Zapatería La Revoltosa y el porqué del "Pinto" de la Escalerilla



La zapatería “La Revoltosa” 
y el porqué del “Pinto” de la escalerilla



No hace justicia, esta fotografía, a la ilustración modernista en relieve que reproduce. Se trata de un calendario al que el tiempo, lamentablemente, hizo perder su taco de hojas de los meses y los días, privándonos de conocer su fecha de edición. Sirvió de reclamo publicitario a la zapatería “La Revoltosa” de Salamanca, que ya casi nadie recuerda a pesar de haber figurado entre los comercios de la ciudad durante una gran parte del siglo XX.
En 1906 se instaló en Salamanca una zapatería con este nombre. Fue en el número 35 de la calle del Doctor Riesco, actual calle Toro, frente al teatro Liceo. Al año siguiente, sin que nos hayan llegado las razones, se reubica, de la mano de su dueño el madrileño D. Eladio Amorós Francés y su esposa Dª. Obdulia Cervigón González, en la escalerilla de Pinto, 1 y 3 (Plaza del Mercado,1 en la entrada a la Plaza Mayor).
En el local desocupado, D. Bernardo Acosta se apresuró a montar otra zapatería a la que llamó “La Exclusiva”. Ambos comerciantes quisieron dejar claro su desvinculación. El Sr. Acosta aseguró que no había tomado traspaso ni ha adquirido los stocks de la anterior tienda, mientras que D. Eladio afirmó que la suya era la verdadera y primitiva “Revoltosa”, sucursal de la fábrica del mismo nombre situada en la madrileña calle Pez, 19. Nada hemos podido averiguar sobre esa fábrica de zapatos, con nombre de sainete lírico, pero sí hemos constatado rastros de la existencia de otras zapaterías “La Revoltosa” distribuidas por otras ciudades españolas como Segovia, Alicante, León o Avilés, que parece suficiente prueba de la existencia de la franquicia.
La zapatería “La Revoltosa” de León es la única que hoy día se mantiene abierta, pero por desgracia sus propietarios olvidaron el origen de la misma, aunque sí avalan su antigüedad centenaria.
Don Eladio, como gran entusiasta de los toros, supo inculcar la afición a sus hijos. Dos de ellos consiguieron hacer carrera en ese mundo: Eladio Amorós Cervigón, nacido en Madrid en 1903 antes del traslado de su familia a Salamanca, que llegó a ser una joven figura de la tauromaquia con el sobrenombre de “El Chico de la Revoltosa”, con menos suerte en su carrera como adulto, y su hermano José Amorós Cervigón, nacido en Salamanca en 1911, conocido en el mundo taurino como “Pepe Amorós”.
Tuvo éxito D. Eladio en la zapatería que dedicó a la venta al menor y ejerció también como mayorista, con frecuentes viajes a Alicante donde se fabricaban muchos de sus zapatos. Durante una de sus estancias en la ciudad levantina, una grave enfermedad acabó con su vida a finales de 1921. El negocio continuó en manos de su viuda e hijos hasta que fue traspasado a D. Manuel Navarro, que continuó bajo el mismo nombre y reformó el local en 1939 con planos del arquitecto D. Víctor D’Ors. La reforma dio un aspecto semejante al del actual local, con entrada por la Plaza Mayor y la escalerilla de Pinto. El local estuvo vacante, después del cierre, por jubilación, de modas "Milka" que lo ocupó hasta principios del siglo XXI, hasta que a finales de 2019 se estableció allí la franquicia de comida rápida Burger King.


El nombre Pinto de la escalerilla

(La toponímia urbana salmantina muestra en sus términos, aunque perdiéndose, una gran presencia de diminutivos medievales como -ejo, -eja, -illo, -illa, -uelo y -uela. Así son frecuentes los términos calleja, callejuela, peñuela, plazuela, escalerilla, fuentecilla o pradillo)

La denominación, ya en desuso, de Pinto para la escalera de acceso a la Plaza Mayor desde la zona norte de la plaza del Mercado, se debe a la presencia de la farmacia que hoy se denomina “farmacia Escudero”. A mediados del siglo XIX, D. Ángel Villar y Pinto (Ángel Villar y Macías) dispuso de una oficina de farmacia, laboratorio químico y droguería en esta ubicación, que por entonces se denominaba “Portales del Pan” en alusión a los soportales que recorrían las fachadas de sus casas y al tradicional comercio de pan y trigo que en ellos se realizaba. La alineación de la zona se produjo a finales del siglo XIX, con proyecto del arquitecto municipal Sr. González Altés, desaparecieron entonces los soportales y en 1888 se construyó, con trazas del arquitecto Sr. Pérez González, la escalera en piedra artificial. Esta escalera resultó tan peligrosa y resbaladiza con las heladas del invierno salmantino que, tras fuerte polémica, tuvo que ser sustituida por piedra natural.
Lógicamente a la zona, tanto al arco como a la escalera y a la acera, se la comenzó a nombrar por proximidad como “de la farmacia de Villar y Pinto” que se apocopó en “de la farmacia de Pinto” y finalmente en “de Pinto” (de forma análoga a como en tiempos más recientes el establecimiento “Villa Rosa” y la propia “farmacia Escudero” también cedieron su nombre para nombrarla). La farmacia estuvo en manos de la familia Villar y Pinto hasta 1902, cuando fue traspasada a D. Segundo Primo que mantuvo el rótulo de “sucesor de Villar y Pinto”. En 1914, D. Segundo la cedió a D. Gaspar Escudero Álvarez y como "farmacia G. Escudero", aún con distintos propietarios, ha llegado hasta nuestros días.
C.H. fc 05/09/17 Rev. 01(15/01/2020)