Coloridas vestimentas de los colegiales universitarios


Por José María Hernández Pérez




         La escritora francesa André Corthis, refiriéndose a la encina del escudo de la ciudad, dice en 1921: “Pero el árbol, ¿no es el árbol de la ciencia? Creció en tiempos pasados hasta alcanzar tan hermoso tamaño que en su frondosidad, como se decía en Salamanca, anidaban toda clase de pájaros: golondrinos, los dominicos; pardales, los franciscanos; cigüeños, los religiosos de la Merced; verderones, los de san Pelayo.” Y así hubiera podido continuar, pues la relación no se acaba: grullos, los bernardos; tordos, los jerónimos; palomos, los mostenses; picapinos, los colegiales del Rey; rabilargos, los del colegio de Cuenca y, más modernamente, pavitos, los seminaristas, por la semejanza de la beca con las carúnculas del pavo.

         La relación de vestimentas estudiantiles habla de su variado colorido.

Colegial de San Miguel o de los Lindos.
Dibujo del autor






Colegios Mayores:


de san Bartolomé, Viejo o de Anaya (1401). Fundado por el salmantino don Diego de Anaya y Maldonado, arzobispo de Sevilla. Vestían escotado manto buriel, (pardo rojizo), con beca de igual color en rosca y faldón. Primeramente usaron la rosca como gorro y después el bonete de 4 puntas según unos. Escotado de color tabaco, como así mismo la beca, según otros. Habitaron primeramente en las casas que tenía junto al Palacio Episcopal, en 1413 se trasladaron a las casas de la iglesia de san Bartolomé y finalmente fue  restaurado en estilo neoclásico el palacio de Anaya en 1760. Se le anexionaron en el siglo XVI el colegio de Burgos y el de san Pedro y san Pablo.

de Santiago el Zebedeo o de Cuenca (1510). Se debe su fundación a don Diego Ramírez de Villaescusa y Haro, obispo de Málaga y más tarde de Cuenca. Manto de paño fino morado con cuello abierto por delante como una tercia y cerrado por detrás con corchetes y beca de igual color de una cuarta de ancho, con faldón y rosca. Vivieron en casas de renta frente a la parroquia de san Adrián, llamadas de Placentinos, luego ocupadas por los Trinitarios calzados. En 1518 pasaron a ocupar su nuevo domicilio junto a la iglesia de san Agustín, a espaldas del colegio de la Magdalena.

de san Salvador o de Oviedo (1517). Fue fundado por don Diego Míguez de Vendaña Oannes, más conocido como don Diego de Muros, obispo de Oviedo. Se llamó de san Salvador por un cuadro que representaba al Salvador y que se encontraba en su capilla primitiva. Manto de paño pardo oscuro sin cuello y beca de paño fino azul con rosca en el faldón izquierdo. Edificado en la Cuesta de Oviedo, inmediato a la parroquia de san Bartolomé en un solar de la casa de Alba.
de Santiago el Zebedeo o del Arzobispo (1521). Debe su fundación a don Alonso de Fonseca Ulloa y Acevedo, tercer arzobispo de Toledo de este nombre. Manto escotado pardo oscuro y ancha beca de grana con rosca en el faldón izquierdo. Edificio que se comenzó a construir en en 1519 y se inauguró en 1578 en la calle de Fonseca, conocido por Colegio del Arzobispo y por Fonseca en la actualidad.



Detalle de las puertas de las estanterías de manuscritos e incunables
de la Universidad de Salamanca pintadas por Martín de Cervera en 1614.




        Colegios Menores:


de Plasencia o de Placentinos (1336). Parece que no era colegio. Manto frailesco y beca allozada (de color almendro). Ubicado en la calle de Placentinos, nombre que debe a sus alumnos, se desconoce si tuvieron casa propia o habitaron en viviendas particulares. Conocemos de su existencia a través de Pedro de Medina en su “Libro de las grandezas y cosas memorables de España”, 2ª parte, capítulo 85.    

              
de Pan y Carbón, Viejo de Oviedo o de san Adrián (1381). Fue su fundador don Gutierre de Toledo, obispo de Oviedo. Llamado de Pan y Carbón por las rentas que percibía procedentes del impuesto con que se gravaban los citados artículos, de Oviedo por su fundador y de san Adrián por la feligresía en que se encontraba, aunque parece que estuvo dedicado a la Virgen de la Encarnación. Existía en 1405 un colegio denominado de la Reina del cual no se tienen más noticias. Parece que fue su fundador el obispo de Oviedo, canciller y capellán de la Reina Juana, esposa de Enrique II de Trastámara, fallecida en Salamanca en 1381 y que el colegio pudiera haberse unido al de Pan y Carbón. Hasta 1650 manteo y una especie de sotana llamada loba. En 1650, manto de paño negro con cuello cerrado y beca de paño acastañado de Piedrahita (color teja). Edificado en la calle de Pan y Carbón, con puerta a la de la Rúa. En 1780 fue unido al Seminario conciliar de la diócesis.

del Arzobispo (1479). Fundado por don Alonso Carrillo de Acuña, arzobispo de Toledo. Es poco probable que llegara a existir pues el arzobispo, al frente de su pequeño ejército, fue derrotado en 1476 por las tropas de doña Juana, aspirante a la corona de Castilla. Perdonado, se retiró a Alcalá de Henares donde había fundado el convento de los franciscanos. Se aleja la posibilidad del buen término de la fundación cuando en octubre de 1479 se encuentra en Alcalá erigiendo la iglesia de los santos Justo y Pastor en Colegiata, edificada con materiales pobres, por carecer de recursos el prelado.

de santo Tomás Cantuariense (1510). Su fundación se debe a don Diego de Velasco, obispo de Galípoli y electo de Ávila. Manto escotado pardo y beca rosada, que luego se cambió. Estuvo en la casa que le cedió el fundador en la calle de su nombre, que conserva una inscripción que dice: “Colegio de la Caridad”. En 1648 se le unió el de santa María de Burgos o de los Escuderos y en 1783 es incorporado al Seminario conciliar, junto con otros.

de Trilingüe (1511). La fundación fue obra de la Universidad. Al principio capote y gorra, luego balandrán cerrado, cuello de lienzo y manto pardo cerrado y beca pajiza. También beca encarnada. Primero estuvo en la Casa del Sello en la calle de santo Tomás, pasando luego a la casa del bachiller Elías, cerca de las Escuelas Menores, hasta que llegó al actual edificio construido por la Universidad detrás del convento de san Agustín, en las calles de las Mazas y Valflorido, ocupando también la iglesia de san Salvador.

de santa María y todos los Santos o del Monte Olivete (1514). Hizo la fundación don Gonzalo González de Cañamares, canónigo de Cuenca. Se conoció como del Monte Olivete por su ubicación. Manto negro cerrado y beca del mismo color. Edificado en la colina del Monte Olivete, ocupaba parte de la huerta del convento de san Esteban y del edificio de Calatrava. Quedó agregado al de los Ángeles en 1780.

de san Millán (1518). La fundación se debió a don Francisco Rodríguez de las Varillas y Salamanca, prebendado de la Catedral. Manto escotado pardo oscuro y beca color de pasa. Edificado en la calle de Libreros, junto a la iglesia de san Millán. En 1650 se le unió el colegio de san Pedro y san Pablo del canónigo Segura y en 1780 fue agregado al de los Ángeles.

de las Doncellas o de la Once mil Vírgenes (1518). También fundado por don Francisco Rodríguez de las Varillas. Destaca el hecho de que sus alumnas podían cursar los estudios de música propios de las Escuelas Generales. En 1650 se le unió el de san Pedro y san Pablo del canónigo Segura. Estuvo situado en una casa de la calle Bermejeros, cuando se llamaba de los Mosquitos, frente a la calle de la Rosa. En el portal lucía una imagen de la Virgen y una Cruz

de santa María de Burgos o de santa María de los Escuderos (1520). Fundado por don Juan de Burgos, arcediano de la Catedral. Primero usaron manto negro de paño y de contray, con sus capirotes doblados y luego manto escotado pardo y beca blanca y finalmente manto pajizo y beca morada. Edificado en la calle de Escuderos, tramo de la calle de san Pablo entre la Cuesta de Carvajal y la calle de san Buenaventura. En 1648 unido al de santo Tomás.

de Burgos (1520). Se debe su fundación a don Pedro de Burgos, doctor en Cánones. Mismo hábito que los de san Bartolomé pero sin rosca ni faldón en la beca. Estuvo cerca de la iglesia de san Esteban, en la calle de san Antón y posteriormente se ubicó en el mismo edificio del Colegio Mayor de san Bartolomé.

de santa Cruz de Cañizares (1527). Fue fundado por don Juan de Cañizares y Fonseca, canónigo de Salamanca, sobrino del arzobispo de Toledo don Alonso de Fonseca. Manto negro cerrado y beca verde, luego beca de paño acerado, denominada capa de rey. Edificado en calle de Tahonas Viejas y  Guardianes, (hoy Cañizal), se conserva. En 1624 se le incorpora el de santa Cruz o de san Adrián o de Rivas, con el acuerdo de que se habían de confundir las armas de los sellos haciendo de entrambas una. En 1780 se une a los de los Ángeles, Monte Olivete y san Millán.

de san Pedro y san Pablo o de Micis (1530). Hizo su fundación directamente el Colegio de san Bartolomé. Manto verde escotado y beca blanca. Tuvo su asiento dentro del Colegio. Con la palabra Micis se aludía a que se sustentaban de las migajas de otra mesa más espléndida.

de santa María Magdalena o de los Gascos (1536). Lo fundó don Martín Gasco, maestrescuela de Sevilla. Manto clerical veintidoseno pardo buriel de Aragón, cerrado con collar y beca verde, capirote con rosca. Ocupó la casa de los Figueroa, señores de Monleón, cerca de la puerta de san Vicente. Tuvo el privilegio de ocupar el primer puesto detrás de los Colegios Mayores a la supresión del de san Millán, utilizando el título de Insigne, junto con el de san Pelayo o de los Verdes.

de san Pedro y san Pablo o de Segura (1537). Fundado por el canónigo de Salamanca don Alonso Hernández de Segura. Parece que más que fundación fue restauración del Colegio de san Pedro y san Pablo (distinto del de Micis). Manto escotado verde y beca blanca. Estuvo en la calle de la Vera Cruz, por lo que también se le conoció como san Juan de la Vera Cruz. En 1650 se une al de san Millán.
de la Purísima Concepción o de los Niños Huérfanos (1540). Fue su fundador el salmantino don Francisco de Solís Quiñones y Montenegro, caballero de Santiago, obispo de Bañaría, Baño Real o Balneum Regium en Italia. Manto cerrado de paño blanco de Toledo o de Almodóvar, cerrado y beca de color azul. Luego manto azul y beca blanca y la víspera de san Lucas, en 1796, se les concedió el uso de bonete. Edificado en el paseo del Espolón, en las afueras de santo Tomás, (hoy Paseo de Canalejas), todavía existe, habiendo sido utilizado como Hospital de dementes.
Colegial de santa Cruz o san Adrián.

         de santa Cruz o de san Adrián (1544). Fundado por doña Isabel de Rivas. Manto pardo cerrado y beca negra. Estuvo situado en la calle de Albarderos, comienzo de la actual san Pablo, en casas de su segunda marido el doctor Tapia, Catedrático de Cánones. En 1624 se unió al de santa Cruz de Cañizares, formando el Colegio Unido de santa Cruz de Cañizares y de san Adrián, fundiéndose en el edificio de Cañizares. En 1780 fueron incorporados al de los Ángeles.

de san Pelayo o de los Verdes (1546). Su fundación se debe a don Fernando de Valdés y Salas, Inquisidor General y arzobispo de Sevilla. Loba escotada de paño veintidoseno de Cuenca verde, hasta los pies y beca del mismo color. Edificado en la calle de los Moros, hoy Cervantes y Rabanal, donde el Jardín Botánico, frente a la iglesia de san Pelayo, por dificultades en su inicio hubo de trasladarse a las cercanías de la iglesia de san Adrián. Ostentó el título de Insigne, al igual que el de la Magdalena.

de santa María de los Ángeles (1563).  Su fundación fue obra de don Jerónimo de Arce y Acebedo, maestrescuela de Segovia. Manto de paño pardo (llamado de Garrobillas) escotado, beca de paño fino morado sobre grana de la fábrica de Ávila y bonete de bayeta, aforrado en bucacci negro. El vestido interior ha de ser modesto, de suerte que su forma no sea grosera, ni indique virilidad. La chupa y calzón de paño negro y las medias de lana, aunque en el verano podrán vestirse de tela negra más ligera, con tal de que no sean de seda. Edificado en la calle de Empedrada, junto a la cuesta de san Blas. En 1780 se le incorporaron los de Monte Olivete, san Millán y Cañizares con el nombre de Colegio Unido de los Ángeles, juntándose en el edificio de Monte Olivete, hasta que en 1789 pasan al de los Ángeles. En este año se le unió el de la Concepción de teólogos, pasando a llamarse Colegio de santa María de los Ángeles y de la Concepción. Estuvo situado en las Peñuelas de san Blas, en la cuesta de su nombre, lindando con la calle de Hornillos, la plazuela de santo Domingo y las casas principales del llamado Puerto del queso. Pasó luego al edificio del colegio de san Millán.

de Patti (1565). No parece que llegara a tener realidad, fundado por don Bartolomé Sebastián y Valero de Arroitia, obispo de Patti en Sicilia y arzobispo de Tarragona en 1567, donde falleció el miércoles santo en abril de 1568. Proyectado para sus deudos es posible que no se llevara término por el fallecimiento de su fundador.

de santa María de las Nieves o de los Niños Huérfanos de la Doctrina Cristiana, vulgo Doctrinos (1566). Hizo la fundación don Pedro de Santibáñez, que fue fundador de varios colegios de Doctrinos en villas castellanas. Ropón pardo. Estuvo situado en la calle Nueva de Bordadores, anteriormente calle de las Páteras (especie de cuenco de poco fondo que se usaba en los sacrificios paganos) y finalmente Doctrinos. En 1779 fue agregado al Seminario salmantino.

de Santiago (1571). Fundado por el licenciado don Diego de Llamaninos, que fue inquisidor de Cuenca, sólo figura en ese curso.

de san Miguel, de los Lindos o de Miguel Angel (1576). La fundación se debió a don Francisco Delgado, obispo de Lugo. Manto azul escotado y beca de grana. Ubicado en una casa de la Universidad en la Cuesta de Oviedo, casa que luego ocuparon en 1691 los padres teatinos. En 1588 fue agregado al de Trilingüe.

del señor san Josefe (1577). Fue fundado por don Juan  de Velvís, maestrescuela de Plasencia, quien fundó en dicha ciudad el Colegio de san José en 1584, agregándolo a la Universidad de Salamanca, por lo que sus alumnos estudiaban indistintamente en Plasencia o en Salamanca. Estuvo situado junto a santo Tomás y cerca del campo del Monte Olivete.  

de san Andrés (1577). Llamado anteriormente de san Juan de la Vera Cruz y después de san Pedro. Su fundación fue obra de don Juan Rodríguez. Manto verde y beca blanca. Edificado en la plazuela de Anaya. Parece tratarse de la restauración del colegio de san Pedro y san Pablo (distinto del de Micis) por un sobrino del fundador don Alonso Hernández de Segura. En 1650 aparece unido al de san Millán.

          El de san Lázaro (1579). Fue su fundador mosén Lázaro Gómez Hernández, beneficiado de la parroquia de san Juan de la villa de Agreda. No llegó a consolidarse como Colegio y se redujo a una obra pía para ayuda de algunos estudiantes. Manto de buriel, paño honesto y de mediano precio y beca de paño gris, con rosca y si el dicho color de la beca lo tuviere otro colegio, lo tome de otro color. Y para casa traigan una ropa larga, cerrada, con mangas del miso paño burielado. Estuvo situado en la Cuesta de san Vicente, en casas del propio fundador.


Talla de madera de colegial conservada
en la Universidad de Salamanca

Otra talla de madera de colegial
conservada en la Universidad de Salamanca



de san Patricio o de los Nobles Irlandeses (1592). Fue fundado bajo los auspicios de Felipe II, que había escrito a la Universidad y a la Ciudad, encomendándolo. Primero hábito y beca pardos y luego manto y beca negros con la Cruz de san Patricio. Primero estuvieron en la Casa de los Abades en la plazuela de san Ciprián, donde estuvieron los de Alcántara y luego en las Peñuelas de san Blas.

de santa Catalina (1594). Debe su fundación a don Alonso Rodríguez Delgado, natural  de Cabeza del Caballo, confesor del papa Sixto V. Sotana y manto de veintidoseno negro cerrado y beca de color cereza. Ubicado en la plaza de los Basilios, frente a la iglesia de san Esteban. Se agregaron sus rentas al Seminario Conciliar en 1780.

de san Prudencio (1604). Se debe su fundación a don Martín de Salvatierra, obispo de Ciudad Rodrigo. Sólo sabemos respecto a la vestimenta que mandó que le compraran cantidad de grana de polvo para las becas de los colegiales. Como Colegio seminario se quedó en proyecto, pues los medios económicos no fueron  suficientes al agotarse en la fundación de otro Colegio, bajo idéntica denominación, en Vitoria. Estuvo situado en una casa de arco en la calle de Serranos,  en la calleja cerrada en la que estuvo varios años el colegio de Calatrava.

de san Ildefonso (1604). Lo fundó don Alonso López de san Martín, beneficiado de la iglesia parroquial de san Julián y capellán de la Real Clerecía de san Marcos. Manto pardo escotado y beca verde oscuro de paño frailengo y debajo de él, hábito honesto, guardando así en la hechura del dicho manto y beca, como en el demás hábito, la forma y orden que se tiene y usa en los Colegios de esta Universidad. Edificado en el barrio de santo Tomás, junto a la iglesia, existiendo todavía la casa que ocupó con el escudo que preside la fachada y la leyenda en el dintel “Collegium s. Ildephonsi”.  En 1840 se refunde con los demás en el Colegio Científico.

de la Purísima Concepción de Teólogos (1608). Fue su fundador don Diego Felipe de Molina, chantre de la catedral de la ciudad de la Plata. Manto azul cerrado y beca blanca. Edificado cerca de san Blas, en la calle Larga, junto al colegio de la Magdalena. En 1789 fue agregado al Colegio unido de santa María de los Ángeles.

Seminario de Carvajal o Colegio de san Antonio (1659). Hizo la fundación don Antonio de Vergas y Carvajal, Regidor de la ciudad. Sombrero redondo, chaqueta o casaca de paño pardo con mangas azules, calzón corto y calza de lana del mismo color, zapato de oreja larga con botón de metal y en tiempo de invierno capote sin cuello. Al final se suprimen las calzas y se usan pantalones. Edificado en la plazuela de Carvajal.

de los Niños de Coro (1693). Su fundación se debió a don Manuel Guillén del Aguila y posteriormente don Matías Roldán permitió su continuidad. Manto de grana y beca azulada, casi negra. Ubicado en la calle de san Pablo y Arroyo de santo Domingo en la casa que había sido de los Dávila Maldonado.

Real Convictorio Carolino (1767). Planeado por Campomanes para ser establecido en el Colegio del Espíritu Santo al ser expulsados los jesuitas, pero no llegó a erigirse. En 1840 de todos los Colegio Mayores y Menores se quiso formar el Colegio Científico, instalado en san Bartolomé, que duro solamente 6 años.

Seminario Conciliar de san Carlos (1779). Su fundación se debe a don Felipe Bertrán y Casanova, Inquisidor General y obispo de Salamanca. Manto de paño azul oscuro, beca de grana y bonete negro. Se ubicó en la calle de la Compañía. En 1780  fue incorporado a la Universidad y el año anterior le había sido agregado el Colegio de Niños Doctrinos y en 1781 anexionó los de santa Catalina, santo Tomás y el de Pan y Carbón.

Unido de santa María de los Ángeles y de la Concepción (1780). Manto de paño pardo, llamado de garrobillas, beca de paño fino morado sobre grana de la misma fábrica de Ávila y bonete de bayeta, forrado en bucacci negro. Estuvo en el colegio de los Ángeles.

El de san Ambrosio (1855). Fundado por el presbítero salmantino don José Serra Vidal, para alumnos que estudiaran en la Universidad o en el Seminario. No tuvieron edificio propio, viviendo en régimen privado hasta que en 1902, habitaron en la calle de Gibraltar en la que fue Casa de Niños Expósitos.





Colegios de las Ordenes Militares:


del Rey de la Orden Militar de Santiago (1497). Fundado por la Orden como fusión de dos colegios salmantinos: el de Santiago de Uclés y el de san Marcos de León en la plazuela de la Merced. No se sabe cual fuera su primitivo emplazamiento y por desavenencias entre ambas casas, en 1533 los de Uclés ocuparon en la plazuela del Patio Chico la conocida como Casa de la Cabeza y los de León vivieron en la calle de la Moneda, luego Longaniza y hoy Balmes, en el número 22, que conservaba la cruz y la venera sobre el dintel.

de los Comendadores de san Juan de Rodas (1534). Fundado por fray Diego de Toledo, gran Prior de san Juan. Estuvo en la Ronda del Corpus, en la casa de los Zúñiga, luego hasta 1775 en la calle de Cabrera y finalmente en la casa donde estuvieron los Irlandeses en las Peñuelas de san Blas.

de los Comendadores de Alcántara (1552). Fundado por el emperador Carlos V Primero estuvo en la plazuela de san Ciprián en la casa donde luego se fundó el seminario de Carvajal.

de la de Calatrava o de la Inmaculada Concepción (1552). Fundado por la Orden, bajo el patrocinio del emperador Carlos. Estuvo en la casa de los Fonseca, llamada de la Salina, hoy Diputación Provincial, pasando por otras casas hasta que se construyó el palacio de la calle Francisco Montejo actual.

Todos los estudiantes llevaban manto negro cerrado y muceta o beca negros y al pecho la divisa o Cruz de cada Orden.

         Se desconoce el hábito que usaron los colegiales: del arzobispo de Toledo don Alfonso Carrillo de Acuña (1479); de las Once Mil Vírgenes (1518); de Patti (1565); de Santiago (1571); del señor san Josefe (1577) y de san Ambrosio (1855).




A student of the irish college, Salamanca. Dibujo W. Bradford.
Grabado I. Clak. Londres. Año 1809






         Descripción de la vestimenta



        Balandrán.- Vestidura talar amplia con esclavina, usada particularmente por los eclesiásticos.

        Beca.- Faja que como insignia llevaban los estudiantes sobre el manto y que iba cruzada en bandolera por el pecho y la espalda.
Cierto ornamento de una chía de seda o paño que colgaba del cuello hasta cerca de los pies; y desta usaban los clérigos sustituidos en dignidad con sus lobas… los que se han alzado con las becas son los señores colegiales, salvo que la rosca la dejen colgar a un lado, y pienso que antiguamente en los entierros de cualquier colega que moría en el colegio, llevaban las rocas encajadas en la cabeza y revuelta la chía por los hombros en señal de tristeza. Covarrubias.

        Birrete.- Gorro armado en forma prismática y coronado por una borla que llevan en los actos solemnes, los profesores, magistrados, jueces y abogados.
Gorro, prenda redonda para cubrir la cabeza.
Bonete redondo de color, entre roja, Covarrubias.

Capirote.- Capucha unida a diversas prendas de vestir antiguas; por ejemplo a la loba cerrada. También beca de paño negro, cuadrada por detrás y cayendo en dos bandas por delante, que usaban los Colegios militares de Salamanca.

          Chía.- Manto negro y corto, regularmente de bayeta, que se ponía sobre el capuz y cubría hasta la mano, usado en los lutos antiguos. También parte de una vestidura llamada beca, hecha de paño fino con una rosca que se ponía en la cabeza, de la cual bajaban dos faldones, que caían, uno hasta el pescuezo y el otro que, propiamente era la chía, hasta la mitad de las espaldas. Era este adorno insignia de nobleza y autoridad.

Hopalanda.- Vestidura grande y pomposa, en especial la que vestían los estudiantes universitarios.

         Loba.- Sotana. Vestidura talar.
Manto o sotana de paño negro que, con el capirote y bonete, formaba el traje que fuera del colegio usaban los colegiales y otras personas autorizadas por su estado o ejercicio para el uso de esta vestidura.
Vestimenta clerical talar, que llega al suelo, cortada a todo ruedo y cerrada, con golpes para sacar los brazos. Covarrubias.

Manteísta.- El que asistía a las escuelas públicas vestido de sotana y manteo, cuando los estudiantes utilizaban este traje. Llamábase así a la generalidad de los escolares para diferenciarlos de los que tenían beca en los colegios mayores. 

         Manto o manteo.- Capa larga con cuello que traen los eclesiásticos sobre la sotana, y en otro tiempo usaban los estudiantes o ropa talar que usan en algunos colegios sus individuos y alumnos, sobre el cual llevan comúnmente la beca.

        Rosca.- El rollo circular que los colegiales traen por distintivo en una de las hojas de las becas.

      Sotana.- Ropa de clérigo, larga que llega a cubrir el tobillo y se ciñe. Díjose sotana porque se trae soto el manteo. Covarrubias.

        Veintidoseno.- Paño con veintidós hilos en la urdimbre.



                    
         
           BIBLIOGRAFIA


Araujo, Fernando: La Reina del Tormes. 1884.

Carabias Torres, Ana María: El colegio mayor de Cuenca en el siglo XVI. 1983.

Cortés Vázquez, Luis: La vida estudiantil en la Salamanca clásica. 1985.

Dorado, Bernardo: Compendio histórico de la ciudad de Salamanca. 1776. 

González Dávila, Gil: Historia de las antigüedades de la ciudad de Salamanca. 1606

Madoz, Pascual: Diccionario geográfico, estadístico, histórico de Salamanca. Reed. 1984.

Madruga Jiménez, Esteban: El colegio de san Ildefonso. El Museo. Crónica salmantina. Tomo II. 1959.

Marcos Rodríguez, Florencio: Fundación frustrada de dos colegios universitarios: San Lázaro y San Prudencio. 1959.

Martínez de Vadillo, Marco: El colegio menor de la Concepción de teólogos. El Museo. Crónica salmantina. Tomo II. 1959.

Rodríguez Cruz, Agueda María: Historia de la Universidad de Salamanca. 1990.

Sala Balust, Luis: Constituciones, estatutos y ceremonias de los antiguos colegios seculares de la Universidad de Salamanca. 1962/1966.

Villar y Macías, Manuel: Historia de Salamanca. 1887.

El Museo. Crónica salmantina. Tomo II. 1959.

Calle Espoz y Mina


Larga, como fueron pocas calles de la ciudad, y estrecha, como todas. Esta calle discurría entre la plaza de Santo Tomé (Plaza de los Bandos), cuya bocacalle no superaba los tres metros, y la calle del Prior donde desembocaba, aún más estrecha, en una pequeña plaza frente al palacio de los Tejeda. A ella confluía, y aún lo hace, la Cuesta del Carmen por el oeste y la calle Peripacho, que la comunicaba con la calle del Concejo, por el este. Esta calle se ensanchó en 1842 hacia el norte, ocupando terrenos de los corrales que habían sido del convento de los Carmelitas Descalzos desamortizado en 1836, formando una plaza que recibió el nombre de plaza de la Libertad. Para entonces, en plena euforia liberal, se le dio el nombre de calle de Espoz y Mina en recuerdo del célebre militar (Idocin, Navarra, 1781 - Barcelona, 1836), olvidando su antiguo nombre de calle de Cabrera que recordaba a Ponce Giraldo de Cabrera, noble de origen catalán fundador de la estirpe de los Ponce de León.
La calle albergó algunas casas señoriales de las que todavía guardamos trazas como la de los Rodríguez del Manzano y la próxima de los Monroy con los que protagonizaron el conocido y trágico suceso. Ambas casas pertenecen a la misma tipología de edificios del siglo XV, con portada de arco de medio punto con grandes dovelas y alfiz con los escudos familiares.
A la muerte de Dª Magdalena Rodríguez del Manzano y Girón Hoyos y Ulloa, Viuda de Careaga, acaecida en 1888 la casa de la familia pasó a su nieto D. Carlos de la Bastida y Careaga, 2º conde de Ardales del Río tras la muerte  en 1898 de su padre Martín de La Bastida y Herrea, 1º Conde de Ardales, por este motivo la casa de llamó de los condes de Ardales. Fue donada por la familia al Obispado de Salamanca y en ella se inauguró en 1959 la casa sacerdotal "San Pio X". En 2005 fue cedida al Ayuntamiento, incluyendo el "moderno" edificio construido hacia la calle Íscar Peyra, cuya apertura se había llevado parte de los corrales de la casa original. En 2008 el ayuntamiento terminó la reforma de ambos edificios, instalándose en la casa el Organismo Autónomo de Gestión Económica y Recaudación (OAGER).
A la calle Espoz y Mina, además de la vecindad de la mencionada casa de los Tejedas, también asomaban las traseras de las casas del conde de Grajal que estaban situadas en el terreno que hoy corresponde al solar entre los dos pasajes que comunican la calle con la Plaza Mayor. Estas casas fueron compradas por el Ayuntamiento para acabar con la oposición del conde a la construcción de la Plaza Mayor.

No pensamos que fueran estas las únicas casas nobiliarias de la calle ya que mantenemos la hipótesis de que la familia de Ponce Giraldo de Cabrera debió tener palacio o propiedad en la zona, de tal importancia como para nombrar la calle con tal apellido. Como única "prueba" notamos la existencia centenaria del parador o mesón de los Toros, entre la actual Plaza Mayor y la calle Espoz y Mina, solar en que se construyó en los años 30 del siglo XX el teatro y cine Coliseum, hoy también derribado y sustituido por un edificio residencial. La propiedad del parador de los Toros, hasta su venta a mediados del siglo XVIII, fue del convento cisterciense de Nuestra Señora de Moreruela en Zamora fundado por Ponce de Cabrera cuando en 1143 Alfonso VII de León le cedió la población, entonces desierta, de Moreruela de Frades con la obligación de construir el monasterio. El patrocinio del convento fue de sus herederos que bien pudieron ceder la propiedad del solar al convento.

La calle ha sido ampliada y alineada desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, al menos en su tramo desde la plaza de la Libertad a la del Prior. En 1934 se pidió en el pleno municipal su prolongación para hacerla desembocar en la calle de Juan del Rey y de este modo facilitar la comunicación norte-sur sin pasar por la Plaza Mayor. Idea que, si bien no se llegó a llevar a la práctica, perduró en sucesivos planes urbanísticos que condujeron a la ejecución de la “Via de Rodeo” con la apertura en 1968 de la calle Iscar Peyra.


Calle de Espoz y Mina en el plano basado en
Francisco Coello de 1858 y en 2018







El parador de los TOROS. 
Su solar, entre la Plaza Mayor y la calle Espoz y Mina, 
lo ocupó desde 1933 el teatro-cine COLISEUM. 
Foto Ansede y Juanes, 1930


La gran antigüedad del parador de los Toros, o de los Toreros, queda testimoniada por la orden que el 15 de febrero de 1497 dio el Príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, para empedrar varias calles de la ciudad, entre ellas la calle del "Conçejo de Ençima" (calle Concejo), desde el mesón de los Toros hasta la plaza de Santo Thomé (plaza de los Bandos). 
Era propiedad de los monjes cistercienses del monasterio de Moreruela (Zamora) cuando se pretendía construir el pabellón de Poniente (Pretineros) de la Plaza Mayor (1735-1750). El monasterio pleiteó con el Consistorio al considerar de su propiedad el callejón que conducía hasta su parador, situado tras una de las casas, la llamada pequeña, del Conde de Grajal en la esquina de la calle Concejo. Un acuerdo final dio la propiedad del callejón al Consistorio. El callejón de los Toros, como espacio público, permanece en la actualidad convertido en pasaje entre la Plaza Mayor y la calle Espoz y Mina y recibe el nombre de pasaje Coliseum. Después de que el monaterio de Nuestra Señora de Moreruela hubiera mantenido el parador o mesón en censo enfitéutico por escritura de 26 de enero de 1580 otorgada a Francisco Errada y su mujer, fue vendido en pública subasta a Dª Teresa Gallego concediendo escritura pública de 2 de septiembre de 1765. Pasó posteriormente a la memoria que fundó Dª Teresa en el convento de la Trinidad Calzada y de aquí quedó a propiedad del Estado que lo vendió en escritura otorgada en 27 de abril de 1808 a D. Domingo Grijalba. Llegó a su nieto D. Salvador Martínez que lo poseía a mediados del siglo XIX y continuó en propiedad privada hasta que estuvo en manos de D. Segundo Santiago García León que encargó al arquitecto D. Genaro de No la elaboración de los planos del Teatro y cine Coliseum en el solar.

El parador de los Toros fue referente entre los establecimientos hospederos de la época, aún después de la aparición de los modernos hoteles, como el Hotel del Comercio (1877) construido con la llegada del ferrocarril y destinado al alojamiento de las clases acomodadas. Por él pasaron infinidad de personajes y sus historias, "pequeños comediantes, titiriteros, saltimbanquis, tratantes, charros y sus cabalgaduras, estudiantes de otras épocas, viajantes de comercio, caballeros en sus mulos,.." (José Sánchez Gómez, alias UN REPORTER, 1930) y una lista interminable de toreros como Guerrita, Mazzantini o Frascuelo. Fue lugar de partida, y llegada, de diligencias hacia, y desde, Ledesma, Béjar, Alba de Tormes o Vitigudino. Y durante un tiempo, a partir de octubre de 1889, albergó el "Gimnasio Higiénico", que los señores hermanos Martínez habían inaugurado el 1 de octubre de 1886 en una panera en la calle Toro 74.
Llegó a finales de la década de 1920 en un estado muy precario de sus instalaciones, incapaz de proporcionar las debidas atenciones higiénicas y de comodidad necesarias para el hospedaje de personas y caballerías. Fue derribado en el otoño de 1930 para dejar su lugar al nuevo teatro-cine que recibió el nombre de Teatro Coliseum, inaugurado en 1933, cerrado en 1988 y posteriormente desmantelado. 
El parador de los Toros no fue el último parador de la ciudad, tras su derribo aún quedaron funcionando el parador de San Antonio (Plaza del Peso, 18), el parador del Manco (Plaza del Peso, 20), el parador del Rincón (Plaza del Ángel), el parador del Clavel (Calle Consuelo), parador o posada de las Dos Puertas (Calle Varillas) y parador de la Peña de Francia (Calle Bermejeros), todos con cuadras para caballerías.


© C.H. fc 21/07/16 Rev. 01 (28/10/18)





Fachada del edificio del Teatro-Cine COLISEUM 


Fue inaugurado en 1933. A la derecha de la imagen se observa que aún no se ha construido el edificio y pasaje de la Caja de Ahorros, terminado en 1939 sobre el solar del antiguo hotel Pasaje que resultó destruido en un incendio en julio de 1932.

Aunque, durante la década de 1920, la actividad teatral se encontraba sumida en una profunda crisis de la que solo se salvaban algunas modalidades de comedia, el cine había alcanzado un alto grado de popularidad. Era la época dorada del cine mudo, fundamentalmente americano. No es extraño que se considerara la viabilidad económica de un teatro adaptado a la modernidad, céntrico, capaz, elegante y confortable.

La población de Salamanca había aumentado considerablemente en esa década, pasando de 24.141 habitantes en 1920 a 43.953 en 1930, la causa fundamental fue la llegada de braceros emigrados desde el propio campo salmantino. La ciudad crecía y se hacía necesaria una profunda revisión de las infraestructuras urbanas que, sobre todo, mejorasen las condiciones higiénicas padecidas durante la transición entre los dos siglos. Aún inconcluso, el proyecto de suministro de aguas estaba muy avanzado con la construcción del Depósito de Aguas en 1917 y el establecimiento de un primer Plan de Pavimentación en 1923 demostraba la modernización de la ciudad (Senabre, 2003). La relativa bonanza económica de la década de los años 20, que terminó bruscamente con el crack mundial del año 29 detonante último de la transición política entre la dictadura del General Primo de Rivera y la Segunda República, permitió proyectos como el Hospital Provincial (1930), el Gran Hotel (1930), el edificio de la Telefónica (1929), el de la Caja de Previsión (1932) y otros muchos que, a la par de generar empleo para la nueva población, mejoraron considerablemente las dotaciones y servicios de la ciudad. También la dotación para el entretenimiento se vio favorecida en este periodo con la construcción del Teatro-cine Coliseum.

Sobre el solar del antiguo y muy tradicional parador de los Toros, situado entre la calle Espoz y Mina y la Plaza Mayor, al que se accedía desde esta última a través de un largo callejón, llamado de los Toros, su propietario, D. Segundo Santiago García León, encargó al arquitecto D. Genaro de Nó la elaboración de los planos para un nuevo teatro y cine. Sobre el solar de unos 1200 m2 se construyó el edificio en estilo art-decó, cuya fachada principal en la calle Espoz y Mina (en la imagen) constaba de tres plantas con 20 m de altura total y 19.50 m de anchura. La entrada por la Plaza Mayor reconstruía el viejo callejón que dio acceso al corralón de entrada del viejo parador. El renovado callejón, de 20.7 m de longitud, decorado con paneles sobre los que se exhibían los carteles de las películas proyectadas y que terminaba en una puerta de metal y cristal de acceso, fue cubierto con una cristalera con objeto de dotarle de iluminación natural y se constituyó como la verdadera entrada principal al nuevo teatro. El antiguo parador de los Toros comenzó su derribo en el otoño de 1930 y el nuevo teatro inició su construcción en febrero de 1931. Tras alguna interrupción, pudo ser inaugurado el 5 de septiembre de 1933 con la versión de D. Miguel de Unamuno de la obra "Medea" de Séneca, puesta en escena por la compañía Xirgu-Borrás de los actores Dª Margarita Xirgu y D. Enrique Borrás. La nueva sala de teatro gozó de un lleno total y la asistencia del propio Unamuno.

El 14 de septiembre de 1970, tras 37 años de funcionamiento, el cine Coliseum sufrió un aparatoso incendio del que pudo ser restaurado. Pero la crisis de las salas cinematográficas de los años 80 provocó, al igual que en otros cines salmantinos, su cierre en 1988. A principios de la década de 1990 el edificio fue sustituido por un nuevo bloque, fundamentalmente de carácter residencial.


© C.H. fc 18/07/16 Rev. 00






EL JUEGO DE LAS DIFERENCIAS. 
Portón del parador de los Toros y entrada al teatro-cine COLISEUM
Portón del parador de los Toros (1930).
Fotografía de Ansede y Juanes / Entrada al teatro-cine COLISEUM (1933) ( s.d.)
Aspecto del Pasaje Coliseum el 24/07/2016


Muchas son, sin duda, las diferencias entre ambas puertas. En realidad, su única similitud consiste en haber servido de acceso a las dos instalaciones que ocuparon, en distintas épocas, el mismo recinto. La rústica puerta de madera permitió la entrada, hasta 1930, al antiguo parador de los Toros, mientras que la “moderna” portada lo hizo, desde 1933, al teatro-cine Coliseum. En honor a la verdad, la imagen muestra la puerta del teatro en el sentido de entrada al inmueble y sin embargo, la del mesón se percibe desde su interior, y al traspasarla se llegaba, aunque la calidad de la imagen no permite visualizarlo, a los soportales de la mismísima Plaza Mayor ¿Quién lo diría?

De un callejón a cielo abierto, que conducía al portón de madera de entrada al corralón que distribuía las dependencias del viejo parador de los Toros, se pasó, en apenas tres años, a un callejón cubierto por una cristalera que aportaba luz natural al pasadizo y lo convertía en un patio o hall, más dependencia del propio cine que parte de una calle pública, y cuya puerta, de metal y cristal, delataba el estilo art-decó de la decoración del teatro.

Hoy, desaparecido el teatro Coliseum, el callejón, convertido en pasaje con aspecto de túnel suburbano, se muestra sucio, abandonado y solitario, a pesar de su situación. Solo algunos restos olvidados en la entrada por la Plaza Mayor permiten, con dificultad, constatar su pasado cercano y, al mismo tiempo, contribuyen a percibir más claramente el deteriorado aspecto del pasadizo.


© C.H. fc 26/07/16 Rev. 00





Incendio del hotel Pasaje en la calle Espoz y Mina
Fotografía de Ansede y Juanes. El Adelanto del 10 de julio de 1932


Las viejas casas y edificaciones del casco antiguo de Salamanca estuvieron expuestas a un peligro constante de incendio. Peligro del que desgraciadamente aún no estamos totalmente libres. Construidas con materiales muy inflamables, como la madera, y levantadas muy juntas y en calles tan estrechas que permitían el desplazamiento fácil del fuego, con sistemas inseguros en cocinas y calderas e instalaciones precarias de electricidad o de gas, sumado a los lamentables descuidos y con el agravante de la falta de medios contra el fuego e incluso de agua, fueron fácil pasto de las llamas.

Muchos fueron los incendios que asolaron la ciudad, como el del palacio de los Marqueses de Castellanos en 1942 o el taller del diario El Adelanto en 1918 que ya hemos recordado en esta página, o este del hotel Pasaje ocurrido la mañana del 9 de julio de 1932, cuando a su lado se estaba construyendo el Teatro Coliseum, cuya obra afortunadamente no se vio afectada, y cuya intensidad inicial hizo temer por la seguridad de la manzana e incluso la de los edificios de la Plaza Mayor. La total destrucción del edificio permitió, como vimos en la entrada anterior, la construcción de la nueva sede de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca además de la reconstrucción del Hotel Pasaje, su café y evidentemente del Pasaje que les da nombre.

El café del Pasaje, Plaza Mayor 39, fue abierto por el constructor D. Bernardo Martín Pérez en 1894 mientras construía un hotel de 40 habitaciones en unos terrenos adquiridos a D. Francisco Hernández Martín entre la Plaza Mayor y la calle Espoz y Mina, ambos viales quedaron unidos a través de un pasaje que daría nombre al café, casino y hotel previstos por D. Bernardo. El complejo hostelero, estuvo desde 1895 bajo la dirección de D. Marcelino Chapado, propietario del café restaurante de la Universidad situado en la calle de la Rúa esquina Palominos. El hotel se inauguró el 2 de diciembre de 1899, disponiendo de restaurante independiente del café. El amplio salón del café fue escenario de infinidad de tertulias y veladas musicales, especialmente en su patio-jardín interior en época estival. Su Círculo o Casino fue centro de una gran actividad cultural y de recreo, celebrándose periódicamente bailes y otros eventos sociales. Dispuso de veladores en la Plaza mayor desde 1905. En 1916, tomó la dirección del hotel D. Lorenzo Moretón, pasando D. Marcelino Chapado a la dirección del café restaurant Paris en Prior 9-11, local que fuera del café de la Perla. La familia Moretón acaparó distintos negocios de hostelería de la época, Agustín Moretón sucedió a su padre en la dirección del café del Pasaje y Francisco Moretón del hotel Terminus y del café Suizo. 

En el momento del incendio la explotación del negocio corría a cargo de D. Gregorio Barragán, que llevaba doce años con el hotel desde que lo tomó de D. Lorenzo Moretón y seis con el café y casino traspasado de los hijos de Moretón. El edificio era propiedad de D. Tomás Martín Bazán y D. José Carlos Herrera, catedrático de la facultad de medicina de Santiago de Compostela.

A pesar de la violencia del incendio, que destruyó totalmente los locales, pudo ser controlado con relativa prontitud por la intervención de los bomberos de Salamanca, Zamora y Ciudad Rodrigo, fuerzas del cuartel de ingenieros y de infantería además de la Guardia Civil y Municipal.


© C.H. fc 04/08/16 Rev. 00





Edificio Sede de la Caja de Ahorros de Salamanca en la calle Espoz y Mina
Fotografía de C. León, propiedad del archivo de Caja Duero



Notese, al final del edificio, la presencia, en la calle del Prior, de la vieja casa de los Tejeda que fuera sede del Gobierno Civil de Salamanca hasta 1948.

Durante la mañana del 9 de julio de 1932, cuando todavía faltaba un año para la inauguración del nuevo Teatro Coliseum, un pavoroso incendio en su inmediata vecindad destruyó totalmente el Hotel Pasaje en la calle Espoz y Mina. Antes de quedar completamente controladas, las llamas amenazaron asolar toda la manzana, incluso se temió que pudieran alcanzar la Plaza Mayor. Hacia las dos de la tarde, el fuego logró ser totalmente sofocado. Tras el suceso, los restos de las construcciones afectadas fueron demolidos, quedando un solar vacío durante largo tiempo.

En 1934, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca inició la compra de los solares calcinados, además de otros anejos, con el objetivo de conseguir la propiedad de los terrenos entre el nuevo edificio Coliseum y la calle del Prior. La mayor adquisición fue la realizada en el mes de julio a D. Tomás Martín Bazán y familia a quien pertenecían los terrenos donde se encontraba el incendiado hotel Pasaje. 

Al terminar el año 1936, mientras la ciudad ejercía de capital del bando nacional en plena Guerra Civil, la institución bancaria anunció el inicio de la edificación en los terrenos. El encargado del proyecto fue D. Joaquín Secall Domingo, arquitecto de la entidad desde 1924, tras su dimisión como arquitecto municipal. Secall había diseñado, en 1934, dos edificios. El primero, de estilo marcadamente racionalista, para el nuevo hotel Pasaje. Este edificio estaba atravesado por el pasaje que le había dado nombre y aunque, financiado por la Caja de Ahorros, lo regentaría un industrial privado. Y un segundo edificio, inmediato al anterior y con una gran fachada hasta la calle del Prior, de estilo alejado de las corrientes racionalistas, y que se destinaría para nueva sede social de la Caja y viviendas de alquiler.

Sin ninguna celebración especial, la nueva sede de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca fue inaugurada el 16 de abril de 1939, la Guerra Civil había terminado el día 1 de ese mismo mes. 

Esta fue la cuarta sede de la entidad y lo fue hasta la inauguración de la quinta sede en el palacio Garcigrande en la plaza de los Bandos en 1969.
La primera sede, inaugurada en 1881, estuvo situada en una esquina entre la calle de la Reina y Caleros. La segunda, inaugurada en 1883, se situó en el nº 3 de la calle Caldereros, en un edificio propiedad de D. Juan Casimiro Mirat. La tercera, desde 1891, en la calle de Zamora nº 27 en unas casas alquiladas a D. Manuel Blanco, que luego fueron adquiridas por la entidad en 1900, reconstruidas en 1903 con un proyecto de D. Cecilio González Domingo en 1903 y finalmente derribadas para incluirlas en la sede de la Plaza de los Bandos.

Para saber más:

"125 años, Caja Duero, 1881 – 2006. Apuntes para la historia de una institución". Coordinador Antonio Delgado Guisando. Salamanca 2006.

"Historia de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca: 1881-1981". Zarza, Molleda y otros. Salamanca 1982.


© C.H. fc 29/07/16 Rev. 00