Enlaza, en empinado trayecto, la Puerta de Carros del Claustro de la Catedral Vieja (por donde la tradición hacía salir a los estudiantes suspendidos) con la desaparecida Puerta del Río de la Cerca Vieja, comunicando el Teso de las Catedrales y la Ribera del Tormes.
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Hoy la calle es recorrida por cientos de turistas que rememoran, con su trajín, el viejo deambular entre el Puente Romano y las Catedrales.
Calle de Tentenecio en el plano basado en Francisco Coello de 1858 y en 2012 |
La Puerta del Rio
Puerta de Anibal, J. Laurent y Cia |
La vía de la Plata, o de Guinea en época medieval, atravesaba la ciudad de sur a norte, determinando durante siglos la mayor parte de la actividad económica y mercantil. Sobre cuál pudo ser el acceso principal a la ciudad por el sur, existen diversas hipótesis, intuyéndose incluso que fue variable en el tiempo, cambiando su posición de oeste a este. Así, en época celtibérica pudiera ser que la entrada principal estuviera establecida por la puerta que después se llamaría Puerta de San Juan del Alcázar, en la ladera de la Peña Celestina. En época romana, e incluso bajomedieval, en donde la calle principal era nuestra actual calle de Libreros, el ingreso más popular estaría probablemente en la puerta que posteriormente conocimos con el nombre de Postigo Ciego, que como sabemos ya estaba cegado en el siglo XIII, y establecería un acceso en línea recta entre el Puente Romano, la calle Libreros y la Puerta del Sol, situada en la actual confluencia de la calle de Serranos y la Rúa. En época altomedieval, la importancia cobrada por Santa María de la Sede y el Azogue Viejo probablemente trasladó el acceso principal hacia la Puerta del Río y es en esta época en la que podemos suponer la fecha de construcción de esta puerta. Por último, en época moderna, la construcción de la Catedral Nueva, que ocupó gran parte del espacio del Azogue Viejo, provocó el traslado del mercado a la zona exterior de la Cerca Vieja en las cercanías de la Puerta del Sol y más tarde a la Plaza de San Martín, lo que motivaría que cobrara más importancia, por rapidez y comodidad, el acceso a través de la Puerta de San Pablo y la calle Palominos.
En otro orden de cosas, la cercanía de la Puerta del Río al Azogue Viejo y la constatación, en época medieval, de una gran abundancia de tiendas y bodegas en sus inmediaciones son excelentes testimonios de su importancia.
“La subcomisión nombrada por V.S. para informar sobre la proyectada demolición de la llamada Puerta del Río, debe manifestar con lisura que no halla razón alguna que oponer á la demolición intentada.
Ni consideraciones artísticas, ni recuerdos históricos abona la conservación de esa Puerta. Ella no es seguramente un modelo de buen gusto; y aunque una oscura tradición señala á esta Puerta, como el punto por donde el general Cartaginés, Anibal, hizo su entrada en la ciudad, después de haberla sometido; ni la tradición está confirmada, ni ella afirmó jamás, que sean contemporáneos á Anibal los muros y los arcos que actualmente forman este ingreso.
Todo por el contrario parece demostrar que la Puerta del Río, tal como hoy se encuentra, no alcanza una antigüedad mas remota que la de la repoblación de Salamanca en principios del siglo XII. Tiene á su parte exterior esta Puerta un arco ligeramente apuntado, formado por pequeñas dovelas de poca altura y menor espesor, cuya disposición y calidad de materiales hacen involuntariamente recordar las puertas que hasta hace algunos años hemos conocido con los nombres de Puerta de Toro y Puerta de Zamora. El interior de la del Río se cubre con una bóveda de medio cañón que en manera alguna puede atribuirse a los romanos del Imperio; pues como dice muy acertadamente el Sr. arquitecto del Municipio, ni los romanos emplearon en sus construcciones monumentales la piedra arenisca, ni fiaron á menudos dovelajes la subsistencia de sus obras que destinaban a la posteridad. Esta bóveda debe ser de más moderna época que el arco exterior y probablemente se construyó para afirmar sobre ella la casa que mantiene encima, como lo indican los muros laterales que la sustentan por el lado de naciente y las impostas con que terminan estos muros. No existe, por lo tanto, á juicio de esta subcomisión dificultad alguna en que se derribe la Puerta del Rio y desaparezca con ella uno de los vetustos ingresos que empobrecen y afean la población.” |
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Otras notas:
- Las referencias documentales (ACS, cajón 3, leg 3, n 45; AHN, Sec Clero, Carp. 1887, n 19) señalan la existencia de una fortificación en la Puerta de Rio, aunque las intervenciones arqueológicas de la zona no han podido corroborar este dato.
- Algunos estudiosos han querido ver en el cercano solar del Corral de Hércules la preexistencia de un templo en honor al mítico Hércules, otros sin embargo lo niegan categóricamente. Muchas otras ciudades españolas reclaman el honor de ser fundadas por Hércules, sin duda en emulación de las clásicas ciudades griegas y romanas cuyos orígenes son generalmente atribuidos a seres mitológicos. Viejos tratados aseguran la existencia de cuarenta y tres Hércules, dos de los cuales estuvieron en territorio español, el Egipcio o Líbico y el Tebano y entre sus visitas una diferencia de mil años (¡!).