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En los años 1960 la Congregación de San Pedro ad Vincula abrió en el pueblo de Tejares (Salamanca) una casa de formación. En otros casos se trataría de presencias más efímeras, como los Jerónimos del Monasterio Segoviano Del Parral, instalados hacia 1948 en la Calle Alfonso de Castro, en el tercer piso del Colegio Mayor Santiago Apóstol para “vocaciones tardías”, que por Orden de 31 de julio de 1961 (B.O.E. Nº: 208), por la que se otorga la categoría de Colegio Mayor Universitario al denominado “Del Salvador”, dependiente de la Universidad de Salamanca, destinado a la formación sacerdotal de jóvenes de procedencia universitaria y enclavado en dos edificios contiguos sitos en la calle de Alfonso de Castro nº: 24, y en la de Alonso de Ojeda nº: 11 de la ciudad de Salamanca. O también la de los Misioneros Josefinos De México que el 8 de julio de 1955 inauguraron su noviciado en la carretera de Aldealengua (Salamanca).


Antigua casa de verano de los marqueses de Castellanos en Tejares, adquirido en 1949
por la comunidad religiosa de San Pedro ad Víncula.
En 1984 lo adquiere la DGT para Centro Superior de Educación Vial 
y actualmente se encuentra en espera de uso.

Edificio en Alonso de Ojeda esquina con Alfonso de Castro en 1945, fue seminario
Santiago Apóstol para vocaciones tardías (más tarde llamado El Salvador),
trasladado al edificio del Cerro de San Vicente. El edificio fue residencia
de los Jerónimos del Monasterio Segoviano del Parral. En los años 70 se añadió
una planta para transformarlo en Delegación de Agricultura.

Todavía se produciría crecimiento fundacional durante el primer lustro del episcopado de D. Mauro Rubio. De este modo a lo largo de la segunda década de los años sesenta e incluso en los primero años setenta se darán cita en Salamanca varios institutos religiosos masculinos: primero los Misioneros de Mariannhill, después Padres Maristas, Hermanos de la Sagrada Familia, Hermanos de San Gabriel (Montfortianos), Oblatos de San Francisco de Sales e Hijos de María Inmaculada (Pavonianos).

Del mismo modo, pero en mayor medida, se instalarán nuevos institutos femeninos: Hijas de San Camilo (en Santa Marta de Tormes), Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús (en Linares de Riofrío), Agustinas de la Preciosa Sangre, Esclavas de María Inmaculada, Hermanas de la Caridad de Santa Ana, Misioneras Verbum Dei, Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón, Hermanas de María Reparadora (en Valdejimena) e Hijas de Santa María de la Providencia. Y avanzando en el tiempo todavía aparecerán otras más recientemente: Hijas de la Virgen de los Dolores, Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, Carmelitas Teresas de San José, o las Misioneras Agustinas Recoletas. Y por supuesto, también aparecerán nuevos institutos seculares: Alianza en Jesús por María, Cruzadas de la Verdad (Terciarias Dominicas), Misioneras Apostólicas de la Caridad, Cruzados y Cruzadas de Santa María o las Hermanas Angélicas.

Pensemos que las órdenes y congregaciones religiosas, hay que añadir otras instituciones religiosas que en aquellos años se implantaron en la capital charra, además del Seminario Salmantino de Calatrava. En este sentido tenemos que mencionar otros colegios mayores vinculados a la Universidad Pontificia, en especial el Colegio Mayor Hispano Americano “Nuestra Señora de Guadalupe” construido en el teso de San Vicente e inaugurado en 1951; lo promovió el obispo Barbado Viejo para satisfacer la demanda numerosa de peticiones de seminaristas sudamericanos. También “San Efrén” de los maronitas libaneses que comenzó su actividad en el curso 1948-49. Por añadidura había una residencia sacerdotal (“Casa de Betania”) en la avenida de Mirat, número 14; años después (1959) se inaugurará la casa sacerdotal “San Pío X” en la calle Espoz y Mina del centro de la capital.

La década de 1950 a 1960 supone para Salamanca ser una ciudad privilegiada, al ver construir el conjunto monumental de sus edificios más representativos. Con este crecimiento exponencial de los institutos religiosos presentes en la capital y sus alrededores, surge una especie de cinturón urbano “de incienso” conformado por conventos y casas religiosas. Se culminaría de este modo lo que algunos han considerado como una forma de “contra-desamortización” o segunda amortización urbana. El resultado sería “una ciudad diferente” con un marcado cariz levítico y conventual -junto al perfil universitario- en plena segunda mitad del siglo XX. 

Lo que nadie podía prever, en ese ambiente fuertemente propicio, es que aquel optimismo vocacional pocos años después se revelaría como poco realista. En realidad, aquellos años de auge de todas las órdenes religiosas que nos tocó vivir, de forma real, se plasmó en unos años en un recuerdo imborrable, para muchos que vivimos aquella época, cayendo por sorpresa a todos los salmantinos como este auge monacal, sin apenas darnos cuenta, estaba en trance de desaparecer (en varios sentidos y por múltiples motivos), como así ocurrió en torno a los años 1968-1970, tema interesante de dilucidar ya que la curiosidad nos hace pensar el saber “por qué y cómo” sucedió esta crisis, siendo otra historia interesante a describir.




Por Dr. Ángel Sánchez Sánchez
18/11/2023 Rev.08/02/2024




Artículo principal y fuentes: Informe Cartográfico de la Diócesis de Salamanca durante el Obispado de  Francisco Barbado Viejo O.P. (1943-1964)