No fue esta nuestra primera plaza de la Constitución. La Plaza Mayor de Salamanca recibió este nombre al menos en tres periodos distintos; además, en sus casi trescientos años de existencia también se llamó plaza Real, plaza Constitucional, plaza de Isabel II y plaza de la República. Parece ley en este país, no sabemos si en otros, que los cambios en los nombres de las calles y plazas sea uno de las primeros quehaceres de un movimiento político cuando llega al poder. Como si la cotidianidad del uso de los nombres supusiera cierto aleccionamiento político en favor de la nueva realidad social, al tiempo que se manifiesta como una reafirmación de la misma.
A principios de la década de 1950, llevaba diez años en marcha el proyecto de apertura de la Gran Vía. Fue pensada a inicios del siglo XX como una gran avenida de enlace entre Norte y Sur de la ciudad y retomada tras la Guerra Civil más como centro político y administrativo y hogar de la burguesía acomodada que como una vía rápida de comunicación, que pronto se vio inviable.
La maraña de calles preexistente, estrechas, sucias, de casas humildes, muchas de adobe y tapiales, no ofrecía apenas espacios abiertos en los que plantear una plaza. El pequeño cruce, intersección de las calles de la Alberca, del Palomo y de la Cárcel Nueva en donde también desembocaba la calle Canteros, era un área levemente abierta y de terreno público que sirvió de germen para ubicarla. Fue concebida como un espacio para la celebración de actos públicos. Allí se situó el nuevo edificio del Gobierno Civil que había iniciado su construcción en 1946 con diseño del arquitecto D. Fernando Ramírez Dampierre Sánchez y dirección de obra de D. Francisco Gil González. En febrero de 1952, con objeto de la ampliación de la nueva plaza al otro lado de la Gran Vía, fue aprobado el expediente de derribo de las casas entre la calle del Palomo y la de Canteros.
Para entonces, el Franquismo ya había realizado muchos de los pertinentes cambios en la nomenclatura de las calles, al igual que antes lo había hecho la II República y luego lo haría la Democracia. Pero el Gobernador Civil de la provincia, el gallego D. José Luis Taboada García (septiembre de 1951-febrero de 1961), según las crónicas hombre honrado, trabajador, cabal y leal a sus creencias políticas y religiosas, solicitó en julio de 1952 al pleno municipal la dedicatoria de esta plaza al Caudillo Francisco Franco. Como resultado la plaza neonata se bautizó como plaza del Caudillo.
En 1953 las autoridades universitarias anunciaron la concesión de un Doctorado Honoris a Franco, el acto de entrega se enmarcaría dentro de los actos planeados para la celebración del VII Centenario de la Universidad. Preparándose para la visita, el pleno municipal del 11 de enero de 1954 determinó la reforma de la Plaza Mayor, reforma en la que se retiraron los jardines quedando conformada como un área sin obstáculos capaz de albergar actos multitudinarios y permitir la circulación de vehículos. En es mismo pleno se aprobó el presupuesto para la pavimentación de la plaza del Caudillo valorado en 684.067 pesetas según proyecto del arquitecto D. Lorenzo González Iglesias que había sido aprobado con anterioridad en noviembre de 1953. Las obras urgían ante la inminente visita, prevista para mayo de 1954.
Las casas entre la calle Canteros y la calle del Palomo se derribaron y se liberó la torre del Aire de las construcciones a ella adosadas, procediéndose a su restauración con la reparación de los zócalos, de los alfeizares de las ventanas, la eliminación de grietas. La apertura de la plaza mejoró considerablemente la visibilidad de la torre fundamentalmente de su fachada a naciente que guarda ventanas algunas con maineles y tozas bellamente adornadas.
Finalmente la plaza fue pavimentada y amueblada con una fuente baja y un monolito, tal como nos muestran las testimoniales fotografías de D. Guzmán Gombau, y quedó lista para la visita de Franco a Salamanca, en la que recibió las medallas de oro de la Ciudad y de la Provincia así como los doctorados Honoris Causa por la Universidad de Salamanca y por la Universidad Pontificia.
Genio de la ciudad de
Fernando Mayoral en el comedor Universitario de Peñuelas de San Blas. Imagen en
epmencia.blogspot.com.es
A los edificios ya construidos que habían conformado la nueva plaza, entre ellos el mencionado Gobierno Civil (hoy Delegación Provincial del Gobierno), se fueron uniendo otros. Unos de vecindad y de locales comerciales situados en la zona oeste de la plaza, el lado de la torre del Aire, culminados en torno a 1960, y otros oficiales, en la zona este, junto al Gobierno Civil, como el Palacio de Justicia construido entre 1953 y 1956 con proyecto de D. Francisco Javier Barroso Sánchez-Guerra y D. Ricardo Pérez Fernández en estilo historicista con la inspiración en el palacio de Monterrey, y la Jefatura Provincial de las FET y de las JONS diseñada en 1955 por D. Fernando Población del Castillo y que hasta 2013 albergó la delegación de la Junta de Castilla y León y desde finales de 2014 pasó a ser propiedad del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas que instaló allí el Registro General de la Gerencia Territorial del Catastro de Salamanca, ambos edificios fueron inaugurados el 29 de septiembre de 1959 con motivo del aniversario de la exaltación de Franco a la Jefatura del Estado. Unos y otros fueron ejecutados de acuerdo a las ordenanzas específicas dictadas para la Gran Vía en las que se determinaba el historicismo como estilo representativo siguiendo el canon de la fachada del edificio donde se ubicó el teatro Gran Vía diseñado en 1945 por el arquitecto D. Francisco Gil González, ordenanzas que fueron modificadas posteriormente para evitar una uniformidad absoluta.
Tanta obra obligó a la re-urbanización temprana de la plaza en la primavera del año 63. Ese verano en el estanque fue colocada la obra abstracta de Fernando Mayoral titulada “Genio de la Ciudad” que representaba a una mujer conformada por láminas retorcidas de hierro forjado, luciendo un corazón transparente atravesado por un puñal y una fachada de la Universidad en piedra de Villamayor en una mano. Fue colocada el 11 de julio de 1933, en un nuevo estanque rodeado de césped y plantas decorativas, e inaugurada oficialmente el 15 de agosto.
La náyade original en hormigón
de Agustín Casillas instalada en la
plaza de la Constitución. Imagen de
www.agustincasillas.com/
Un nuevo cambio se produjo en 1972 cuando la estatua “genio de la ciudad” se retiró, para ser “escondida” en el comedor universitario de Peñuelas de San Blas donde continúa mutilada sin corazón y sin fachada, y se sustituyó por la “náyade” de D. Agustín Casillas, obra de indudable valor realizada en hormigón negro. La estatua representa a una Ninfa de la mitología que vivía en los ríos, en los lagos y en las fuentes. La figura femenina aparece recostada sobre unas piedras dentro del estanque para de esta forma no interferir con la visibilidad de la torre del Aire.
La llegada de la Democracia activó la consabida reforma del nomenclátor callejero y oficialmente el 7 de marzo de 1980 pasó de llamarse plaza del Caudillo a atender por plaza de la Constitución. No perdió la zona el carácter oficial y político y, al tiempo que los edificios mudaron sus “quehaceres” transformándose en Delegación del Gobierno y Delegación Territorial de Junta de Castilla y León, se homenajeaba a la Constitución de 1978 en su décimo cumpleaños con la colocación de una estatua simbólica, inaugurada, como manda la tradición salmantina, dos años después, el 7 de julio de 1990. La obra, del escultor zamorano José Luis Alonso Coomonte (Benavente, Zamora, 1932), la forman 10 pirámides superpuestas construidas de tubo de bronce y base cuadrada simbolizando los diez títulos de los que se compone la Constitución, permaneciendo colocadas sobre una sólida base pétrea que simboliza el poder del pueblo. La obra mide más de 8 metros de alto por 4,40 de ancho alcanzando un peso de 3000 kg.
Monumento a la Constitución de 1978,
obra de José Luis Alonso Coomonte.
Imagen en mapio.net
No llegó a estar 10 años en la plaza pues en 2009, siendo alcalde de la ciudad D. Julián Lanzarote, fue retirada con motivo de una nueva urbanización y trasladada en junio de 2010 a la Vaguada de la Palma frente al Palacio de Congresos.
La nueva urbanización de la plaza fue ejecutada con proyecto de los arquitectos Roberto Barrado y Paloma Abarquero. Resultó muy polémica no solo por su alto costo (1,4 millones de euros) y su dudoso gusto sino también por haber eliminado las plazas de aparcamiento y las dos esculturas del lugar, ya que en efecto también desapareció la “náyade” de Agustín Casillas.
En su lugar, el día de la inauguración, el 23 de febrero de 2010, se mostró una especie de museo de registros de alcantarillado, cloacas y sumideros colocados sobre uno de los dos receptáculos cuadrangulares repletos de piedras sueltas de la plaza, con el innegable peligro de poder ser utilizadas como proyectiles en una zona propensa a las manifestaciones. De muy buen gusto resultó, sin embargo, el mobiliario urbano de acero corten que fue diseñado específicamente para este espacio. La plaza presentaba en conjunto un carácter más peatonal. En la fecha de la inauguración faltaban aún dos nuevas estatuas que colocar para las que se había establecido un concurso, una dedicada a la Carta Magna y otra con el título “Ninfa”, de tema libre.
Cementerio de alcantarillas
fotografía en espanabizarra.tumblr.com
Pero un año después, en febrero de 2011, la “náyade” de Casilla volvió a la plaza, eso sí, renacida en bronce. Los trabajos para su fundición los realizó el propio escultor sin cobrar nada por ello, mientras que la vieja “nayade” de hormigón negro se reubicó en nuestro particular “cementerio” municipal de estatuas en la rotonda del Alto del Rollo. siendo este el segundo caso de duplicidad de una estatua en Salamanca, el primero es el doble busto de Bretón.
El concurso de esculturas fue finalmente adjudicado en los primeros meses del 2011 y recayó en los escultores D Ignacio Villar por su obra "Ninfa" y a D. Carlos Albert Andrés por una pieza dedicada a la Carta Magna y titulada "La Constitución Española. Un puente sobre grandes valores". Sin embargo los responsables de urbanismo del Ayuntamiento dudaron de que la plaza fuera el lugar adecuado para estas obras de carácter figurativo y desde entonces están buscando sitio para su colocación, manteniendo la ejecución paralizada.
Finalmente en marzo de 2012 fueron retiradas las alcantarillas de la plaza y las piedras sueltas de los receptáculos fueron amalgamadas y coloreadas con un cierto tipo de resina,dejando una composición abstracta formada por cuadros geométricos de colores.
Plaza de la Constitución en el plano basado en
Francisco Coello de 1858 y en 2012
Foto 1 de 17
Calle Canteros. Venancio Gombau
Foto 2 de 17
Es una foto de Cándido Ansede de la calle Canteros, que hoy no existe. Su trazado corresponde aproximadamente con el lado sur de la plaza de la Constitución y desapareció con la urbanización de la zona a mediados de los años 50 para construir la Gran Vía.
Foto 3 de 17
Calle del Palomo, Cándido Ansede
Foto 4 de 17
La torre del Aire desde la calle del Palomo. Fotografía de Aurelio de Colmenares y Orgaz, conde de Polentinos
Foto 5 de 17
Torre del palacio de las Cuatro Torres. Imagen del libro "la casa y la vida en la antigua Salamanca" de Ángel de Apraiz
Foto 6 de 17
Edificio del Gobierno Civil en la Gran Vía inició su construcción en 1946 con diseño del arquitecto D. Fernando Ramírez Dampierre Sánchez y dirección de obra de D. Francisco Gil González. Las obras finalizaron en 1956. Fotografía de Guzmán Gombau
Foto 7 de 17
Construcción de la Gran Vía. Zona de la actual plaza de la Constitución hacia 1953. Fotografía muy probablenete de C. León
Foto 8 de 17
En febrero de 1952 fue aprobado el expediente de derribo de las casas entre la calle del Palomo y la de Canteros para despejar el entorno frente a la torre del Aire. Fotografía de Guzmán Gombau
Foto 9 de 17
Restauración de la Torre del Aire. Foto Gudiol, 1954. Los cambios efectuados en la zona, por el trazado de la Gran Vía, propiciaron las reparaciones en la Torre del Aire que quedaría abierta, y mucho más visible, a la nueva plaza que hoy conocemos como plaza de la Constitución. En la fotografía se observa la reparación de los zócalos, de los alfeizares de las ventanas, la eliminación de grietas y restos de las casas que antes estuvieron adosadas a sus muros. La fotografía de Josep Gudiol i Ricart, conocido historiador especializado en la época medieval, se conserva en el archivo del instituto Amatler de Arte Hispánico de Barcelona. Facebook 06/02/2015
Foto 10 de 17
Pavimentación de la plaza del Caudillo en los primeros meses de 1954. Fotografía Guzmán Gombau.
Derribo de las casas de la cuesta de la Rata y calle de la cárcel nueva para la construcción de la casa de Falange en la plaza del Caudillo. Guzmán Gombau ca.1955
Foto 14 de 17
Monjas en la Torre del Aire, fotografía de Núñez Larraz, 1965
Foto 15 de 17
Plaza del Caudillo (hoy de la Constitución) 1965-1967, Archivo Mas
Foto 16 de 17
La plaza de la Constitución (antes del caudillo) hacia 1965 con la estatua Genio de la Ciudad de Fernando Mayoral que estuvo en la plaza entre 1965 y 1972. Foto Lala Aufsberg
Foto 17 de 17
Arreglos en el estanque de la plaza de la Constitución 1972. Fotografia de Guzmán Gombau
Construcción de la Gran Vía. Zona de la actual plaza de la Constitución hacia 1953.
Después de la Guerra Civil se puso en marcha el proyecto de construcción del eje viario que trataba de unir norte y sur de la ciudad, la Gran Vía. El proyecto había sido largamente meditado por el Ayuntamiento desde que comenzase la construcción del Puente Nuevo en 1903. La nueva vía tendría como misión la comunicación entre este puente y la estación de ferrocarril.
Tras unos inicios titubeantes en la determinación del estilo que la normativa urbanística permitiría para la construcción de los edificios en la nueva Gran Vía, se admitió exclusivamente, a partir de 1944, el estilo historicista que evocaba la arquitectura de otros tiempos y que correspondía con las ideas preconizadas por el régimen franquista en materia arquitectónica. La aprobación del proyecto que el arquitecto Francisco Gil González presentó para el edificio que albergaría el teatro Gran Vía, determinó que su fachada fuera considerada como el ejemplo a seguir.
La edificación de varias sedes de organismos oficiales fue consecuencia del deseo de las instituciones locales y nacionales de dotar a la Gran Vía de la máxima importancia social y funcional. En su construcción se siguió un estilo historicista inspirado en el renacimiento y que se acomodaba con normativa urbanística establecida.
En esta zona de la Gran Vía se levantó en 1946 el edificio del Gobierno Civil, con planos del arquitecto Fernando Ramírez Dampierre, que remató las obras en 1956. Entre 1953 y 1956 se construyó el Palacio de Justicia con proyecto de Francisco Javier Barroso Sánchez-Guerra y Ricardo Pérez Fernández. Dos años más tarde, en 1955, Fernando Población del Castillo diseñó la Casa de la Falange que hasta 2013 albergó la delegación de la Junta de Castilla y León, con su fachada retrasada con respecto a la alineación de la Gran Vía. Se conformaba así una plaza concebida para la celebración de actos públicos que fue urbanizada en 1954 y con proyecto del arquitecto Lorenzo González Iglesias, tras el derribo de las casas que todavía permanecían adosadas a la torre del Aire y que recibió el nombre de Plaza del Caudillo, hoy Plaza de la Constitución.