La Posada de la Cadena




Por José María Hernández Pérez
                 28/11/20 Rev. 00




Situada en el Pozo Amarillo, 13 (actual, 23), en la casa que fue de los Águila, databa del siglo XV, construida frente a la calle de Caleros, colindando con la trasera del convento de san Antonio el Real. Sobre los balcones señoriales de hierro de la segunda planta tenía unas preciosas tozas góticas, acompañadas de los escudos de los Villafuerte y en los balcones inferiores tuvo al principio bonitos ajimeces, luciendo bolas bajo los aleros. Colgaba en las puertas del establecimiento una cadena por haber sido aposento real. (Distintivo que hoy todavía luce el Palacio de Monterrey, por idéntica razón). En 1480 sufrió una gran transformación, durante la decadencia del gótico, sustituyendo la denominación de Casa del Águila por el de Casa de La Cadena. Al derruirse el edificio, las tozas y escudos pasaron al Museo Provincial. 


La posada de la Cadena. Fotografía de D. Luis González de la Huebra

Fernando Araujo en “La Reina del Tormes” afirma que la Casa del Águila o de la Cadena dio albergue a Juan I. 

Su utilización como mesón y posada viene de antiguo: El Catastro de Ensenada (1749-1759) dice: “otro mesoncillo llamado del Pozo Amarillo, donde es mesonero Manuel de la Concepción y pertenece a don Francisco Ordóñez, a quién paga de renta ciento sesenta y cinco reales”. Otro Censo posterior refiere que: es propiedad de Francisco Ordóñez Flores y Godínez, que consta de planta baja, con paneras y corral, que renta 600 reales, tamaño 30 x 33 varas y está “mal parada”. (Francisco Ordoñez, II marqués de la Roqueta, vivió entre 1664 y 1726).

La posada de la Cadena. Fotografía de D. Cándido Ansede
    
Al fallecer el 16 de enero de 1847 doña Jacoba Ramona Rascón y Cornejo, III vizcondesa de Revilla de Barajas , casada con don Rafael Bermúdez de Castro y Gómez (también conocido como Rafael Bermúdez de Castro y Mejía), la “Casa de la Cadena” la recibe su hijo Juan Bermúdez de Castro y Rascón, IV vizconde de Revilla, según consta en las capitulaciones matrimoniales de su primer matrimonio con doña Esperanza Lamamie de Clairac y Trespalacios. “Casa llamada de “La Cadena” de la calle del Pozo Amarillo, lindante por el Naciente con dicha calle, Mediodía y Poniente con huerta de otra casa de la testamentaría y casa de don José Fuentes y Norte con corral del edificio de San Antonio. Procede esta finca del haber paterno de la Señora Vizcondesa y fue adquirida en veinticuatro de setiembre de mil ochocientos seis por escritura ante Don Pedro García: renta anual setecientos setenta reales y según la tasación del arquitecto número doce vale diez mil doscientos treinta reales. Esta casa tiene sobre sí un censo de capital de cuatro mil reales y ciento veinte de sus réditos anuales y como se debe adjudicar con la misma carga se rebaja del valor dado por el arquitecto quedando reducido aquel a seis mil doscientos treinta reales.”

El domingo 12 de setiembre de 1897, en plenas Ferias, se hunde el piso de una de las habitaciones de la “Posada de la Cadena”, cayendo 20 personas entre los escombros, no habiendo que lamentar más que tres de ellas heridas con ligeras contusiones. En la planta baja había otras dos personas y 6 caballerías que tampoco resultaron dañadas. 

En 1902 don Luis Maldonado y Fernández Ocampo adquirió a don Juan Bermúdez de Castro la finca en la calle de Toro que había sido propiedad de los vizcondes de Revilla de Barajas al menos desde tiempos de D. Julián Félix Rascón y Barrientos (también llamado Julián Rascón Cornejo Rodríguez de la Banda), que vivió allí entre 1720 y 1791. Don Luis Maldonado, que a partir de entonces tendría su domicilio habitual en dicha finca, calle Toro 38 (hoy 22 ), completó su operación inmobiliaria con la compra de la casa de la Cadena y junto a D. Cándido Torres del jardín que fue de los señores Ansede y Compañía propietarios hasta 1899 del hotel de las Cuatro Estaciones en la esquina de la calle Toro con Ventura Ruiz Aguilera.

Se traspasaba o vendía la Posada en 1905, anunciando que se trata de un espacioso local con varias fachadas de piedra de cantería y que su dueño vive en Azafranal 21, y en 1910 la regentaba Amador Martín, teniendo 10 habitaciones con 20 camas.

En los salones de la Posada de La Cadena, el 29 de noviembre de 1906, se pone de manifiesto el repartimiento de cuotas que ha efectuado el gremio de Paradores y Mesones.

Con motivo del ensanchamiento a 10 metros de la calle del Pozo Amarillo, previsto en la alineación de calles del arquitecto municipal don Pedro Vidal en 1898, se hizo necesario demoler, en 1931, el recodo que hacía la Posada de la Cadena y las siguientes casas hacia la plazuela de santa Eulalia, que producían un taponamiento a partir de la desembocadura de la calle de Caleros, dando origen en su día a la estrechísima calle de la Guerra, que desapareció dejando diáfana la comunicación directa del Pozo Amarillo con la plazoleta.

En el solar que dejaba la posada de la Cadena construyó D. Francisco Diego en 1935 un edificio de viviendas, que primero había sido concebido como Hotel Comercio, con proyecto de D. Francisco Gil en estilo racionalista.



Juan I de Castilla





    

Juan I de Castilla, al que se refiere Fernando Araujo, es el 2º de la casa de Trastamara, hijo de Enrique II de Castilla, el de las Mercedes, y de Juana Manuel de Villena, nacido el 24 de agosto de 1358, que se casa en el convento de san Francisco de Soria en el mes de mayo de 1375 con doña Leonor de Aquitania o de Aragón, hija de Pedro IV, el Ceremonioso, durando los festejos más de un mes entre boda, tornaboda y fiestas de san Juan. Dispuso se cantara una Misa de la Trinidad cada día, concediendo a los fieles un juro perpetuo de 4.000 maravedís sobre la martiniega de Soria.

En la misma iglesia acababa de recibir sepultura el Rey de Mallorca, Jaime IV, desgraciado personaje fallecido en la Corte de Almazán en 1375 y el todavía Príncipe Juan le traslada con toda pompa al convento de san Francisco. Comenzó su reinado en 1379, trasladando la Corte a Burgos y concedió a su esposa el Señorío y Gobierno de Salamanca en 1381, teniendo con ella 3 hijos: Enrique III, el Doliente, rey de Castilla entre 1390 y 1406, casado con Catalina, nieta de Pedro I de Castilla e hija del duque de Láncaster; Fernando I, de Aragón o de Antequera, rey de la corona aragonesa entre 1412 y 1416, casado con Leonor de Alburquerque y Leonor, que nace al morir su madre en el parto en 1382 en Cuellar (Segovia), con tan sólo 24 años.

En su reinado comenzó a contarse el tiempo en España con arreglo a la Era de Cristo, aboliéndose la conocida como Era Hispánica o de Augusto.


Juan I, en el conocido como Cisma de Occidente, reunió en Concilio en Salamanca, cuyo obispo era Alonso Barrasa, a todos los prelados y próceres con motivo de la llegada del cardenal Pedro de Luna, que venía por orden del papa Clemente VII, residente en Avignon, para dar por nula la elección de Urbano VI, como hecha sin libertad y con violencia y proclamar legal y canónica la del papa Clemente VII, cardenal Roberto de Ginebra, candidato francés, mediante decreto dado “en la nuestra cibdad de Salamanca a catorce de las Calendas de Junio que es a diez e nueve días de Mayo, año del Nascimiento de Nuestro Señor Jesu-Christo de mil e trescientos e ochenta e uno, en el tercer Año de Nuestro Regnado”.

En el citado año de 1381, el 27 de marzo, había muerto en Salamanca la madre del rey Juan I, doña Juana Manuel, haciéndose sus reales exequias con toda la magnificencia que se acostumbraba en la ciudad y sus restos fueron trasladados a la Capilla de los Reyes Nuevos de la Catedral de Toledo, junto a su esposo. 

    

Miniatura del siglo XV de un manuscrito de
las Crónicas de Jean Froissart, que
representa el Gran Cisma de la Iglesia
católica iniciado en 1378 Gallica-BNF

Se firman las Capitulaciones matrimoniales el 2 de abril de 1383 en Salvatierra de Magos y casa de nuevo Juan I, el 17 de mayo, según unos en Elvas y según otros en la capilla de san Juan Bautista de la catedral de Badajoz, con la hija del rey de Portugal don Fernando I y su esposa doña Leonor Téllez de Meneses, doña Beatriz, nacida el 13 de febrero de 1373 en Coimbra por lo que solamente contaba 10 años de edad y desde ese momento, aparte de ser Reina de Castilla por su matrimonio, hereda los títulos de su antecesora en el trono, (Señorío y Gobierno de Salamanca) nombrando Juez a Fernán Ruiz de Toro y las villas y lugares de Medina, Cuellar, Olmedo, Arévalo y Vila Real, conservándolos hasta que por imposición de Enrique III, es desposeída de ellos, pero conservando mientras viviera las alcabalas y las otras rentas. 

Sepulcro de Beatriz de Portugal. Monasterio 
del Sancti Spiritus de Toro. wikipedia

    

Murió a los 38 años, habiéndose retirado al Real Monasterio de Sancti Spíritus de Toro, de dominicas contemplativas, tras el Tratado de Ayllon de 1411. Su sarcófago-mausoleo, de estilo gótico borgoñés, en alabastro de Cogolludo, se encuentra en el coro del citado monasterio. Sobre el sepulcro se encuentra la estatua yacente con la cabeza apoyada sobre almohadones, amplia saya y manto real, cubierta la cabeza con toca de rico brocado. Sostiene un libro abierto con las manos enlazadas sobre el pecho y lleva chapines de la época. Sobre la cabeza dos ángeles apoyados en el extremo del almohadón sostienen la corona real. Se cree que el autor sea el maestro del túmulo de la capilla de san Bartolomé de la Catedral Vieja de Salamanca, cuyo nombre se desconoce. El Maestre de Avís reunió un numeroso ejército haciendo frente a las huestes de don Juan, que defendiendo los derechos de su esposa, puso cerco a Lisboa, no pudiendo tomarla como consecuencia de una terrible epidemia que diezmó sus tropas.

En 1384 llega a Salamanca para continuar la conquista de Portugal, alojándose en la posada de La Cadena, junto con su esposa, rindiéndole respeto el obispo de la diócesis salmantina don Juan Castellanos y agasajándole la nobleza de Salamanca, que aportan abundantes donativos para su empresa y acompañan a ambos, pasando a Portugal por Ciudad Rodrigo. Beatriz regresa a Salamanca el 9 de setiembre de 1384 y Juan continúa al frente de sus tropas en la guerra contra los portugueses y encontrándose muy enfermo otorga testamento en Cellorico de Vera en Cáceres, siendo vencido en la batalla de Aljubarrota, el 15 de agosto de 1385, por las tropas lusas y los arqueros británicos, muriendo gran cantidad de caballeros castellanos, entre ellos el padre del marqués de Villena, el de la Cueva de Salamanca, en la iglesia de san Cebrián y a punto estuvo de fallecer el propio Rey al perder el caballo, si no hubiera acudido, prestándole el suyo, González de Mendoza, pudiendo huir a Santarem, camino de Sevilla. 

Batalla de Aljubarrota. Miniatura: Jehan de Wavrin, Anciennes et nouvelles
chroniques d'Angleterre. British Library


Impulsó una reforma religiosa fundando el monasterio de san Bartolomé de Lupiana en Guadalajara, casa madre de la Orden jerónima en España, por bula de Gregorio XI, otorgada el día de san Lucas de 1373. Destacó por su tolerancia hacia los judíos. En 1385 creó el Consejo Real de Castilla como cuerpo burocrático compuesto por cuatro prelados, cuatro caballeros y cuatro ciudadanos. En 1388 crea el título de Príncipe de Asturias, para el heredero de la Corona de Castilla, que recae en su hijo Enrique III, de 9 años y su esposa Catalina de Láncaster.

Juan I de Castilla en la Plaza Mayor
de Salamanca. Wikipedia (Tamorlan)

    

Muere Juan I el 9 de octubre de 1390 en Alcalá de Henares, como consecuencia de la caída de un caballo al salir de misa y pasando revista a la formación de 50 caballeros Farfanes benimerines, descendientes de los reyes godos, a los que dio acogida junto a sus mujeres e hijos. Se encuentra enterrado en la capilla de los Reyes de la Catedral de Toledo. No tuvo descendencia con Beatriz, aunque algunos historiadores afirmen que nació el infante Miguel, situando el alumbramiento entre 1384/1385, sin caer en la cuenta de que en esas fechas Beatriz solamente tenía once o doce años. 

Se contempla su efigie en un medallón de la Plaza Mayor, tallado por Alejandro Carnicero entre 1730 y 1733, que ocupa el quinto lugar de las enjutas del Pabellón Real o de san Fernando, precediéndole el desaparecido medallón de Francisco Franco, el de su abuelo Alfonso XI, el Justiciero, el único Rey nacido en Salamanca y bautizado en la Catedral Vieja en una pila bautismal que se conserva a la entrada, el de Pedro I, el Cruel y el de Enrique II, su padre, también conocido por el de las Mercedes o por el Fratricida, por haber dado muerte a su hermanastro Pedro I, en los campos de Montiel, para acceder al trono. El medallón de Juan I fue restaurado en 1812 y recuperada su policromía original en junio de 1999.



Juan de Aragón y Castilla (príncipe de Asturias)

Con el príncipe D. Juan, hijo de los Reyes Católicos, vuelve a hablarse de la Casa de la Cadena, aunque no esté muy claro que falleciera en ella, como afirma Santiago Juanes en LA GACETA, el 19 de febrero de 2018, cuando dice que: el 4 de octubre de 1497 fallece en la Casa de la Cadena el Príncipe Don Juan.

Escultura del príncipe D. Juan de Agustín Casillas, erigida
para la celebración del quinto centenario de su muerte, en 1997

    

Para empezar no es cierta la fecha que se cita como el óbito, 4 de octubre de 1497, queriendo hacerlo coincidir con la festividad de san Francisco, mientras los documentos acreditan que hizo testamento el citado día, que no pudo firmar y falleció tres días después, según Bernardo Dorado.  El testamento es redactado por su Secretario, Escribano Público y Notario, Gaspar de Bricio, (hermano de Beatriz Galindo “La Latina”) actuando como testigos fray Diego de Deza, su Confesor privado fray García de Padilla, (quien cerró los ojos del Príncipe), Juan Velázquez de Cuellar su Contador Mayor, Pedro Mayor de Guzmán su Camarero y el doctor Soto, su Médico de cabecera.

Para José Sánchez Rojas, en el Mundo Gráfico, del 21 de enero de 1931: Tiene una bella tradición esta posada. Fue palacio de los Reyes Católicos; en ella nació aquel Príncipe Don Juan, que fue guapo mozo, enamoradizo y rubio. 

Tal vez, de no haber muerto tan tempraneramente este guapo mozo, los destinos de nuestro pueblo hubieran sido harto diversos. Pero el sino de Don Juan fue breve y melancólico. Cuando le parió su madre hubo eclipse total de sol en la urbe. Y una fuerte inundación del Tormes… Esta Posada de las Cadenas, que se trocará dentro de unos meses en una casa más, acaba con la huella del buen Príncipe Don Juan… 


Ajimeces en la casa de la Cadena. Foto Buxaderas Gombau en la
Basílica Teresiana, 01 de abril de 1917 

También se dice que ocurrió en la Casa de la Cadena su fallecimiento, habiendo enfermado en Medina del Campo, viajando hacia Portugal a la boda de su hermana Isabel, que efectivamente se casó con Manuel I el Afortunado, tras quedar viuda del infante Alfonso de Portugal, con quien había contraído matrimonio en Estremoz el día 3 de octubre de 1490. 

Lo que sí es cierto es que la reina Isabel que junto con el rey Fernando y la princesa Isabel parten de Medina del Campo el 13 de setiembre de 1497 hacia Valencia de Alcántara donde se celebraría la boda el 30 de setiembre, decidió que el príncipe enfermo, que había llegado en esos días a Salamanca, ya que era su Señor y Gobernador desde 1496 y comenzaba a ejercer sus funciones, fuera atendido en la capital, de donde era obispo desde 1494 su amigo el dominico fray Diego de Deza, preceptor y hayo del Príncipe, en cuyo palacio episcopal, edificado en 1436 por el obispo don Sancho de Castilla, fue alojado.

Según Eleuterio Toribio Andrés, el Príncipe llegó a Salamanca en compañía de su maestro fray Diego de Deza, ya obispo de la ciudad, y se alojó en la calle de Zamora en la casa del marqués de Coquilla.

El Príncipe Juan nació en el Real Alcázar de Sevilla el 30 de junio de 1478 a las once horas, asistido por la comadrona conocida como “La Herradera”. Fueron sus padrinos en la ceremonia del bautizo, celebrada con toda solemnidad, el día 9 de julio, oficiada por el Cardenal y Arzobispo de Toledo, Pedro González de Mendoza, el Nuncio de Su Santidad, Nicolás Franco; el Conde de Haro y Condestable de Castilla, don Pedro Fernández de Velasco; don Rodrigo Alonso de Pimentel, Conde de Benavente y el Embajador de Venecia, actuando de madrina doña Leonor de Mendoza, Duquesa consorte de la Casa de Medina Sidonia. Fue amamantado por doña María de Guzmán y al abandonar el pecho de la nodriza se hizo cargo de él su ama seca, doña Juana Velázquez de la Torre, hermana de uno de los secretarios de la Reina Isabel.

Es desde su nacimiento príncipe de Gerona y duque de Montblanch, que van unidos; conde de Cervera, unido desde 1414 al de Príncipe de Gerona y señor de Balaguer, también unido al Principado de Gerona. Es jurado como Príncipe de Asturias por las Cortes reunidas en Toledo. En las Cortes de Toledo el 1 de abril de 1480 es nombrado heredero de los tronos de Castilla y León en la iglesia de santa María y en la de san Pedro de Calatayud el 20 de mayo de 1481, heredero del reino de Aragón. Le fueron donadas las villas de Alcázar, Alhama, Baeza, Cáceres, Ecija, Jaén, Logroño, Loja, Ronda, Toro, Trujillo, Ubeda, el Burgo en la serranía de Ronda y la fortaleza de Montexica en Granada.

Desde pequeño estuvo presente en los grandes acontecimientos por deseo expreso de sus padres. Se encuentra en Barcelona en 1482 con motivo de que se implante la Inquisición en la Corona de Aragón. Fue armado caballero en mayo de 1490 en la guerra de Granada, apadrinado por el duque de Medina Sidonia y el marqués de Cádiz. En la toma de Granada las llaves de la ciudad entregadas por Boabdil pasan del Rey a la Reina, de ésta al Príncipe y finalmente las recibe el conde de Tendilla. Estaba en Barcelona el 7 de diciembre de 1492 cuando el acuchillamiento del Rey Católico por el enajenado payés Juan de Cañamares, al salir del Palacio Real Mayor, ordenando la Reina que fuera trasladado desde la posada en que se encontraba con don Sancho de Castilla al Palacio. El 19 de enero de 1493 firma el Tratado de Barcelona para concertar la paz con Francia. También en Barcelona apadrina el bautizo de los 6 indios que trajo Colón en su primer viaje en la Catedral, a finales de mayo de 1493, oficiando el cardenal Pedro García de Mendoza, tomando a uno de ellos a su servicio bautizándolo como Juan de Castilla y ordenando que fuera tratado como los hijos de los nobles. Fue Lugarteniente General del 13 de setiembre al 8 de octubre de 1493, además de Gobernador General de la Corona de Aragón, con residencia en Barcelona. Está presente en las Capitulaciones del Tratado de Tordesillas de 7 de junio de 1494 en que se reparten el poder marítimo España y Portugal.

Óleo de Salvador Martínez Cubells de 1877 en el Museo Palacio del Senado de España
que representa a la reina Isabel la Católica y al cardenal Cisneros, entre otros
personajes, educando al príncipe Juan.

Recibió una educación completa preparándolo como heredero de los Reyes Católicos, dotándolo de una Casa que era en realidad una Corte a su medida. Su vena musical le llevó a tocar varios instrumentos: órgano, clave, claviórgano, clavicordio, vihuela de mano y flauta, habiendo tenido músicos a su servicio desde los 9 años. Fue aficionado a la caza dedicándose especialmente a la cetrería.

Cuando cuenta un año de edad es prometido a doña Juana, hija de Enrique IV, conocida como “La Beltraneja”, pero dadas las condiciones del contrato en que se deja al libre albedrío del novio tomarla o no al llegar a edad conveniente, opta por una indemnización de 100.000 ducados y decide profesar en el convento de santa Clara de Coimbra, del que sale con frecuencia, otorgándole protección los reyes portugueses, en el castillo de san Jorge de Lisboa. Siempre firmó como “Yo, la Reina”.

En agosto de 1479 se propone el matrimonio con Catalina, hija menor de Eduardo IV de York, nacida ese mismo año, pero no fructifica por los intereses comunes con Francia.

Para asegurarse Navarra se concierta el matrimonio con Catalina, reconocida por las Cortes navarras el 10 de febrero de 1493, pero ésta se casa con Juan de Albret, presionada por el rey de Francia Luis XI. 

El rey Fernando de Nápoles propone a los Reyes Católicos una triple boda: el Príncipe con una de sus hijas, la infanta Isabel con el príncipe de Capua y la infanta Juana con un hermano del duque de Milán, pero tampoco llega a buen puerto. 

Se intenta en 1483 que la princesa Ana de Bretaña se case con el Príncipe (boda que no es del agrado del rey Fernando) pero finalmente Ana se casa con el Delfín francés, luego Carlos VIII.

El 20 de enero de 1495 y en Amberes firmó el embajador Francisco de Rojas las Capitulaciones matrimoniales de los hijos de los Reyes Católicos, Juan y Juana con los hijos de Maximiliano I de Austria, Margarita, nacida en Bruselas el 10 de enero de 1480 y Felipe. El casamiento por poderes se efectuó en Malinas el 5 de noviembre de 1495. Una vistosa flota transporta a España desde Flandes a doña Margarita en 1497, desembarcando en Santander, no sin antes padecer un formidable temporal que hizo temer por la suerte de toda la cohorte y en tal infortunio quedó patente el desparpajo de la Princesa, quien legó a la posteridad su epitafio: “Aquí yace Margarita / damisela bella / que con dos maridos / aún es doncella”. Se refería a que en 1483 se hizo público el Compromiso de casamiento con el Delfín de Francia, luego Carlos VIII, quien finalmente se casó con Ana de Bretaña. 

Fue recibida por el príncipe Juan en Villasevil, en cuya iglesia románica de santa Cecilia se celebraron los desposorios, oficiados por el patriarca de Alejandría y arzobispo de Sevilla don Diego Hurtado de Mendoza, el día 6 de marzo de 1497, corriendo los gastos de los festejos a cargo de don Pedro Ruiz de Villegas, pero no pudieron celebrar la misa de velaciones por encontrarse en Cuaresma.

Durante la Semana Santa, que había comenzado el domingo de Ramos, 19 de marzo, estuvo el matrimonio retraído en el monasterio de la Trinidad hasta el domingo de Resurrección que fueron a oír misa a Palacio, que eran las casas del VII Condestable de Castilla don Bernaldino de Velasco y Mendoza. Pasada una semana en ceremonia oficial, se celebró el casamiento con la misa de velaciones en Burgos el 3 de abril, oficiando el cardenal Cisneros, arzobispo de Toledo, en la casa de don Diego de Villegas, durando las fiestas un mes, siendo el 14 de abril la tornaboda con la ceremonia del besamanos. No se habían visto en España fiestas y regocijos tan brillantes. 

El príncipe solicita de sus padres permiso para consumar el matrimonio, dado su deseo carnal, que para algunos historiadores le llevaría a la tumba pocos meses después ya que, dada su débil constitución física y su delicado estado de salud, no podría aguantar tanto ajetreo amoroso como demandaban los constantes y desatados furores de su bella y joven esposa. Parece que el Príncipe era de complexión linfática, propenso a padecer eczemas, catarros, anginas, fluxiones, infartos ganglionares y sobre todo estaba afectado de viruelas, que contrajo en Murcia, a lo que achacan algunos historiadores su fallecimiento. Desde su nacimiento y dada su débil constitución los médicos le administraron vigorizantes a base de aceite de hígado de bacalao y extracto de carne de tortuga. En febrero de 1489 se envían a Medina del Campo 33 tortugas, adquiridas por 310 sueldos. En 1490 llegan a Córdoba 48 tortugas, que cuestan 88 sueldos y 10 dineros y en 1491 se pagan 135 sueldos por 44 tortugas.

A la Reina se le hicieron llegar varios avisos, por personas principales, en el sentido de que el Príncipe se estaba quedando chupado, con tristeza en el porte y que se le podían reblandecer las médulas y debilitar el estómago por sus excesos amatorios y la Reina contestó a todos los requerimientos que: “Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”.

Margarita de Austria retratada por Van Orley. Wikipedia

    

Tras la boda se trasladaron, con el séquito, a su Corte de Almazán, en el palacio de los Mendoza, villa concedida en señorío al Príncipe el 22 de mayo de 1496 y el 13 de junio están ya en Medina del Campo para pasar el verano. En setiembre acompañan a la comitiva regia que se dirige a Portugal para la boda de su hermana, separándose en Madrigal dirigiéndose a Salamanca y Margarita aprovecha para comunicar a la Reina su estado de buena esperanza.

Llegaron a Salamanca el 23 de setiembre de 1497, siendo recibidos con magnificencia y obsequiados con fiestas, gastándose la ciudad 646.615 maravedís en la recepción, a los que hay que añadir otros 7.650 y los 664.664 que se abonaron a diversos mercaderes salmantinos. 

El Príncipe en 1497 promulga varias disposiciones para el mejor abasto de la ciudad, a él se debe el primer acondicionamiento y pavimentado de las principales calles de Salamanca por mandato del 15 de febrero, dado en Burgos, rubricado por Juan de la Parra, (distinto del Juan de la Parra, médico), secretario del Príncipe de Asturias y de Gerona. El 22 de abril confirma, también en Burgos, todas las prerrogativas, libertades y privilegios que disfrutaba la Universidad y el 18 de octubre los privilegios de los caballeros de los linajes de santo Tomé y san Benito. 

Concede licencia a García de Albarrategui, compañero de cacerías, para construir una casa de mancebía. Es tradición que el Príncipe regaló a la Universidad un gran estandarte de terciopelo carmesí que lleva bordado en oro el símbolo universitario con una tiara y dos llaves cruzadas, rematando el asta una cruz gótica de plata.

Atienden al Príncipe en Salamanca los doctores Nicolás de Soto y Juan de Guadalupe (médicos de su Casa) y Julián Gutiérrez, que todavía no ha sido nombrado médico de la Reina y recurren al célebre doctor Juan de la Parra para que les asesore, dado el agravamiento de la enfermedad. El doctor de la Parra perteneció a la Escuela de Guadalupe, de la que salieron gran cantidad de eminentes galenos, fue médico de la Reina desde 1483 y estuvo presente en su fallecimiento el 26 de noviembre de 1504 en Medina del Campo. Por los días que estuvo atendiendo al Príncipe le fueron abonados 10.000 maravedís. Es curioso que para Villar y Macías el médico famoso que le atiende en sus últimos momentos es el médico salmantino Fernando de la Parra.

Fray Diego de Deza, viendo el penoso estado de salud del Príncipe, acometido de alta fiebre y al borde de la muerte desahuciado por los médicos, mandó recado a sus padres para que al menos uno de ellos le visitara y el rey Fernando salió al galope desde Valencia de Alcántara, donde había casado a su hija Isabel el día 30 de setiembre, para llegar a primeros de octubre a Salamanca, consiguiendo ver expirar al Príncipe que murió, según López de Haro, en el palacio episcopal.

Había otorgado testamento, como se ha dicho anteriormente, el 4 de octubre, en el que mandaba que en caso de morir su cuerpo sea sepultado a donde el Rey e la Reina, mis señores, se hubieren de sepultar, o donde Sus Altezas mandaren. Dejó entre otras mandas todo el dinero necesario para acabar las obras de los conventos de san Esteban y de san Francisco y ordenó que se levantase en Salamanca un Monasterio de la Orden de San Zoilo de Carrión.

El cadáver del Príncipe, amortajado con el hábito de san Francisco, provisionalmente fue depositado en la capilla mayor de la Catedral donde se celebraron solemnes exequias, (algunos dicen que en la parroquia de santo Tomé), luego pasó a la iglesia de san Francisco y también se dice que a san Juan de los Reyes en Toledo, lo que no es cierto, porque finalmente se trasladó al monasterio dominico de santo Tomás de Ávila, por petición expresa de los Reyes Católicos al Deán y Cabildo de la iglesia de Salamanca para que entregaran el cuerpo de su hijo a Juan Velázquez mediante escrito desde Ávila el 2 de noviembre de 1497, firmado por Miguel Pérez de Almazán, que era su Secretario. La viuda del Príncipe marchó con los Reyes Católicos a pasar el invierno en Alcalá.

Para el mausoleo del Príncipe se precisaron 25 carretadas de mármol de Carrara que esculpió el maestro Domenico di Alessandro Facelli entre 1511 y 1512 en Génova y luego trasladó al monasterio de Avila. Está decorado en los ángulos con grifos y con medallones de la Virgen y san Juan Bautista, las virtudes teologales, ángeles portadores de blasones, calaveras y trofeos militares enlazados con guirnaldas en los laterales. En la cabecera aparece un medallón con la imagen de santo Domingo y a los pies otro medallón contiene el epitafio del Infante. El sepulcro fue profanado el 8 de agosto de 1809, durante la Guerra de la Independencia, el cadáver extraído del mausoleo, como se pudo comprobar a su apertura en 1961 y se ignora dónde fuera a parar. En Salamanca se honró su memoria en 1998 con una estatua de bronce y pedestal de granito, esculpida por el artista salmantino Agustín Casillas, que se situó en las Peñuelas de san Blas y el 30 de julio de 2013 se colocó en un nuevo emplazamiento en la plazuela de Monterrey.

    

Sepulcro del príncipe Juan. Wikipedia

Con motivo de la muerte del Príncipe fue la última vez que como luto en Castilla se vistió la jerga blanca, según se venía haciendo desde muy antiguo. Gil González Dávila nos dice que por espacio de quarenta días se enlutaron todos los Grandes, Cavalleros, Vasallos y Embaxadores de Reyes y que en todas las Ciudades estuvieron puestas vanderas negras. Fray Diego de Deza impresionado por la muerte del Príncipe y tratando de olvidar sus últimos momentos en Salamanca, solicitó su traslado y se le concedió el obispado de Palencia.

Margarita dio a luz una niña, en Alcalá de Henares, fallecida al nacer. Sus padres la trasladan a Flandes en 1499 acompañada de obispo de Córdoba don Juan Fonseca, donde se casa con Filiberto II duque de Saboya, del que vuelve a enviudar. Nombrada Gobernadora de los Países Bajos entre 1507/1515 y 1517/1530, a su fallecimiento el 1 de diciembre de este último año, es enterrada en Bourg-en-Bresse, en el Franco Condado.

Al Príncipe le dedicó el pueblo un romance, que luego ha tenido multitud de versiones, constando hasta 360 variantes: 

“Tristes nuevas, tristes nuevas

que se corren por España,

que el príncipe de Don Juan

está malito en la cama.

Cuatro doctores le asisten

de los mejores de España,

el uno le toma el pulso,

el otro mira la cara,

el otro mira la sangre

que de él cae y se derrama.

Solo falta que venir

aquel doctor de la Parra.

Estando en estas razones,

cuando por la puerta entrara,

le ha dado los buenos días

y a la cama se arrimara.

Mucho mal tenéis Don Juan,

mucho mal os acompaña,

tres horas tenéis de vida

la una y media está pasada;

la otra hora y media tenéis

para disponer de tu alma.

Lo que siento es la mi esposa

que es joven y está ocupada …”


Toda la intelectualidad de la época se deshace en elogios hacia el Príncipe: 

LUCIO MARINEO SICULO, por encargo de los Reyes, confecciona el epitafio para el sepulcro: Muestran lágrimas piadosas los ojos tristes que contemplan… 

JUAN DEL ENZINA le dedica una composición de 76 octavas de arte mayor: Triste España sin ventura y el villancico A tal pérdida tan triste y sobre todo la Tragedia Trobada, poema de 100 coplas de arte mayor. 

El comendador ROMAN compone una extensa pieza poética en 104 coplas octosilábicas de 10 versos, Sobre el fallecimiento del Príncipe nuestro señor, que santa gloria aya… 

GARCI SANCHEZ DE BADAJOZ le dedica un poema. 

PEDRO MARTIR DE ANGLERIA compone una breve elegía: ¡Qué pronto se ha mudado la horrenda imagen de fortuna… 

BERNARDINO RICI canta la desolación en Sicilia: Fieros ayes doquier, llantos sin freno…

ALONSO DE ORTIZ, canónigo toledano: Tratado del fallecimiento del Príncipe y después varias oraciones consolatorias. 

DIEGO RAMIREZ DE VILLAESCUSA, capellán de doña Juana en Flandes: cuatro diálogos latinos

LUIS DE TORRES, poeta franciscano: Si el recuerdo de mi vida / ha de ser ver otra tal, / muy sin él está mi mal … 

LUIS HURTADO DE MENDOZA, Cazador mayor de la Casa del Príncipe: ¿quieres ver cuál es mi vida? / Ved por quién está perdida. 

El Contador Mayor de Castilla, JUAN VELAZQUEZ DE CUELLAR, que con una calavera sobre el globo terráqueo, dice: Aquí puedes ver, mortal /quién tú eres tan siendo tal

NICOLAS DE OVIEDO, Comendador de la Orden de Alcántara: Mira bien lo que juzgares / cuando lo desatapares. 

JUAN DE FRANCISCO FARAGONIO escribe dos Elegías. 

DIEGO GUILLEN DE AVILA escribe un panegírico de la reina Católica y en él hace una visión alegórica de las tres parcas: Atropos, Cloto y Láquesis, emitiendo diversos pronósticos y Láquesis profetiza la muerte y el triste destino del Príncipe en estrofas consolatorias. 

Se suma a los elogios HERNAN VAZQUEZ DE TAPIA. 

Finalmente lo hacen el BACHILLER DE LA PRADA (Fernando Sánchez), discípulo de Nebrija, con varias elegías al Príncipe y a su hermana Isabel, en latín y 

CONSTANTINO LESCARIS, sabio que a la pérdida de Constantinopla se refugia en Italia y compone al Príncipe un epitafio en griego, que hoy puede admirarse en la biblioteca madrileña de don Juan Iriarte.



Calavera con la célebre rana.
Fotografía de Wikipedia

    

En la célebre fachada de la Universidad salmantina existe una gran pilastra en el lado derecho y en la terminación del primer campo luce un capitel con la labra de tres calaveras. La de la izquierda porta la célebre “rana” tan buscada por los turistas. El profesor Benjamín García Hernández habla de la leyenda de que las tres calaveras existentes hacen referencia a los 3 hijos de los Reyes Católicos (Isabel, Juan y María) que fallecieron durante el tiempo que duraron las obras. El vulgo bautizó a la calavera que porta la rana como “Juanita” (en honor al Príncipe) y a la rana como “Parrita”, por el doctor de la Parra, que le atendió en sus últimos momentos. 

Con motivo del quinto centenario del fallecimiento del Príncipe, Salamanca quiso rendirle tributo de recuerdo y admiración, encargando al laureado escultor Agustín Casillas la confección de un monumento. 



Bibliografía.


Batallas y quincuagenas, Gonzalo Fernández de Oviedo.

Catastro de Ensenada.

La Reina del Tormes, Fernando Araujo.

Compendio histórico de la ciudad de Salamanca, Bernardo Dorado.

Historia de Salamanca, Manuel Villar y Macías.

Historia de España, Marqués de Lozoya.

Mundo gráfico, José Sánchez Rojas.

El desafío de la rana en Salamanca, Benjamín García Hernández.

Periódicos, El Adelanto y La Gaceta.