Calvario de la Iglesia Desaparecida de Santa Eulalia

 

 

La parroquia de Santa Eulalia de Mérida ya es nombrada en el capítulo CCCXIII del Fuero salmantino como de Santa Olalla, en el territorio de los toreses y se encontraba ocupando el centro de la actual plaza que lleva su nombre. Era una pequeña iglesia de estilo románico y planta rectangular, con varias edificaciones adosadas alrededor del ábside, que sólo conservaba una ancha puerta bizantina con doble columna, el maderamen del techo y la cúpula de piedra del altar mayor. Había sido erigida en 1110 y todavía, en 1868, formaba parte del distrito de San Eloy -uno de los seis en que se dividía la capital-, integrándose en él junto a las parroquias de la Magdalena, San Juan Bautista, San Marcos, San Boal y San Mateo. 

En el arreglo parroquial de 1867 fue eliminada como parroquia y se cerró al culto en setiembre de 1889, desapareciendo poco más tarde, al mismo tiempo que las parroquias de San Justo, que se había derrumbado en marzo de 1886, y San Mateo, demolida por ruina. Los muros exteriores de Santa Eulalia permanecieron algún tiempo en pie y toda la piedra aprovechable sirvió para cimentación de la nueva parroquia de San Juan de Sahagún, edificada sobre el solar de la de San Mateo. 

Hubo un proyecto de edificar, para ornato de la plazuela, una nueva capilla pero no se llevó a efecto, dejando el espacio vacío convertido en depósito de inmundicias, hasta que, en 1929, se inauguró el edificio de Correos y Telégrafos que perduró hasta 1975. 

No tenemos otra referencia al Calvario de esta parroquia que la efectuada por el padre Alfonso Rodríguez. G. de Ceballos y por don Antonio Casaseca Casaseca1 gracias a los cuales sabemos que, el retablo de la iglesia en el que se alojaba era obra de Juan de Ribero Rada, que trabajaba por aquel entonces en la Catedral Nueva y el ensamblado lo hicieron Pedro Martín y Martín de Espinosa en 1596, que recibían culto en él las imágenes de Santa Eulalia, la Asunción de la Virgen llevada por ángeles y el Calvario y que fue Juan de Montejo2 quien, en 1597, se comprometió a realizar los relieves y esculturas del retablo, que no fue dorado hasta 16243. Otros dos retablos laterales fueron dorados en 1769 por José Enríquez4. 

Tendría gran parecido con el retablo de la iglesia de Santa María de los Caballeros por tratarse del mismo autor y lo demuestra el hecho de que constaba de tres cuerpos según nos dice Fernando Araujo5.

 

 

 

 

 

1.- Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología. Alfonso Rodríguez G. de Ceballos y Antonio Casaseca Casaseca. Artículo: Antonio y Andrés de Paz y la escultura de la primera  mitad del siglo XVII en Salamanca. Tomo XLV. Valladolid, 1979. Pg. 392.

2.-Andrea Barbero García y Teresa de Miguel Diego, Documentos para la historia del arte en la provincia de Salamanca. Siglo XVI. Salamanca, 1987. págs. 236 y 239.

3.- Pilar García Aguado, Documentos para la historia del arte en la provincia de Salamanca. Primera mitad del siglo XVII. Salamanca, 1988. Pg. 203.

4.- María del Camino Paredes Giraldo, Documentos para la historia del arte en la provincia de Salamanca. Segunda mitad del siglo XVIII. Salamanca, 1993. Pg. 226.

5.- Fernando Araujo, La Reina del Tormes. Guía Histórico-descriptiva de la ciudad de Salamanca. Salamanca, 1884. Edición patrocinada por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca en 1984. Pg. 224.


 Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00