Asilo de san Rafael en el paseo del Rollo en la década de 1950 |
Por José María Hernández Pérez
Don Rafael Pérez Piñuela
Nace en Salamanca en 1801 y estudia Derecho en su Universidad. Viajó por toda España y el extranjero y fue doctor no catedrático perteneciente al Claustro de la Universidad. Alcalde primero, declarado realista, del Quinto Ayuntamiento constitucional salmantino desde el 1 de enero de 1821, durante todo el año, en la época en que era Jefe Superior Político don Jerónimo Manrique y las corporaciones municipales regían una sola anualidad.
Tenía dedicación casi exclusiva en el cargo de Juez de 1ª Instancia pues antiguamente el Alcalde era el Juez Ordinario que administraba justicia y presidía el Concejo, aunque a partir de la Constitución de 1812 los Alcaldes constitucionales habían evolucionado en sus funciones. El 26 de febrero pide al Consistorio que busque soluciones para que no se produzcan retrasos en el servicio municipal, con lo que consigue que pase a ejercer sus funciones el decano de la judicatura.
El Ayuntamiento presidido por Rafael Pérez Piñuela como Alcalde primero, tenía como Alcalde segundo a don Manuel López de Villabuena. 12 Regidores: Francisco Trespalacios, José María Gutiérrez, Juan Puyol, Benito González, Juan Manuel Vicente y Esteban Ayuso que siguen mandato de la anterior corporación y los entrantes, Francisco Hernández, José Salgado, Eustasio Yerro Olavaría, José Isidro Delgado, Dionisio Rivera y Joaquín Pérez Crespo y 2 Procuradores síndicos: Joaquín Peiró, que sigue y José Losada que entra.
Ocupaba el Ayuntamiento Constitucional el edificio de la Lonja de donde se había desalojado al antiguo Corregimiento, para servir también a la Diputación y a la Oficina de Juntas Electorales.
Con motivo de las elecciones para Diputados a Cortes, publica un Manifiesto el Ayuntamiento, procediendo de acuerdo con la Ley de 22 de octubre de 1820, y denuncia al periódico “El Portalón” por injurias al pueblo, eligiendo 9 Jueces de Hecho entre los que se encuentran 3 absolutistas, 3 ultramoderados, 2 exaltados y 1 moderado. Uno de los absolutistas es el hermano de Rafael, el también abogado Manuel, que luego será Alcalde Mayor desde el 8 de febrero de 1836 hasta finales del año siguiente. La moción de que existe Causa para la denuncia es aprobada por 8 votos contra 1.
Durante su mandato se produjeron los siguientes hechos en la ciudad, según nos dice Manuel Villar y Macías: El 19 de marzo se bendice la bandera de la milicia nacional, habiendo músicas, novillos e iluminación, pero dividido ya entonces el partido liberal en moderados y exaltados, muchos de estos dieron mueras a la moderación, y, no sin reprobación de las personas sensatas, cantaron a los absolutistas el Trágala, que aquí, como en otras partes, había de ser causa de insultos y persecuciones, y que pronto los entonces denostados satisfarían ampliamente al son de otra contraria canción popular.
Celebráronse nuevos festejos el 27 por la proclamación de la Constitución en el Piamonte. El 2 de abril hubo misa y sermón en la Universidad, por ser hijos suyos tres de los individuos que formaron el nuevo ministerio y en junio se suprimieron los conventos de religiosos quedando solo los de dominicos, franciscos y capuchinos.
La víspera de la Jura de Bandera antedicha nace el periódico “Diario de Salamanca”, impreso por Vicente Blanco en la calle de la Rúa, apoyando la revolución de 1820 y el 7 de noviembre ve la luz, en su segunda época, el “Correo político y literario de Salamanca”, de tendencia liberal que se imprime en la imprenta nueva de Bernardo Martín, en la calle de la Rúa 20.
Al suprimir Carlos III los Colegios Mayores, los edificios fueron aplicados al crédito público y sus rentas pasaron al Estado.
Rafael Pérez Piñuela pertenece, junto con don Pedro María Fernández y Hernández, Conde de Francos y don José Sánchez de la Fuente, a la Directiva que procedió al reparto de los bienes del Montepío de Abogados, al suprimirse éste el 26 de enero de 1856, correspondiéndole 50 reales.
Fallece en Madrid en 1878 y con motivo del fallecimiento de su esposa, doña Jacoba Silvestre en Salamanca el 24 de octubre de 1901, sus restos son trasladados y se inhuman junto a ella en el nicho número 243 de la galería de san Antonio.
El Asilo de san Rafael
El 23 de agosto de 1874 funda, en lo que era su propia vivienda, un antiguo caserón de poca fachada y mucho fondo en el callejón de la Bola, entre la Tabernilla del Vino Blanco y la puerta trasera de un enorme almacén de tripas que en la Plaza Mayor tenía el banquero don Vicente Rodríguez Santamaría, padre de don Vicente Rodríguez Fabrés, (donde hoy el Museo Taurino), un Asilo para ancianos carentes de hijos que atendieran a su sustento. Fueron testamentarios para poner en funcionamiento la Fundación Asilo de san Rafael, una vez fallecido el doctor Piñuela en Madrid en 1878: el rector de la Universidad don Mamés Esperabé Lozano, don Antonio Florencio González, presbítero de la Casa Hospicio y el cronista de la ciudad don Manuel Villar y Macías, con el carácter de patronos vitalicios, a partir de 1880 y aprobada la Fundación por Real Decreto, se abre el testamento a comienzos de 1881, en la que fue su vivienda, encargándose los patronos de la redacción del Reglamento en el que se determina quienes habían de sucederles en el Gobierno y Administración del Asilo. Tropezaron con el inconveniente de que había dejado parte de su fortuna en usufructo a algún pariente y criados, por lo que hasta 1907 no dispusieron de la totalidad de la herencia.
La dotación del legado era de 606.000 pesetas más 186.000 de intereses, y se dio el nombre a la Fundación por doble motivo: Honrar al santo del nombre del benefactor y que la fecha de apertura del testamento fue el 24 de octubre de 1880, festividad de san Rafael. Las condiciones para el ingreso eran: 1ª.- Ser pariente del titular. 2ª.- Tener un título universitario literario, científico o artístico. 3ª.- Ser salmantino. 4ª.- Ser mayor de 60 años. 5ª.- No siendo salmantino llevar diez o más años de vecindad en Salamanca. 6ª.- Ser de algún pueblo de la provincia. 7ª.- Varón, no casado.
Comenzó su andadura con 10 asilados que vestían capas grises duras y fuertes, como uniforme. Los dormitorios de dos camas provistas de jergón de maíz, colchón de lana, buenas mantas y colcha de abrigo, mesa de noche y silla. La enfermería dotada de 3 camas y silla de operaciones, que nunca se utilizaron, pese a la edad de los asilados y a la epidemia de cólera de 1895, comedor y habitaciones suficientes y la cocina y despensa amplias y ventiladas. El administrador era el señor Gallego y los empleados Eduardo Gómez Rueda, inspector, Manuel Escribano, portero y Antonia Alvarez, cocinera.
Manuel Ortega “El Madrileño”, con taller de carpintería, en Zamora, número 7, frente al café Suizo, que traslada en agosto de 1880 a la Plaza Mayor, número 38, donde hoy los cajeros automáticos y luego a Zamora, 15, al fallecer en enero de 1905, dona 70.000 pesetas al Asilo.
Nuevo Asilo de san Rafael
En 1908 la Junta adquirió al sitio de san Mamés, casi enfrente del convento de las Esclavas, una tierra de 13.000 m2 y se aprovechó para aumentar a 15 el número de asilados. Los terrenos tenían un frente al Paseo del Rollo de unos 60 metros para las edificaciones y el fondo, dedicado a una extensa huerta, llegaba hasta el Camino Estrecho de la Aldehuela. Se inauguró el nuevo edificio el día de la Inmaculada, celebrando una santa misa rezada y bendiciendo la capilla el Provisor de la diócesis don José Cuesta, ayudado por un anciano del asilo, procediendo a la bendición de las instalaciones a las doce. El señor Obispo visitó por la tarde la casa construida por el maestro de obras Luciano Palomero, concejal del Ayuntamiento, bajo la dirección técnica del autor del proyecto Cecilio González Domingo y dio la bendición con asistencia de los Patronos, sirviéndose luego un lunch por el café Novelty.
Constaba la edificación de dos plantas con piso de baldosín, habitaciones iluminadas con luz eléctrica, comedor frente a la puerta de entrada de 14 x 6´40 x 5 m, a derecha e izquierda los dos dormitorios (verano e invierno) de 21 x 6´40 x 5 m, dos galerías una cubierta, de cristales y otra descubierta de 25 x 3 m, enfermería con 3 camas, retretes, urinarios, lavabos, cuartos de baño y roperos.
En la parte de atrás una espaciosa huerta de 9.000 m², dotada de motor, pozo y estanque para su riego, la cocina moderna con horno Briffault, leña y despensa bien abastecida. Junto a la cocina la vivienda del cocinero y muy próximo un lavadero con gran estanque para el lavado de ropas. En el principal la Sala de Juntas cuyo Consejo de Administración lo formaban el Obispo de la diócesis don Francisco Javier Valdés y Noriega, el Rector de la Universidad, don Miguel de Unamuno y el Alcalde de la ciudad don Manuel Mirat Domínguez, auxiliados por el señor Gallego, que actuaba como Secretario. También en esta planta estaban las habitaciones del Conserje y la Capilla de 14 x 6´40 m.
Llega una Santa al Asilo
Hacia 1913 entró a servir en el Asilo de san Rafael la jovencísima Eusebia Palomino Yenes, nacida el 15 de diciembre de 1899 en Cantalpino, hija de Agustín y Juana, padres pobres de solemnidad, pues su progenitor era bracero, con lo que muchas temporadas carecía de trabajo, viéndose obligado a recorrer los pueblos vecinos solicitando limosna acompañado de su hija. El día de la Ascensión de 1908 tomó la Primera Comunión y durante los veranos, entre los 8 y los 12 años, ejerció como asistenta en el pueblo, marchando a esa edad a servir a Salamanca junto a su hermana Dolores, encontrando acomodo, como se ha dicho, de sirvienta en el Asilo de san Rafael.
Cuando el día 27 de mayo de 1917 la procesión de María Auxiliadora, pasa por delante de la Clerecía, entre la multitud que se encuentra contemplándola desde la escalinata a través de la verja existente en aquel entonces, hay una joven salmantina que más tarde comentaría entre sus familiares y amigos lo que la imagen le había dicho a su paso: “Tu serás mi hija”. A partir de aquel momento, y por indicación de una amiga, comenzó a frecuentar el Oratorio Festivo de las madres Salesianas de don Bosco y es acogida como ayudante de cocina en el Colegio que han ocupado en 1904, que era la antigua Casa de Recogidas, en la Ronda de Sancti Spíritus.
Su vocación fue creciendo y en abril de 1921 al pasar por Salamanca la madre Enriqueta Sorbone, Vicaria General de la Congregación, le pidió permiso para hacerse Hija de María Auxiliadora.
Comienza el noviciado el 5 de agosto de 1922, pronuncia sus primeros votos el 5 de agosto de 1924, es enviada a Sarriá como cocinera, portera y ropera y posteriormente a su destino definitivo, que sería Valverde del Camino, en la provincia de Huelva, en la zona minera. A partir de 1933 empieza a sufrir diversas dolencias físicas como asma, fallos en el hígado, aparte de lesiones en el corazón, con lo que tras atroces sufrimientos llevados con entereza y resignación, hasta el punto de ser considerada mártir, fallece en la noche del 9 al 10 de febrero de 1935.
Antes de su fallecimiento ya tenía fama de santa y a partir de ese momento se acrecentó el clima de santidad con los prodigios que se le fueron atribuyendo, por lo que el 12 de abril de 1982 se inició el “Proceso” para que la Iglesia le reconociera la santidad. El papa Juan Pablo II la declaró Venerable el 17 de diciembre de 1996.
Coincide en el tiempo de su estancia en Valverde del Camino con la Superiora sor Carmen Moreno Benítez que se encontraba allí desde 1925. Ambas se comprendieron y se ayudaron y en 1935 la Superiora fue trasladada al colegio de Sarriá en Barcelona como Vicaria, lugar donde le sorprendió el inicio de la Guerra Civil. Pudo haber sido evacuada a Italia con otras 65 hermanas, el 7 de agosto, pero se ofreció voluntaria para atender a otra religiosa enferma, internada en la vecina clínica Corachán barcelonesa y después de 3 días de encierro en un Comité de la FAI, el día 6 de setiembre fue asesinada junto a la madre Amparo Carbonell Muñoz, convirtiéndose en las protomártires del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, beatificadas ambas por el Santo Padre el 11 de marzo de 2001, domingo segundo de Cuaresma.
El Papa Juan Pablo II firma el Decreto de reconocimiento de un nuevo milagro para la beatificación de Eusebia Palomino: “Se tiene la certeza del milagro obrado por Dios por intercesión de la Venerable Sierva de Dios, Eusebia Palomino Yenes, religiosa profesa del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, esto es, del secado rapidísimo, en el breve intervalo de cuatro horas y media, de los colores usados por el pintor Manuel Parreño Rivera en la ejecución de una imagen de la misma Sierva de Dios, dado en Roma el 20 de diciembre de 2003”.
El mismo Juan Pablo II que la había declarado Venerable el 17 de diciembre de 1996 la elevó a los altares como Beata el 25 de abril de 2004. Su Memoria litúrgica se ha establecido el 9 de febrero.
Se ha de hacer notar que el pintor Manuel Parreño Rivera, natural de Valverde del Camino, en la provincia de Huelva, (donde vivió casi todo el tiempo en que fue religiosa, considerada como una auténtica santa y murió Sor Eusebia el 10 de febrero de 1935), como consecuencia de la poliomielitis sufrida a los 6 meses de nacer quedó paralítico de brazos y manos, pero llevado de su amor al arte comenzó a pintar con los pies a los 4 años y cursó estudios en la Escuela de Bellas Artes, Santa Isabel de Hungría, de Sevilla. Ateo confeso, retrasó el comienzo del encargo del cuadro de 130 x 81, más de 6 años. Normalmente sus lienzos tardaban en secar de 5 a 6 días pero el de sor Eusebia, como se ha dicho antes sólo tardó 4 horas y media, reconocido por el pintor en su declaración en la Positio para ser declarada Beata. Ha sido el fundador de la Asociación de Pintores con boca y pie de España, en 1957 y su obra asciende a más de 3.000 cuadros.
Personajes asilados
Ernesto Pérez Iglesias
Nacido en 1900 en Salamanca y casado con doña Carmen Alvarez Benítez, a partir del 8 de octubre de 1950 ocupó la Presidencia de los Antiguos Alumnos del Colegio de salesianos de san Benito. Tuvieron cuatro hijos, de los que los tres varones estudiaron en los colegios salesianos: Adolfo y José Luis en san Benito y Manuel en el de María Auxiliadora. José Luis profesó como sacerdote salesiano, siendo profesor de teología en el Teologado de Salamanca y más tarde fundó el movimiento ADSIS.
Transcurrió la vida laboral de Ernesto durante muchos años en la empresa Moneo, de la plaza del Corrillo y en los últimos años trabajó como Agente comercial. Fue Hermano mayor de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y participó en varias Asociaciones religiosas, destacando su labor en la Archicofradía de María Auxiliadora de cuya devoción fue propagandista y que se fue acrecentando a lo largo de toda su vida. El 22 de octubre de 1946, al fundarse la sección de Caballeros de la Archicofradía fue nombrado Presidente.
Falleció en Salamanca en 1973, ya jubilado, viviendo en compañía de su esposa, en la Residencia de San Rafael.
Eladio Amorós Cervigón
Eladio Amorós fue conocido en el mundo del toro como “El Chico de la Revoltosa”, por el nombre del comercio de calzados que su padre tenía en la Plaza Mayor, esquina a la escalerilla del Pinto. Nacido en Madrid el 27 de setiembre de 1903 se vistió de luces por primera vez con 13 años en una becerrada que se celebró en Tejares, debutando en Madrid el 13 de julo de 1921, con reses del poeta Fernando Villalón y tomando la alternativa en Zaragoza en 1928, durante las Fiestas del Pilar, de manos de Chicuelo, siendo testigo Nicanor Villalta, con toros de Graciliano Pérez Tabernero. Protagonizó la primera versión de la película “El Niño de las Monjas” en 1926 con Lolita Astolfi.
Alternó con Chicuelo, Granero, Juan Luis de la Rosa y lo más granado de la torería. Hizo las Américas en 1932 y triunfó en Maracay, Lima, Quito y Guayaquil, pero no consiguió convencer a la afición mejicana. Volvió a España y en su declive actuó como banderillero en diversas cuadrillas terminando en la de su hermano Pepe, que había nacido en Salamanca el día de san José de 1913.
Murió el 28 de enero de 1987 cuando llevaba bastantes años residiendo en el Asilo de san Rafael.
Agustín y Cipriano Gordo Núñez Centenera
En las postrimerías del siglo XIX llega a Salamanca, procedente de Atanzón, en la provincia de Guadalajara, Fernando Centenera Pero Martín y abre una tienda dedicada a confecciones de lujo para caballero y niño en los soportales del Corrillo en el número 24. En 1890 abre una nueva tienda en lo más céntrico de Madrid en el chaflán de tres calles: Rompelanzas, 2, Preciados, 28 y Carmen, 37, que denomina “El Corte Inglés” y la anuncia como sucursal de sus casas en Salamanca “La Popular” y “La Casa Verde”. A su fallecimiento en 1904, sin hijos, hereda la tienda de Madrid su sobrino Julián Gordo Centenera y las de Salamanca su hermano José Gordo Centenera. El 23 de diciembre de 1935 se firmó la operación de venta de “El Corte Inglés” a Pepín Fernández, dueño de “Sederías Carretas”.
En Salamanca al fallecer José Gordo Centenera heredan sus tiendas los hijos Agustín y Cipriano, que desde pequeños arrastraron un padecimiento de cifosis que fue aumentando con el tiempo. Solterones ambos, fueron dos tipos peculiares de los que se cuentan infinidad de anécdotas y antes de la Guerra Civil montaron en la tienda del Corrillo una librería de lance, que luego a principios de los años cincuenta, llevaron a la plazuela de los Bandos al caserón en que nació Carmen Martín Gaite.
Agustín murió el 10 de mayo de 1976 a consecuencia de las complicaciones de una caída en el cuarto de aseo de la residencia de san Rafael al fracturarse una pierna. Cipriano fallece el 11 de agosto de 1992 a los 87 años, de muerte natural, también en el Asilo de san Rafael, al que habían llegado por un acuerdo con la Caja de Ahorros para desalojar el local de la plaza de los Bandos, previa indemnización económica y la condición de ser admitidos de por vida en la citada Residencia.
Se da la circunstancia curiosa de que los hermanos Agustín y Cipriano Gordo Núñez Centenera se encuentran enterrados en el nicho número 241, de la galería de san Antonio, solamente separados del Fundador del Asilo y su esposa por el nicho 242.
La conocida actriz Charo López (María del Rosario López Piñuela) está emparentada con el doctor Piñuela por la rama materna, que desciende de un hermano de la madre del Doctor Piñuela.
La Residencia de San Rafael en la actualidad |
La casa-asilo permaneció en el lugar hasta 1970 cuando fue derribada y reedificada como residencia de ancianos, retranqueando su posición hasta la calle Zorita liberándose de los terrenos junto al paseo del Rollo, los más valiosos, para emplearlos en la financiación del nuevo edificio.
La nueva residencia de ancianos, construida con planos del arquitecto Ricardo Pérez Fernández, se inauguró el 25 de octubre 1972 dependiente de la Fundación Patronato Benéfico Virgen de la Vega-Asilo de San Rafael en que habían quedado refundidas varias fundaciones benéficas en 1963.
Tuvo la asistencia de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana desde el 1 de julio de 1972 que permanecieron en la labor hasta 2018 cuando las seis hermanas que aún quedaban fueron destinadas por el Obispo de Salamanca a otras actividades.
En el año 2005 se puso en marcha, dentro de su propia parcela junto al camino Estrecho de la Aldehuela, la ampliación de sus instalaciones para mejorar los servicios asistenciales que continúa prestando con el concierto de la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León.
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© C.H. Bg 05/11/19 Rev. 00
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