Crucifijo Gótico de la Capilla de Santa Catalina

Claustro de la Catedral Vieja

 

La Capilla de Santa Catalina, la más antigua de todas, se encuentra en la parte sur del claustro de la Catedral Vieja y se la denomina también del Canto porque era el lugar de ensayo para la música y cantos de los oficios litúrgicos y cátedra de la capilla de música de esta asignatura, que existía en la Catedral y en la Universidad desde los primeros tiempos de ambas. 

En ella han tenido lugar acontecimientos importantes como diversos concilios y sínodos compostelanos o el hecho de que en 1310 se declarara inocentes a los caballeros templarios de Castilla y Portugal, acusados de inmorali­dad y heterodoxia. Fue también biblioteca del Cabildo desde el siglo XIV y sirvió de aula universitaria para impartir en ella lecciones, durante tres años, a los estudiantes en las facultades de Teología y Cánones, demasiado numerosos y sin sitio en la Universidad. 

En ella se representaban comedias, cuando le correspondía al Cabildo y en especial en las celebraciones del Corpus. 

Incluso se celebraron en ella los exámenes para obtener el grado de Licenciado de la Universidad y en determinada época los de Doctor y Maestro. También sirvió como recinto para que se celebraran en ella los ejercicios para las oposiciones de los prebendados y hasta que se habilitó la Capilla Dorada, de la Catedral Nueva para el culto, sirvió como coro para el rezo del oficio divino por parte del Cabildo. 

Contiene en la actualidad cuadros, tablas, sepulcros, tapices y objetos varios que la convierten en una especie de Museo con obras de diversa procedencia, en especial de las iglesias de la diócesis. Fue creación, en 1916, del obispo de la diócesis don Julián de Diego García de Alcolea.

Situación del Cristo en la capilla de Santa Catalina.
Foto Wikipedia

    

Cristo gótico de la capilla de Santa Catalina.
Foto Wikipedia

Entre los objetos curiosos figura el original de la famosa veleta de la Torre del Gallo, de esta vieja Catedral, que fue desmontada por don Ricardo García Guereta, cuando hubo que reparar la cúpula entre 1918 y 1927 por amenaza de ruina. El Museo se encontraba protegido por una estupenda reja gótico-flamígera que, procedente de la desaparecida iglesia de San Adrián, donde cerraba la capilla de los duques de Abrantes en la que se veneraba el Ecce Homo, imagen que hoy recibe culto en la capilla de San Lorenzo de la Catedral Nueva, se colocó en 1885 y que desapareció en 1988 con motivo de la restauración de la capilla efectuada por el arquitecto don Valentín Berriochoa Sánchez-Moreno. 

En fechas muy recientes ha sido trasladado a esta capilla y colocado a la izquierda de su entrada, sobre un pequeño altar junto al sepulcro del maestro de capilla del Palacio Real en el siglo XVIII, el músico salmantino Doyagüe, un Cristo desde un altar lateral de la nave de la Catedral Vieja, que había sustituido al Cristo de las Batallas en aquel lugar. 

Se trata de una imagen gótica de Cristo crucificado de finales del siglo XIII, de acusado patetismo, cuyo autor se desconoce, labrada toscamente y restaurada con fragmentos de otro Cristo que ardió en un incendio en 1892. La postura del cuerpo es distorsionada, con las caderas hacia la derecha y con los pies cruzados en forma inverosímil por cuanto la pierna derecha gira hacia el exterior por lo que el único clavo parece atravesar sólo el pie izquierdo. 

El Cristo, de cuerpo alargado, tiene la cabeza pequeña y ovalada, -carente de corona de espinas, aunque la talla del pelo lo asemeje-, ligeramente inclinada hacia el lado dere­cho, melena muy abundante de cabellos lisos que se desparraman sobre los hombros, cejas redondeadas y los ojos cerrados significando que ya ha muerto, aunque carece de herida en el costado, fino bigote y barba corta y redondeada; pecho hundido con las costillas pronunciadas a través de la piel, pectorales muy dibujados en trapecio hacia las axilas, epigastrio en ángulo agudo hacia el pecho, largos brazos de señalada anatomía, en posición tendente a la horizonta­lidad del románico; el gran perizoma carece de gracia en sus pliegues sencillos y tiene el Cristo muy marcados los gruesos goterones de la sangre producida por los clavos de pies y manos, que ya son sólo tres de acuerdo con los cánones del gótico. 

La Cruz es plana, sencilla, pequeña, poco artística, de madera oscura y va colocada sobre peana que figura un montículo de gran tamaño con elementos del Gólgota: calaveras y tibias, careciendo de cartela con la inscripción denigrante. 

Durante mucho tiempo las buenas gentes salmantinas confundieron este Cristo con el Cristo de las Batallas al sustituir a esta imagen en un altar lateral de la Catedral Vieja, hecho que ocurrió en 1732 al pasar el auténtico de las Batallas a donde hoy se encuentra en la girola de la Catedral Nueva. La imagen que nos ocupa puede verse todavía colocada en un retablito de esbeltas columnas, de capitel corintio partido, que soportan arco de medio punto con arquivoltas sencillas y la central adornada con ovas en una fotografía1. 

Don Alfonso Rodríguez G. de Ceballos dice en 1979: "Saliendo de la capilla de San Martín, al recorrer las naves laterales se pueden contemplar algunos lucillos sepulcrales con altares empotrados ya muy tardíos. A la derecha el de don Cristóbal Orbe Carvajal (+1647), con mediocres pinturas del difunto protegido por San Cristóbal, Santo Domingo y Santa Teresa, debidos probablemente a Lorenzo Aguilar. A su lado un altar moderno contiene un Crucifijo del XIV"2. 

Respecto de este sepulcro hemos de indicar que Gil González Dávila3 cita como una de las personas que intervinieron en las ceremonias del traslado del Cristo de las Batallas a don Roque de Vargas, Arcediano de Monleón, Canónigo Doctoral y Catedrático de Prima de Cánones, que es la misma persona aquí enterrada, según apreciación de Antonio Casaseca Casaseca, quien lo denomina "Don Roque de Vargas Carvajal, muerto en 1647, sin otro interés [el sepulcro] que la arquitectura del altar, obra barroca cercana a Juan Moreno o Alonso Sardiña"4. 

Entre junio de 2018 y febrero de 2019, el Cristo de la capilla de Santa Catalina fue sometido a proceso de restauración que incluía limpieza, desinsectación y consolidación y la recuperación de la policromía de la imagen efectuada por el taller de Conservación y Restauración de la Fundación Las Edades del Hombre. El viernes 5 de febrero de 2019 el Cristo recobró su lugar en la capilla.

 

 

 

 

1.- Daniel Sánchez y Sánchez, La Catedral Vieja de Salamanca. Salamanca, 1991. Pg. 63.

2.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Las Catedrales de Salamanca. León, 1979. Pg. 17.

3.- Gil González Dávila, Historia de la imagen del Cristo de las Batallas que está en la Iglesia Catedral de Salamanca. Salamanca, 1615.Pg. 43.

4.- Antonio Casaseca Casaseca, Las Catedrales de Salamanca. León, 1993. Pg. 37


 Por José María Hernández Pérez

06/03/2023 Rev. 00