Crucifijo de la Parroquia de San Pablo


  

La actual parroquia de San Pablo tiene su asiento en la iglesia que en 1667 fundaron para los Padres Trinitarios Descalzos don Jorge de Paz y su esposa doña Beatriz de Silveira, barones de San Quintín, a quienes donaron también los palacios adjuntos. 

Desde 1408 habían estado los padres Trinitarios en la iglesia de San Juan el Blanco, a orillas del río (comunidad a quienes había dado entrada en Salamanca el obispo don Diego de Anaya y Maldonado, antes de partir hacia Cuenca para ocupar su silla episcopal)1 y después de morar en ella 200 años la abandonaron como consecuencia de las inundaciones, pasando en 1605 a la plazuela de San Juan del Alcázar, de donde se trasladaron, en 1611, a la vieja parroquia de San Miguel, fuera de la muralla y al lado del río y con motivo de la crecida de San Policarpo se trasladaron al interior de la ciudad a ocupar unas casas en la calle de Serranos, propiedad del convento de San Agustín, hasta setiembre de 1628 en que les dio el Cabildo, en la plazuela de San Adrián (hoy plaza de Colón) dos casas y con los solares donados por las personalidades antedichas edificaron iglesia y convento.

 Sustituyó como parroquia a la antiquísima de Santo Polo, por amenaza de ruina en el siglo pasado, después de haber sido trasladada ésta al convento de San Esteban, a mediados de la citada centuria y pasó a ella también, en 1886, la derruida parroquia de los Santos Justo y Pastor.


Cristo crucificado de la iglesia de San Pablo


La primera noticia que tenemos de este Cristo nos la da en 1901 Gómez-Moreno cuando dice: "Crucifijo del siglo XIII o XIV, como tantos otros y repintado, lo que le hace perder carácter; recuerda mucho al de la iglesia de San Bartolomé, pero su cruz es lisa"2 y no volvemos a tener noticias hasta 1994 en que, Arminio Sánchez Mora, dice: "y en el [lateral] derecho otro Cristo crucificado del XVII"3. 

Sobre el desnudo muro, al lado de la epístola, se encuentra un Cristo de cuerpo vertical, recto, sin contorsiones, cabeza caída hacia el lado derecho, ojos cerrados, boca entreabierta, corona de espinas tallada y pequeña, cabellera corta, barba espesa, brazos sensiblemente horizontales con profusión de huellas sanguinolentas, las manos abiertas y los dedos separados, faltando el dedo corazón de la mano derecha, torso poco saliente, llaga del costado profunda, con sangre que resbala en abundante reguero y piernas muy finas y adelantadas con rodillas tumefactas.

Ceñidor finísimo pegado al cuerpo, del mismo color que la encarnadura del Cristo, pliegues muy finos en la parte inferior, tan sumamente ajustados que se asemeja a un pantalón. 

La parte superior tiene los pliegues triangulares con anudamiento lateral derecho, moña grande y colgante como si fuera tela enrollada.

La Cruz, de madera oscura, es ancha y profunda, sin cabecero y con la cartela pequeñísima. 

El Cristo que comentamos tal vez proceda de la primitiva parroquia de San Polo, datada en 1212, que lucía en su portada treinta estatuas sentadas en hilera al modo bizantino, colocadas en 1529 y alguna de las cuales puede observarse en las esquinas del patio de las Siervas de San José en Marquesa de Almarza. 

San Polo ya figura como parroquia en el capítulo CCCXIII del Fuero de Salamanca, en el territorio poblado por los portogale­ses. 

 

 

 

 

 

1.- Gil González Dávila, Theatro eclesiástico de la iglesia y ciudad de Salamanca. Historia de sus obispos y cosas memorables de su obispado. Salamanca, 1618. Pg. 108 e Historia de las antigüedades de Salamanca. Vidas de sus obispos. Salamanca, 1606. Pg. 330.

2.- Manuel Gómez-Moreno y Martínez, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca. Valencia, 1967. Pg. 303.

3.- Arminio Sánchez Mora, Salamanca. Madrid, 1994. Pg. 87.


 Por José María Hernández Pérez

06/03/2023 Rev. 00