Cruz de la Imagen Piedad de Carmona

Catedral Nueva

 

 

 

Para acceder a la capilla de la Piedad se hace preciso pasar por la de San José, pues se encuentra al fondo y a la derecha del lado Este de la Catedral Nueva. 

Fue fundada esta capilla en 1761, por el racionero de la catedral don Juan Manuel García Serrano, aprovechando un esqui­nazo interior, que  producen los muros y la cubierta de su cúpula hemisférica, pensada para torre, sin luz, destinado a trastero y donde se deposi­taban los diversos objetos del culto, incluyendo en su dotación el retablo, el grupo de la Piedad y una verja que la separara de la capilla de San José.

 

Capilla de la Piedad, fotografía en catedraldesalamanca.org


El retablo, atribuido a Juan de Sagarvinaga1, confeccionado en madera imitando mármoles y jaspes, es de estilo neoclásico, de un solo cuerpo, con dos columnas corintias en los extremos soportando frontón triangular. Sobre éste un añadido que presenta, como remate central, la figura del Padre Eterno sobre nubes y rayos resplandecientes y dos angelotes llorones en los extremos, portando elementos de la Pasión del Señor. Tales figuras parecen ser del artista José de Lara y procederían del altar mayor de la Catedral que, en 1762, había mandado retirar el Cabildo y cuyo retablo barroco, atribuido a Alberto Churriguera, había levantado considerables protestas. No obstante Gómez-Moreno las atribuye a Luis Salvador Carmona2. 

Las diversas figuras, de talla policromada, que se retiraron del retablo y que seguramente no pertenecían al citado retablo sino a otro proyecto de tabernáculo, cuya maqueta en madera, realizada por Domingo Deli, se conserva en el Museo Catedralicio, se encuentran hoy diseminadas por toda la Catedral Nueva. Así las grandes imágenes de los cuatro Doctores de la iglesia latina: San Agustín, San Gregorio Magno, San Jerónimo y San Ambrosio se encuentran ocupando la cornisa alta de la capilla mayor y dejan espacio en el medio para la imagen de la Fe o la Religión, revestida de imperial manto y adornada de tiara, cetro e incensario, entre dos ángeles triunfantes de rodillas con las enormes alas extendidas bellamente policromadas.


La Piedad en su retablo en el blog Guías de Turismo de Salamanca


En la capilla de San Tirso o de la Virgen de Lourdes, se encuentran las imágenes de los padres de la iglesia griega: San Basilio Magno, San Gregorio Nacianceno y san Juan Crisóstomo, y San Atanasio, junto con San Buenaventura en la vecina capilla de la Virgen de la Cabeza. En el siglo pasado se encontraba también una imagen de San José. 

José Camón Aznar sustituye a San Juan Crisóstomo por San Isidoro, al igual que Juan Eduardo Cirlot3. Camón Aznar troca a San Buenaventura por San Joaquín, del que dice que es "de buen arte y mediados del siglo XVII4, y Cirlot sitúa a los dos en la citada capilla datándolos a mediados del XVIII5. 

No se sabe dónde se encuentren Santo Tomás de Aquino, San Francisco de Asís, San Isidoro de Sevilla y San Nicolás de Bari que también integraban el conjunto del Tabernáculo. Todas las figuras se encuentran policromadas en vivos colores. 

La hornacina, de arco románico con clave avolutada, presenta sencillo intradós, que acoge el grupo de Jesús muerto y yacente sobre el regazo de su Santa Madre, conocido como Nuestra Señora de los Dolores y más vulgarmente como La Piedad.


La Piedad de Carmona. Zarateman, Wikimedia Commons


El grupo, de tamaño natural, se considera obra del artista de Nava del Rey, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, don Luis Salvador Carmo­na, aunque no existe la prueba documental que lo testifique. Es obra de esmerada ejecución y gran belleza conside­rada como de las mejores que existen en España en su estilo. 

Antonio Ponz dice: "El grupo de la Piedad, en su capilla lo hizo don Luis Salvador"6. 

Para don Manuel Gómez-Moreno y Martínez: "Más alto aprecio merece el sentido grupo de la Virgen de las Angustias por D. Luis Salvador Carmona, uno de nuestros mejores artistas en su tiem­po"2.  

Según don José Camón Aznar: "Es una escultura miguelangelesca, de noble y sencilla factura, de patetismo reparado y sereno"7. 

Ejecutado en madera policromada es la expresión plástica de un patetismo sereno, equilibrado y de profundo dolor contenido en el ovalado bello rostro de la Virgen que luce sobre la fuerte y rica policromía y el contraste del manto, toca y túnica. El perfecto acabado anatómico del cuerpo lívido y yacente de Jesús, con la carnación "a pulimento" de color blanquecino lechoso y muy brillante, sin asomo de desgarro o violencia, destaca sobre el rojo de la túnica de su Madre que luce, en todo su esplendor, los profundos y agudos plegados de la tela con su modelado minucioso y fino en los pliegues, sin la menor quebradura cortante de las aristas barrocas. 

El clasicismo se hace patente en las cabezas y manos, talladas con delicada suavidad, en el perfecto acabado de las formas y en el brillante pulido de la madera. Si antes se ha dicho que el grupo recuerda tardíamente la gubia de Miguel Ángel también está próximo a la Dolorosa de Pedro de Mena, si bien esta Dolorosa no presenta tan abiertamente una disposición piramidal del grupo. 

Según Camón Aznar el grupo escultórico fue realizado en 1767 pero no parece probable tal fecha por los siguientes motivos: 1º.- porque, de acuerdo con las Actas Capitulares, ya el 24 de enero de 1763 se trató el asunto del traslado de la santa imagen de los Dolores, desde el altar mayor a su capilla y 2º.- porque don Luis Salvador Carmona había dejado prácticamente de trabajar desde 1765, por problemas de salud y sobre todo porque había perdido mucha vista. En ese año es separado de su cargo como Teniente Director de escultura de la Escuela de la Academia por enfermedad. 

Luis Salvador Carmona había tallado, para el Oratorio de la calle de Cañizares en Madrid, una Piedad semejante, dándose la circunstancia de que también se guardaba en tal Oratorio un Cristo atado a la columna, similar al de la sacristía de la Clerecía. (Ambas imágenes madrileñas desaparecieron durante la guerra civil)8. 

En 1777 el mencionado racionero García Serrano fundó una obra pía (aún hoy existente) para estudiantes de la Universidad, para el casamiento de doncellas huérfanas y pobres, para pobres vergonzantes y para mantener el culto en la capilla de Nuestra Señora de los Dolores. 

El Patronato de la Pía Memoria de don Manuel García Serra­no, propietaria del grupo escultórico de la Piedad, a través de sus representantes, los canónigos Doctoral y Magistral de la S.I.B. Catedral, concedieron permiso para que la imagen saliera en procesión, como uno de los pasos que desfilaban con la Her­mandad Dominicana del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y recorrió, por primera vez, las calles de Salamanca el Viernes Santo, 7 de abril de 19449. 

La imagen de la Piedad había sido también solicitada por la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, que igualmente recibe culto en la Catedral, pero el entonces obispo fray Francisco Barbado Viejo, otorgó el privilegio a la Cofradía más moderna, para ayudarla en sus primeros pasos y porque no se perdiera el dramatismo de la absoluta soledad de la Virgen en la noche del Viernes Santo. 

El grupo de la Piedad no volvió a desfilar hasta 1948 y en 1955 estrenó carroza, sobre ruedas, que habían tallado los hermanos Pastor. Ya en 1985 y con el auge de la Semana Santa salmantina salió por primera vez a hombros y en la actualidad se han adosado banzos exteriores a la carroza de madera para que sea portada por 39 hermanos. El año 1998 estrenó nuevo trono, consistente en ampulosas andas de plata repujada que, aparte de no casar con el ambiente castellano, empequeñecen el grupo e impiden su contemplación pues los cuatro adornados farolones de guardabrisa, en las esquinas, son tan altos y de curvas tan churriguerescas que tapan la visión de las dos figuras del grupo escultórico. 

 

Nuestra Señora de los Dolores, La Piedad, de Salvador Carmona
Foto Gabriel Alonso en www.diocesisdesalamanca.com.jpg


La cabeza del Cristo, caída y soportada por la mano derecha de la Virgen, tiene la frente amplia y despejada, cejas con arrugas, grandes ojeras bajo los párpados, ojos casi cerrados, rostro demacrado con pronunciadas arrugas desde las aletas de la nariz hacia abajo, boca entreabierta, cabello con guedejas rizadas, que cuelgan elegantes, con el virtuosismo añadido de que un dedo de la Virgen se introduce por entre los mechones de la melena y barba partida de estudiados rizos. 

El cuerpo desfalle­cido e inerte, de rara perfección anatómica, visible en el desmayo del brazo derecho que presenta el hombro desencajado y el suave retorcimiento del izquierdo, apoyado sobre sí y acariciado a la altura de la muñeca por la Virgen, las manos grandes y vigorosas, torso de esbozadas costillas y pronunciada llaga en el costado, piernas, rodillas y pies lacerados y tumefactos pero con apacible serenidad en la encarnación lívida del desnudo y reducido paño suprafemoral de triple plegado. 

La Virgen se encuentra sentada sobre un montículo de rocas al pie de la Cruz, y su corona, -de la que carecía en el siglo XIX- al igual que la de la Soledad, fue expoliada el Viernes de Dolores del año 1985. La diadema actual es un sencillo aro adornado con doce estrellas doradas. 

Existe una portentosa armonía en lo polícromo del manto, toca, jubón y túnica de la Virgen de tonos planos e intensos sin adornos, destacando el azul ultramar del manto y el carmín de la túnica. La toca no es el clásico rostrillo que enmarca la mayor parte de las Vírgenes sino un amplio pañuelo que se cruza sobre el pecho y que deja libre todo el rostro e incluso el cuello para que se aprecie perfectamente la infinita resignación de la Madre. 

La Cruz desnuda es grande, imitando tronco de madera natural con acusada rugosidad en toda la corteza, descarnada en algunas zonas de los extremos y con nudos; el cabecero corto y sin cartela. El Sudario que luce en el desfile procesional es un precioso encaje ramajeado y habitual­mente pende de la Cruz un rico paño con adornos de blonda en todos sus extremos. También se han podido ver fotografías en las que luce un Sudario muy estrecho con hilera única de "soles salmantinos" y cenefa exterior. 

La imagen fue restaurada en 2007 por el taller Uffizzi de Salamanca.

 

 

 

1.- Antonio Ponz, Viaje de España, 3. (4 volúmenes). Madrid, 1988. Tomos IX-XIII. Pg. 644.

2.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca. Valencia 1967. Pg. 209

3.- Juan Eduardo Cirlot, Salamanca y su provincia. Barcelona, 1956. Pg.  87 y José Camón Aznar, Guía de Salamanca, Madrid, 1932. Pg. 34.

4.- José Camón Aznar, ob. cit. pg. 34.

5.- Juan Eduardo Cirlot, ob. cit. pg. 87.

6.- Antonio Ponz,  ob. cit. pg. 644.

7.- José Camón Aznar, ob. cit. pg. 34.

8.- Bernardo de Pantorba, Imagineros españoles. Madrid, 1952. Pg. 100.

9.- Francisco Javier Blázquez y Luis Monzón, Semana Santa Salmantina. Historia y Guía ilustrada. Salamanca, 1992. Pg. 73.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00