La Portada de la Iglesia de San Adrián

Portada de la iglesia de San Adrián fotografiada por
Charles Clifford en 1853 durante la expedición de los
alumnos de la Escuela Especial de Arquitectura de Madrid
         



Por José María Hernández Pérez
05/10/2019 Rev. 00


El Hospital de santa Margarita y los Mártires san Cosme y san Damián que databa del año 1204, fundado por el obispo don Gonzalo de Vivero y reedificado hacia 1440, por el obispo don Sancho de Castilla, descendiente del rey don Pedro I el Cruel y de doña Juana de Castro, constituyó la base del Hospital General, en el que se fundieron los 14 existentes en Salamanca y que fueron reducidos por Felipe II por Real Cédula de 10 de diciembre en 1581, apoyado en el Breve Pontificio de Pio V dado en 1567, agregándose a él las rentas y beneficios de las ermitas y los hospitales que se suprimieron.

Destruida la iglesia, sin que nos conste la fecha fue reconstruida por Rodrigo Gil de Hontañón y fray Martín de Santiago o por Pedro de Ibarra y Pedro y Miguel de Aguirre en 1540, según otros y cuando la reducción de hospitales pasó a denominarse de la Santísima Trinidad, por lo que en el alero que da a Marquesa de Almarza luce un bajo relieve con la efigie correspondiente, que procede del hospital cercano del que tomó el nombre. Indagaciones posteriores demuestran que los artífices fueron los maestros de cantería Juan Francés y Francisco Julí, quienes en 1534 se comprometieron con el mayordomo de la cofradía de san Antón y santa Margarita de los pobres, Juan  Salaya, a terminar la obra en dos año por el precio de 300.000 maravedís, según las trazas del maestro Pedro de Abalibide.  

Se conocía también el hospital de la Santísima Trinidad como Santa María de la Claustra y de san Luis, fundado en 1410 y edificada su iglesia de nueva planta por el obispo don Gonzalo de Vivero en 1475. Tras ser reducido pasó a ser la Casa o Patio de Comedias en 1604, donde el hoy desaparecido teatro Bretón. El producto de las entradas procedentes de las pocas funciones de teatro que se daban iban destinadas al sostenimiento del Hospital. En 1762 el obispo don José Zorrilla San Martín empezó a donar anualmente 7.000 reales para impedir la celebración de comedias, por considerarlas motivo de pecado para la juventud. Entre 1715 y 1728 sirvió de almacén para el barroco retablo de la vecina iglesia de san Román.

El hospital de san Ildefonso, cercano a la iglesia de san Adrián, fue fundado por una noble cofradía y favorecido por doña Inés de Limógenes o Alimoges, ama de Alfonso XI. Su solar quedó incluido en el convento de la Trinidad descalza (hoy Juzgados en la plaza de Colón) y el hospital incorporado al de la Santísima Trinidad en 1549, antes de la Reducción.

Los hospitales suprimidos fueron: Antiguo de santa Ana, en la puebla de Sancti Spíritus; santa Ana del Albergue, dependiente del anterior, cuyo edificio sirvió en 1779 como Casa Galera; santa Cruz, de los Hermanos de Disciplina y Penitencia; san Sebastián, de la cofradía de los escribanos, junto a Sancti Spíritus, conocido también como santa María, san Juan y santa Lucía de los Mozos, o como el de san Sebastián y santo Domingo; san Lázaro de los Caballeros, en la feligresía de la Magdalena; Nuestra Señora del Rosario en las proximidades de la iglesia de san Esteban; Santiago y san Mancio, de los feligreses de san Juan de Barbalos, santo Tomé y la Magdalena; de la Pasión y santa Susana, fundada por los mozárabes en la Puerta de san Pablo; santo Tomé de los Escuderos, al norte de la Puerta de Villamayor; san Bernardino, en la calle de la Compañía; Nuestra Señora de la Misericordia, en la plazuela de san Cristóbal; san Pedro y san Pablo, fundado por los hortelanos junto a la iglesia de santo Tomás Cantuariense; san Bartolomé, en la Puerta de los Milagros, junto al río y Nuestra Señora del Amparo y la Caridad, junto a la parroquia de santa María de los Caballeros.

Bajo los auspicios del obispado, el Hospital General tuvo como propietaria a la Diputación del Santo Hospital, regida por la Junta de Beneficencia compuesta por 14 individuos de los que la mitad tenían que ser eclesiásticos. El Patronato correspondía al Rey, ejerciéndolo en su nombre el Obispo de la diócesis y el Ayuntamiento de la capital.

Se regía por un Reglamento del siglo XVIII y se hallaba vinculado a la Facultad de Medicina, aunque ésta vinculación se interrumpiese en 1857 para reanudarse en 1868. En ese año contaba con siete Salas denominadas: de san Bernardo, de san Vicente, de san Francisco, de san Fernando, de san Juan de Sahagún, de la Pasión y de la Trinidad, atendidas por ocho Hermanas de la Caridad. En caso de necesidad se habilitaba otra Sala, denominada de los Dolores.

Ocupaba el Hospital una extensión de 5.000 metros cuadrados y se hallaba dentro de los siguientes linderos: calle de la Pajaza, (hoy Gran Vía); del Hospital, (hoy Marquesa de Almarza, aunque en honor a la verdad su auténtica denominación fue Marqués de Almarza); de los Mártires; calleja de san Román y Anfiteatro Anatómico de la Universidad.

En 1774 el Cabildo del Hospital General, gracias al celo del catedrático de Anatomía doctor Zunzunegui, acuerda la construcción de un Anfiteatro anatómico que sustituya al de la ermita de san Nicolás, labor que realiza Juan de Sagarvínaga el 9 de diciembre de 1780, en las proximidades del ábside de la parroquia de san Román, dando al edificio forma de torreón, con bóveda de media naranja, única en la ciudad y con una de las famosas cinco ventanas barrocas de Salamanca. Constaba de excelente quirófano y estaba dotado de plantilla de Médicos titulares, así como de Ayudantes de clases prácticas y Alumnos internos, siguiendo las directrices de la reforma de la enseñanza de la Medicina que propugnara Lorenzo Hervás y Panduro. 

En 1869 la Diputación Provincial creó nuevamente en el Hospital de la Santísima Trinidad, la Escuela o Facultad Libre de Medicina, que había sido suprimida en 1857 por la Universidad. En octubre de 1872, es declarada oficial por el rey Amadeo de Saboya, continuando en precarias condiciones hasta que en 1903 se trasladaron las Facultades de Medicina y Ciencias a la antigua Hospedería de Colegio Mayor del Arzobispo. El referido Anfiteatro y algunas habitaciones anejas del Hospital General, se utilizaron con muchas dificultades administrativas, hasta el punto de tener que solicitar las llaves en repetidas ocasiones a la Diputación.

El solar que ocupaba la iglesia parroquial de san Román, ya mencionada en el Fuero, erigida en el territorio de los bregancianos allá por el año 1159, figurando como parroquia en 1265 y reedificada en 1480, fue incluido en los terrenos del Hospital General. Estaba formada por una sola nave, cubierta con bóveda de crucería en el coro y por bóveda de cascarón con tres arcos apuntados, nervados y ciegos en la cabecera, lucía una ventana barroca que todavía se conserva y estaba dotada de retablo también barroco, alojando sepulcros a ambos lados del presbiterio. El 1 de mayo de 1707 se produjo el traslado de la Cofradía de san Crispín y san Crispiniano, formada por el gremio de zapateros, desde el convento de la Trinidad Calzada, a esta parroquia donde tenía su asiento la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, integrándose en ella. Desde 1854 había dejado de ser parroquia, quedando adscrita a la de san Pablo, pero la Cofradía siguió teniendo  su sede en ella y continuó sus actividades en el templo, presidida por el párroco de san Pablo, hasta 1897 en que la cerró al culto el obispo fray Tomás de Cámara y Castro y poco después se unió al Hospital General, cerrando la calleja de san Román, que partía de la de los Mártires.


Dibujo de la iglesia de san Adrián y del palacio de Orellana
 del año 1850 y atribuido a Valentín Carderera


La iglesia de san Adrián estaba situada en la actual Plaza de Colón, erigida por el caudillo de los bregancianos, don Pedro de Anaya, con la donación que de la mitad de Arcediano hicieron al Cabildo, Martín Franco y su hermana Melina el 30 de setiembre de 1156, abriéndose al culto en 1150. Fundaron y edificaron para su enterramiento y los de su linaje una capilla bajo la advocación de san Pedro, en 1480, don Alfonso Enriquez de Anaya, Regidor de Salamanca y Asistente de Sevilla y su mujer doña Isabel Enriquez, cuarta señora de Villalba de los Llanos, nieta de doña María “la Brava”.

Capilla de San Pedro o del Ecce Homo de la iglesia
de san Adrián, dibujo de Joaquín de Vargas basado
en el cuadro de Celaya
En 1645 su descendiente Alfonso Enriquez de Sotomayor colocó en la capilla una imagen del Ecce Homo, cortada por la cintura, del siglo XVII, atribuida al acreditado escultor, ensamblador, entallador y dibujante salmantino Pedro Hernández y fundó una capellanía y el rezo de los misereres de las dominicas de Cuaresma, que al desaparecer la iglesia en 1853 se siguieron celebrando en la capilla de san Lorenzo de la Catedral Nueva a donde se había trasladado la venerada imagen, colocada en el centro sobre una mesa de altar de mármol blanco de estilo gótico, bajo dosel de terciopelo, acompañada de dos lámparas que ardían a sus costados permanentemente. Tras las preces y el sermón, la capilla de música de la Catedral entonaba el Miserere.

En 1950 al practicarse la apertura en esta capilla de una puerta para  acceso a la Catedral Vieja se traslada la imagen a la vecina capilla del Presidente, sin que pervivan las dos lámparas, los sermones de todos los viernes de Cuaresma y el Miserere que se entonaba a continuación.

Desde el vecino palacio de Orellana, de la Conquista, de Albayda, de  La Liseda o de Abrantes, que por todos estos títulos era conocido, podía accederse a la tribuna de la iglesia de san Adrián por medio de un pasadizo de ancha arcada. 

Sepulcros en san Adrián, fotografiados por Charles Clifford en 1853

El cuerpo de la iglesia constaba de 3 naves, cubiertas con techumbre a dos aguas, ábside al naciente con ventanas flanqueadas por altas columnas, canecillos de mascarones y cornisa ajedrezada. La imposta bajo la bóveda del arco estaba dotada de prolija labor románica. Tenía al oeste   campanario de ladrillo con ajimeces románicos, cubierta a cuatro aguas, miradores en lo alto y rematada por una veleta, sobre elevado arco con dos grifos salientes, que daban paso desde la calle de Escuderos (hoy calle de san Pablo) a la plaza de los Menores o de la Yerba (hoy plaza de Colón). La torre tenía dos pequeñas campanas y el obispo don Antolín García Lozano, ofreció gratuitamente una de ellas al Ayuntamiento, que estaba instalando la espadaña en la Casa Consistorial. El alcalde corregidor presidente, don Isidoro Mariano Cafranga, aceptó la donación y previos los permisos oportunos, derivó la campana en buen uso a las madres Isabeles, que la permutaron por una más grande, pero quebrada hacía tiempo. La parroquia existió como tal hasta el 10 de setiembre de 1853, pasando en 1854 a depender de la de san Polo, en el nuevo plan parroquial del referido año.

Tenía dos puertas de acceso, una por la calle de Escuderos mencionada, con capiteles y dovelas decrecientes de medio punto, del siglo XII y la otra, portada norte, que es la que tratamos, perteneciente a la decadencia gótica, con crestones y copiosos follajes en el vértice de la ojiva. Jambas de delgados junquillos que corren por el arco escarzano, dos elegantes agujas elevadas sobre angulares zócalos, sobre basas compuestas, con crestería y hojas de acanto y en las enjutas del arco conopial cuatro grandes cardinas redondeadas, que rematan sobre la clave del arco en otra enorme cardina que soporta otra más pequeña. Entre las agujas dos escudos de la casa de Abrantes.

Interior de san Adrián, fotografiado
 por Charles Clifford en 1853
El arquitecto municipal don Tomás Francisco Cafranga recurrió a la declaración de ruina de la parroquia y el 25 de mayo de 1852 se llegó a un acuerdo con el obispado. Ese mismo año estaba ya derruida la bóveda y parte de la torre de ladrillo y en el mes de mayo del año siguiente, cuando  una brigada de 200 obreros, penados de la cárcel de Valladolid, se disponían a efectuar la demolición completa de la parroquia, el alumno pensionado en Roma, Francisco Jareño de Alarcón, con motivo de participar en la Expedición Artística a Salamanca, por encargo recibido de la Real Academia de Bellas Artes de san Fernando, llega a Salamanca en 1853 con un escultor de la Real Academia y 15 alumnos de la Escuela Especial de Arquitectura para tomar apuntes y efectuar bocetos de monumentos. Se le conceden solo tres días de tregua en los trabajos de demolición, que son aprovechados por el fotógrafo que les acompaña en la expedición Charles Clifford, obteniendo tres fotos que corresponden a la Portada norte, dos sepulcros y el altar de la capilla con nichos y los sepulcros mencionados. Se supone que volvió en 1858 repitiendo alguna de las fotografías obtenidas, que no debieron satisfacerle y añadiendo algunas nuevas que publicó en el álbum “Photografías: Salamanca y Ávila: expedición de 1853” en el que sólo aparecen 32, cuando había realizado, 37 en un mes de estancia.

Desconocemos el paradero de los bosquejos y dibujos que efectuaron los alumnos de la expedición, aunque nos queda constancia de las tres fotografías de Charles Clifford.

Se habían repartido los diversos elementos artísticos de la parroquia, previamente a su demolición: parte de la solería, incluyendo los restos de la cripta, quedó enterrada; la verja de la capilla del Ecce Homo se colocó en la de santa Catalina de la Catedral Vieja; sepulcros y escudos se devolvieron a sus legítimos dueños; abundante piedra y su Portada norte completa se desmontó con todas las precauciones posibles y se trasladó, junto con las ménsulas grabadas con escudos familiares de la capilla del Ecce Homo, para la nueva obra del Hospital General. Las ménsulas en su nueva ubicación sustituyeron las armas de los Enriquez por las cruces trinitarias y soportan a los cuatro patronos de los antiguos hospitales: san Juan Evangelista, san Sebastián, san Bernardino de Siena y otro santo desconocido que representa un rey con un pajecillo que le sirve de atril. Estas estatuas adornan los ángulos del patio grande del Hospital y proceden de las 30 imágenes sedentes  de la iglesia parroquial de san Polo, arruinada en 1840.
  
El destino posterior de los dos escudos es desconocido pues no aparecen reseñados en “De Heráldica Salmantina” de don Julián Alvarez Villar. El perteneciente a la familia Anaya consiste en: Escudo medio cortado y partido. 1º, 7 armiños puestos en dos palos, 4 y 3; 2º, vacío; 3º, 4 bandas y el de Enriquez de Salamanca: Cuartelado en cruz, 1º y 4º castillo y 2º y 3º cruz flordelisada.

Tales armas aparecen diseminadas por Salamanca: ANAYA, en la Torre del Clavero, en el exterior de la capilla del Rosario de san Esteban, en la portada de las Bernardas del Jesús y en el claustro, en el Rollo, situado en el alto de su nombre, en el Palacio de Orellana y en la casa de Terrones, relacionada con los fundadores del palacio. Constituye parte de un escudo en la calle de Meléndez, 14. ENRIQUEZ DE SEVILLA O DE SALAMANCA, en la toza sobre el dintel del balcón de la casa de doña María la Brava, en la Escuela de san Eloy, en el muro de la capilla del Rosario de san Esteban y en la iglesia de san Boal.


Puerta Norte de san Adrián fotografiada por Francisco
Pertierra en el Hospital General de la Trinidad
La orden de que la portada se trasladara al Hospital General de la Santísima Trinidad fue dada por el obispo Fernando de la Puente y Primo de Rivera y se colocó como puerta para ingreso al enterramiento o cementerio interior de las religiosas Hermanas de la Caridad, que cuidaban de los enfermos de esta institución desde el 6 de abril de 1851. 
Al inaugurarse el nuevo Hospital de la Santísima Trinidad en 1904, situado en el Paseo de las Carmelitas, quedan abandonadas las instalaciones de Marquesa de Almarza, que no tienen destino alguno hasta que las Siervas de san José, con su Casa Generalicia y el Noviciado en el palacio del primer Conde de Francos, don Francisco Ramos del Manzano, preceptor del rey Carlos II, el Hechizado, ubicado en la calle que llevaba su nombre, número 11, frente la calle de Varillas, adquirido en 1899, se interesan por la adquisición del antiguo Hospital General, pues el Ayuntamiento se propone expropiar parte de su edificio como consecuencia de la construcción de la Gran Vía. Inician el proceso de adquisición el 25 de noviembre de 1915 en el Consejo General de la Congregación.


Cuando se cumplen todas las formalidades y llegan las religiosas a vivir en el antiguo Hospital General el 15 de junio de 1917, la Portada de la iglesia de san Adrián no se encuentra entre sus pertenencias, lo que indica que entre finales del siglo XIX en que el arquitecto Joaquín de Vargas Aguirre, llegado a Salamanca en 1890, toma unos apuntes de la Portada, todavía en el Hospital y el año 1917, ha desaparecido. Se constata tal hecho por la meticulosa contabilidad de las Siervas de san José, pues de haber procedido a la  enajenación de la portada, figuraría en sus anotaciones.

Nótese que barajando las cifras de que disponen para la adquisición del Hospital, llegan a contabilizar 600 reales por la venta de la casa legada a la Comunidad por el antiguo mandadero señor Eusebio, situada en la calle de las Mazas. Por la suscripción efectuada en las 10 Casas-colegio de que disponen en España recaudan 50.484´50 pesetas. El Ayuntamiento ofrecía 3.971´00 pesetas por la expropiación de las dos casas contiguas a la Casa Colegio. La enajenación de la casa del Conde de Francos aportaba 70.000,00 pesetas y los títulos de la deuda perpetua de que eran poseedoras se valoraban en 20.000,00 pesetas nominales.


Puerta Norte de San Adrián, dibujo de Joaquín
de Vargas tomado en el Hospital General
de la Trinidad donde fue trasladada


Puerta Norte de San Adrián, Grabado
de Cabracán. Aparecen los escudos de
Anaya y Enríquez de Salamanca


El edificio del antiguo Hospital, con tres casas contiguas, lo ofrecía la Diputación del Hospital por 65.000,00 pesetas, a pagar en la forma que la Comunidad quisiera. Las cifras muestran un superávit que las religiosas consideraron suficiente para ejecutar las obras indispensables de adaptación de la nueva vivienda, sobre todo por el gasto que supondría desmontar, trasladar y reconstruir el hermoso patio renacentista de la casa del Conde de Francos y transformarlo en galería hacia el interior y hoy con vistas al exterior, desde principios de 1977 por las gestiones del alcalde Pablo Beltrán Heredia. Lucen como fondo de la plazuela de san Román de manera admirable los dos pisos arquitrabados, con elementos de ornamentación que nos permiten datar la galería en la primera mitad del siglo XVI. 

En abril de 1918 se amplió el espacio adquirido por las Siervas de san José, con la concesiones, por parte del obispo don Julián de Diego y García Alcolea, de la iglesia de san Román y del Anfiteatro anatómico cedido por don Salvador Cuesta, Rector de la Universidad. Tal cesión mereció los reproches de don Antonio García Boiza, quien en un artículo de la serie “Medallones salmantinos”, en 1926, afirma que “tal cesión temporal se hizo para destinarlo a escuela gratuita de niñas pobres, pero que no se explica la necesidad que tuvieron de destruir la gradería vieja y poner un feísimo techo de maderas y que la famosa pizarra de las operaciones se perdiera”. La iglesia y el anfiteatro se habían destinado a las clases de gimnasia de las niñas.

Antes de entrar en las vicisitudes corridas por la Portada principal hemos de decir que los herederos de la familia Abrantes venden en 1906, en Madrid, al Isabella Stewart Gardner Museum, de la calle Evans Way de Boston,  Massachusetts, Estados Unidos, la losa sepulcral de uno de los dos caballeros de los sarcófagos de la capilla, no el sepulcro completo. 

Respecto a la desaparición de Salamanca de  la portada de la iglesia de san Adrián, vemos que, efectivamente, se encuentra situada como entrada principal del Palau de Maricel en Sitges. Se ignora cuándo y cómo llegó a tal emplazamiento. Conocemos únicamente que al ingeniero, doctor, decorador, crítico de arte, promotor y marchante don Miquel Utrillo y Morlius le encarga el millonario americano Charles Deering Scott y Harshe que le construya en Sitges un palacio en el que albergar sus colecciones y dan comienzo las obras en 1910, prolongándose hasta 1917. Una vez que el Ayuntamiento se decide por construir otro hospital nuevo, adquiere lo que había sido el antiguo Hospital de sant Joan Baptista, el 13 de abril de 1910, dándole el nombre de Maricel en homenaje a la obra de Angel Guimerá, con lo que la Portada principal de la iglesia de san Adrián pasa de un hospital desaparecido a otro hospital desaparecido y es colocada en el  Racó de la Calma, salvando el desnivel de la calle por medio de una escalinata de 7 peldaños de piedra granítica.
Aparte de adquirir el Hospital compra también diversas casas de marineros y pescadores del carrer Fonallar, Can Corraló, Can Manel del Ventres, Can Ferret del Carro, Can Tella, Can Marieta Mata, Can Pepa Grilla, Can de la Mandonga y Can de la Púa, que es justamente donde se sitúa la Portada de san Adrián.

Se ha de aclarar un equívoco recurrente respecto a la procedencia de la Portada pues se afirma por un lado que estaba en Salamanca en la iglesia de san Adrián y por otro que procedía del castillo de Villena en Cadalso de los Vidrios. Ambas versiones son ciertas si matizamos los conceptos de portada y puerta. Portada sería el ornato arquitectónico que guarnece la puerta principal y puerta sería la de estilo gótico isabelino de dos hojas, en madera, a la que sirve de alojamiento la portada y que fue vendida por los vecinos de Cadalso de los Vidrios, pueblo que había adquirido el castillo a los descendientes de don Alvaro de Luna, los duques de Frías en 1887 y lo desvalijaron completamente, pignorando los elemento singulares, siendo adquiridas las ruinas en 1927 y rehabilitado el castillo para su morada por el escultor Juan Cristóbal, de grato recuerdo en Salamanca por sus obras: el busto del comunero Maldonado y los monumentos a Gabriel y Galán en Salamanca y a José A. Jáuregui en Candelario. 
Puerta de San Adrián en el palacio de Maricel en Sitges
La venta de la Portada se acota en el tiempo entre 1910 en que comienzan las obras del museo de Maricel y 1917 en que llegan al Hospital General las Siervas de san José. La Diputación del Hospital, es presidida por el obispo Francisco Javier Valdés y Noriega entre 1904 y 1913 y por don Julián de Diego y García Alcolea hasta 1923, siendo todo este tiempo arquitecto diocesano don Joaquín de Vargas Aguirre.

No encaja la afirmación de García Catalán en el sentido de que la venta debió realizarse en torno a 1895, es decir bajo el episcopado de Tomás de Cámara y Castro (2013, 916/918), por cuanto míster Deering no llega a Sitges hasta setiembre de 1909. Tampoco encajan las palabras de don Joaquín de Vargas Aguirre cuando afirma que la Portada permaneció en el Hospital hasta la venta del edificio, pues éste lo adquieren las Siervas de san José en 1916 y la Portada luce desde hace ya varios años en Maricel. Nada se conoce de tal transacción, ni siquiera si puso algún reparo la Comisión Provincial de Monumentos.

En Salamanca no existe constancia del paso por la ciudad de Miquel Utrillo, cosa que no ocurre con otros célebres marchantes como pueden ser: Mr. Arthur Byne y su esposa Mistress Mildred Stapley, elegidos por el multimillonario americano Williams Randolph Hearts o don Manuel Ruiz Balaguer, como comisionista del Museo Marés, en el barrio gótico de Barcelona.

La pista de quién adquirió la Portada nos la da un escrito de Joam Puig i Mestre en “Recuerdos de Maricel” cuando pone en boca del hijo de Miquel Utrillo, Miquel Utrillo Vidal que siempre le intrigó que su padre le hablara de que fue Salamanca la procedencia de la Portada.







BIBLIOGRAFIA.

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