Cristo de la Zarza o del Amparo

Parroquia del Carmen

 

 

 

Se venera esta imagen de Jesús Crucificado en la parroquia del Carmen, nada más entrar en la iglesia, sobre un  muro desnudo y bajo sencillo arco de medio punto, del lado de la epístola. 

La actual parroquia es la iglesia del antiguo convento de San Elías de los Pp. Carmelitas descalzos, que data de 1703 y al que llegaron después de permanecer, por espacio de 122 años, en el llamado Carmen Viejo, que era de la época del obispo don Gerónimo Manrique de Lara.


Cristo del Amparo
Imagen de Juan Antonio en verpueblos.com


Pasó a ser parroquia en el arreglo parroquial de la diócesis de Salamanca, por auto definitivo de 1867, pues en el anterior plan de reforma parroquial de 1853 todavía existía la parroquia de Santo Tomé Apóstol, que desapareció en 1859. 

La imagen del Cristo de la Zarza se supone recibiera veneración en la vecina e histórica parroquia de Santo Tomé, que hasta 1856 ocupó el centro de la plaza de los Bandos y que la talla mencionada pasó a esta iglesia al sustituirla como parroquia, recibiendo culto en un brazo del crucero1 y un siglo después se veneraba en un altar lateral, en ubicación distinta a la que tiene actualmente. 

Sin embargo Camón Aznar en 1932 sitúa esta imagen en la sacristía cuando dice: "Una soberbia efigie de Jesús Crucificado, una de las más perfectas y austeras del arte castellano, de la primera mitad del siglo XVII"2. 

Juan Eduardo Cirlot habla de ella en 1956 como de "un Cristo Crucificado de la misma centuria"[XVII]3. 

Se trata de una imagen barroca de tamaño natural que en un principio se atribuyó a Martínez Montañés, pero que es obra posiblemente de Bernardo Pérez de Robles, el artista salmantino que, al morir dejó acabadas en su taller, otras cuatro imágenes similares al Cristo de la Agonía de la Venerable Orden Tercera de San Fran­cisco4, como se ha dicho anteriormente. Para Juan José Martín González, que la sitúa en lugar distinto al actual en 1956, se trata de una modesta copia del Cristo de la Agonía5.  

Es también un Cristo agonizante y sereno en el momento de expirar al igual que su hermano el Cristo del Perdón de las MM. Bernardas, obra de la misma mano. 

De perfecta anatomía en su patética expresión, la cabeza que es reducida tiene corona postiza de espinas naturales formada por dos finas ramas de espino retorcidas, los ojos abiertos con la mirada angustiosa dirigida hacia lo alto, boca semi-abierta con labios gruesos y resecos, melena de cabellos rizados cayendo en bucles sobre los hombros y la espalda, la rizada barba partida en dos zonas simétricas, los antebrazos atléticos, venas y músculos pronunciados, los dedos de las manos separados, pectorales perfectamente dibujados en trapecio hacia las axilas, intercostales suaves en su modelado, abdomen muy contraído y escorado hacia la izquierda, piernas estrechas con resalto de músculos, la derecha adelanta­da y las rodillas juntas, con abundantes escoriaciones, paño superfemoral pequeño que deja al descubierto la mayor parte del abdomen, anudado a la derecha luciendo la soga y el muslo y cadera de esta parte con plegaduras airosas, sin moña, semejantes a las de los antedichos Cristos del mismo autor. 

La coloración del Cristo es menos oscura que la del Cristo de la Agonía y tiene en todo el cuerpo señales de la flagelación mostrando los estragos de los azotes por medio de redondos cardenales y pequeños arañazos sanguinolentos. 

La Cruz, muy larga, es del tipo de tronco natural arbóreo, cilíndrica, con corteza y nudos pronuncia­dos y adornos laterales sencillos que semejan pequeñas coronas pintadas de oro. La cartela con el INRI dorado de la afrenta, un poco apergaminada y barroca en el lateral derecho muy arriba del cabecero. En el muro sobre el que se asienta el Crucificado se ha colocado la inscripción:

 

"STO. CRISTO DEL AMPARO TEN PIEDAD...”

 

En 1948 se reunió un grupo de médicos, farmacéuticos, practicantes y devotos de la imagen del Cristo de la Zarza y acordaron constituir la Hermandad del Santísimo Cristo del Amparo, denominación que sustituyó a la antiquísima de la Zarza con que era conocida la imagen a que nos referimos. 

(Como ya se ha dicho anteriormente la Congregación del Cristo de la Zarza se había fundado en la iglesia de San Juan de Barbalos, bajo la advocación del Cristo románico allí existente y que fue retirado del culto porque más que mover a compasión o devoción su vista inspiraba miedo o risa. Los congregantes se refugiaron en la parroquia de Santo Tomé de los Caballeros e hicieron objeto de su veneración a un nuevo Cristo que allí había, desapareciendo la Congregación a finales del pasado siglo)6. 

El propósito de la Hermandad era visitar procesionalmente el Miércoles Santo los dos hospitales entonces existentes en Salamanca: el Provincial y el de la Santísima Trinidad, para llevar consuelo a los enfermos. Desfilaron por primera vez al año siguiente. 

Posteriormente se integraron en la Hermandad las Damas Enfermeras de la Cruz Roja y a su creación, en 1954, las ATS de Salus Infirmorum. 

El Crucificado, sobre andas, no iba derecho sino reclinado hacia atrás, como si se tratara del momento de la elevación de la Cruz, por varios motivos: para facilitar la entrada y salida de la iglesia, para el acceso cómodo a los hospitales y como símbolo de hermanamiento con el dolor de los enfermos postrados en el lecho. 

Dejó de salir la procesión en 1970, como consecuencia de la crisis que se produjo en la Semana Santa salmantina y las andas del Cristo fueron regaladas a la joven Hermandad del Silencio (Cristo de la Vela) de la parroquia de Jesús Obrero, en el barrio de los Pizarrales, que a partir de 1986 salió en procesión llevando a su Cristo en idéntica posición a la que desfilaba el del Amparo y en las mismas andas, restauradas y acondicionadas. 

El Santísimo Cristo del Amparo volvió a salir a la calle, con carácter extraordinario, el  4 de marzo de 2017 con motivo del tradicional Vía Crucis de la Junta de Semana Santa de Salamanca y la celebración del 75 aniversario de esta. Desde la iglesia del Carmen la talla fue llevada en procesión hasta la Catedral Vieja. 

 

 

 

1.- La Basílica Teresiana. Publicación mensual. Jacinto Vázquez de Parga. Artículo: El Crucifijo de San Juan de Barbalos. Salamanca, 1902. pg. 75.

2.- José Camón Aznar, Guía de Salamanca. Madrid, 1932. Pg. 86.

3.- Juan Eduardo Cirlot, Salamanca. Barcelona, 1956. Pg. 126.

4.- Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, Guía de Salamanca. León, 1989. Pg. 143.

5.- Juan José Martín González, Escultura barroca castellana. (2 volúme­nes). Tomo II. Madrid, 1958. Pg. 48.

6.- La Basílica Teresiana. Art. cit. pg. 75.


Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00