El Testamento Sacramental de Inés Luna Terrero



Por José María Hernández Pérez
04/03/2022 Rev. 00 




    

El "Testamento sacramental” constituye una de las fórmulas testamentarias medievales que se daban en el territorio que constituía Cataluña.

Es reconocida tal denominación ya en el Privilegio, (expresado en el capítulo XIV del “Recognoverunt proceres” lo que estos reconocieron como cuerpo legal, refrendado en 1281 por Pedro III de Aragón y II de Cataluña, hijo de Jaime I el Conquistador), otorgado a la ciudad de Barcelona en 1283.

Tiene sus antecedentes en el “Liber Iudiciorum”, cuerpo de leyes visigodas dispuesto por el rey Recesvinto y promulgado, probablemente, en el año 654.

El “testamento sacramental” consiste en el juramento que hacen dos o más testigos sobre un altar, en presencia del juez, de haber visto y oído cómo el testador expresó por escrito u oralmente, su última voluntad. Desde 1190 la iglesia de los santos Justo y Pastor de Barcelona fue el escenario del privilegio y el altar de san Félix el que servía para pronunciar el juramento. Los testigos son meros transmisores de la voluntad del testador que adveran para que sea elevado el testamento a escritura pública en el plazo prescrito. La primera vez que se empleó tal fórmula testamentaria data de 1082 y estuvo vigente hasta 1991 en que el Parlament de Catalunya lo derogara por obsoleto.

Los lugares de la provincia de Barcelona que gozaban del “Dret de carreratge” o sea la consideración legal de calles de Barcelona eran: Sabadell, Tarrasa, Masnou, Castelldefels, etc., y curiosamente también Gerona y Tortosa. Por ello, cualquier persona de estos lugares si le llegara el momento de morir sin haber hecho testamento podía pedir a dos testigos que lo fueran de su última voluntad, oral o escrita, y que así lo acreditaran, con la mano sobre los Evangelios, ante el altar de san Félix, en la parroquia de los santos Justo y Pastor de Barcelona, y que luego lo protocolizaran para adquirir fuerza de ley.

La intención de este privilegio fue facilitar el testamento a los ciudadanos de Barcelona a los que la muerte les pudiera sorprender en viaje, sobre todo los navegantes y los guerreros en las Cruzadas, pero el uso lo hizo extensivo a los habitantes que morían en la ciudad.

Se viene repitiendo desde el fallecimiento de Inés Luna Terrero, el 7 de febrero de 1953 que murió sin testar, cosa incierta si nos atenemos a la realidad de los hechos. La citada fecha era sábado y se encontraba agonizando en un hotel de Barcelona, ciudad a la que había viajado junto a su ama de llaves Consuelo del Álamo, de Peralejos, en un Ford conducido por el fiel chofer Juan, con la esperanza de vencer el cáncer de mama que le aquejaba y se había puesto en manos del médico don Benito Perpiñá Robert (fundador de la Liga para la protección de animales y plantas).

No había hecho testamento, ni tenía herederos directos y quería repartir su hacienda, fincas, casas, acciones y joyas entre sirvientes y obras sociales y piadosas, deseando constituir una fundación benéfica para la salvación de su alma y manifestando su deseo de ser enterrada en la capilla de su finca del Cuartón de Traguntía.

Al fallecer su madre en 1923 el inventario de lo que recibe en herencia asciende a 320 propiedades con unos 35 km cuadrados, aunque algunas lo sean en proindiviso con su tía Marta Emilia Terrero, que fallece 2 años más tarde, con lo que las hereda en su totalidad, valorándose en 1.002.746 pesetas.

Poseía las fincas de Huelmos, Gomeciego, Nieblas, Carrascalejo de Huebra, Alcornocal, Barregas, Cuartón de Traguntía, Mux, Alvarillo, Pito y Sierro, Fuenterroble de Abajo, La Brecerilla, Cuadrilleros, dos inmuebles en Salamanca, una casa en Valladolid, un solar en la calle de Claudio Coello y 3 viviendas en las calles de Fernando el Santo, Paseo de Recoletos y calle de Zurbano de Madrid, vivienda en la que pasó parte de su juventud y la herencia que deja, incluyendo acciones y joyas, tiene un valor aproximado de 80 millones de pesetas.

          

"No había hecho testamento, ni tenía herederos directos y quería repartir su hacienda, fincas, casas, acciones y joyas entre sirvientes y obras sociales y piadosas"

Su ojito derecho fue la finca “El Cuartón” de Traguntía, denominado por ella “Liberty House”, palacio decorado con todo lujo de detalles por la antigua casa de muebles salmantina de Luis González de la Huebra, en el que no faltaba una capilla decorada con pinturas murales de estilo bizantino, hechas por el artista bejarano Pablo A., que mandó construir evocando el rito maronita, tan de su agrado después de uno de los viajes a Oriente, hasta el punto de que parece ser la religión que abrazara, avalada con el hecho de que por el Cuartón pasaron numerosas personalidades libanesas, lo que motivó que la obsequiaran con el envío de numerosos cedros con los que decoró una zona de sus jardines de estilo francés delante de la casa e inglés detrás, colocándolos alrededor de la piscina, objeto de escándalo en la época, pues era la primera que se vio en Salamanca. Gracias a sus amistades libanesas continuaron llegando cedros con los que se adornaron el Paseo de las Carmelitas y algunos jardines salmantinos. El primer acto del culto maronita celebrado en la capilla fue el 29 de diciembre de 1944 y edificó un convento seminario para los estudiantes maronitas que se conoció como la “Casa blanca” y que se dejó arruinar, al igual que se perdieron infinidad de cuadros, muebles y ropas objeto de rapiña o de y almoneda en Salamanca, tras su fallecimiento. En “El Cuartón” organizaba cacerías para sus amistades y montaba representaciones teatrales al aire libre.

Favoreció económicamente a la congregación maronita de 30 estudiantes que fueron becados en la Universidad Pontificia desde 1948 por el Gobierno, siendo ministro de Asuntos Exteriores don Alberto Martín Artajo y les ofreció una vivienda de su propiedad para residencia, en la calle de Ramón y Cajal, que no llegaron a ocupar por ocurrir su fallecimiento en el intervalo.

Siendo sábado por la tarde el propio médico intentó por todos los medios localizar a un notario sin que contestara ningún despacho. Apremiando el tiempo, pues moriría cuatro horas más tarde, el médico le habló del privilegio barcelonés del “testamento sacramental” mediante el cual sus deseos de testar manifestados a dos testigos podían tener fuerza de testamento válido. Así lo hizo ante la presencia del propio médico, un agente inmobiliario llamado Sebastián Benedé Fonfría y su abogado Emilio Luque Díaz, a quien nombra heredero de confianza encargado del cumplimiento de su última voluntad. También estaba presente la mujer que fue su compañera toda la vida, Consuelo del Álamo, fiel sirvienta, doncella, dama de compañía y finalmente ama de llaves, sustituyendo a la inglesa Miss Lilí Marx, que salió de España al finalizar la guerra acusada de espía y con la que había convivido Inés durante muchísimos años y recorrido, París, Vicenne, Bidart, Cannes y Biarritz pasando entre estas ciudades francesas al condado inglés de Carito, a bordo de un Peugeot descapotable matrícula M-2218, conducido por ella misma.

Inés Luna Terrero (BB) en su coche M-17319. Asiste a la Inauguración de la
fuente del Pilar Redondo en La Zarza de Pumareda en 1927.
Amalio Gombau- Archivo Histórico Provincial de Salamanca

Hizo otras excursiones por el norte de Africa y Oriente con otro coche matrícula M-17319 que es en el que aparece en una fotografía de Amalio Gombáu en 1927 junto a doña Ana Manuela Torres Vaquero, “doña Anita” la maestra del pueblo desde 1901 con nombramiento firmado por el Rector Unamuno, el párroco don Joaquín Lorenzo e Higinio Severino el contratista, en la inauguración de la fuente del Pilar Redondo en Zarza de Pumareda, cuya construcción había sufragado. Tuvo otros coches, entre ellos otros Peugeot matrícula 733-BA y SA-123, un Packard y su padre compró en París el 17/10/1900 un vehículo Mors, de 12 HP y hasta que no pasó la Inspección en Salamanca, mediante Acta del Jefe José Sánchez el 27 febrero 1901, no es matriculado, adjudicándosele la SA-2. La matrícula SA-3 corresponde a otro coche Mors de 50 HP, también de Carlos Luna, el 12 abril 1904, y otro el SA-20, que ella comenzó a conducir con 17 años. Tuvo también un Amilcar de 1927.

En la citada fotografía se aprecia también un personaje que, por su parecido, se ha identificado como el Dictador General Primo de Rivera, amante de Inés Luna desde hacía poco tiempo al conocerse en la Real Sociedad Hípica madrileña. Es imposible que fuera el marqués de Estella pues el día antes, hasta por la noche había recibido las visitas del general Vallespino, secretario del Ministerio de Estado, del obispo de Tabasco, del general Hermoso, presidente del Consejo Nacional del Combustible, varias audiencias particulares y una comisión de cerealistas y esa misma noche partió para Valencia acompañando al Rey. Seguramente se trata de algún representante del Gobernador Civil de la Provincia, don Luis Díez del Corral y Bravo, a juzgar por el uniforme. Lo que no cabe duda es que tiene un gran parecido con el Dictador y que el Gobernador Civil no puede ser porque se adornaba con reducido mostacho y corta perilla. Durante la Guerra Civil se refugió en la embajada de Chile en Madrid y, detenido, pasó por la checa de Fomento, para ser ejecutado en la Plaza de toros de Las Ventas.

El interés del médico por utilizar la fórmula catalana del “testamento sacramental” como último recurso, cuando en Cataluña existía también el denominado testamento ológrafo, se debía a la imposibilidad de que la testadora pudiera redactar de su puño y letra el testamento.

Al solicitarse la protocolización del “testamento sacramental” en el Juzgado número 7, de Barcelona a cargo de don Rafael Gómez de Membrillera, fue negada por considerar que la testadora no había adquirido, ni la dependencia regional catalana, ni la vecindad en la ciudad de Barcelona, ni se encontraba ausente del domicilio barcelonés, requisitos indispensables según los artículos 103 y 104 para poder utilizar tal forma personalísima y privilegiada de testar, regulada por el Derecho foral catalán. Apelado el auto ante la Audiencia, el 24 de febrero de 1954, su Sala segunda confirma el fallo del Juzgado y declara, por tanto, que no es válido dicho “testamento sacramental” y posteriormente el Juzgado de primera instancia de Vitigudino tramita un testamento “ab-intestato”, (procedimiento judicial que adjudica la herencia o bienes de una persona que al morir no deja testamento) por lo que, legalmente, al no poder ser protocolizado, la difunta murió sin testar y por tanto, la ejecución de su última voluntad, pretendiendo que sus cuantiosos bienes fueran aplicados en una obra por la salvación de su alma, quedó gravemente comprometida.

Fue enterrada en el cementerio nuevo de Barcelona hasta que, años más tarde, fueron trasladados sus restos a la capilla del Colegio del Pilar de Vitigudino, fundado en 1907 por Ignacio Santiago Fuentes, natural de esta villa, (con negocio de droguería en el Corrillo de Salamanca), para niñas pobres y para que fuera regido por siete Hermanas de la Caridad y al que dotó de una capilla para su enterramiento y el de su esposa doña Juana Hortal y Torres, donde yacen ambos.

Tumba de Inés Luna en la capilla del Colegio del Pilar de Vitigudino.
Fotografía en https://carrascalejodehuebra.webnode.es/

Siendo superiora del colegio la madre Pilar Suarez estableció una íntima relación con Inés Luna y las niñas pasaban muchas tardes en el Cuartón agasajadas por su dueña, que disfrutaba con ellas, convirtiendo los jardines en un merendero. Fue la madre Pilar la que en una visita al pueblo, en el verano de 1955, que realizó el obispo de la diócesis fray Francisco Barbado Viejo, alojado en una habitación de la Escuela, la que habló al obispo de la negativa del Estado a aceptar dicha herencia, pese a que Inés se había acordado del prelado, de sus seminaristas y de los maronitas. Alertado el obispo de tales circunstancias le faltó tiempo para visitar al Caudillo y a los ocho días se presentó en el Pardo. La visita dio sus frutos y por Decreto Ley de 22 de setiembre (BOE nº 280 de 7 de octubre de 1955) se instituye la “Fundación Inés Luna Terrero”, que cumple la mayor parte de los deseos de la testadora en dos ámbitos: los culturales por un lado y los espirituales, benéficos y sociales por otro.

    

Entre los primeros destacan: Establecimiento de un Colegio o Residencia, o, en su defecto, becas para estudiantes de ritos orientales católicos que cursen estudios eclesiásticos en la Universidad Pontificia de Salamanca. (Se materializó el 2 de noviembre de 1957 con la bendición de la primera piedra del nuevo Colegio Mayor de rito oriental “Doña Inés Luna Terrero” por parte del obispo Barbado Viejo, a propuesta del Patronato, que designó el inmueble propiedad de doña Inés en la calle de Ramón y Cajal, número 9, importando las obras de acondicionamiento, tres millones de pesetas. Asistieron el Presidente del Líbano don Camille Chamoun acompañado de su esposa y séquito y el General de los libaneses maronitas padre Antonio J. Judon).

De los segundos destacan: Traslado de los restos mortales de doña Inés Luna Terrero y los de sus padres a la finca de “El Cuartón” y acondicionamiento de la capilla para que reciban cristiana sepultura. (No se ha llevado a efecto en la actualidad pues los padres están sepultados en Madrid). Creación de una Capellanía perpetua adscrita a la capilla de “El Cuartón”. (El obispo se mostró reacio a cumplir esta cláusula y aprovechando la circunstancia de que había fallecido el capellán del Colegio de san José y no lo habían sustituido, dada su precaria situación económica, planteó como alternativa que los restos mortales de Inés se trajeran a la capilla del colegio y se nombrara un capellán para esta capilla. 

El nombramiento recayó en don Teófilo Alonso Alonso que llegó al colegio como capellán y como profesor de latín y de religión al tiempo que era encargado de la parroquia de Moronta y Arcipreste de Vitigudino). Auxilio económico al Hospital y a las Hermanas Agustinas de Vitigudino y a juicio del Patronato a cualquier otra Institución municipal, de beneficencia, instrucción, acción social o profesional y a los pobres del Municipio. Auxilio económico a las siguientes Instituciones de Beneficencia: Hospital Provincial; convento de Adoratrices y Hermanitas de los Pobres de Salamanca; Hermanitas de los Pobres y Asilo de Viejos Incurables de Ciudad Rodrigo y Conferencias de san Vicente Paúl y Asilo de san Juan de Dios, de Barcelona.

Ayuda económica a algunas de las Parroquias más necesitadas de la provincia y a sus pobres y de ser posible se procurará crear dos Beneficios eclesiásticos con destino a misioneros en las Indias.

La Fundación tendrá su sede en Salamanca, bajo el alto protectorado del Ministerio de la Gobernación de acuerdo con la Ley de Beneficencia y la Instrucción de 14 de marzo de 1899 y estará regida por un Patronato presidido por el Gobernador Civil de la provincia e integrado por el Obispo de la diócesis, los Rectores de las Universidades Literaria y Pontificia, el Fiscal Jefe de la Audiencia, el Abogado del Estado, el Jefe de la Delegación de Hacienda, el Presidente de la Diputación de Salamanca, el Alcalde de Vitigudino y un miembro más designado por el Gobierno a propuesta en terna del Patronato.
En 1963 se crearon dos nuevas cátedras en la Universidad Pontificia: “Teología protestante” y “Ecumenismo” adscrito al Centro Oriental “Inés Luna Terrero” y funciona el círculo ecumenista “Juan XXIII” al que pertenecen un buen número de alumnos de la Universidad Pontificia.

El Patronato de la Fundación, en sesión celebrada el de 07/11/2008 aprobó los “Reglamentos Internos de Becas y de Ayudas Benéfico Sociales”.
 


El 1 de octubre de 1926 se celebra el acto de apertura de curso y el de imposición del birrete de doctor “honoris causa” al marqués de Estella don Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, título comunicado por el Rector de la Universidad salmantina don Enrique Esperabé de Arteaga y plasmado en un artístico pergamino obra del artista José Montejo. Inés se encuentra recluida en su “Cuartón” de Traguntía suspirando por no poder ser una de las cuatro “charras”: Gloria Vargas, Lola Esperabé, Conchita Coca o Julia Maldonado, elegidas para acompañarle en tan importante ocasión, pues habían comenzado su idilio ese mismo año. ¡Ella que tan aficionada era a vestir el traje charro, junto a su fiel ama de llaves Lilí Marx y pedir un fotógrafo para la ocasión! Venía manteniendo un idilio secreto con el General desde su encuentro en las instalaciones de la Real Sociedad Hípica madrileña a principios de 1926.

Investidura de doctor "honoris causa" del general Primo de Rivera, efectuado
solemnemente en la Universidad de Salamanca. Foto Gombau. Mundo Gráfico 24-11-1926

Tal investidura contó con la oposición de Unamuno que calificó al Dictador de “doctor extralegal” y “autointelectual”. “El doctorado honoris causa otorgado por una parte del claustro de siervos analfabetos de la difunta Universidad de Salamanca, no le basta, quiere que le hagan académico”.

La investidura dio que hablar en Salamanca. Con motivo de la corrida de toros celebrada en su homenaje y que presidió, corriéndose toros de Eloy Sánchez Hidalgo de Terrones, alternaron Rafael Gómez “El Gallo” y Antonio Márquez. Dice la leyenda que abandonó el palco presidencial a mitad de la corrida para reunirse con una dama salmantina que identifican con Inés Luna, “mi charrita” como él la denominaba y a la que acudía en los momentos depresivos. Abona la veracidad del hecho el que personaje tan meticuloso como “El Timbalero”, en su reseña crítica de la corrida menciona el brindis que le hace de su primer toro “El Gallo”, pero no dice nada del que protocolariamente debe brindarle Antonio Márquez. Sí habla de los respectivos brindis de sus segundos toros a los ganaderos Juan Sánchez de Carreros y Eloy Sánchez Hidalgo, cuyos toros se lidian.

Inés Luna en el Cuartón en 1930.
Archivo Histórico Provincial 

    

Inés Luna había nacido en Bagneres de Luchon en Francia el 2 de julio de 1885 y a los 41 años se enamoró apasionadamente de un hombre de 56, viudo desde 1909 en que perdió a su esposa Casilda Sáenz de Heredia, fallecida al dar a luz a su sexto hijo, Fernando y su pasión no puede ser más sincera pues se enamora de un hombre en el declive de su poderío político, que comienza a ser repudiado por lo que se dicen sus compañeros y que perpetran una conspiración golpista para el 28 de enero de 1930, que no tiene lugar porque el General dimite ese mismo día por motivos de salud (diabetes) y se exilia en París, a donde le acompaña Inés que le cuida hasta el último momento, falleciendo en la habitación del hotel Port Royal el 16 de marzo, al asociarse la diabetes con un episodio de gripe. 

Los hijos del General: José Antonio, Pilar, Carmen Miguel y Fernando pusieron todo tipo de trabas a la relación de su padre con Inés, pero ésta no cejó en su empeño, aunque no se casó con el General cuando éste le propuso matrimonio. La numerosa correspondencia de Inés, en poder del Dictador a su fallecimiento, fue confiscada por el Gobierno, rumoreándose que era subida de tono pues conocida era la desenvoltura de Inés Luna. En la crónica oficial tras el fallecimiento no aparece por parte alguna Inés y sin embargo si se hace eco de la presencia de Mercedes Castellanos que veló el cadáver y asistió a la misa celebrada en la capilla ardiente junto a unas 30 personalidades.

El viudo General había tenido constantes escarceos y variedad de amantes, destacando por su repercusión mediática la relación con una cabaretera andaluza, prostituta cocainómana, llamada “la Caoba”, condenada por tráfico de narcóticos, que dio lugar a un sonado lance con traslado del juez José Prendes Pando a Albacete y obligó a jubilarse al Presidente del Tribunal Supremo Buenaventura Muñoz por proteger al juez cuando lo único que habían hecho era cumplir la ley. Tal desafuero mereció la crítica acerba de Unamuno y del diputado Rodrigo Soriano, que con tal motivo fueron desterrados a Fuerteventura y se clausuró el Ateneo madrileño.

Con Mercedes Castellanos y Mendeville “Niní”, de la nobleza madrileña, (hija de Lorenzo Castellanos y Sánchez y de Mercedes Mendeville Trapaní de Uruguay, que al enviudar se casó con el coronel de artillería don Manuel de Alvear y Ramírez de Arellano, conde de san Félix, del que también enviudó), a la que había conocido en 1921 de enfermera voluntaria en el Hospital de Carabanchel tras el desastre de Marruecos, comenzó un idilio que tuvo culminación en 1928 en una entrevista que concedió Mercedes a César González Ruano, en su palacete de la calle de Jorge Juan para la revista “Estampa” el 24/04/1928, donde anunció la fecha de la boda para el día de su santo, Nuestra Señora de las Mercedes, el 24 de setiembre. La indiscreción de la enamorada que dio a conocer los detalles sin consultar con el General mereció la repulsa de éste y una bronca al periodista por haber puesto en ridículo a su novia, a lo que éste respondió que había sido mero trascriptor, por lo que el General tuvo que reconocer que entonces la que se había puesto en ridículo había sido ella misma.

Mercedes Castellanos "Nini" y el general Primo
de Rivera el hipódromo de la Castellana. foto ABC

Tal incidente sirvió como excusa perfecta al Dictador para romper el compromiso con “Niní” y quedó el campo libre para continuar su idilio con “Bebé”.

Tanto Mercedes como Inés, llevadas de su buen corazón y con saneada fortuna dedicaron ésta a fundaciones benéficas. Hemos visto las de Inés Luna y Mercedes creó y financió la Escuela Nuestra Señora del Carmen en la plaza de la Cebada y calle de Toledo. En 1940 fundó la Casa Cuna de las Hermanas de la Caridad en la calle de Francisco Silvela 28, para niños y niñas menores de 3 años, hijos de mujeres trabajadoras que fue el Colegio de Nuestra Señora de las Mercedes en setiembre de 1950, para pasar en 1976 a poder del Patronato de Huérfanos del Ejército, por los que siempre se preocupó Mercedes. Legó sus obras de arte al Museo del Prado en 1956, entre ellas un retrato de su madre, óleo sobre lienzo de 198 x 99 cm de Sorolla. Al fallecer el 10 de setiembre de 1955, viuda del general José Aizpuru, sin descendencia, dejó todos sus bienes a las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl pidiendo en el testamento que se celebrara una misa por su alma todos los meses en el día de su muerte y en el día de su santo, el 19 de noviembre por su hermano, el 10 de agosto y el 27 de setiembre por su padre y el 29 de setiembre por Miguel Primo de Rivera.

Por ironías del destino, Mercedes Castellanos fue condesa de san Félix y el altar de este santo, en la iglesia de los santos Justo y Pastor de Barcelona, era desde 1190 el escenario del privilegio que sirvió a los testigos para pronunciar el juramento en el testamento sacramental de Inés Luna Terrero.

Se da también la curiosa circunstancia de que en el calendario cristiano el 24 de setiembre coinciden las festividades de Nuestra Señora de las Mercedes y la de san Félix.







BIBLIOGRAFIA

Dama Luna.- Charo Alonso. 2015.

La prócer dama doña Inés Luna Terrero: sus predecesores y familiares cercanos.- Salvador Llopis Llopis. 2000

Espejos en la niebla. Un ensayo audiovisual.- Basilio Martín Patino. 2008.

La vida cotidiana de la Salamanca del siglo XX. 1924/1930.- Jesús Málaga Guerrero. 2020



FOTOGRAFÍAS