siguiente se inaugura una “Corsetería a medida” en el principal de Jacinto Niño dirigida por Manuela Moure, corsetera de Bilbao, quien se establece en la escalerilla del Pinto el 14 de mayo de 1912. Llega de Madrid la corsetera Emilia Cobiella Megino, para dirigir la sección el 23 de febrero de 1908 y se establece por su cuenta el 5 de marzo de 1912 en Espoz y Mina, 8, 3º, pasando el 6 de agosto a Meléndez  17, 2º, a la plaza de la Libertad 2 en setiembre de 1914 y a Bordadores, 12, en marzo de 1918,  falleciendo años más tarde el 1 de febrero de 1947.

La Casa Boyero sucesor de Asiaín
El Salmantino, 22 de noviembre de 1915
La perfumería de Joaquín Asiaín en 1912 liquida lo referente a caballeros y se dedica a sombreros de moda y artículos para señora en la calle de Zamora, 34, principal. En 1914 se instala la perfumería de Matías “Boyero”, anunciada siempre como Plaza Mayor, 1 y Zamora, 1, numeración de la Plaza que no responde a ningún criterio lógico.
Aunque desde antiguo se conoció como Perfumería Boyero, la realidad es que sus comienzos en 1914 fueron como Bazar donde se vendían guantes, calcetines, medias, corbatas, cuellos, puños, paraguas e incluso gabardinas. De lo que no cabe duda es de que se especializó en perfumería, dada la gran variedad de productos que despachaba: polvos morisca, gotas griegas, depilatorio Solita de Luciny e infinidad de aguas de colonia como la de la reina Ster, de Kalos, argentina, oriental para los pechos femeninos, sin contar todos los productos modernos que fueron apareciendo como los de Vasconcel, los polvos Myrurgia o los depilatorios Venus. En 1920 ya es de la Viuda de Boyero, aunque se anuncia como Casa Boyero.

Perfumería Boyero en la Plaza Mayor
Fotografía Salvador en el archivo de Enrique de Sena
Finalizada la guerra civil sabemos que el negocio ha pasado a manos de Andrés Velasco Bellido y la firma Boyero da el traspaso del local a Bartolomé Benito Hernández, pero el Ayuntamiento hace uso del derecho de tanteo en la zona que expropió en su día y convoca concurso público de arriendo en junio de 1969 de la zona que da a la  Plaza.
Se presentan seis proposiciones. El primer pliego es de Mateo Pérez Encinas, para un negocio de perfumería y artículos de regalo. El segundo de Mercedes Flemmich Membrive, para perfumería de lujo. El tercero lo firma Pedro Cornejo Colella para recogida de prendas de su negocio de tintorería. El cuarto corresponde a Dolores Fernández Fernández con destino a perfumería, joyería, óptica y alta bisutería. El quinto lo suscribe Bartolomé Benito Hernández para cafetería, que se uniría al resto de lo que fue la perfumería de Boyero donde tiene la cafetería  “Palafox”. El último pliego esta firmado por Ventura Nieto Hernández con destino a bombonería y pastelería, que sería desplazada desde su vecino local de “Las Torres”.

En el local respetado se instala la perfumería de Matías Boyero. Lo que era la perfumería Boyero, se convierte en joyería, perfumería y bisutería regida por Dolores Fernández Fernández, bajo la denominación de “Feres”, únicamente en la zona de la Plaza propiedad del Ayuntamiento y sigue siendo la tienda de “Feres”, hasta que en 2005 se convierte en las oficinas del “250 aniversario de la Fundación de la Plaza Mayor”, para información y venta de souvenir y hoy es “La Tienda de Salamanca” para venta de todo tipo de recuerdos.





Arco de Zamora

Arco de la calle de Zamora, ocupa el local nº1 de la calle
Zamora la perfumería Boyero. Fotografía de Guzmán Gombau

Las viviendas superiores eran propiedad del Ayuntamiento.

En el machón bajo el arco que se abrió para paso de viandantes se aloja el estanco de Teresa Hernández Baquero quien en el mes de mayo de 1907, ha solicitado del Ayuntamiento el terreno sobrante en el nicho de la pesa del reloj, para situar en él la expendeduría de tabacos, al frente de la cual se encuentra en aquellos momentos, abonando 300 pesetas anuales, pese a la oposición del concejal señor Rivas Balbás. El estanco pasa luego a su hija Catalina el 29 de junio de 1907 y más tarde a Inés Rivas que muy anciana es ayudada por Manolita Recio. A principios de los sesenta se hace cargo Feliciano González, quien despacha además prensa y revistas. Finalmente es de Fidela González García.

En 1915 coloca Filomena Esteban, enfrente, un cajón portátil para despacho de prensa, al aire libre, que extiende sobre el muro y su ángulo sobre la Plaza donde había estado la exposición fotográfica de Venancio Gombau, que pagaba al Ayuntamiento 50 pesetas anuales, colocando los ejemplares colgados de cuerdas horizontales prendidos con pinzas de la ropa. Como es natural, los días en que soplaba fuerte viento, con el agravante del embudo que hace el arco, las hojas de los periódicos volaban en todas direcciones y la buena de Filomena tenía que ser ayudada por los transeúntes para poder arreglar rápidamente el estropicio. (“El Adelanto”, en mayo de 1907, había solicitado permiso para instalar varios quioscos en la Plaza, petición que le fue denegada).

Filomena no se quejaba del negocio pues le había dado para comer en los cuarenta años que estuvo manejándolo y le había permitido criar a sus cuatro hijos y darles carrera, máxima aspiración de la época. Sí se quejaba de una época en que bajaron las ventas como consecuencia de la eliminación de las carteleras anunciadoras que consistían en unas pizarras que colocaban los periódicos en los machones de enfrente dando un resumen de las principales noticias que publicaban, lo que servía como cebo e incentivo para las ventas.

Las ventas masivas se producían cuando ocurría algún hecho criminal, cosa desgraciadamente normal en la época y las ventas se extendían a los días de los hechos y luego a los de los juicios en la Audiencia con la narración de todo tipo de detalles macabros. También aumentaba la venta durante el curso escolar y en la última época de Filomena cuando se publicaban los datos del racionamiento.

Notas curiosas eran que la clientela era prácticamente fija y no solía pagar a la adquisición del ejemplar sino que existía una especie de “iguala” por semanas, por quincenas o por meses y que casi nunca era una mujer la que adquiría la prensa directamente.

A Filomena Esteban sólo le embargaba un triste pensamiento en los años cincuenta en que se aproximaba su jubilación y era que no le quedaba ninguna pensión, pese a llevar 40 años de trabajo. Encontraba injusto que sin embargo los repartidores de periódicos sí la tuvieran. Falleció el 17 de noviembre de 1967

Tras un breve periodo cerrado en 2017,  el quiosco sobre el machón se encuentra hoy abierto.









Edición gráfica y maquetación:
César Hernández
@salamancaenelayer





      BIBLIOGRAFÍA DE LOS COMERCIOS DE LA PLAZA MAYOR


Ansede Requejo, Cándido.- De la Salamanca de ayer. 1969.
Barco, Ramón.- Historia de la ciudad de Salamanca. 1863.
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    Id. id. Coordinador de las “Actas Historia del comercio y la industria de Salamanca y su provincia”. 2012.
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Seseña Arévalo, Antonio.- Historia de la Plaza Mayor de Salamanca en planos. 2005.

Prensa escrita:
El Adelanto y La Gaceta Regional.
Otra prensa histórica de la época:
Adelante, El Independiente, El Semanario salmantino, El Fomento, La Liga de contribuyentes, El Progreso, El Diario de Salamanca, La Libertad, La Lealtad, La Región, El Noticiero Salmantino, Albores, El Castellano, Heraldo de Salamanca y Boletín de la Cámara de comercio e industria de Salamanca.