Humilladero del Campo de San Francisco

 

 

Tiene este crucero su origen en la ceremonia del "desen­clavo" o "descendimiento", que la Cofradía de la Santa Cruz celebra el Viernes Santo, desde el 17 de abril de 1615, siguiendo una tradición importada, curiosamente, de Perú y Nueva España. 

Quedándose pequeña la iglesia de la Vera Cruz, sede de la Cofradía, lugar en que se celebraba los primeros años la piadosa escena, se optó por sacarla al exterior, en una glorieta de cuatro arcos, que había frente a la capilla, con verja metálica que la aislaba del campo de San Francisco. Para la ceremonia se utilizaban unos grandes bastidores azules y unas negras corti­nas y sobre el escenario se colocaban: la Cruz, con un Cristo articulado, a los lados sendas Cruces para el Bueno y el Mal ladrón y además, las imágenes de la Virgen y de San Juan. 

Las tres primeras imágenes datan del año en que se cele­bró por primera vez la ceremonia. 

Tres frailes franciscanos -del vecino convento- se subían a unas escaleras apoyadas en la Cruz y procedían a desenclavar a Jesús, a quien, una vez descendido, depositaban en los brazos de su Madre, para colocarlo luego en un Sepulcro con forros de tafe­tán morado, que iba sobre humildes andas, con lo que se iniciaba la procesión del Santo Entie­rro. 

Este Humilladero era propiedad de la Cofradía de la Santa Cruz y, a principios del siglo XVIII, se encontraba muy deteriorado por lo que se encargó a Joaquín de Churriguera su restauración, dando comienzo la obra en 17101. Consistía ésta en un monumental templete con cuatro arcos, cerrada con hermosas verjas de hierro y adornado con 18 frondosos álamos, que se concluyó en 17142. 

Según Bernardo Dorado "ostenta con majestad, y grandeza un suntuoso Crucero labrado de sillería, con mucha talla, en donde la devoción de este Pueblo celebra, y venera todos los años las sagradas memorias de el Descendimiento de nuestro Redentor difunto desde el sangriento Patíbulo de la Cruz a los delicados brazos, y regazo de su Santísima Madre"3. 

La Cofradía, al concluir la obra, celebra diversos actos y solicita del Concejo la plaza para una corrida de toros. 

Con motivo de la urbanización del campo de San Francisco, según el proyecto de 1787, -del arquitecto don Jerónimo García de Quiñones-4, se pensó en demoler el Humilladero de la Cofradía de la Santa Cruz, para colocar en él una estatua del rey Carlos III, si bien no se llevó a término esta iniciativa por quedar demasiado descentrado el Humilladero respecto del Campo, pero sí que se demolió el monumento de la Cruz, junto con las verjas de hierro, vendidas por 8.310 reales al herrero Francisco Iglesias Martín5 y el arbolado, rematado en pública subasta, por órdenes del corregidor don José Oliveras Carbonell.

Durante el siglo XIX no se celebra el acto del Descendimiento en el Humilladero, por no reunir las debidas condiciones y también porque la Hermandad se encontraba en momentos desfallecientes. En 1877 se solucionan los litigios que tenía con el Ayuntamiento y nuevamente es demolido el crucero y vendidos sus materiales, incluidas las rejas de separación.


Calle de las Úrsulas, Capilla de la Vera-Cruz y Cruz de los Caídos.
Tarjeta postal 1950-1960 
Ediciones AISA

Cruz de los Caídos construida en 1939
en una fotografía de M. Núñez Varadé en
El Adelanto de 17 de marzo de 1942

    

La actual y remozada Cruz


Ya en este siglo, en 1948, se volvió a celebrar el acto del Descendimiento en el Humilladero, donde ya se encontraba la conocida como Cruz de los Caídos, monumento realizado a la memoria de los que murieron en la Guerra civil de 1936, construido en piedra granítica, rodeado de diez pequeñas columnas con cadenas, dotado de una escalera de acceso por el centro y dos laterales y que realizó el arquitecto don Antonio Ortiz de Arce en 1939. 

Hoy sigue existiendo la Cruz si bien se ha despojado al monumento de lápida, columnas y cadenas, con lo que todavía preside este esquinazo del Campo de San Francisco, aunque se ha sustituido la anterior Cruz más monumental y artística por otra sencilla de esbeltez cilíndrica con cabecero y transversal también cilíndricos, sin adornos ni efigie alguna y dotada en su base de dos gradas, pedestal cúbico con adornos en sus cuatro caras para posible inscripción, basa con plinto cuadrado, fuste cilíndrico liso que conforma el larguero de la Cruz y pequeño capitel con ábaco como soporte del árbol de la Redención. 

 

 

 

1.- Joaquín de Vargas Aguirre, Dibujos salmantinos. Salamanca, 1981. Pg. 65 y María Nieves Rupérez Almajano, Urbanismo de Salamanca en el siglo XVIII. Salamanca, 1992. Pg. 105.

2.- Manuel Villar y Macías, Historia de Salamanca. (9 volúmenes). Reimpresión de 1973. Tomo III. págs. 133/134.

3.- Bernardo Dorado, Compendio histórico de la ciudad de Salamanca. Su antigüedad, la de su Santa Iglesia, su fundación y grandezas  que la ilustran. Salamanca, 1985. Edición facsímil de la de 1776. Pg. 34.

4.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Guía de Salamanca. León, 1989. Pg. 128.

5.- María Nieves Rupérez Almajano,  ob. cit. pg. 142.


Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00