Calle Espoz y Mina


Larga, como fueron pocas calles de la ciudad, y estrecha, como todas. Esta calle discurría entre la plaza de Santo Tomé (Plaza de los Bandos), cuya bocacalle no superaba los tres metros, y la calle del Prior donde desembocaba, aún más estrecha, en una pequeña plaza frente al palacio de los Tejeda. A ella confluía, y aún lo hace, la Cuesta del Carmen por el oeste y la calle Peripacho, que la comunicaba con la calle del Concejo, por el este. Esta calle se ensanchó en 1842 hacia el norte, ocupando terrenos de los corrales que habían sido del convento de los Carmelitas Descalzos desamortizado en 1836, formando una plaza que recibió el nombre de plaza de la Libertad. Para entonces, en plena euforia liberal, se le dio el nombre de calle de Espoz y Mina en recuerdo del célebre militar (Idocin, Navarra, 1781 - Barcelona, 1836), olvidando su antiguo nombre de calle de Cabrera que recordaba a Ponce Giraldo de Cabrera, noble de origen catalán fundador de la estirpe de los Ponce de León.
La calle albergó algunas casas señoriales de las que todavía guardamos trazas como la de los Rodríguez del Manzano y la próxima de los Monroy con los que protagonizaron el conocido y trágico suceso. Ambas casas pertenecen a la misma tipología de edificios del siglo XV, con portada de arco de medio punto con grandes dovelas y alfiz con los escudos familiares.
A la muerte de Dª Magdalena Rodríguez del Manzano y Girón Hoyos y Ulloa, Viuda de Careaga, acaecida en 1888 la casa de la familia pasó a su nieto D. Carlos de la Bastida y Careaga, 2º conde de Ardales del Río tras la muerte  en 1898 de su padre Martín de La Bastida y Herrea, 1º Conde de Ardales, por este motivo la casa de llamó de los condes de Ardales. Fue donada por la familia al Obispado de Salamanca y en ella se inauguró en 1959 la casa sacerdotal "San Pio X". En 2005 fue cedida al Ayuntamiento, incluyendo el "moderno" edificio construido hacia la calle Íscar Peyra, cuya apertura se había llevado parte de los corrales de la casa original. En 2008 el ayuntamiento terminó la reforma de ambos edificios, instalándose en la casa el Organismo Autónomo de Gestión Económica y Recaudación (OAGER).
A la calle Espoz y Mina, además de la vecindad de la mencionada casa de los Tejedas, también asomaban las traseras de las casas del conde de Grajal que estaban situadas en el terreno que hoy corresponde al solar entre los dos pasajes que comunican la calle con la Plaza Mayor. Estas casas fueron compradas por el Ayuntamiento para acabar con la oposición del conde a la construcción de la Plaza Mayor.

No pensamos que fueran estas las únicas casas nobiliarias de la calle ya que mantenemos la hipótesis de que la familia de Ponce Giraldo de Cabrera debió tener palacio o propiedad en la zona, de tal importancia como para nombrar la calle con tal apellido. Como única "prueba" notamos la existencia centenaria del parador o mesón de los Toros, entre la actual Plaza Mayor y la calle Espoz y Mina, solar en que se construyó en los años 30 del siglo XX el teatro y cine Coliseum, hoy también derribado y sustituido por un edificio residencial. La propiedad del parador de los Toros, hasta su venta a mediados del siglo XVIII, fue del convento cisterciense de Nuestra Señora de Moreruela en Zamora fundado por Ponce de Cabrera cuando en 1143 Alfonso VII de León le cedió la población, entonces desierta, de Moreruela de Frades con la obligación de construir el monasterio. El patrocinio del convento fue de sus herederos que bien pudieron ceder la propiedad del solar al convento.

La calle ha sido ampliada y alineada desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, al menos en su tramo desde la plaza de la Libertad a la del Prior. En 1934 se pidió en el pleno municipal su prolongación para hacerla desembocar en la calle de Juan del Rey y de este modo facilitar la comunicación norte-sur sin pasar por la Plaza Mayor. Idea que, si bien no se llegó a llevar a la práctica, perduró en sucesivos planes urbanísticos que condujeron a la ejecución de la “Via de Rodeo” con la apertura en 1968 de la calle Iscar Peyra.


Calle de Espoz y Mina en el plano basado en
Francisco Coello de 1858 y en 2018







El parador de los TOROS. 
Su solar, entre la Plaza Mayor y la calle Espoz y Mina, 
lo ocupó desde 1933 el teatro-cine COLISEUM. 
Foto Ansede y Juanes, 1930


La gran antigüedad del parador de los Toros, o de los Toreros, queda testimoniada por la orden que el 15 de febrero de 1497 dio el Príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, para empedrar varias calles de la ciudad, entre ellas la calle del "Conçejo de Ençima" (calle Concejo), desde el mesón de los Toros hasta la plaza de Santo Thomé (plaza de los Bandos). 
Era propiedad de los monjes cistercienses del monasterio de Moreruela (Zamora) cuando se pretendía construir el pabellón de Poniente (Petrineros) de la Plaza Mayor (1735-1750). El monasterio pleiteó con el Consistorio al considerar de su propiedad el callejón que conducía hasta su parador, situado tras una de las casas, la llamada pequeña, del Conde de Grajal en la esquina de la calle Concejo. Un acuerdo final dio la propiedad del callejón al Consistorio. El callejón de los Toros, como espacio público, permanece en la actualidad convertido en pasaje entre la Plaza Mayor y la calle Espoz y Mina y recibe el nombre de pasaje Coliseum. Después de que el monaterio de Nuestra Señora de Moreruela hubiera mantenido el parador o mesón en censo enfitéutico por escritura de 26 de enero de 1580 otorgada a Francisco Errada y su mujer, fue vendido en pública subasta a Dª Teresa Gallego concediendo escritura pública de 2 de septiembre de 1765. Pasó posteriormente a la memoria que fundó Dª Teresa en el convento de la Trinidad Calzada y de aquí quedó a propiedad del Estado que lo vendió en escritura otorgada en 27 de abril de 1808 a D. Domingo Grijalba. Llegó a su nieto D. Salvador Martínez que lo poseía a mediados del siglo XIX y continuó en propiedad privada hasta que estuvo en manos de D. Segundo Santiago García León que encargó al arquitecto D. Genaro de No la elaboración de los planos del Teatro y cine Coliseum en el solar.

El parador de los Toros fue referente entre los establecimientos hospederos de la época, aún después de la aparición de los modernos hoteles, como el Hotel del Comercio (1877) construido con la llegada del ferrocarril y destinado al alojamiento de las clases acomodadas. Por él pasaron infinidad de personajes y sus historias, "pequeños comediantes, titiriteros, saltimbanquis, tratantes, charros y sus cabalgaduras, estudiantes de otras épocas, viajantes de comercio, caballeros en sus mulos,.." (José Sánchez Gómez, alias UN REPORTER, 1930) y una lista interminable de toreros como Guerrita, Mazzantini o Frascuelo. Fue lugar de partida, y llegada, de diligencias hacia, y desde, Ledesma, Béjar, Alba de Tormes o Vitigudino. Y durante un tiempo, a partir de octubre de 1889, albergó el "Gimnasio Higiénico", que los señores hermanos Martínez habían inaugurado el 1 de octubre de 1886 en una panera en la calle Toro 74.
Llegó a finales de la década de 1920 en un estado muy precario de sus instalaciones, incapaz de proporcionar las debidas atenciones higiénicas y de comodidad necesarias para el hospedaje de personas y caballerías. Fue derribado en el otoño de 1930 para dejar su lugar al nuevo teatro-cine que recibió el nombre de Teatro Coliseum, inaugurado en 1933, cerrado en 1988 y posteriormente desmantelado. 
El parador de los Toros no fue el último parador de la ciudad, tras su derribo aún quedaron funcionando el parador de San Antonio (Plaza del Peso, 18), el parador del Manco (Plaza del Peso, 20), el parador del Rincón (Plaza del Ángel), el parador del Clavel (Calle Consuelo), parador o posada de las Dos Puertas (Calle Varillas) y parador de la Peña de Francia (Calle Bermejeros), todos con cuadras para caballerías.


© C.H. fc 21/07/16 Rev. 01 (28/10/18)





Fachada del edificio del Teatro-Cine COLISEUM 


Fue inaugurado en 1933. A la derecha de la imagen se observa que aún no se ha construido el edificio y pasaje de la Caja de Ahorros, terminado en 1939 sobre el solar del antiguo hotel Pasaje que resultó destruido en un incendio en julio de 1932.

Aunque, durante la década de 1920, la actividad teatral se encontraba sumida en una profunda crisis de la que solo se salvaban algunas modalidades de comedia, el cine había alcanzado un alto grado de popularidad. Era la época dorada del cine mudo, fundamentalmente americano. No es extraño que se considerara la viabilidad económica de un teatro adaptado a la modernidad, céntrico, capaz, elegante y confortable.

La población de Salamanca había aumentado considerablemente en esa década, pasando de 24.141 habitantes en 1920 a 43.953 en 1930, la causa fundamental fue la llegada de braceros emigrados desde el propio campo salmantino. La ciudad crecía y se hacía necesaria una profunda revisión de las infraestructuras urbanas que, sobre todo, mejorasen las condiciones higiénicas padecidas durante la transición entre los dos siglos. Aún inconcluso, el proyecto de suministro de aguas estaba muy avanzado con la construcción del Depósito de Aguas en 1917 y el establecimiento de un primer Plan de Pavimentación en 1923 demostraba la modernización de la ciudad (Senabre, 2003). La relativa bonanza económica de la década de los años 20, que terminó bruscamente con el crack mundial del año 29 detonante último de la transición política entre la dictadura del General Primo de Rivera y la Segunda República, permitió proyectos como el Hospital Provincial (1930), el Gran Hotel (1930), el edificio de la Telefónica (1929), el de la Caja de Previsión (1932) y otros muchos que, a la par de generar empleo para la nueva población, mejoraron considerablemente las dotaciones y servicios de la ciudad. También la dotación para el entretenimiento se vio favorecida en este periodo con la construcción del Teatro-cine Coliseum.

Sobre el solar del antiguo y muy tradicional parador de los Toros, situado entre la calle Espoz y Mina y la Plaza Mayor, al que se accedía desde esta última a través de un largo callejón, llamado de los Toros, su propietario, D. Segundo Santiago García León, encargó al arquitecto D. Genaro de Nó la elaboración de los planos para un nuevo teatro y cine. Sobre el solar de unos 1200 m2 se construyó el edificio en estilo art-decó, cuya fachada principal en la calle Espoz y Mina (en la imagen) constaba de tres plantas con 20 m de altura total y 19.50 m de anchura. La entrada por la Plaza Mayor reconstruía el viejo callejón que dio acceso al corralón de entrada del viejo parador. El renovado callejón, de 20.7 m de longitud, decorado con paneles sobre los que se exhibían los carteles de las películas proyectadas y que terminaba en una puerta de metal y cristal de acceso, fue cubierto con una cristalera con objeto de dotarle de iluminación natural y se constituyó como la verdadera entrada principal al nuevo teatro. El antiguo parador de los Toros comenzó su derribo en el otoño de 1930 y el nuevo teatro inició su construcción en febrero de 1931. Tras alguna interrupción, pudo ser inaugurado el 5 de septiembre de 1933 con la versión de D. Miguel de Unamuno de la obra "Medea" de Séneca, puesta en escena por la compañía Xirgu-Borrás de los actores Dª Margarita Xirgu y D. Enrique Borrás. La nueva sala de teatro gozó de un lleno total y la asistencia del propio Unamuno.

El 14 de septiembre de 1970, tras 37 años de funcionamiento, el cine Coliseum sufrió un aparatoso incendio del que pudo ser restaurado. Pero la crisis de las salas cinematográficas de los años 80 provocó, al igual que en otros cines salmantinos, su cierre en 1988. A principios de la década de 1990 el edificio fue sustituido por un nuevo bloque, fundamentalmente de carácter residencial.


© C.H. fc 18/07/16 Rev. 00






EL JUEGO DE LAS DIFERENCIAS. 
Portón del parador de los Toros y entrada al teatro-cine COLISEUM
Portón del parador de los Toros (1930).
Fotografía de Ansede y Juanes / Entrada al teatro-cine COLISEUM (1933) ( s.d.)
Aspecto del Pasaje Coliseum el 24/07/2016


Muchas son, sin duda, las diferencias entre ambas puertas. En realidad, su única similitud consiste en haber servido de acceso a las dos instalaciones que ocuparon, en distintas épocas, el mismo recinto. La rústica puerta de madera permitió la entrada, hasta 1930, al antiguo parador de los Toros, mientras que la “moderna” portada lo hizo, desde 1933, al teatro-cine Coliseum. En honor a la verdad, la imagen muestra la puerta del teatro en el sentido de entrada al inmueble y sin embargo, la del mesón se percibe desde su interior, y al traspasarla se llegaba, aunque la calidad de la imagen no permite visualizarlo, a los soportales de la mismísima Plaza Mayor ¿Quién lo diría?

De un callejón a cielo abierto, que conducía al portón de madera de entrada al corralón que distribuía las dependencias del viejo parador de los Toros, se pasó, en apenas tres años, a un callejón cubierto por una cristalera que aportaba luz natural al pasadizo y lo convertía en un patio o hall, más dependencia del propio cine que parte de una calle pública, y cuya puerta, de metal y cristal, delataba el estilo art-decó de la decoración del teatro.

Hoy, desaparecido el teatro Coliseum, el callejón, convertido en pasaje con aspecto de túnel suburbano, se muestra sucio, abandonado y solitario, a pesar de su situación. Solo algunos restos olvidados en la entrada por la Plaza Mayor permiten, con dificultad, constatar su pasado cercano y, al mismo tiempo, contribuyen a percibir más claramente el deteriorado aspecto del pasadizo.


© C.H. fc 26/07/16 Rev. 00





Incendio del hotel Pasaje en la calle Espoz y Mina
Fotografía de Ansede y Juanes. El Adelanto del 10 de julio de 1932


Las viejas casas y edificaciones del casco antiguo de Salamanca estuvieron expuestas a un peligro constante de incendio. Peligro del que desgraciadamente aún no estamos totalmente libres. Construidas con materiales muy inflamables, como la madera, y levantadas muy juntas y en calles tan estrechas que permitían el desplazamiento fácil del fuego, con sistemas inseguros en cocinas y calderas e instalaciones precarias de electricidad o de gas, sumado a los lamentables descuidos y con el agravante de la falta de medios contra el fuego e incluso de agua, fueron fácil pasto de las llamas.

Muchos fueron los incendios que asolaron la ciudad, como el del palacio de los Marqueses de Castellanos en 1942 o el taller del diario El Adelanto en 1918 que ya hemos recordado en esta página, o este del hotel Pasaje ocurrido la mañana del 9 de julio de 1932, cuando a su lado se estaba construyendo el Teatro Coliseum, cuya obra afortunadamente no se vio afectada, y cuya intensidad inicial hizo temer por la seguridad de la manzana e incluso la de los edificios de la Plaza Mayor. La total destrucción del edificio permitió, como vimos en la entrada anterior, la construcción de la nueva sede de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca además de la reconstrucción del Hotel Pasaje, su café y evidentemente del Pasaje que les da nombre.

El café del Pasaje, Plaza Mayor 39, fue abierto por el constructor D. Bernardo Martín Pérez en 1894 mientras construía un hotel de 40 habitaciones en unos terrenos adquiridos a D. Francisco Hernández Martín entre la Plaza Mayor y la calle Espoz y Mina, ambos viales quedaron unidos a través de un pasaje que daría nombre al café, casino y hotel previstos por D. Bernardo. El complejo hostelero, estuvo desde 1895 bajo la dirección de D. Marcelino Chapado, propietario del café restaurante de la Universidad situado en la calle de la Rúa esquina Palominos. El hotel se inauguró el 2 de diciembre de 1899, disponiendo de restaurante independiente del café. El amplio salón del café fue escenario de infinidad de tertulias y veladas musicales, especialmente en su patio-jardín interior en época estival. Su Círculo o Casino fue centro de una gran actividad cultural y de recreo, celebrándose periódicamente bailes y otros eventos sociales. Dispuso de veladores en la Plaza mayor desde 1905. En 1916, tomó la dirección del hotel D. Lorenzo Moretón, pasando D. Marcelino Chapado a la dirección del café restaurant Paris en Prior 9-11, local que fuera del café de la Perla. La familia Moretón acaparó distintos negocios de hostelería de la época, Agustín Moretón sucedió a su padre en la dirección del café del Pasaje y Francisco Moretón del hotel Terminus y del café Suizo. 

En el momento del incendio la explotación del negocio corría a cargo de D. Gregorio Barragán, que llevaba doce años con el hotel desde que lo tomó de D. Lorenzo Moretón y seis con el café y casino traspasado de los hijos de Moretón. El edificio era propiedad de D. Tomás Martín Bazán y D. José Carlos Herrera, catedrático de la facultad de medicina de Santiago de Compostela.

A pesar de la violencia del incendio, que destruyó totalmente los locales, pudo ser controlado con relativa prontitud por la intervención de los bomberos de Salamanca, Zamora y Ciudad Rodrigo, fuerzas del cuartel de ingenieros y de infantería además de la Guardia Civil y Municipal.


© C.H. fc 04/08/16 Rev. 00





Edificio Sede de la Caja de Ahorros de Salamanca en la calle Espoz y Mina
Fotografía de C. León, propiedad del archivo de Caja Duero



Notese, al final del edificio, la presencia, en la calle del Prior, de la vieja casa de los Tejeda que fuera sede del Gobierno Civil de Salamanca hasta 1948.

Durante la mañana del 9 de julio de 1932, cuando todavía faltaba un año para la inauguración del nuevo Teatro Coliseum, un pavoroso incendio en su inmediata vecindad destruyó totalmente el Hotel Pasaje en la calle Espoz y Mina. Antes de quedar completamente controladas, las llamas amenazaron asolar toda la manzana, incluso se temió que pudieran alcanzar la Plaza Mayor. Hacia las dos de la tarde, el fuego logró ser totalmente sofocado. Tras el suceso, los restos de las construcciones afectadas fueron demolidos, quedando un solar vacío durante largo tiempo.

En 1934, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca inició la compra de los solares calcinados, además de otros anejos, con el objetivo de conseguir la propiedad de los terrenos entre el nuevo edificio Coliseum y la calle del Prior. La mayor adquisición fue la realizada en el mes de julio a D. Tomás Martín Bazán y familia a quien pertenecían los terrenos donde se encontraba el incendiado hotel Pasaje. 

Al terminar el año 1936, mientras la ciudad ejercía de capital del bando nacional en plena Guerra Civil, la institución bancaria anunció el inicio de la edificación en los terrenos. El encargado del proyecto fue D. Joaquín Secall Domingo, arquitecto de la entidad desde 1924, tras su dimisión como arquitecto municipal. Secall había diseñado, en 1934, dos edificios. El primero, de estilo marcadamente racionalista, para el nuevo hotel Pasaje. Este edificio estaba atravesado por el pasaje que le había dado nombre y aunque, financiado por la Caja de Ahorros, lo regentaría un industrial privado. Y un segundo edificio, inmediato al anterior y con una gran fachada hasta la calle del Prior, de estilo alejado de las corrientes racionalistas, y que se destinaría para nueva sede social de la Caja y viviendas de alquiler.

Sin ninguna celebración especial, la nueva sede de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca fue inaugurada el 16 de abril de 1939, la Guerra Civil había terminado el día 1 de ese mismo mes. 

Esta fue la cuarta sede de la entidad y lo fue hasta la inauguración de la quinta sede en el palacio Garcigrande en la plaza de los Bandos en 1969.
La primera sede, inaugurada en 1881, estuvo situada en una esquina entre la calle de la Reina y Caleros. La segunda, inaugurada en 1883, se situó en el nº 3 de la calle Caldereros, en un edificio propiedad de D. Juan Casimiro Mirat. La tercera, desde 1891, en la calle de Zamora nº 27 en unas casas alquiladas a D. Manuel Blanco, que luego fueron adquiridas por la entidad en 1900, reconstruidas en 1903 con un proyecto de D. Cecilio González Domingo en 1903 y finalmente derribadas para incluirlas en la sede de la Plaza de los Bandos.

Para saber más:

"125 años, Caja Duero, 1881 – 2006. Apuntes para la historia de una institución". Coordinador Antonio Delgado Guisando. Salamanca 2006.

"Historia de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca: 1881-1981". Zarza, Molleda y otros. Salamanca 1982.


© C.H. fc 29/07/16 Rev. 00