El Cinema Taramona




D. Juan de Taramona nació con el siglo XX¹, era hijo de don Laureano de Taramona y doña Teodora Rufina Vazarelli (o Bazarelli), señores montaraces de la dehesa de Villanueva del Cañedo propiedad entonces del ganadero don Teodoro Valle Alonso².

El joven Juan comenzó a trabajar con el maestro de obras y contratista don Felix Sexmilo Gutiérrez³ de Topas, amigo de la familia, cuyo trabajo se desarrollaba principalmente en la provincia. Por entonces, la capital crecía de forma desmedida fundamentalmente por la llegada de braceros del campo huidos por la crisis agraria y por la necesidad de mano de obra para las grandes construcciones que se hacían en ese momento. De los 32.000 habitantes en 1920 se pasó a los casi 44.000 en 1930 y este crecimiento se mantuvo en la década siguiente. Fue preciso la construcción de nuevas viviendas para alojar a la nueva población y esto originó el nacimiento y crecimiento, a veces incontrolado, de los suburbios en la ciudad, especialmente en la zona norte, en el barrio Garrido, más allá de la línea del ferrocarril a Portugal.

El lugar de un joven contratista estaba, en esos momentos, en la ciudad en crecimiento. Ya en 1929, D. Juan comenzó a construir en los aledaños de la calzada de Toro. El nuevo barrio de Garrido se convertirá para Juan de Taramona no solo en su lugar de trabajo si no también en su hogar, con casa en la calle Cruz de Antón⁴.

Como es natural, el crecimiento de la población generó también la necesidad de nuevos servicios, equipamientos y entretenimientos, es en estos asuntos donde Juan de Taramona diversificó sus negocios.


Al iniciarse la década de 1930, el cine sonoro se había impuesto sobre el cine mudo. Sin embargo, aquel se enfrentaba al problema del idioma. La producción española del momento era escasa y de baja calidad y la producción extranjera, fundamentalmente de Hollywood, estaba en inglés, otro idioma extranjero, o bien subtitulada. Hollywood, conocedor del tamaño de la población de lengua española del mundo, filmó muchas películas en español pero en general tuvieron escaso éxito, salvo quizás las realizadas por la Fox con la colaboración del escritor español Gregorio Martínez Sierra.

El público, que asistía a las proyecciones a menudo sin comprender nada de aquel galimatías, era reacio a aceptar esta situación y el negocio de la distribución cinematográfica, para no mermar el número de espectadores, aplicó de forma generalizada la solución del doble o doblaje. Años más tarde, al final de la Guerra Civil, el doblaje sería obligatorio, aplicado entonces como método de censura.

Al doblaje, sin embargo, se oponía la escasa industria nacional de producción cinematográfica que considera le restaba capacidad ante la desproporcionada competencia extranjera. Pero los pocos productores cinematográficos y los actores españoles, que también veían mermadas sus posibilidades, poco pudieron hacer ante el enorme poder de la distribución de cine extranjero. La práctica del doblaje, en ese momento por motivos comerciales y más tarde por motivos políticos, se perpetuó. Tal vez esta costumbre se haya convertido en una de muchas causas de la continua crisis del cine español y quizás del retraso en el dominio de los idiomas extranjeros de los españoles.

La proyección de cine sonoro no se generalizó hasta 1929. Por entonces solo existían tres cines en la ciudad y los tres compartían su origen teatral: el teatro Liceo, el teatro Bretón y el teatro Moderno. Algún salón de actos o algún café se unían a la oferta eventualmente. También a partir de 1930 la antigua ermita de la Misericordia en la plaza San Cristóbal fue transformada en cine parroquial por el sacerdote Antonio Blázquez Madrid que dirigía las escuelas de San José en la vecina iglesia de San Cristóbal.

El indudable atractivo del espectáculo, sus módicos precios y el crecimiento de la población condujeron a elevar la rentabilidad del negocio de la proyección cinematográfica. Otros sectores económicos de la ciudad, conscientes de ello, provocaron que 1933 fuera un año muy especial para el sector en Salamanca:

La empresa Layl que se había hecho en 1932 con la gestión de los teatros Liceo y Bretón, instaló un nuevo sistema sonoro en el Liceo, trasladando el anterior al teatro Bretón, y reformó el local eliminando las plateas del fondo e instalando nuevas y modernas butacas, convirtiendo el viejo teatro en una moderna sala de proyección cinematográfica.

La misma empresa abrió en junio de 1933 el "Cinema Jardín", un cine al aire libre instalado en un solar ajardinado al principio de la Cuesta del Carmen.

La sociedad Anónima de Espectáculos de Salamanca, SAES, formada por los empresarios Barragán, Nieto, de No y Manzanera puso en marcha el nuevo teatro Coliseum dotado de los mayores avances del momento. Fue inaugurado el 5 de septiembre de 1933 con la versión de don Miguel de Unamuno de la obra Medea de Séneca.

Cinema Garrido, llamado Taramona desde su nacimiento. El Adelanto 03-09-1933 


Nuestro protagonista, el joven contratista Juan de Taramona, también estaba dispuesto a entrar en el negocio del entretenimiento y en un solar de su propiedad, situado entre la avenida Sánchez Ruano (hoy María Auxiliadora tras haber sido muchos años Avenida de Federico Anaya y antes Calzada de Toro) y la llamada Cruz de Antón, inmediato al apeadero de la línea del ferrocarril a Portugal, construyó un salón decorado con sencillez con capacidad para unos 700 espectadores transformable de cine a salón de baile a voluntad.

La fachada principal, que mira a la vía, es tan sencilla como elegante, tiene un gran letrero que dice "cinema", dando primero acceso a un ante-vestíbulo dónde está la taquilla y poder tomar la localidad a cubierto de la intemperie; después un amplio vestíbulo para fumar en los descansos. El salón rectangular, de 30 metros de largo, de techos altos tiene además un pequeño escenario para que puedan actuar varietés, así describía Mariano de Santiago Cividanes el nuevo salón en El Adelanto del 3 de septiembre de 1933.

El equipo "Philips Cine Sonor" instalado parece haber sido el mismo que el montado en el teatro Coliseum. Además, el salón disponía de cafetería y zona de orquesta en el piso principal. El edificio había sido diseñado por el arquitecto Joaquín Secall y actuó de maestro de obras el señor Carballo.

Como resulta evidente, existen claras diferencias constructivas entre el edificio original y el que puede ser visto en fotografías posteriores hasta los años 70 y 80. Las diversas reformas realizadas trasladaron la fachada principal a la avenida Federico Anaya y alinearon las fachadas del edificio.

La inauguración del nuevo cine tuvo lugar el 12 de septiembre de 1933 con una película hablada en español titulada Carne de Cabaret e interpretada por Ramón Pereda y Lupita Tovar.

Carne de Cabaret (Ten Cents a Dance) es una película
dirigida en 1931 por Christy Cabanne, producida por
Columbia Pictures en Hollywood. Fue estrenada
 en España el 26/02/1932


El aumento de la oferta cinematográfica no supuso un gran problema para las empresas exhibidoras salmantinas que lograron mantener sus beneficios, fundamentalmente porque muy pronto constituyeron un trust denominado "Empresas Reunidas" con el que además de fijar los precios de las entradas lograron mantener bajos los precios de alquiler de las películas al no competir por ellas.

No terminaron aquí los proyectos de Juan Taramona, en agosto de 1935 propuso al Ayuntamiento de Salamanca la construcción de un nuevo mercado de abastos en la calle Doctor Pulido (llamada calle de Dimas Madariaga desde 1937). El Ayuntamiento desestimó el proyecto al no considerarlo conveniente, sobre todo parece que dudaron de su titularidad privada. Años más tarde se construiría muy cerca el mercado municipal de San Juan.

También en 1935 construyó su casa de la calle los Ovalle con proyecto del arquitecto Francisco Gil. Esta casa de estilo racionalista existe hoy en día haciendo esquina con la avenida Portugal. En 1938, este mismo arquitecto diseñaría para el Sr. Taramona una fábrica de hielo situada en la esquina de la avenida Federico Anaya y de la calle Juan de Argüelles.

A pesar de la apertura de estos negocios el señor Taramona nunca abandonó su trabajo como contratista.


El cine Taramona funcionó bien. Las proyecciones cinematográficas se acompañaron a veces con otros espectáculos artísticos de cante y baile. Al establecimiento no solo acudieron los vecinos del barrio si no que se sumaron muchos espectadores del centro. Ante esta situación D. Juan inauguró un servicio de automóviles para facilitar el acceso del público. En abril de 1934 realizó la primera reforma o más bien ampliación del negocio con la apertura de un bar y un salón de baile con capacidad para 200 personas.

Unos días antes del 18 de julio de 1936, le fue concedida licencia para volver a reformar el Cinema Salamanca, ese mismo día también le fue concedida licencia para construir un frontón de la calle Sol a don Elpidio Sánchez Marcos, el que sería el frontón Tormes y luego el Cinema Salamanca. El 18 de julio el Taramona tenía previsto proyectar la película Tres Lanceros Bengalíes con Gary Cooper para el día 19 de julio se proyectaría la película Cleopatra con Clodett Colbert.

Con la Guerra Civil las proyecciones cinematográficas quedaron interrumpidas, pero fueron restituidas a los pocos días, aunque solo en el Liceo, bajo estricto control de la censura política y únicamente en sesión de 7:00 a 9:00 y los domingos además de 4:00 a 6:00.

Moderno y Liceo (El Taramona debía encontrarse de obras efectuando las reformas aprobadas) volvieron en diciembre de 1936 proyectando fundamentalmente cine alemán, reestrenos de películas americanas anteriores todas ellas a 1936 y en menor medida cine italiano. Simultáneamente se proyectaban documentales de propaganda ideológica. (Salamanca, el Cine y la Guerra Civil. Fernando González en la Revista de Estudios nº 40, 1997).

El nuevo estado estableció oficialmente la censura mediante el Boletín Oficial del 14 de enero de 1937. En él se crea la Delegación para Prensa y Propaganda, y su Delegado podría “señalar las normas a las que ha de sujetarse la censura y, en general, dirigir toda la propaganda”. En principio la censura era fundamentalmente política para más tarde, por presión de los grupos ultra católicos, añadir la moralidad.

El periódico El Adelanto del 7 de febrero de 1937 publicó un suelto en el que se dice: Don Juan Taramona inaugura un gran café-Bar, a la vez que un Cinema ampliado, ambos con este nombre. Atentamente invitados por su dueño, hemos asistido a la apertura del Café-Bar Taramona, habiendo podido apreciar a la vez las importantes mejoras o reformas introducidas también en el Cinema. El nuevo café a que aludimos, instalado en la planta baja del edificio Taramona, no puede exigírsele más confort, contribuyendo con ello, indudablemente, al progreso de Salamanca y un tanto igual al ya conocidísimo barrio de la Avenida de Federico Anaya. Reciba nuestro buen amigo, don Juan, nuestra cordial felicitación.

Desconocemos la programación del cine Taramona durante la Guerra Civil, abierto el 7 de febrero de 1937; ya que, salvo en raras circunstancias, no se anunciaron en la prensa las películas a proyectar de ninguno de los cines salmantinos hasta diciembre de 1938. Dentro de estas excepciones, El Adelanto del 28 de octubre de 1937 inserta un anuncio del XVI Aniversario de la Marcha Fascista sobre Roma en el que se avisa que además del programa establecido se proyectará en el Cinema Taramona una producción del instituto Luce con el título de "El Ejercito de la Italia Fascista". Unos días antes la jefatura de la OJE anunció la celebración de una sesión de cine para los afiliados a la organización en el cine Taramona. Ambas notas dejan claro que el establecimiento funcionaba por entonces.

Los soldados italianos del Corpo de Truppe Volontarie (CTV) italiano habían llegado a España a finales del mes de enero de 1937 al puerto de Cádiz desde donde fueron trasladados por la vía de la Plata hasta Salamanca y Valladolid y desde allí hasta Aranda de Duero y Almazán donde se acuartelaron. A su llegada a Salamanca los militares italianos crearon una oficina de Prensa y propaganda, “Ufficio Stampa e Propaganda Della”, la USP, para canalizar toda la información de la prensa italiana. El instituto Luce fundado en 1924 en Roma por Benito Mussolini, dentro de la USP, se dedicaba a recoger material filmado en España.

El artículo de Josefina Cuesta Bustillo en la Revista de Estudios Nº 40 de 1997 sobre La Guerra Civil y la militarización del Espacio en Salamanca señala que el cine Taramona fue requisado para servir como dormitorios y comedores de suboficiales de la CTV hasta el 8 de marzo de 1938. Esta información no parece coherente con la anterior referida a la emisión de películas en el Taramona durante esa etapa, salvo que la ocupación italiana fuera temporal o que la ocupación se refiriera a otras dependencias del edificio que no afectasen al normal funcionamiento del cine. 

Aspecto externo del Cinema Taramona en 1943.


Tras la guerra nada volvió a ser como antes, D. Juan Taramona que había adquirido el teatro Bretón en 1939, se separó de “Empresas Reunidas”. Resultado de esto, en agosto de 1940 se constituyó una nueva empresa-trust llamada "Empresa Reunidas de Espectáculos Sociedad Anónima", ERESA, que unifica la gestión del teatro Coliseum, Liceo, Moderno y Cinema Jardín. También se constituyó la empresa Taramona S.A. para la gestión del Teatro Bretón y del Cinema Taramona.

Juan Taramona reformó totalmente el teatro Bretón del que dejó solo las paredes exteriores, ampliando el recinto considerablemente. El nuevo teatro Bretón fue inaugurado el 4 de septiembre de 1941 con la representación de "La Dolores" de Tomás Bretón.

Programa Bretón-Taramona septiembre de 1943


El negocio de la proyección cinematográfica siguió siendo boyante prueba de ello fue que en marzo de 1943 se abrió el teatro de Educación y Descanso, en 1944 el Cinema Salamanca y finalmente el Gran Vía de Francisco Gil en 1945.

La nueva situación de competencia hizo desaparecer la empresa ERESA, que se disolvió en 1947. El nuevo equilibrio quedó como sigue: La Sociedad Anónima de Espectáculos de Salamanca, constructora de Coliseum, tomó en arriendo el Liceo, controlaba pues Coliseum y Liceo, la empresa Cinema Salamanca arrienda el Moderno y Taramona S.A., Bretón y Taramona.

Las gerencias de las respectivas empresas fueron cambiando. Así, en 1946 es D. Ángel Bermejo quien gestiona el Taramona y Bretón y en 1948 lo hace D. Asdrúbal de la Huerga. En diciembre de 1953 el cine Taramona y los edificios que lo contienen son adquiridos por D. Gregorio Barragán propietario del cine Coliseum.

Paso a nivel de Federico Anaya. Fotografía de Guzmán Gombau hacia 1950


Poco a poco la época dorada de Hollywood fue llegando a su fin y con ello comenzaron los problemas. El negocio de las salas de proyección cinematográfica había iniciado a finales de la década de 1960 su particular calvario cuando la mejora de las condiciones de vida y la aparición de una incipiente sociedad de consumo permitió el acceso de la población a nuevas ofertas de ocio como la televisión, el coche o las salas de fiesta. Al iniciarse la década de los 80, la crisis empeoró por el traslado de audiencia a los hogares debido a la aparición de los vídeos digitales domésticos. Muchos de los grandes cines eran incapaces de completar su aforo, además la competencia de las nuevas salas multicine, más versátiles y con mucha más oferta en exhibición, fue un obstáculo imposible de salvar para las grandes salas únicas.

El Cinema Taramona en sus últimos tiempos. Foto Ángel Esteban


El cine Taramona cerró en 1982, tras casi 50 años de actividad, cuando se proyectaba la película Enmanuelle. El tiempo había relegado el cine a sala S, cine de reposición, serie B y programas dobles.

D. Luis Barragán, hijo de D. Gregorio Barragán, vendió los edificios al constructor D. Manuel Sánchez Ferrero y en el solar se levantó el actual bloque de viviendas, diseñado por el arquitecto Javier Rey Harguindey.














1 Según parece desprenderse de su sorteo de incorporación a filas. El Adelanto, 4 de enero de 1918.
2 Casado con doña Juana Sánchez y fallecido el 23 de noviembre de 1923.
Fallecido el 26 de noviembre de 1927.
4 Llamada desde 1933 calle de los Ovalle.




Texto: César Hernández R.
Recopilación gráfica: Eduardo G. de la Huebra
Salamanca 03/12/2021 (Rev.00)






BIBLIOGRAFÍA

Ignacio Francia, Salamanca de Cine. Caja Duero, 2009
Josefina Cuesta Bustillo, La Guerra Civil y la militarización del Espacio en Salamanca. Revista de Estudios Nº 40 de 1997.
Fernando González. Salamanca, el Cine y la Guerra Civil. Revista de Estudios nº 40, 1997.
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