El "Error" de Juan Barco


Por César Hernández R.
                       11/10/2020 Rev. 00






D. Juan Barco en una imagen publicada
en Una vuelta por Salamanca de Modesto Pérez.

    
La lectura del artículo La "Otra" Historia de Salamanca de Villar y Macías publicado en estas mismas páginas por D. José María Hernández Pérez, amigo y maestro, me hizo reflexionar sobre la figura de Juan Barco: el antagonista de D. Manuel Villar y Macías, el “villano” que causó con sus acusaciones el suicidio del cronista.

Al menos, esta “idea”, que el sentido común nos hace saber que no es estrictamente correcta, parece flotar en el pensamiento colectivo de los que amamos a esta ciudad y su historia. 

Juan Barco cometió el error de publicar aquel “Libertad de Servicio” que inició la contienda. Cometió el error de utilizar su todavía joven "lengua viperina de periodista agresivo" contra un hombre débil y enfermo. Una “acometida literaria” que en palabras del Padre Cámara dejó a Villar y Macías temiendo por su salud y su cabeza. Y aún con la razón, Barco se equivocó en la forma y su error le costó el olvido o, lo que tal vez es peor, fomentó su recuerdo como un infame.

Basta una rápida búsqueda por la historiografía salmantina para darse cuenta de la ausencia de trabajos sobre Barco, solo algunas menciones y la mayor parte de ellas relacionadas con la desdichada muerte de D. Manuel Villar y Macías.

Los cronistas le olvidaron. La ciudad le olvidó, no hay ni una pequeña calle con el nombre de este ilustre periodista y escritor salmantino[1] Una calle sin nombre en la zona de Rodríguez San Pedro (Actual Avda. Comuneros) se propuso en febrero de 1936 para llevar el nombre de Juan Barco pero no se llevó a efecto.. Todos le olvidamos. 

Pero Juan Barco alcanzó el éxito en vida. Tuvo éxito como periodista, alcanzando las más altas cotas a las que podía aspirar un periodista de su época. Tuvo éxito como escritor, y su prosa limpia y perfecta le puso a la altura de otros escritores castellanos como Macías Picavea, Gabriel y Galán o Luis Maldonado. Su “literatura periodística campera” fue admirada por Unamuno y otros eminentes pensadores y reconocida en vida del escritor. Tuvo, al fin, éxito en la política siendo gobernador de dos provincias españolas.

Pero la muerte le arrebató su prestigio y le entregó al olvido.

Aunque solo sean unas breves notas a falta de un profundo estudio que quedará por hacer, las siguientes líneas recogen los datos bibliográficos que he logrado reunir, con la inestimable ayuda de D. José María Hernández Pérez, sobre la vida de este hombre, sin duda de los más capaces que ha dado Salamanca. 

Que cada uno juzgue a su gusto.



Juan Barco Cosme

A Juan Barco la literatura y el periodismo le venían de familia, no en vano su abuelo, también de nombre Juan Barco, regentaba a finales del siglo XVIII una librería en la Plaza Mayor. En ella se vendía, entre otras cosas, el Semanario erudito y Curioso de Salamanca (1793-1798), la primera publicación periódica salmantina.

El padrón de 1804 le sitúa en la acera de Petrineros, en la tercera casa desde el mesón de los Toros. En ese año, D. Juan, natural de Ontoba (Cuenca), tenía 46 años y llevaba 30 años en la casa. Vivían con él su mujer, un sobrino y dos criados.

Aunque estos datos en nada hacían presagiar que D. Juan pudiera tener descendencia, es su nieto, D. Ramón Barco, quien así lo confirma en un artículo publicado en El Adelanto del 12 de febrero de 1919 titulado Algo de mi origen[2] Para los cálculos aproximados hemos tomado el dato de la aparición del cólera morbo asiático en Salamanca del trabajo Epidemia de cólera morbo asiático ocurrida en Salamanca en 1885-1886 de José López Alonso en él se afirma "no se ha padecido Hasta 1834 dándose el primer caso entre 15 y el 20 de agosto". Se deduce del mismo que la esposa del mercader de libros, María López, dio a luz un varón hacia 1820. En 1822, D. Juan Barco ya había trasladado su librería a la calle de la Rúa número 9, siendo aquí donde se hacen las suscripciones de El Correo Político y Literario, del Semanario Cristiano y del Noticioso del Comercio.

Murió D. Juan hacia 1832, quedando el niño, llamado Andrés, huérfano de padre a los 11 años y dejando a la familia mal parada económicamente porque el librero a pesar de que fué algo personaje en esa ciudad de los llamados en aquel tiempo "pelucones de San Martín”[3]Pelucón significado desde 1780 "aumentativo de peluca, llaman comúnmente así al que la trae con fantasía y ostentación" y dueño de una librería, nada menos que en la plaza Mayor, es lo cierto que al fallecer, ya en edad muy avanzada, no debió dejar otra cosa que pliegos de aleluyas de "don Pirlimplín”[4]Las "aleluyas" fueron muy populares en la España del siglo XVIII y XIX, hay quien las considera precursoras de los comics. Eran pliegos de papel de diversas medidas, aunque especialmente de 420 mm x 305 mm, con 48 viñetas cuadradas, 8 filas por 6 viñetas cada una. Dibujos y textos se combinan en ellas para una fácil lectura. Los temas que trataban eran variados. La historia de D. Pirlimplín, o Perlimplím, fue una de las aleluyas más populares y relata la vida de un "calavera". y algún que otro libraco que, mal vendidos, darían solamente para los gastos del sepelio.
    
Semanario Erudito y Curioso
de Salamanca


La epidemia de cólera morbo asiático, llegada a la ciudad en 1834, acabó con la vida de su madre, quedando el niño en manos de la providencia en el colegio de huérfanos de Carvajal donde, contagiado de la misma infección, libró milagrosamente la vida, permitiéndonos continuar esta historia. Es muy posible que este niño no fuera hijo único pues, aunque no lo hemos podido confirmar, es factible que D Manuel Barco López, redactor del Adelante y Bibliotecario, autor junto a D. Ramón Girón en 1863 de la revisión de la historia de Bernardo Dorado, fuese su hermano.

Poco sabemos del padre de Juan Barco, se llamaba Andrés Barco López fue platero y relojero que tuvo tienda en la calle Toro. Tuvo su domicilio en la calle Bermejeros donde nacieron sus hijos Juan y Ramón. El negocio no marchaba bien y D. Andrés tuvo que tomar un empleo como ujier en la Diputación Provincial. En 1880, la familia refundó el negocio como una nueva relojería, esta vez a nombre del hijo menor Juan Barco en la plaza del Corrillo número 11. Pero el negocio no prosperó y la ruina fue inevitable.

El propio Juan Barco escribirá su venida a menos y la anécdota de que pretendiendo trasladar relojes y joyas al amparo de la noche para evitar habladurías, al llegar a la Plaza del Liceo al tiempo que los espectadores salían del teatro los relojes comenzaron a señalar las 12, logrando llamar su atención y descubriendo el manejo.

La salud de Andrés Barco debió quedar resquebrajada ya que la Diputación le hizo en 1883 una concesión de 250 pesetas para restablecer su salud en los baños de Urberuaga de Ubilla en Vizcaya, actualmente abandonados. 

Falleció el día 27 de noviembre de 1890, a las cuatro de la mañana.

Ramón Barco nació en 1854, deducido del hecho de que murió en Tarragona en abril de 1930 a los 76 años de edad, mientras que Juan Barco vino al mundo en 1858. Desconocemos el nombre de su madre, solo su apellido Cosme.

Ambos hermanos, Ramón y Juan, asistieron a la escuela de la Parra regentada por el maestro D. Francisco Torres que estaba "situada entre la calle de aquel nombre y la de Bermejeros"[5]Resulta, cuanto menos, curiosa esta localización porque la máxima cercanía entre estas calles rondará los 200 metros, con una plaza y varias calles entre medias. tal como cuenta D. Luis Maldonado compañero de escuela y amigo de por vida.

Maldonado describe al niño Juan Barco como un joven rubio de tranquilo ademán, grave y sereno (casi como un viejo). Y a Ramón, mayor que Juan, como un muchacho también rubio con graciosa melena y ojos azules.

Continúa: “Los dos Barcos eran prez y orgullo de la escuela de la Parra. Ramón, el mayor, nervioso, vivo, inquieto y burlón, tenía una memoria prodigiosa y un gran entendimiento; a los ocho años recitaba a maravilla la antología poética que usábamos en la escuela y largas tiradas de versos y dramas. Juan, como digo antes, era la personificación de la paz y del reposo; su inteligencia era diáfana y transparente como un fanal, sus maneras solemnes, su voz de una dulce sonoridad y tan suavemente modulada, que llegaba al alma, dando, a la vez que una impresión cordial, una sensación de amable superhombría.”

Ramón y Juan asistieron también a la Escuela de Bellas Artes de San Eloy donde recibieron formación musical, pero mientras Ramón continuó sus estudios hasta licenciarse en Derecho, el joven Juan no lo hizo, desconocemos la razón de no continuar pero creemos más probable que se tratase de una decisión personal antes que económica debido a que la familia no pudiese sufragar más que la educación del hermano mayor.

Juan no creía que su futuro se encontrase entre barriletes, escapes, pinzones o pinzas, junto a su padre en la relojería. Deseaba escribir y ya había dado a conocer algunas de sus poesías, incluso había llegado a leerlas en la fiesta celebrada en honor de D. Tomás Bretón en abril de 1880, con quien en el futuro guardaría una buena amistad.



El periodista

En 1885 consigue el puesto de redactor del periódico La Voz de Galicia que había sido fundado en 1882 por D. Juan Fernández Latorre como un periódico republicano, progresista y librepensador.

Fue encargado de la sección De Sol a Sol que trataba de cosas y hombres del mar. Al tiempo colabora con otros periódicos y revistas como El Eco de Galicia, revista semanal de ciencias, arte y literatura; El Progreso, periódico político bisemanal de Salamanca, o La Revista Mercantil e Industrial de Salamanca.

Algunos de sus artículos son muy agresivos, llegando a sufrir una demanda por injurias al Sr. Gobernador de La Coruña, D. Teodoro Baró, de la que finalmente fue absuelto o a recibir las protestas de los comerciantes salmantinos del que dicen parece “gozarse con que se deprima a aquellos con cuyo favor a vivído…”.

En abril de 1886 se le encarga la dirección de La Voz de Galicia tras el cese de D. Juan Fernández Latorre.

En busca de proyección, deja la dirección de La Voz de Galicia en 1887 y se instala en Madrid. Allí continuará como corresponsal del propio periódico gallego. 

        

Portada de La voz de Galicia
en Wikipedia


Poco trasciende en la prensa de su vida personal, se había casado con Dª Bárbara García Pascual, probablemente en Salamanca. El único hijo del matrimonio, un varón, falleció con apenas 5 años de edad en 1887.

Como resultado de la publicación en La Voz… de un artículo titulado Protestamos, considerado injurioso por los ministros de la Corona, es condenado por la Sala de lo Criminal de la Audiencia de La Coruña a una pena de cuatro meses y medio de arresto mayor, accesorias y costas. Cumplió condena en la cárcel Modelo de Madrid, pero no llegó a completarla puesto que fue indultado. 

Para entonces ya era redactor del diario madrileño La Iberia, también de carácter liberal. 

No todos los artículos de Juan Barco en este período tienen carácter político, muchos de ellos fueron literarios e históricos, algo que proseguirá en los primeros años de su carrera. 

Estaba a punto de alcanzar el reconocimiento en su profesión. En El Fomento del día 28 de julio de 1888, D. escribe: 

....un presentimiento quizá ó los azares de la suerte, le hicieron salir de Salamanca, primero á la Coruña, después á Madrid, y como fecunda mariposa que abandona el capullo, apareció periodista, periodista de talento, de ingenio, de raza, de pura sangre. Faltábale solo poner á prueba su ingenio para desarrollar sus condiciones, y lo hizo con tal fortuna que hoy es un repórter de los de primera fila, señala con rapidez la dificultad de las cuestiones y, por desconocidas que les sean, las domina, da forma y presenta con fases nuevas y aspectos de verdadera originalidad. Acostumbrado á engranar mecanismos casi microscópicos, penetra en los secretos de la política con la misma agudeza, y los relaciona de modo admirable. Y estudia y se perfecciona y trabaja con tal fortuna, que en breve se colocará en primera línea entre los periodistas de más justa reputación y renombre.


 

Campos de Castilla



Los Lunes del Imparcial. www.memoriademadrid.es
    

Juan Barco es ya un distinguido periodista y un correcto escritor. Sus artículos se publican en un buen número de periódicos y revistas, entre ellos El Adelanto con el que siempre mantendrá buenas relaciones. Su artículo “Campos de Castilla” publicado en los Lunes de El Imparcial y reproducido posteriormente en otros medios fue el primero de una serie de artículos que convertirán a Barco en un brillante escritor. En noviembre de 1901 se anunció en preparación la colección de estos artículos que agrupados se llamarían “Campos de Castilla”; no nos consta, sin embargo, la publicación de los mismos.

Tras abandonar la redacción de La Iberia, regresó temporalmente a Salamanca. Se encargará en agosto de 1890 de una nueva sección de El Adelanto titulada Dominicales donde se tratarán asuntos de interés local y provincial, sin renunciar a los de carácter general. Muestra interés por participar en la vida política local, colaborando en algunas actividades municipales.

Pero pronto se embarcará en un nuevo proyecto, el periódico madrileño de tinte conservador La Libertad, cuyo primer número se imprimió el 15 de agosto de 1890. El periódico tendría una vida breve pues desapareció en diciembre de 1892, tras 874 números.

En abril de 1890, fue elegido por una junta de periodistas para la redacción de las bases para la fundación de un montepío de la prensa. La idea provenía del propio Juan Barco quién acababa de comprobar cómo su esposa había recibido del Montepío de la Guardia Civil una importante cantidad de dinero correspondiente a su padre, jefe del cuerpo, que había fallecido poco tiempo atrás.

La idea de que las familias de los periodistas, al morir estos recibiesen una cierta cantidad para aliviar lutos y miserias, no fructificó. Pero Juan Barco, que había ido modificando su postura política desde ideas librepensadoras hasta un conservadurismo reformista cercano al silvelismo, comenzaba a manifestar sus ideas asociacionistas que acabará plasmando en su artículo "El Problema Obrero" de 1901, con el que pretendía mejorar el estado de la clase trabajadora aplicando ideas próximas a un sindicalismo vertical y localista.

El nº 1424 de El Adelanto de 8 junio de 1891 publicó el artículo de D. Juan Barco Libertad de Servicio que generó una polémica con D. Manuel Villar y Macías respecto al año de fundación del colegio del Arzobispo. La polémica quedó concluida el día 20 de junio con la razón del lado del Sr. Barco. El posterior suicidio del señor Villar y Macías, el 26 de junio de 1891, oscureció la acción de D. Juan Barco que, aunque pudiera ser éticamente reprobable, nunca debería creerse causa de la nefasta decisión de D. Manuel. (Para seguir con detalle esta polémica, crucial a nuestro entender en la vida de Barco, ver el artículo La “Otra” historia de Salamanca de Villar y Macías de D. José María Hernández Pérez).



El escritor




Secretaria Particular, sainete de Juan Barco


    

El día 3 de diciembre de 1891, el teatro Español de Madrid estrenó el sainete Secretaria Particular obra que nuestro protagonista dedicó a su hermano Ramón: “Cuanto soy, cuanto valgo; cuanto valga y sea, a tí solo te lo debo. A tí te dedica su primer sainete, tu hermano”. La obra se estrenó con buen éxito y no tardó en ser representada en Salamanca. Fue en el teatro Liceo el 15 de mayo de 1892, escenificada para un acto benéfico por varios jóvenes de la localidad, junto a la comedia de D. Miguel Echegaray titulada Inocencia. Al decir de la prensa, la obra del salmantino alcanzó un notable éxito.

Su versatilidad como escritor es enorme, pasa con gran facilidad de temas políticos, económicos y sociales a temas históricos y literarios. Prueba de ello es el artículo que remite, en diciembre de 1891, al gastrónomo D. Ángel Muro sobre la elaboración del farinato, que este incluyó en el Almanaque de Conferencias Culinarias de 1892.

Escribe artículos para diversas revistas ilustradas como España y América o la Ilustración Española y Americana, sus artículos aparecen en multitud de periódicos provinciales y de la capital. 

En 1893 trabaja como redactor de El Heraldo de Madrid y comienza a colaborar con la revista de economía y finanzas La Estafeta. La revista había sido fundada en 1893 por el abogado D. Rogelio de Madariaga y Castro, muy ligada a su bufete de asuntos mercantiles y contencioso-administrativos con sede en Madrid y París, donde estaba el mercado secundario más importante de títulos del Estado y de las principales empresas españolas. En su primera década se llamó solamente La Estafeta para pasar a denominarse España Económica y Financiera y subtitularse La Estafeta

Toma la corresponsalía en Madrid del periódico El Diluvio de Barcelona. En marzo de 1895 por algunos de sus artículos en este periodico, firmados con el seudónimo de Nicéforo, volvió a tener problemas con la justicia siendo procesado por el tribunal militar de Barcelona. Vuelve a ser un momento difícil en la vida de Barco que agudiza la muerte de su madre.



El funcionario

A pesar de todos estos trabajos y colaboraciones, la crítica situación económica española no le permite vivir de su profesión con la holgura debida y al igual que le sucedió a su hermano Ramón que se vio obligado, al no poder sobrevivir con la abogacía, a trabajar como funcionario de Hacienda, en junio de 1896 es nombrado Vocal del Consejo de Aduanas y Aranceles por el ministerio del mismo ramo.

Entre las amistades que Juan Barco más frecuentaba en Madrid estaba el periodista y dramaturgo D. José Feliú y Codina.  Su relación era íntima, no en vano Bárbara García, esposa de Juan Barco había sido madrina de boda de Feliú y Codina. El autor del libreto de la ópera La Dolores de D. Tomás Bretón, especializado en dramas rurales, tuvo la intención de escribir uno ambientado en la provincia de Salamanca , de nuevo en colaboración con el maestro Bretón y cuyo libreto habría de titularse La Salamanquina, para unos, o La Roya, para otros. El día 16 de abril de 1887, el Sr. Feliú y Codina llegó en compañía de Juan Barco a Salamanca con la intención de conocer costumbres y tipos salmantinos para su nuevo trabajo. Ambos recorrieron algunos lugares de la provincia como las alquerías de Contino y Terrubias y en algunos días regresaron en tren a Madrid. En el viaje  el Sr Feliú y Codina sintió los primeros síntomas de una angina de pecho.

Sus familias acostumbraban a compartir los domingos. El domingo 1 de mayo, tras la cena y estando en compañía de su esposa, de D. Juan Barco y la esposa de este, el Sr. Feliú y Codina se sintió indispuesto y cayó al suelo. Atendido por los presentes y avisado el médico de la familia, determinó una angina de pecho de la que falleció en la madrugada del día 2. El proyecto del drama salmantino quedó inconcluso. 

En febrero de 1898 circulaban rumores en la prensa de que Barco comenzaría a publicar en Salamanca un periódico silvelista. Barco, como advertimos, se había acercado a las ideas políticas de D. Francisco Silvela, un conservador disconforme que no compartía el sistema del turnismo político y el fraude político imperante.
    
D. José Feliú y Codina en Ars: ilustración artística y literaria. Nº7 julio 1912


En efecto, el 15 de abril de 1898 salió a la calle el primer número del Noticiero Salmantino. El periódico, dirigido por Barco, entró con fuerza en el mercado periodístico salmantino con una tirada de 2000 ejemplares que pronto mediará en los 3300. Primó, sobre todo, la calidad de la información y logró hacerse con firmas de calidad como las de Miguel de Unamuno, Joaquín de Vargas, Eulalia de Lians, Enrique Samaniego,.. 


Noticiero Salmantino del 10 de abril de 1898, Año I Número 25


Muy pronto, el 8 de septiembre de 1898 desaparece de la cabecera del Noticiero Salmantino la mención a Juan Barco como director-gerente del diario. Se confirman así los nuevos rumores que venían circulando por la ciudad de que Juan Barco había dejado el periódico.



En París…

Juan Barco partió de nuevo de Salamanca para ser, a partir de entonces, corresponsal en París de la revista España Económica y Financiera (La Estafeta) y dirigir la edición francesa de dicha revista L'Espagne Economique et Financiére

El 10 de diciembre de 1898, Barco vivió en París la firma del tratado de paz entre España y EE. UU. por el que España reconocía la independencia de Cuba y cedía las posesiones de Puerto Rico, Filipinas, y la isla de Guam a Estados Unidos. El “Desastre del 98” se había consumado y la crisis social y económica llegaba a su apogeo. Una sensación de derrota y humillación se extendió por todo el país. 

El humor negro y la ironía reinaban frecuentemente en la prensa española. D. José Estrañi y Grau, periodista y escritor satírico español, escribía en sus comentarios llamados "pacotillas" :


Decía yo días pasados que en España no hay ya monedas antiguas ni modernas de ninguna clase y añadía: 

Aunque me lo aseguren, no lo creo.

¡Al menos, si las hay yo no las veo!


Y en La Opinión, de Valladolid, el ingenioso Juan Barco, que es el único Barco útil que nos queda en España, dice: 

«(Ni yo, querido Pepe,

ni yo tampoco;

aunque por ver alguna

me vuelvo loco.

He perdido el recuerdo

completamente.

¿Cómo eran las pesetas.

antiguamente? )»

Hombre, á mí me han dicho que redondas y blancas. ¡Pero vaya usté á saber...! 


Barco siguió colaborando con el Noticiero Salmantino en el que llevará la sección "crónica de París" donde informará de la actualidad de París durante la exposición Universal de 1900, y también con El Adelanto fundamentalmente en la sección llamada Plana Literaria que dirigía su hermano Ramón y en la que, además de los hermanos Barco, colaboraron personalidades como Juan Domínguez Berrueta, Hipólito y Cándido R. Pinilla, Unamuno, Francisco Fernández Villegas (Zeda), Luis Maldonado, José González Castro (Crotontilo), Mariano Núñez Alegría, Luis Pérez Allú, Luis Romano, Arturo Pérez Martin, Baldomero Galán, Antonio García Maceira, Filiberto Villalobos, etc. 


El día 11 de octubre de 1901 y sucesivos, se publicó en El Adelanto el artículo El Problema Obrero que había sido presentado por Juan Barco a los Juegos Florales organizados por el Ayuntamiento para las Ferias y Fiestas de 1901 y que obtuvo el "primer accesit" del lema 13 . Posteriormente fue editado en folleto y puesto a la venta en librerías. 

A tal publicación hizo D. Miguel de Unamuno una crónica-crítica en la Plana Literaria de El Adelanto del 11 de noviembre de 1901  en la que además de expresar su discrepancia con las ideas de Juan Barco dejó claro su amistad y admiración por él: 

CRÓNICA 

El director de esta Plana se empeña en que le haga la Crónica de esta semana, y ¿qué le hemos de hacer? Aún no he adquirido la bastante dureza de corazón para negarme á tales requerimientos. 

Pero ¿crónicas á mí? Si no tengo nada de cronista, y de chroniqueur menos... Además, yo no sé si dado mi carácter un género así, vamos a decir, ligero, me pinta bien, quiero decir, si en mí viste bien. Pero es el caso que acostumbro vestirme por dentro, por muy dentro, de modo que no se vea á primeras el traje solemne y de respeto que llevo en el alma y aun en ésta debajo de un terno ligerito y suelto. 

Además, ¿crónica en Salamanca? Crónica deriva de crónos, tiempo — no se olvide que soy profesor de griego— aunque algunos le dan otra etimología para que haya la tan amena diversidad de opiniones, y en Salamanca, afortunadamente, no suele pasar nada. Como que por no pasar nada, queda todo. Y para que no se me diga que esta crónica ó lo que saliere se va á parecer al soneto aquel que mandó hacer Violante á Lope de Vega, hablaré... pues del folletito de Juan Barco.


    
Al cual Juan Barco, nuestro buen amigo, le han publicado su trabajo "El problema obrero.— Medios de mejorar el estado actual de esta clase" trabajo premiado con el primer accésit del lema 13 en los Juegos Florales de esta ciudad. Aquí podría darme yo pisto indicando todos aquellos puntos en que difiero del parecer de mi amigo Barco, pero ¿eso qué importa? Es conveniente para nosotros mismos, para nuestra amistad, y no sé si para la marcha de la civilización, que Juan Barco y yo difiramos en algo. ¿Qué importa que yo crea en la "universalización" del problema obrero y él no crea en ella? Hay una cosa en que sí concordamos y es en creer perniciosa la tan decantada sobriedad española y en lo necesario de crear necesidades si no hemos de quedarnos á la cola de otros pueblos. 
El curiosísimo cuadro de la página 21 es exacto pero hay que tener en cuenta que en España se come poca carne y se toma poca leche. Con pan y catecismo nos basta y sobra. Cierto es, como dice en la página 23, que la mano de obra resulta en Inglaterra más barata que en España, siendo el jornal mayor, mas esto no se debe tanto á la mayor habilidad del obrero — que existe— cuanto al mayor empleo de maquinaria. Y se emplea más maquinaria, porque los brazos son más caros, y los brazos son más caros, porque el hombre tiene más necesidades. Y créame el amigo Barco, uno de los medios de excitar esas mayores necesidades, es que se dediquen á "lecturas insanas y quizás subversivas" y que se asocien, aunque sea en exóticas federaciones, que eso de los gremios "encajados en moldes castizos,, me huele un poco á... ¡Vamos, amigo Barco, no tan castizo! Y, por Dios, deje usted en paz á Moratín á ver si le olvidan todos, que es lo que se merece. 

Total, que es un folletito que me sugiere algo, aunque sea en discrepancia de su contenido, y esto vale más que leer algo y decirse: "sí, sí, es verdad; ¡pero cuánto sabe y qué razón tiene este señor. ..!, y olvidarlo luego. Está, además, muy bien escrito. 

Lo mejor del folletito está al final, en la cubierta, donde dice: 

En preparación:

CAMPOS DE CASTILLA

Colección de artículos

¡Estos campos sí que son hermosos y sentidos y hondos! Pero ¿cómo á Juan Barco, escribiendo esos Campos, podrá gustarle Moratín? Porque este dignísimo limador de vulgaridades, monstruo de discreción sin aditamentos, era, á mayor abundamiento, irremediablemente urbano. Que no me hablen, por Dios, de este Jenofonte español del siglo XVIII. Del otro, del Moratín griego del siglo V antes de nuestra era, dicen que le llamaban la abeja ática. Sí por el zumbido. Llamémosle, pues, á nuestro Jenofonte el abejorro afrancesado. 


Miguel de Unamuno. 

En París, Barco ejerció también como corresponsal del periódico liberal Diario Universal , fundado en Madrid por el conde de Romanones en 1903. Colaboró con algunas publicaciones francesas y realizó críticas de obras españolas publicadas en Francia además de traducciones. A esta tarea se dedicó fundamentalmente su sobrina Ángela Barco Hernández, hija de Ramón Barco, que convivió con él y su esposa en París. Ángela era una literata en ciernes que ya había publicado, entre 1901 y 1902, un buen número de artículos literarios en la Plana Literaria de El Adelanto que dirigía su padre, con el seudónimo de Pedro del Valle.

En 1904, Juan Barco decide terminar su aventura parisina. Se instala en Madrid donde dirigirá la sección financiera del Diario Universal. Pero apenas tres meses después regresa a París. Vuelve a ocupar su antiguo puesto como director de L'Espagne Economique et Financiére y corresponsal de la edición española de Madrid: España Económica y Financiera (La Estafeta).

Desconocemos la razón de este repentino cambio, cabe la posibilidad de que la naturaleza liberal del periódico para el que trabajaba perjudicara su relación con el mismo, aunque una vez en París continuó su corresponsalía con el Diario Universal. 

Permaneció en París hasta, al menos, mediados de 1907. 



El regreso

A pesar de la distancia, Juan Barco nunca perdió su amor y vinculación con Salamanca a la que volvió siempre que pudo. Pero anhelaba su modernización y recuperación. La deplorable situación social y económica española tras el 98 y el contacto de otras realidades le llevó a plantear un regeneracionismo económico basado en la imitación de los países más desarrollado. 

Cataluña lo hacía, el resto de España no. Para Barco esto era un lastre y la causa del Problema Catalán. Barco admiraba esa actitud catalana y creía, ingenuamente, que el problema se solucionaría mediante la concordia, cediendo Cataluña esas ganas de crecer, de enriquecerse, de trabajar,.. tomando los catalanes de los castellanos cierta flexibilidad y cortesanía.

En Madrid, Barco inició, como redactor jefe, un nuevo proyecto. Se trataba del diario Las Novedades de carácter independiente y dirigido por el también salmantino D. Domingo Blanco que ya dirigía en la capital el semanario Los Sucesos. Su primer número fue publicado el 1 de abril de 1908, marcando el formato del diario: seis páginas, multitud de grabados, dos folletines diarios y una variada y completa información.

Sin embargo, tras tres meses de publicación, de forma inesperada, y ante el regocijo de unos y de otros, el diario desapareció, dejando alguna querella pendiente a sus regidores.


Portada de la revista España Futura
quincena 15-31 de marzo de 1909

    
Ernesto López por Manuel Tovar
El Cuento Semanal, 13/09/1907 nº 37.
Cómo murió Arriaga, novela

No tardó mucho en comenzar un nuevo trabajo editorial junto a D. Ernesto López Fernández, escritor y periodista que utilizaba el seudónimo de Claudio Frollo[6]Claude Frollo es un personaje de ficción en la novela Nuestra Señora de París de Victor Hugo. Frollo es el archidiácono de la catedral de Notre Dame de París, el "malo" de la novela, se trató de la revista quincenal de carácter independiente España Futura. El primer número de la revista correspondió con los días 15 a 31 de marzo de 1909.

En esta revista, en su 5º número, Juan Barco escribió un artículo en el que sugirió y justificó, a su forma, la necesidad de crear mancomunidades de provincias para revivir las regiones muertas como la vieja Castilla. Propuso la creación de la mancomunidad del Oeste (Cáceres, Salamanca y Zamora) para sacar el mayor partido económico de las facilidades que concedía el proyecto de Administración Local entonces puesto en marcha. La propuesta fue ampliamente debatida en la prensa salmantina y en general rechazada la idea por puramente economicista.

Durante este tiempo sus artículos aparecen esporádicamente en El Adelanto y en algún otro periódico local, pero hace tiempo que la prensa salmantina no hace reconocimiento generalizado del mérito del trabajo del periodista, antes al contrario se critica su pragmatismo económico y se le acusa de estar influido por las corrientes exteriores en su pensamiento. En estos años ha forjado contrarios de todos los pensamientos y credos, y ¡Hace ya tiempo de aquellos bellos y vigorosos artículos de temas castellanos! 

Sin embargo, el periodista D. Modesto Pérez en su trabajo Una Vuelta por Salamanca publicado en Madrid en 1909, ofrece un cariñoso elogio al que fuera su maestro en el Noticiero Salmantino. Al elogio se adhiere Ramón Barco en un tono más que despectivo hacia quien no lo comparte. Ramón y Juan mantuvieron, a pesar de las distancias, su relación fraterna siempre viva, manteniendo comunicación y viéndose todo lo a menudo que les permitió sus trabajos.

Barco encontrará, por fin, la estabilidad en Barcelona, donde es nombrado en octubre de 1909 director del diario Las Noticias. Había sido fundado por Rafael Roldós Viñolas en 1896 y llegó a ser referencia en Barcelona durante las dos primeras décadas del siglo XX, sólo superado por La Vanguardia, periódico ideológicamente liberal. Aunque siguió colaborando con la revista España Futura, su producción escrita se resiente dedicado fundamentalmente a labores de dirección.
    


La política

La admiración que por él sentía D. Eduardo Dato, en aquel momento presidente del Consejo de Ministros, y la afiliación silvelista de ambos, llevó a Juan Barco a la política. 

Puente de Amposta en la década de 1920 (loboquirce.blogspot.com)
    
Las ideas conservadoras de Barco cercanas al silvelismo, que preconizaba acabar con el sistema de turno político sostenido por el caciquismo y el fraude electoral, hicieron presumiblemente apetecible el sueño de la política. Al finalizar el año 1913, Barco se presentó como candidato independiente a Diputado en el distrito de Roquetas de Tarragona. Le animó el apoyo del gobierno representado por el Sr. Sánchez Guerra, ministro de la Gobernación, y del Sr. Dato, presidente del Consejo de Ministros, y el reto de enfrentarse a un cacique liberal como D. Manuel Kindelán y de la Torre en su propio territorio.

La estrategia, que pretendía hacerle ganar el favor popular al convertirle en la figura responsable de poner fin al expediente y adjudicación de las obras de construcción del puente sobre el Ebro en Amposta, un proyecto bloqueado durante siete años y muy deseado por las gentes de la zona, resultó nefasta, pues aunque Barco resultó elegido en primera instancia, la maquinaria política de Kindelan logró que el Tribunal Supremo anulase el acta por considerar como coacción al electorado el asunto del puente, detrás de ello también pululó la sospecha de pucherazo

El Quisicosero[7]En aquel momento ejercía de Quisicosero D. Mariano Nuñez Alegría aborda el tema en El Adelanto:

La prensa de Madrid se muestra unánime en declarar que la nulidad del acta de diputado á Cortes por Roquetas, en el que el candidato don Juan Barco aparece triunfante por más de mil votos sobre su contrario, es un verdadero caso de sacrificio para el brillante periodista. 

Y aunque la prensa lo calla,

bueno es que hagamos constar

que el que perdió la batalla

aunque la debió ganar,

es (si será negro el sino

que nos persigue funesto),

un ilustre salmantino.

¿Salmantino? Pues al cesto.


Los miembros del Gobierno no defendieron con firmeza el caso y en la comisión del Congreso sobre el asunto, 132 diputados confirmaron la sentencia del Tribunal Supremo frente a 11 en contra.

Las nuevas elecciones convocadas unas semanas después, dieron el triunfo a Manuel Kindelán. 


La vida continúa

A pesar de este suceso, Juan Barco y su esposa hicieron muy buenas relaciones en la zona de Amposta donde tuvieron muchas simpatías. Barco continuó con su apoyo hasta la finalización de las obras del puente. En la fiesta de colocación de la primera piedra del puente, el 21 de agosto de 1915, pronunció unas palabras que fueron vitoreadas por el pueblo como muestra de cariño.

El 12 de marzo de 1917 se produjo el fallecimiento en Barcelona de su esposa Bárbara Garcia Pascual. El entierro tiene lugar en Barcelona, deja a Barco solo y sin hijos. 

Su vida continúa dedicada a la dirección del diario Las Noticias y en la gestión del viejo sueño del asociacionismo de la prensa, participando en la Asociación de Prensa de Barcelona de la que fue presidente y más tarde en la Federación de Asociaciones de Prensa de España creada en 1922, en la que participó en su comité directivo. Para entonces Juan Barco había contraído de nuevo matrimonio con Margarita Marró. La Sr. Marró era una aristócrata que quedó muy joven viuda del coronel Contreras, con casa solariega en la Villa de Tricio cercana a Nájera y con, al menos, dos hijas Hipólita y Margarita Contreras. La hija Margarita, que debió establecerse con Barco y su madre, aparece apellidada en la prensa con el apellido Barco, no sabemos si por cortesía o porque legalmente la adoptó.

Los intentos por solventar la situación económico-social española desde el Desastre del 98, se contaron por fracasos. Fracasó el intento regeneracionista de Silvela, la reforma conservadora de Maura y también fracasó el intento del liberal Canalejas. Los viejos partidos se resquebrajaban, mientras que tomaban pujanza los partidos republicanos y las organizaciones obreras. 

D. Juan Barco. La Esfera
1 de mayo de 1917
    
El 13 de septiembre de 1923 se produjo el golpe militar de D. Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, fue el principio de una dictadura militar cuya finalidad era, entre otras cosas, el restablecimiento de la “paz social” y regenerar la vida pública poniendo fin al caciquismo y las oligarquías de los políticos de turno.

¡Al fin la vieja aspiración de Barco! 

Y no dudó en adherirse al nuevo régimen.

Escribió un artículo en Las Noticias elogiando al Rey y al Directorio, cosa que no debió gustar mucho al propietario del periódico Sr. Godó. Estas diferencias de criterio le hicieron abandonar la dirección del periódico.

Y el régimen convirtió a D. Juan Barco Cosme en gobernador de Teruel sustituyendo al coronel Martínez Guardiola. Publicándose el nombramiento el 23 de junio de 1924.

Las Noticias sufrió durante la Dictadura de Primo de Rivera alguna suspensión editorial, y llegar la II República giró su afinidad hacia los partidos republicanos de izquierdas. 

Como gobernador de Teruel actuó apenas una año, continuó la campaña depuradora y moralizadora del régimen de su predecesor, informando sobre nuevas realidades políticas como el nuevo Estatuto Municipal o realizando la puesta en marcha del partido Unión Patriótica, el partido creado por D. Miguel Primo de Rivera con la misión de sustituir a todos los demás partidos políticos considerados corruptos. Se dejó notar sobre todo en materia cultural apoyando el homenaje al pueblo de Jarque del Val, como el pueblo donde no había analfabetismo o creando la Biblioteca Popular Alfonso XIII en Teruel.

El 15 de julio de 1925, Barco es nombrado gobernador de Castellón, sustituyendo a don Pedro de Castro. Toma posesión el día 20 de julio e inicia, como ya lo había hecho en Teruel, una actividad abrumadora en pro del gobierno central y el joven régimen. Soporta una gran cantidad de tareas, juntas, recepciones, banquetes,... Recibe diariamente a los periodistas a los que trata exquisitamente y escribe el mismo circulares para la prensa con temas relacionados con su gobierno. Buscó los mayores beneficios para su provincia, lo que motivó que, como agradecimiento a sus gestiones, tuviera un buen número de calles dedicadas con su nombre en distintas poblaciones castellonenses. La primera población que nos consta dedicó una calle a Juan Barco fue Navajas en agradecimiento a su gestión en la resolución de un contencioso por los límites con el pueblo de Segorbe. Las negociaciones se llevaron a cabo en la población vecina de Altura, en una finca propiedad de don Fernando Fernández de Córdoba, marqués del vado del Maestre, amigo de la infancia de Barco.

Otras poblaciones que pusieron el nombre de Juan Barco a alguna de sus calles fueron Valbona, Vall de Uxó y Vall d'Alba.

El 8 de agosto de 1926, el rey firmó la aceptación de la dimisión del cargo de gobernador de Castellón presentada por Juan Barco.

No trascendieron los motivos de su dimisión. Tal vez solo fue por motivos de salud, pero la dimisión simultánea de once gobernadores civiles nos hace sospechar que quizás tuvo que ver con la "Sanjuanada", el primer golpe de estado que sufrió la dictadura de Primo de Rivera, acaecido el 24 de junio de 1926. En nada nos extrañaría el apoyo de Juan Barco a esta sublevación al comprobar cómo, tras tres años de dictadura y tras la implantación del Directorio Civil, se traslucía la presencia de los partidos políticos anteriores y que en La Unión Patriótica se había dado cabida a muchos de los antiguos caciques e incluso se habían creado nuevos cacicazgos.

Juan Barco abandonó la vida pública, estableciéndose en Barcelona.


Su fallecimiento

El café Colonial de Madrid, 1933
(antiguoscafesdemadrid.blogspot.com)

    
El día 1 de marzo de 1927, durante un viaje a Madrid, cuando se encontraba en el café Colonial (En el café Universal según versiones), Juan Barco sufrió un desvanecimiento por el que cayó al suelo. Fue trasladado en automóvil a la Casa de Socorro donde se le determinó una hemorragia cerebral por lo que fue conducido al hospital de la Princesa. En ese hospital falleció el 6 de marzo a las 6 de la mañana.

La tarde del día 7 a las 3 de la tarde se celebró su funeral y su cuerpo enterrado en el cementerio de la Almudena.

No hay grandes artículos dedicados a su figura en la prensa nacional, solo sueltos breves informando de su fallecimiento. Tampoco hay grandes homenajes en la prensa salmantina, tan solo el panegírico que el redactor YO[8]Seudónimo de D. José Sánchez Gómez, "El Timbalero", "Un repórter", "El diablillo del Tormes", "Un guindilla" y "P.P." publica el 9 de marzo en El Adelanto.

Su charla tenía un leve acento francés, que la hacía más sugestiva. Era correcta, punzante, culta y ágil. Nos parece estar viendo todavía, también, la figura de don Juan, enjuto, poquita cosa, con un bigotito y una mosca graciosa, un sombrero negro y grande, pulcramente vestido, con unos cuellos enormes y unas corbatas disparatadas.

Después, pocas, muy pocas veces volvió a su ciudad Dos o tres: veía a Unamuno, saludada a don Paco Núñez, estrechaba las manos de Cándido Pinilla y de Mariano Núñez; paseaba un poco por la Plaza, hacía un recorrido por las callejas más estrechas y más viejas, se asomaba a la casa en que nació de la calle de Bermejeros, y de nuevo levantaba el vuelo aquel hombre de alas de águila; que volaba siempre alto y sereno y apenas posaba en parte alguna.

YO

Parece ser que dejó a su familia en una mala situación económica por lo que la Asociación de Prensa de Barcelona planteó la realización de un festival benéfico a su favor. No nos consta que tuviera lugar….



Juan Barco alcanzó el éxito, pero al final de su vida solo dejó su prestigio. Un prestigio efímero. Su memoria permaneció en el recuerdo de los que le conocieron y desapareció con ellos. Sus enemigos le olvidaron, sus amigos también. La muerte le devolvió al mundo de los seres comunes, olvidando sus dones.

Solo un error quedó en la memoria colectiva de una ciudad. Un error que le da la vida eterna y se la quita, como el castigo en un purgatorio perpetuo.






Salmantinos olvidados I





Fuentes:

La Plaza Mayor de Salamanca, 3 vols. Estella Goytre, Alberto (Director). Vol. III 250 años de la Plaza, KENT, Conrad (Coordinador)

Mariano de Santiago Cividanes. Salmantinos ilustres. Diputación Provincial de Salamanca 1934

Fernández Santander, Carlos (1994). ”La Voz de Galicia”, crónica de un periódico (1882-1992), tomos I y II. Edición do Castro.

Una vuelta por Salamanca.- Modesto Pérez.

La prensa financiera española y el debate sobre el nacionalismo económico en el periodo de entreguerras: los casos de El Financiero y España Económica y Financiera. Luis Perdices de Blas y José Luis Ramos Gorostiza. 2015.

Gloria García González. El Combate. Un semanario de agitación republicana en la Salamanca del cambio de siglo, 1899-1936. Revista de estudios, Nº. 62, 2018, págs. 85-106

Ignacio Francia. Periodismo salmantino en el siglo XX. Revista de estudios, Nº. 45, 2000, págs. 377-400

Denise Fischer Hubert. El libro español en parís a comienzos del siglo xx. Escritores y traductores. Tarragona, 1994.

González Calleja, Eduardo (2005). La España de Primo de Rivera. La modernización autoritaria 1923-1930. Madrid: Alianza Editorial.

Prensa histórica salmantina y nacional.


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