Plaza de la Puerta de Zamora



    

La Puerta de Zamora, al norte en la muralla salmantina, fue el acceso más noble a la ciudad y sirvió de entrada triunfal a los reyes tras jurar respetar los fueros, privilegios y exenciones de la ciudad. Carlos V la mandó reedificar en 1534 y en el interior de su arco guardaba una imagen de San Juan de Sahagún y dos pasajes de su vida.

El espacio exterior de la puerta se conoció secularmente como arrabal, afueras o extramuros de la Puerta de Zamora (a menudo de los Mínimos) y estuvo formado por unas pocas casas de labradores amparadas en las construcciones religiosas que allí hubo: el convento de San Francisco de Paula de la Orden de los Mínimos, situado frente a la Puerta de Zamora, el convento de los Capuchinos, en la glorieta que durante muchos años se llamó de Capuchinos, y otras de menor entidad como el hospital de San Lázaro o la ermita de Santa Bárbara.

De la Puerta de Zamora partían los caminos carreteros a Villamayor (Ledesma, hoy avenida Italia) y el camino a la glorieta de Capuchinos (hoy Torres Villarroel) en donde se separaba a la izquierda el camino a Aldeaseca de Armuña (Zamora) y a la derecha el camino hacia Los Villares (Toro). 

    

Puerta de Zamora en el dibujo de Salamanca
de Anton Van den Wyngaerde 1570

Todos, habitualmente, se encontraban en estado penoso. Allí también confluían los paseos de Ronda de la Muralla (hoy Avenida de Mirat y Carmelitas) y por supuesto la calle de Zamora.

La situación de la zona cambió extraordinariamente a mediados del siglo XIX.

La puerta de la muralla fue derribada en 1855 como una "necesidad" obligada por la construcción de la carretera de Villacastín a Vigo con un trazado por el interior de la ciudad. La carretera, una vez superado el puente romano, cruzaría la muralla por la puerta de San Polo, recorrería la calle San Pablo y la calle de Zamora, atravesando la Plaza Mayor, y saldría de la ciudad por la Puerta de Zamora. Este trazado ocasionó la pérdida de la iglesia de San Adrián (1853), de la torre almenada del puente romano (1852) y, como hemos dicho, de la puerta de Zamora.

Los trabajos para la carretera de Villacastín a Vigo en la parte norte también causaron el derribo de la iglesia de los Mínimos (1861) y de la ermita de Santa Bárbara (1860) para el ensanche y alineación del viejo camino a la glorieta de Capuchinos que quedaría convertido en un amplio paseo de tres calles separadas por árboles.

Afortunadamente en 1860 se decidió rechazar el trazado interior de la carretera y rodear la ciudad por la ronda este (hoy Avenida Rector Esperabé, Canalejas y Avenida Mirat) hasta alcanzar el paseo de la Glorieta.  

La zona frente la calle Zamora se convertiría en una encrucijada de paseos y carreteras que fomentaría su posterior desarrollo urbano. En la actualidad la plaza de la Puerta de Zamora se encuentra plenamente incorporada al centro de la ciudad, constituyendo un nudo primordial de comunicaciones. Las imágenes más abajo muestran los cambios urbanos que sufrió a lo largo del tiempo.
 
No perdería el nombre de plaza de la Puerta de Zamora (abreviada en Puerta de Zamora) incluso en los periodos en que las circunstancias trajeron un cambio en su denominación oficial*.
  
A propuestas del alcalde D. Eulalio Escudero, el 27 de febrero de 1929 el pleno municipal aprobó que se diera el nombre de D. Eduardo Callejo, ministro de Instrucción pública, a la plaza de la Puerta de Zamora. El acuerdo fue ratificado el 1 de marzo de 1929 y a partir de entonces la Puerta de Zamora se llamó oficialmente plaza de Eduardo Callejo.
 
En el verano de 1931 recuperó su nombre y lo mantuvo hasta el 7 de septiembre de 1936, en plena guerra civil, cuando pasó a denominarse plaza del Ejército.

El 29 de julio de 1988, más de 50 años después, recuperó su tradicional nombre, el que luce en la actualidad; aunque, durante todo ese tiempo, coloquialmente se siguió conociendo como Puerta de Zamora.


*Nos constan las siguientes propuestas de cambio de nombre de la plaza de la Puerta de Zamora:
5 de mayo de 1921, propuesta formulada por D. Blas Santos Franco para el cambio de nombre por el de plaza de Enrique Gil Robles (pensador y jurista). 
18 de mayo de 1921, propuesta formulada por el concejal Sr García de Arriba para el cambio de nombre por el de plaza de Francisco Maldonado (comunero).
26 de abril de 1925, propuesta formulada por D. Emilio Firmat para el cambio de nombre por el de plaza del Doctor Enrique Nogueras (médico pediatra).
Ninguna de estas propuestas nos consta que acabará siendo aceptada.


César Hernández R.
06/07/2024 Rev. 0




Plaza de la Puerta de Zamora en el plano basado en
 Francisco Coello de 1858 y en 2012

















La plaza del Ejército en 1965 
Fotografía de D. Rafael González de la Huebra




Me recuerdo pequeño. Balanceando, nerviosamente, mi cartera de cuero mientras esperaba a que el guardia, encaramado en su púlpito jaquelado de escaques blancos y azules, me diera permiso para cruzar la calle. El hombre agitaba enérgicamente los brazos al compás de su silbato, exhibiendo ruidosamente su autoridad sobre aquel cruce. Autoridad que no todo el mundo le concedía. Me recuerdo abrigado, aunque el calendario señalaba que no era tiempo de dejar los pantalones cortos, tan cortos que, avergonzándome, mostraban mis rodillas negras, encallecidas, testimonio de mis juegos infantiles. Recuerdo mi pelo repeinado a raya, pegado a la cabeza porque mi madre utilizaba enormes cantidades de agua para aplastar mis indómitos quiquis. Y lo hacía, para mi disgusto, siempre, invariablemente, aunque se me hiciera tarde por haberme entretenido desayunando el tazón de leche migada o escuchando “Matilde, Perico y Periquín”. Cuando me iba al colegio, desde la muerte de mi amigo Agustín, mi madre no me despedía con la letanía de «Pasa por donde el guardia». Sabía que lo haría, y lo había cambiado a un resignado «Ten cuidado». 
Con un largo pitido, el guardia, encaramado en su púlpito jaquelado de escaques blancos y azules, se giró. Y yo corrí veloz sobre los grisáceos adoquines del paseo.


En aquel tiempo, la plaza de la Puerta de Zamora se llamaba plaza del Ejercito, pero todo el mundo la llamaba Puerta de Zamora. Desaparecían los viejos edificios y comenzaban a aparecer los nuevos, los de la ciudad del "desarrollo".

© C.H. fc 01/12/2014 Rev. 01