Calle Libreros


Enclavada en el corazón de la ciudad universitaria, esta vieja calle prueba su antigüedad con evidencias de su utilización celtibérica. De trazo recto y angosto, está considerada como parte de la antigua vía de la plata y calle principal de la ciudad romana. 
Mencionada en 1250 como la rúa de San Isidro a San Millán y como rúa Nueva en 1400 (de esta forma se la menciona entre las calles mandadas empedrar por el principe D. Juan en 1497). Fue el centro neurálgico de la Aljama Judía, cuya decadencia permitió al Cabildo y a la Universidad conseguir los solares en donde se instalaron las dependencias universitarias: Escuelas Mayores, Menores y Hospital del estudio. Por proximidad se establecieron en esta calle diversos negocios de libreros e impresores, lo que motivó que fuera conocida como Calle de los Libreros; denominación que ha mantenido hasta la actualidad, salvo en los años que van de 1902 a 1933, en los que se la nombró oficialmente como Calle del Conde de Romanones, en distinción por el interés que había tenido por la Universidad este ministro de instrucción pública.

Calle Libreros en el plano basado en
Francisco Coello de 1858 y en 2012












La metamorfosis de San Isidro

Como antesala de la calle Libreros, ofreciendo su entrada por la Plaza de San Isidro y la calle Serranos, encontramos el Aulario de San Isidro que ocupa hoy el solar que antaño ocupó la Iglesia de San Isidro.
Fundada en 1063, la tradición remonta el origen de la iglesia de San Isidro al año del traslado de los restos de San Isidoro desde Sevilla a la corte de León. A su paso por Salamanca, la comitiva se detuvo descansando los restos del Santo en el punto exacto donde se ubicó la iglesia. Gil Davila apunta que esta traslación ocurrió en 1062, el 22 de diciembre, y nos la relata de la siguiente manera:

"Llegó a Salamanca, y si grandes habian sido todas las maravillas de hasta allí, aquí fueron mayores, y más altas, obrando un señalado milagro: y fue, que entrando el S.cuerpo por la puerta del Sol, donde fue la divina voluntad parase, para que reposasen sus s. Reliquias, y sanasen todos los que viniesen a pedir su favor y ayuda: despues de haber obrado Dios muchas maravillas por su siervo, queriendo proseguir los embajadores su camino, llegando a mover el cuerpo santo, no pudieron, faltando la fuerza humana (que falta facilmente cuando la divina se pone de por medio) estando inmovible por grande espacio, hasta que los que se hallasen presentes prometieron de levantarle en el mismo lugar donde estaba inmovil una iglesia dedicada a su nombre, que es hoy día una de las principales parroquias de Salamanca. Y acabado de hacer el voto, se dejo mover y llevar..."

Nada llegó de la primitiva fabrica a sus últimos días, pues sufrió profundas reformas en el siglo XV y XVI.

Dibujo de la iglesia de San Isidro obra de Joaquín de Vargas que representa el 
aspecto anterior al incendio de 1893.  Se observa la torrecilla campanario que, 
según el propio Vargas, estaba construida de maderos y medias astas de ladrillo 
pegote sobre la cubierta y debió de ser colocada al tener que derribar la espadaña 
que debía de tener a Libreros.


En el siglo XVII se le adicionó la parroquial de San Pelayo, derribada con la construcción del edificio de la Compañía, llamándose desde entonces parroquia de San Isidro y San Pelayo. 
Fernando Araujo, en 1864, nos la describe en sus últimos años:


"Su actual aspecto exterior es deforme e irregular, mereciendo, sin embargo, citarse sus dos portadas, septentrional y meridional, de estilo plateresco y compuestas ambas de semicircular ingreso, flanqueado de columnas con variados capiteles de no desgraciado corte, y bustos en las enjutas, rematando la septentrional en un nicho pseudo-clásico con la Virgen en su hueco. El interior, repartido en tres naves cubiertas de enmaderamientos, y separadas por grandes arcos, cuya fecha aproximada se descubre en los letreros de sus arranques (Dopnus Joannes rex Castiellae A Domino factum est istud.), encierra ademas dos capillitas, la de Santa Ana con cupulilla y la del Santo Cristo con boveda ojival, y guarda hasta seis memorias sepulcrales en sus muros, dos en el presbiterio, dos junto los ingresos y dos en la Capilla de Santa Ana..... "


Algunos años después Joaquín de Vargas nos hace otra somera descripción


  De este antiguo templo sólo ha llegado a nuestros dias la cripta, que en la actualidad esta llena de escombros, pero que hasta que la iglesia se dedicó al culto, servia de sacristia. El templo fue casi todo él reedificado en el siglo XV, viéndose a raiz del pavimento, los capiteles de los pilares de la cripta y en la parte de la calle de la Estafeta (hoy Francisco Viteria) una ventana del primitivo templo y parte del antiguo cornisamento lleno de abultados lóbulos.
   En la restauración se construyeron, dentro de su forma primitiva que debió ser la adoptada, o sea la cuadrangular, dos grandes arcos que se extienden desde el presbiterio basta el coro, para sostener las armaduras, careciendo de bóvedas. Luego en la epoca del Renacimiento y de este gusto, le adosaron las portadas que hoy tiene, de cierta gracia y elegancia, con esbeltas columnas y buenos bustos (medallones) en las enjutas. Correspondiendo al camarin de la Virgen, del altar mayor, hicieron luego una gran ventana del mas exagerado estilo churrigueresco.

Ventana barroca de la Iglesia de San
Isidro, hoy se encuentra en la calle de
Libreros pero antes de la construcciín
del edificio de Genaro de No estaba
en la calle Francisco de Vitoria


A  las cuatro de la mañana del 28 de marzo de 1886, se hundió el primer cuerpo de la torre y parte de la fachada de la Iglesia de San Justo y Pastor (en la actual plaza de San Justo). Esto acrecentó el temor por el lastimoso estado de algunas iglesias como San Millán, Santa Eulalia, San Mateo y San Juan y San Isidro.
La posterior inspección realizada por el arquitecto del Ayuntamiento de Salamanca, certificó que la iglesia de San Isidro y San Pelayo se hallaba en buen estado pero, con objeto de llevar la tranquilidad a los vecinos, era preciso reconstruir el muro que mira a la calle de Libreros. En ese mismo informe se reconocía que era preciso derribar con urgencia las de Santa Eulalia y San Mateo.
El 31 de diciembre de ese mismo año, como consecuencia de una reforma parroquial, la iglesia dejó de tener culto.
Tras su abandono, el estado de ruina era inminente, sin que obispado ni ayuntamiento encontrasen una solución. La puntilla final se la dio el incendio de 1893.



Tras esta puerta se había establecido el Circulo Católico Obrero,
una especie de club social obrero con funciones educativas,
impulsado por el Padre Cámara, que fue inaugurado
en noviembre de 1896. Hoy esta puerta sigue existiendo
en el nuevo edificio.


Al año siguiente se inicia su reconstrucción con el objeto de establecer en la antigua iglesia la sede del Circulo Católico de Obreros, reservando una capilla para la adoración nocturna. El proyecto fue encargado al arquitecto Joaquín de Vargas. En 1896 se terminaron los trabajos y el Circulo inauguró en noviembre de 1896.
En junio de 1907 se pone a la venta el edificio: "las propuestas se harán en pliego cerrado y admitidas hasta el 30 de junio y se presentaran en la conserjería del circulo de obreros". No conocemos los detalles de esta venta que probablemente no se realizó, pero podemos asegurar que al año siguiente el local fue transformado en el teatrillo del Circulo Obrero, apodado "cine obrero" y posteriormente Salón Cinematográfico San Isidro.
Poco duró esta aventura, pues el obispado vendió el edificio a los carlistas o integristas, cuyo jefe provincial era D. Juan Lamamié de Clairac diputado a Cortes en 1907, para la constitución en él de la sede del Circulo Tradicionalista. La nueva sede fue inaugurada el 2 de febrero de 1910. El Circulo Tradicionalista era editor del periódico "El Salmantino", semanario propiedad de D. Juan Lamamié de Clairac que había salido a la calle por primera vez el 19 de octubre de 1907 y que se imprimía en la imprenta Católica Salmanticense situada en el Arroyo del Carmén, 15. El semanario se convirtió en diario el 3 de junio de 1910 cuando su propietario cedió gratuitamente su propiedad a los entonces presidente y vicepresidente del Circulo Tradicionalista, respectivamente D. Nicasio Sánchez Mata, que fuera catedrático y Decano de la Facultad de Derecho, y D. José García Revillo, profesor en la Facultad de Derecho, síndico del Ayuntamiento, diputado provincial y colaborador de los periódicos El Criterio y la Semana Católica. En el propio local de San Isidro se instaló una imprenta y encuadernación que recibió el nombre de "Tipografía Popular" especialmente para el servicio del "El Salmantino" y que con el tiempo acabó siendo conocida como “imprenta de El Salmantino”. El diario comenzó a imprimirse allí el 19 de diciembre de 1910 y lo hizo hasta su desaparición con un último número publicado el 11 de septiembre de 1919.


El Salmantino
1º número 19-10-1907

La Gaceta Regional
1º número 20 de agosto de 1920


A principios de 1920 nace, por iniciativa del banquero Matías Blanco Cobaleda, la sociedad "Editorial Castellana S.A." que adquirió a D. Nicasio Sánchez Mata la maquinaria y objetos de la imprenta de "El Salmantino". La joven empresa editorial inició, en el propio local de San Isidro, la impresión del nuevo diario "La Gaceta Regional"(20 de agosto de 1920), periódico nacido con tendencia conservadora y afín a las ideas de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) de D. José Maria Gil Robles y opuesto al diario liberal "El Adelanto". El periódico se trasladó, abandonando el edificio de San Isidro, a finales de los años 20, tras la compra, por la banca Matías Blanco Cobaleda, de la imprenta y fábrica de bolsas de D. Silvestre Ferreira en la calle Padilleros, 4. (La fecha del traslado fue aproximadamente a mediados de 1928. Fecha sin confirmar ya que está deducida de la evolución del nombre de la imprenta que publicó el Boletín de Acción Social de Salamanca entre 1916 y 1932)



Imágenes publicadas en la Gaceta Regional de sus instalaciones en San Isidro

Tras esta etapa ejerciendo labores en el sector de artes gráficas, en los primeros de los años de la década de los treinta pasó a ejercerlas para el gremio automovilístico. Así lo prueba esta fotografía de Ansede y Juanes publicada en el periódico Crónica del 24 de enero de 1932, en la que vemos el edificio transformado en “Garage Matías” y ejerciendo también funciones de estación de autobuses.


"Garage Matias" en la antigua iglesia de San Isidro. 
Foto de Ansede y Juanes, Publicada en Cronica 
el 24 de enero de 1932

En 1935, los propietarios del edificio, Vidal Cristeto Martin y Manuel Garcia Peña, encargaron un proyecto de nuevo edificio al arquitecto Genaro de No (1894-1978; titulado en 1918), que fue aprobado por el Ayuntamiento con la condición de salvaguardar los pocos vestigios artísticos que perduraban de la vieja iglesia. El edificio, que es el que podemos ver en la actualidad, se acondicionó como edificio de viviendas reservando la planta baja como garaje para autocares, funcionando como estación de autobuses hasta los años 70.



En 1976, mediante expropiación forzosa, el edificio fue adquirido por la Universidad para la ampliación de la cercana Facultad de Derecho. Siguiendo las recomendaciones de la Comisión Provincial de Bellas Artes, el interior del edificio fue demolido por completo respetando las fachadas que fueron restauradas y sustituido el zócalo de piedra artificial por otro de granito, estas obras tuvieron lugar durante el año 1979. En la actualidad es utilizado como aulario por la Universidad de Salamanca y conocido  como Aulario San Isidro.







CAMINANDO HACIA EL SUR....


La Facultad de Traducción y Documentación...

Al alcanzar la calle de la Fe,  frente a una hilada de viviendas de finales del siglo XIX y principios del  XX, todas ellas remozadas y con sus bajos dedicados al comercio del turismo y la hostelería, encontramos  un segundo edificio propiedad de la Universidad de Salamanca, la Facultad de Traducción y Documentación, inicialmente construido como Facultad de Derecho y cuya fachada principal se encuentra en la calle Francisco de Vitoria.
Larga es la tradición de la enseñanza del Derecho en Salamanca, algunos investigadores afirman que durante sus primeros años de vida, la Universidad funcionó, casi en exclusiva, como una escuela de leyes, hasta que en tiempos de Pedro Luna se ampliaran sus enseñanzas a otras ramas del saber.
Hasta el curso 1951-1952, las clases de Derecho se impartieron en las Escuelas Mayores, pero el paulatino incremento del alumnado venía ocasionando, desde tiempo atrás, serios problemas de espacio.
Aunque la idea de construir un edificio que acogiera la enseñanza de leyes, entre el Edificio Histórico de la  Universidad y las calles Francisco de Vitoria, Fe y Libreros, parte de 1938, no es hasta principios de 1950 cuando se inicia la construcción del mismo, debido principalmente a la tardanza en adquirir y derribar las viviendas que ocupaban el irregular solar de unos 2000 m2  donde se habría de ubicar. El Proyecto fue realizado por el Arquitecto Genaro de No con trazas clásicas para no desentonar en una zona con edificios como la Catedral, el Palacio de Anaya y el Edificio de las Escuelas Mayores
En los años 70, la Facultad de Derecho padeció de nuevo estrecheces, tratándose de paliar el problema con la adquisición del cercano edificio de San Isidro, del que hemos hablado más arriba, pero en apenas diez años esto también resultó insuficiente.
Funcionó como facultad de Derecho hasta el año 1996 en el que se formalizó su traslado al Campus de Unamuno, tras lo cual se produjo la remodelación y modernización del edificio para acoger la Facultad de Traducción y Documentación, estas obras comenzaron en septiembre de 1997 y se prolongaron durante un año.

La Casa del Secretario....

Continuando hacia el sur, frente a la calle Traviesa y separado de la Facultad de Traducción y Documentación y del Edificio Histórico por un muro almenado, localizamos un sobrio edificio de tres plantas con fachada de piedra franca decorado con el escudo universitario y diversos vítores,  se trata de la Casa del Secretario a veces llamada Casa del Conserje. En 1614, a los dos años de haberse comenzado la construcción del Patio de Escuelas y sin que éste se hubiera terminado por falta de fondos, la Universidad se propone la reforma de la vieja casa del secretario por la necesidad de un archivo para los papeles. Esta reforma se encarga al carpintero Cristóbal de Tolosa que por la módica cantidad de 300 ducados nos dejó este edificio que, 400 años después, sigue siendo Archivo Central de la Universidad de Salamanca. Su aspecto debió ser similar al de los edificios primitivos que se estaban construyendo en el Patio de Escuelas, fuertemente transformados con el paso del tiempo, sobre todo en el siglo XIX. A esta reforma también debemos la reconstrucción del muro almenado del lado norte, mandado construir por el Tostado en 1452. Varias han sido las reformas a que se ha sometido este edificio a lo largo de su vida, debiendo su estructura actual al arquitecto Genaro de No que en 1953 dirigió la reforma del mismo, derribando la construcción contigua (que podemos ver en las fotos) dejando ver uno de los contrafuertes del Edificio Histórico, antes oculto, y reconstruyendo el muro almenado a su estado de principios del XVII.


La casa del secretario hacia 1953



La casa del secretario hacia 1953





La Casa de los Gatos....

Casa de los Gatos

Un poco más adelante, frente al muro almenado norte, encontramos una casa de tres plantas también con fachada de piedra franca y balcones irregulares, en cuyo flanco con la calle Traviesa se localiza una hornacina con la imagen de San Juan de Sahagún y un farolillo que la ilumina. Junto a una de sus puertas, el letrero “Casa de los Gatos” pintado en rojo a imitación del color de la mezcla de sangre de toro, almagre y barniz de los vítores que decoran su fachada. En el edificio se ubica el Servicio Central de Idiomas de la Universidad y pertenece al conjunto de edificaciones del ala norte del inmediato Patio de Escuelas. En este patio se encuentran las construcciones históricas más representativas de la Universidad de Salamanca: El Hospital de Estudio, Las Escuelas Menores y las Escuelas Mayores con su impresionante fachada hito del plateresco español.



Las Escuelas Mayores....

Durante los primeros siglos de su existencia, el Estudio careció de edificaciones propias para el ejercicio de la docencia, realizándose la misma en recintos del Cabildo o locales arrendados. A fines del siglo XIV, el Estudio arrienda unos locales, situados entre la Catedral y la Rúa Nueva, al bedel Don Alonso Pérez por 160 maravedíes anuales para el establecimiento de las Escuelas de Derecho Canónico, Derecho Civil y de Gramática. Sobre el solar anejo a estos locales, adquirido en 1414, sería construido el edificio de las Escuelas Mayores. Su construcción, iniciada en 1415, no obedeció a un proyecto unitario sino que fue modificándose y agrandándose a medida que las nuevas adquisiciones y las necesidades lo iban requiriendo.

El edificio fue construido en torno a un claustro y de una sola planta. La primera fase de la edificación se realiza entre los años 1415 y 1435, continuándose posteriormente entre 1442 y 1452, época en la que se construyó el muro almenado que flanquea la portada plateresca. Este muro, al parecer una iniciativa del Tostado, no solo conseguía alinear la calle Libreros sino que pretendía alcanzar el suficiente aislamiento que la actividad requería. La Escuelas disponían de  dos puertas de acceso, una por la Catedral y otra por  la Rúa Nueva (hoy Libreros), siendo la primera la entrada principal, situación que cambiaría con la construcción de la fachada plateresca. Pronto dispuso de una capilla, situada en el zaguán de la entrada por la Catedral, y de una biblioteca primitiva cuya ubicación es desconocida.
Entre 1472 y 1474 se inician los trabajos de construcción, en el ala sur, de un edificio de dos plantas por un tal Alí Yuçaf (Husuf) y terminadas por Abrayme (Ibrahim) ambos alarifes moros, destinado a la Biblioteca de la Universidad. La nueva biblioteca se cubrió con una bóveda de medio cañón y se preparó para ser pintada. La autoría de las pinturas de la bóveda, existiendo dudas razonables, parece ser de Fernando Gallego (1440-1507), que inició los trabajos hacia 1483 y los terminó hacia 1486 con cierta premura dada la urgencia de la Universidad por disponer de la nueva biblioteca. Las pinturas representaban los signos del Zodiaco y los emblemas de las artes liberales.

Entre 1494 y 1497, el Claustro decidió dividir la biblioteca en dos y alojar la capilla universitaria en la parte inferior. En 1505 se contrató a Juan de Flandes para que pintase sus puertas e hiciese un retablo. Para instalar el mismo, es común afirmar que tuvo que ser derribado el techo de la capilla, esto es, el suelo de la biblioteca quedando las pinturas como techo de la capilla, pero algunos investigadores sugieren como más factible que el derribo fue un hecho premeditado con el objeto de hacer la capilla mas lujosa y alta. Sea como fuere, fue preciso crear una nueva biblioteca que, en 1509, se situó en la segunda planta del ala oeste, sobre los generales de Leyes, que es la que hoy conocemos como biblioteca antigua.

Biblioteca de la Universidad. J. Laurent y Cía.
Colección Ruiz Vernacci VN-09428_P

En 1760, como celebración del nombramiento de la Inmaculada Concepción como patrona de la universidad, se decide la reforma de la capilla dotándola de un estilo barroco de acuerdo con la moda de la época (ésta es la capilla que conocemos hoy). Entre los años 1761 y 1767 Simón Gavilán Tomé  realiza las obras de la capilla dejándola cubierta por una bóveda de medio cañón construida por debajo de la antigua bóveda que quedó oculta. El tiempo, el abandono y el olvido fueron las principales causas de la desaparición de las pinturas que fueron redescubietas a principios del siglo XX.

La recuperación de las pinturas, demandada por el profesor García Boiza desde 1924,  se produjo en 1950. Mediante la aplicación de telas con cola animal los hermanos Gudiol Ricart extrajeron la primera capa de pintura, tras quitarla queda la sinopia que es el enlucido del muro como preparación para la pintura, esta capa mantiene restos de pintura y es fundamental para la verificación de la autenticidad de la obra. Posteriormente, la sinopia fue arrancada y robada. La investigación  de la Guardia Civil, promovida por algunos catedráticos de la Universidad, llevó a la recuperación de las sinopias de Leo y Centauro quedando otras tres por localizar.
Estas pinturas son conocidas hoy como "El Cielo de Salamanca" por sugerencia del profesor Laínez Alcalá y dadas a conocer en 2002 cuando fueron escogidas como modelo para el logotipo de Salamanca Ciudad Europea de la Cultura.
Hoy, el Cielo de Salamanca, puede ser contemplado en un aula de las Escuelas Menores donde quedó instalado tras su restauración.


El gran hecho constructivo en el edificio de la Escuelas Mayores es, sin duda. la instalación de la monumental fachada plateresca, se desconoce la fecha de su construcción e incluso la identidad de su autor o autores al haber desaparecido los libros de Clautros de esa época, pero parece que debió estar terminada entorno a 1530. Ante la ausencia de datos, muchos han sido los trabajos que tratan de explicar los detalles constructivos y la iconografía de la fachada. Sirva el siguiente video de Artehistoria para hacernos idea de la situación.





Lesmes Gavilán Tomé, en el siglo XVIII, añadió el Salón de Claustros, y en el XIX, a partir de 1874,  José Secall levantó la segunda planta de las alas norte y este, terminando de igualar la altura de las crujías; a esta reforma pertenecen también la creación de la biblioteca moderna, el primitivo acristalamiento del claustro y el enlosamiento de las galerías inferiores. Durante el siglo XX, varias han sido las intervenciones efectuadas en el edificio destinadas fundamentalmente a la consolidación, restauración  y modernización del mismo.

Escuelas Mayores planta baja.
Plano de Ildefonso Gago.

Escuelas Mayores planta primera.
Plano de Ildefonso Gago.

El Hospital del Estudio....

La tradición, sin soporte documental, sitúa sobre su solar el edificio del Pretorio durante la ocupación romana y más adelante el palacio de Dª. Urraca y D. Raimundo de Borgoña, primer gobernador de Salamanca. En este palacio se supone que tuvo lugar el nacimiento de Alfonso XI en 1311.
Las primeras pruebas documentales lo mencionan como propiedad de la Universidad por cesión de la monarquía en 1413, así como indican su uso inmediatamente anterior como Midrás y casa de oración de los judíos de la aljama salmantina.


"otrosí damos licencia e autoridat pa que la casa que es en la rua nueva, en una calleja, que fue midrás e casa de oración de judios que es agora de dicha Universitat e posseyda por ella de la qual le fizo merçed nuestro señor Rey pa que fuese hospital de santo Thomas con las casas a ella pertenesçiente, sea de aquí adelant hospital e en la dicha casa prinçípal puedan ...estar uno o dos altares en los quales se puedan dezir misas

Con estas palabras, el obispo de Salamanca D. Sancho autoriza el 28 de abril de 1429 la celebración de misas dentro del Hospital del Estudio, para cuya construcción el rey Juan II había dado autorización en una disposición dada en Valladolid el 30 de Mayo de 1413 bajo multa de 10.000 maravedies a quien pusiera inconvenientes.
El hospital comenzó su andadura como organismo de caridad y hospedaje donde encontraban cama y comida los estudiantes necesitados y viajeros vinculados con la Universidad y no como institución sanitaria en un sentido actual. El 13 de septiembre de 1413, Bonifacio XIII promulgó una bula concediendo indulgencias a todo aquel que ayudara al mantenimiento del hospital y Juan II concedió el privilegio de aplicar penas de confiscación de bienes en favor del mismo. Existen pruebas de su funcionamiento en 1422. El edificio pronto quedó pequeño y se inició la adquisición, por compra o donación, de solares anejos para su reedificación, que comenzó en 1472 según los libros de Clautros. Posteriores adquisiciones llevaron a una ampliación que debió estar terminada antes de 1492 a juzgar por la datación de los escudos de su portada gótica. La puerta está realizada en piedra franca con arco de medio punto partido por un pilar de granito, que debe ser sustituto de otro anterior y que acusa mayor anchura de la necesaria; figura en su testero la efigie de Santo Tomás de Aquino y en sus enjutas dos figuras de la Anunciación, situando en la clave un búcaro con azucenas, la parte superior del doble alfiz lo acaparan tres escudos reales bajo tres arquivoltas con filigranas góticas. Los escudos fechan su construcción entre 1469, fecha del casamiento de los reyes católicos, y 1492, ya que no figura el símbolo de Granada en cuya fecha fue conquistada. La crestería plateresca de influencia italiana también debió sustituir a otra anterior de estilo gótico.



Entre 1529, coincidiendo con los primeros estatutos de la universidad, se planea una nueva remodelación para nuevas dependencias, siendo de esta fase constructiva la renovación de la capilla que estaba terminada en 1546. En los estatutos mencionados se reconoce el uso sanitario  de la institución, creando el puesto de médico o cirujano con salario de la Universidad con la obligación de     visitar diariamente a los enfermos. Se ordena sea elegido un catedrático como visitador del estudio para funciones de control. Al frente del hospital se coloca a una mujer, la hospitalera, con un sueldo anual de 12.000 maravedies y con dos o tres sirvientes con obligaciones de servicios y cocina, también se nombra un capellán, cuyas funciones como administrador y sanitario sobrepasan el ámbito espiritual. El hospital solo disponía de 13 camas (que aumentarán a 15 hacia 1550) y se ordenaba llevar al día un libro de ingresos, anotándose en él los datos personales y bienes del enfermo, que además debía de disponer, junto a su cama, de una tabla con el diagnostico de la enfermedad, las medicinas administradas y su régimen alimenticio. 
Además, se contaba con dos capellanes externos encargados de la misa diaria, de un barbero-sangrador encargado de poner ventosas, sangrar y afeitar y otros oficios externos (panero, boticario,etc.).

Más tarde, los alumnos de medicina fueron obligados, durante sus dos últimos años de estudios, a realizar prácticas con enfermos acompañados de doctores de su facultad, además de otros dos años de prácticas una vez licenciados, otorgando al Hospital del Estudio la función de institución docente.
Durante los siglos XVII y XVIII la institución, a pesar de sus graves problemas económicos y dotacionales, logra sobrevivir. Pero con la reforma hospitalaria del Obispo Tavira, el hospital cerrará  sus puertas en 1810, pasando la docencia medica a realizarse en el Hospital de la Santisima Trinidad ( hoy colegio de las Siervas de San José).
El edificio pasa a realizar funciones administrativas, sufriendo grandes transformaciones en 1846, de esta fase data la transformación de las ventanas superiores en balcones, muy de moda en aquella época, solo el último hueco junto a la portada de las Escuelas Menores se libró del cambio, manteniéndose intacto hasta la actualidad y sirviendo de modelo para la reconstrucción de las ventanas realizada en 1953.
A finales del siglo XIX el edificio era la sede del Rectorado, de los decanatos de Filosofía, Derecho y Letras con sus incipientes bibliotecas, de la Secretaría General, de la Junta de los Colegios suprimidos y del archivo general de la Universidad y Colegios.
La ultima gran reforma del edificio tuvo lugar a mediados del siglo XX. La adquisición en 1944 de dos solares en la calle Libreros hizo plantear una nueva distribución del edificio con dos zonas diferenciadas: el Rectorado y las oficinas de la Secretaria General. Los trabajos de reforma fueron dirigidos por Eduardo Lozano Lardet, comenzando en 1952 y estando la obra totalmente realizada en 1954. En esta reforma fueron transformados los balcones de nuevo en ventanas, restaurada la capilla y transformada en salón de Juntas y fue abierta la puerta de acceso a la Secretaria General en la esquina junto a Libreros. En la actualidad lo único que se conserva original en el interior del edificio son el zaguán, la capilla y la escalera, el resto es prácticamente obra nueva.


Los balcones del Hospital del Estudio. Fotografía de Joaquim Morelló i Nart, 1910


Joaquín Morelló fotografió en 1910 la fachada del Hospital del Estudio en el Patio de Escuelas, dando el protagonismo al mozalbete que, con seguridad, se ganaba la vida con su cesta. La visión del pequeño engrandece todavía más el magnífico escenario que muestra el estado en que debió quedar el edificio tras la reforma de 1846, después de la cual el hospital pasó a realizar funciones administrativas. De esta fase data la transformación de las ventanas superiores en balcones, muy de moda en aquella época, solo el último hueco junto a la portada de las Escuelas Menores se libró del cambio, manteniéndose intacto hasta la actualidad y sirviendo de modelo para la reconstrucción de las ventanas realizada en 1953. En esta reforma, concluida en 1954 y dirigida por Eduardo Lozano Lardet, fue abierta la puerta de acceso a la Secretaria General en la esquina junto a Libreros.


© C.H. fc 15/04/15 Rev. 01


Las Escuelas Menores...



A principios del siglo XVI, la Universidad de Salamanca estaba regida según el modelo educativo establecido en la Universidad de Bolonia, sin embargo se produce un significativo cambio hacia el sistema de la Universidad de Paris, que ya aparece reflejado en los estatutos de 1529,  en esta linea Jose Luis Fuertes Herreros en su libro sobre dichos estatutos comenta: «Y para reforzar el cultivo de los saberes del hombre se amplía la estructura de la Universidad, creando todo un conjunto de Escuelas Menores que cuidan especialmente de la Filosofía Natural, de la Lógica, Gramática, retórica, poética y modifica toda la estructura pedagógica en base a la implantación del "modo de París"».
De esta forma, hemos de considerar los estudios que se realizaban en las Escuelas Menores como estudios plenamente universitarios y no solo preparatorios para el acceso a unos estudios superiores. Independientemente de este cambio organizativo, estas enseñanzas se impartían desde antiguo en Salamanca. Así, las Escuelas de Gramática se encontraban en 1413 en unas casas propiedad de la Iglesia de San Benito, situadas en la calleja que iba del Desafiadero a la Iglesia de San Agustín, es muy posible, según el Dr Vaca que ocupara el mismo espacio en que fueran construidos posteriormente los edificios de las Escuelas Menores.
La primitiva construcción de las Escuelas Menores, que contaba con dos generales de gramática y uno de lógica, debía estar muy deteriorada a principios del siglo XVI, por lo que se acometió la re-edificación a partir de 1526. El edificio se organizó en torno a un claustro trapezoidal, cuyos arcos son copia de los de la galería alta del claustro universitario, de una sola planta y rodeado de aulas.  Disponía de tres entradas por los lados sur, oeste y norte, esta última situada junto al Hospital del Estudio y terminada en torno a 1533, presenta una decoración que imita a la de la portada de la Universidad. Villar y Macias en su Historia de Salamanca describe el edificio con estas palabras:

"Su modesta portada principal pertenece al renacimiento ; el cuerpo inferior le forman dos arcos bocelados sostenidos por una columna ; en las enjutas hay tres bustos. El cuerpo superior está dividido en tres recuadros separados por pilastras, el de en medio ostenta el escudo imperial y las aguilas bicípites en los dos laterales; como en el friso la tiara y las llaves y los bustos de San Pedro y San Pablo , coronándolo todo calado antepecho ; penetrando por esta portada al cruzar por su descubierto ingreso, se ve sobre uno de los arcos que dan paso al claustro, el escudo de armas de la Universidad con el glorioso lema : Omnium scientiarum princeps Salmantica docet. Este patio o claustro es espacioso y de grato aspecto, a pesar de ser poco elegantes sus columnas que sustentan arcos como los de la galería alta de Escuelas Mayores, que el señor Quadrado llama alcobados."


La balaustrada barroca que remata el claustro fue reparada y repuesta por Jerónimo García de Quiñones en 1769,  conservando intercalados unos candeleros platerescos anteriores.

Durante sus siglos de existencia, el edificio ha sufrido los avatares a los que la Universidad de Salamanca ha estado sometida, dedicándose siempre a la docencia salvo el periodo de la guerra de la Independencia en que fue destinado a cárcel. La guerra acabó convirtiendo el barrio universitario en un lugar de ruina y destrucción desapareciendo muchos colegios religiosos y seglares.

 Imagen del catálogo monumental
de M. Gómez Moreno del
aula-gabinete de Historia Natural
La Universidad, con solo unos centenares de estudiantes y sumida en una profunda crisis que estuvo a punto de llevarla a la desaparición, perdió la propiedad de algunos inmuebles emblemáticos, entre ellos las Escuelas Menores.
El Plan de Estudios de D Pedro Pidal de 1845 determinó la creación de los institutos de segunda enseñanza como adaptación al titulo de bachiller otorgado en las antiguas Facultades de Artes, función para lo cual fue designado el edificio. Continuó ligado a la Universidad, con subvención estatal, hasta su total separación ocurrida en 1867 en el que el instituto adquirió el rango provincial.
El edificio continuó albergando las funciones de instituto de segunda enseñanza, hasta que en 1933 fue trasladado al edificio del Noviciado de los Jesuitas, en el Paseo de San Antonio, cuyos bienes habían sido confiscados por la Segunda República. A partir de 1935 y hasta 1945 se convierte en escuela de Arte y Oficios.


El edificio había llegado a mediados del siglo XX con la necesidad de una urgente restauración. En 1951, el ala sur fue acondicionada para alojar las pinturas  de "El Cielo de Salamanca", ubicándose allí en 1952, junto al Museo Universitario. Se completó el ala sur en 1990 con la instalación de la Fonoteca.
El ala este fue acondicionada para albergar el Museo Histórico Provincial, que antes había estado situado en el piso superior del Palacio de Anaya. Permaneció en la Escuelas Menores hasta 2002 cuando fue trasladado a la calle de las Mazas. Las salas que ocupó fueron acondicionadas como sala de exposiciones y posteriormente pasaron a realizar funciones de administración.
El ala oeste estaba compuesta por tres salas que se mantenían en buen estado de conservación, fueron restauradas en 1952 y posteriormente en 1960. En 1987 la Universidad las destina a los Cursos Internacionales, lo que motivó la re-estructuración total del bloque unificándolo en un solo espacio diáfano y dividiéndolo en tres plantas. 
Por último, el lado Norte estuvo dedicado a los Departamentos de Arqueología e Historia del Arte, hasta que en 1989 se reformó adecuándolo como sala de exposiciones.




Un burro en el Instituto. Autor desconocido, 1932 (CDAHA)


Esta puerta, situada en el Patio de Escuelas, construida en 1533, con doble arco de medio punto y profusamente ornamentada a imitación de la fachada de la Universidad, constituye la entrada norte al edificio de las Escuelas Menores. Fue reedificado en 1526 pues su primitiva construcción se encontraba muy deteriorada a principios del siglo XVI. Las Escuelas Menores, que inicialmente contaba con dos generales de gramática y una de lógica, impartieron durante siglos estudios plenamente universitarios pero considerados menores, además de preparatorios para el acceso a otros estudios superiores en la Universidad. 
El recinto siempre estuvo dedicado a la enseñanza salvo el periodo de la ocupación francesa cuando se utilizó como cárcel.

En 1845 nacieron, con el Plan Pidal, los Institutos de Segunda Enseñanza y en el inmueble de las Escuelas Menores se estableció el instituto de Salamanca. Este dejó de depender de la Universidad en 1867 pero permaceció en el recinto hasta que fue trasladado en 1933 al edificio del Noviciado Jesuita en el Paseo de San Antonio, incautado durante la Segunda República.

La imagen muestra los últimos tiempos en los que esta puerta ejerció como entrada del Instituto de Enseñanza Secundaria de Salamanca y es puramente casual la presencia del burro ante la misma, ya que sin duda participaba en los trabajos que, por entonces, se llevaban a cabo en el enlosado y los paramentos de los edificios universitarios del Patio de Escuelas.

Entre 1935 y 1945 el edificio fue sede de la Escuela de Artes y Oficios y, tras la restauración de 1951-52, ha acogido diversas dependencias y departamentos de la Universidad hasta la actualidad.


© C.H. fc 20/07/15 Rev. 00




El Patio de Escuelas...

A pesar de que la fachada de las Escuelas Mayores había sido diseñada para ser observada desde una calle estrecha como la Rúa Nueva, aumentando el tamaño de las figuras con la altura para corregir la perspectiva y, dado que, el Hospital de Estudio y las Escuelas Menores estaban situadas en un estrecho callejón con casas enfrente, no es de extrañar que se pensase en establecer un espacio abierto que permitiera la observación de las edificaciones, al tiempo que pudiera convertirse en lugar hábil para actos sociales. Esta idea podría remontarse a la segunda mitad del siglo XVI, según Rupérez Almajano, y la Universidad habría adquirido, para entonces, los inmuebles necesarios para su realización. Sin embargo, debido a diversas circunstancias, el proyecto trazado por Pedro Gutiérrez no pudo ser comenzado hasta 1611, tras la correspondiente autorización real. La construcción sufrió distintas interrupciones debido a la falta de fondos, lo que retrasó considerablemente la finalización de la obra. El patio, de 47 m x 18 m, conocido, desde entonces, como Patio de Escuelas, puede ser considerado como la primera obra urbanística de la Ciudad. Para no distraer la atención sobre las  artísticas construcciones del entorno, el proyecto configuraba los lienzos Norte y Oeste con sencillas casas de tres plantas con sótano y desván, siendo concebidas como casas para libreros y otros oficiales. En el siglo XIX, perdida la propiedad de las mismas por la Universidad, estas casas sufrieron grandes reformas, siendo lo más visible la trasformación de muchos de los huecos de ventana en balcones y la rotura de la uniformidad. Desde 1869 se alza en el Patio la estatua en bronce de Fray Luis de León, obra del escultor Nicasio Sevilla.


A mediados del siglo XX, el Ministerio de Educación devuelve la propiedad de algunas de las casas a la Universidad, recuperando el resto a partir de 1989. La primera rehabilitación se produjo en los años cincuenta en las casas del lienzo oeste junto a la portada de las Escuelas Menores, recuperándose su aspecto original con pequeñas variaciones, teniendo en cuenta, en esta y en posteriores intervenciones, el aspecto de la Casa del Secretario, construida en la misma época que las del Patio de Escuelas. En 1989 se realiza la segunda intervención en la llamada Casa de los Gatos, donde unos años antes había sido instalado un puesto de la Policía Local por los altos niveles de delincuencia en la zona. Todo el lienzo norte fue rehabilitado durante los años 90, copiando el aspecto del lateral sur de la Casa de los Gatos para darle uniformidad. Tras las reformas, el pavimento quedó seriamente dañado teniendo que efectuarse una reparación en 1998, eliminando el desnivel entre la Calle Libreros y el Patio de Escuelas. Mientras duró la intervención, fue retirada la estatua de Fray Luis de León, la verja que la rodeaba había sido eliminada en 1953, y se planteó la posibilidad de modificar su posición para permitir una mejor visión del conjunto, desplazándola hacia el este o al norte o ambas cosas. Sin embargo, su posición original, determinada por la intersección de las lineas perpendiculares a las portadas de la Universidad y del Hospital del Estudio, fue ratificada por la Comisión Territorial y la Dirección General del Patrimonio considerando que esa posición era el resultado de un determinado momento histórico, tal como establecía la Carta de Atenas. La estatua fue colocada de nuevo en su posición, eso si, con el pedestal sensiblemente recortado en altura.


La Casa Rectoral ( Casa-Museo de Unamuno)...

Siguiendo en dirección sur por la calle Libreros, adosada al edificio de la Universidad y en confluencia con la calle Calderón de la Barca, encontramos la antigua casa rectoral, actualmente Museo de Unamuno.
Es un edificio de dos plantas construido entre 1758 y 1762, por Andrés García de Quiñones, para servir de residencia al rector de la Universidad y como nueva Sala de Claustros. Realizada en piedra franca de cantería y en estilo barroco sustituía a una anterior casa del rector que, "inmediata a la sacristía de la Capilla de San Jerónimo, presentaba la pared que da a la calle tan indecente de tierra que no corresponde ni parece ser de la Universidad"[1].
La puerta, encuadrada en un gran bocelón, presenta sobre su dintel un recargado escudo universitario. El entablamiento de la portada, con triglifos y metopas, simula estar sostenido por columnas superpuestas adosadas a la pared y a su vez carga el balcón central, que al igual que el resto de los balcones de la segunda planta asemeja a los de la Plaza Mayor, obra del mismo autor.
Como rector de la Universidad, D Miguel de Unamuno ocupó la casa desde 1900 hasta 1914. En noviembre de 1936, poco antes de su muerte, donó su biblioteca a la Universidad que fue depositada inicialmente en la sala de profesores de la biblioteca de las Escuelas Mayores, para ser trasladada posteriormente a la Casa-Museo de Unamuno inaugurada en octubre de 1953 siguiendo el proyecto de reforma de la casa rectoral obra de Eduardo Lozano Lardet.
Para la celebración del centenario del nacimiento de Unamuno, la Universidad inicia en 1964 las gestiones para la adquisición del archivo personal del autor. Este quedaría instalado en la casa tras el acondicionamiento de las salas realizado entre 1966 y 1967. Una nueva reforma se ejecuta a mediados de los años 70, teniendo por objeto la ambientación de las habitaciones como estuvieron en vida de Unamuno y el acondicionamiento de una sala para investigadores de los fondos del Museo. En 1995 tuvo lugar la última intervención en el edificio, seriamente deteriorado por el paso del tiempo, dejando la casa en el estado actual y abierta, aunque en un horario muy restringido, al público, que puede contemplar su biblioteca, mobiliario y enseres, cuadros, dibujos, esculturas,etc., tratando de recrear la vida hogareña de Unamuno en la casa. En frases del propio Museo, tienen "como funciones primordiales custodiar y mantener la memoria de Miguel de Unamuno, así como difundir su obra, conservar y ampliar su legado patrimonial y ofertar programas culturales y educativos acordes con la temática del centro, convirtiéndose en referencia obligada para su visita museística y su uso cultural y de investigación. Junto con la biblioteca contamos con su importantísimo archivo, fundamental para reconstruir la etapa que va desde finales del siglo XIX al primer tercio del siglo XX."
El Museo nos ofrece en su página web, un video dirigido por Eduardo Ortiz Oria que nos informa de los pormenores de la casa-museo.






Unamuno compuso en 1910 el siguiente soneto dedicado a la parra que se entrelazaba entre los barrotes de los balcones de la casa. Todavía hoy, podemos ver una parra allí.


LA PARRA DE MI BALCÓN

El sol de otoño ciernes de mi alcoba
en el ancho balcón, rectoral parra
que de zarcillos con la tierna garra
prendes su hierro. Y rimo alguna trova
en ratos que el oficio no me roba
á tu susurro, de esta tierra charra
viejo eco de canción. No irán á jarra
cual las que sufren del lagar la soba,
parra de mi balcón, tus verdes uvas;
para mi mesa guardo los óptimos
frutos del sol de otoño bien repletos;
no quiero que prensados en las cubas
de vino se confundan mis racimos
y con ellos se pierdan mis sonetos.

Miguel de Unamuno



La casa de Nebrija...

Frente a la calle de Calderón de la Barca, en un edificio de tres plantas que actualmente completa las instalaciones administrativas del rectorado, podemos leer en letras rojas de vitor:

Hic Fuit Domus
Aelio Antonio Nebrissensi
Eximio De Bellatori Barbariae
In Memoriam
MCDLXXXI-MCMLXXXI [1]

Recordando lo que, en otro tiempo, fue solar de la casa que habitó el gramático y humanista Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática de la lengua castellana.
Nacido en Lebrija [2] (Sevilla), realizó sus estudios en La Universidad de Salamanca. Tras diez años en Italia y tres al servicio del Arzobispo de Sevilla regresa a Salamanca, firmando un contrato como lector en 1475  comprometiéndose a impartir dos lecciones diarias, una de gramática y otra de poética[3] . Casó con Isabel de Solís con la que tuvo siete hijos, seis varones y una hembra. El 3 de marzo de 1479, arrendó de por vida una casa propiedad del Cabildo sita en la Rúa Nueva, por la que se comprometía a pagar una renta anual de 3800 maravedíes y 38 pares de gallinas. Los graves problemas económicos [4] que padeció, le llevaron a buscar el mecenazgo de don Juan de Zuñiga y tal vez a su participación en diversos negocios de la incipiente imprenta que debidamente ocultó, puesto que los negocios mercantiles eran incompatibles con su puesto académico [5].
Durante su ausencia de Salamanca, Nebrija alquiló esta casa al librero Ansula y en 1522, tras la muerte del gramático, el Cabildo la alquiló al también librero Alejandro de Cánova. Tras ser habitada por diversos artesanos, libreros y clérigos, llega a principios del siglo XX como domicilio de los Condes de Crespo Rascón, siendo en esta época muy visitada por D. Miguel de Unamuno que como rector de la Universidad habitaba justo enfrente. 
En 1949, se instala en la casa un centro de atención a mujeres embarazadas fuera del matrimonio, dirigido por el Instituto Secular Cruzada Evangélica, razón por la cual esta casa comenzó a ser denominada “Casa de las Cruzadas”. 
La casa que habitó Nebrija sufrió muchas transformaciones y reformas durante sus años de existencia, no recordando apenas su primitiva construcción. Según García Blanco, sólo «las bodegas y, en especial, los capiteles de las cuatro columnas que coronan el patio, de fina talla renacentista», podían considerarse restos de la etapa anterior. Al parecer los azulejos y otros elementos del patio decimonónico están almacenados (¿?), pero los capiteles han desaparecido.

La Universidad adquiere el edificio en 1964, con la intención de construir un edificio de tres plantas, acorde con las construcciones del entorno, que complemente las instalaciones del rectorado. La posterior adquisición de los solares adyacentes obligó a cambiar el proyecto, finalizándose en 1978 el edifico, un tanto insulso, que podemos contemplar en la actualizad. En 1991, se completó esta línea de edificios universitarios, con la construcción de dos solares en la esquina con el corral de Guevara obra de Jesús Marcos Nevado, con un indudable mayor valor estético.



[1] Pintada en 1981 con motivo de la III Academia Literaria Renacentista celebrada en Salamanca.
[2] En la dedicatoria de el Lexicon hoc est Dictionarium ex sermone latino in hispaniensem, más conocido como Diccionario latino-español , el mismo Antonio de Nebrija sugiere que nació en 1444, sin embargo los investigadores adelantan esta fecha a 1441 (¿Se quitaba años?). Nacido en Lebrija como Antonio Martínez de Cala y Jaraba ( Adoptó el “nombre artístico” de Elio, praenomen latino derivado del griego Helio (Sol), y Nebrija en honor del pueblo que le vio nacer  ( Nebrissa Valeria)).
[3] También cobraba los dos sueldos, convirtiéndose en el primer “pluriempleado” de la USAL
[4] De los cuales nadie conoce su naturaleza, aunque las malas leguas siguieren que su debilidad por el sexo femenino le llevó a grandes dispendios por el alto números ex amantes y de hijos fuera del matrimonio.
[5] Sus “introductiones Latinae” está considerada como la segunda obra impresa en Salamanca y la primera fechada, aunque sin referencias al impresor. Fue todo un “best seller” en su época y utilizado usualmente en la enseñanza del latín hasta el siglo XIX. Apuntamos que Nebrija fue el primer autor del mundo occidental en reclamar los “derechos de autor”.



La biblioteca de Santa María de los Ángeles...

Seguimos hacia el sur, dejando atrás la pequeña calle sin salida llamada Corral de Guevara. Nomenclatura que en otros tiempos fue muy utilizada en Salamanca; así, existieron los Corrales de San Marcos, los Corrales de Monroy, el Corral de Antón Paz, el de los Maldonados, el de Villaverde, etc... Teniendo que interpretar el término corral como una zona de dominio de un señor o institución y no como un lugar para encerrar el ganado.
Según Villar y Macías esta calle debe su nombre al licenciado Ladrón de Guevara que la habitó, anteriormente se llamó Corral sin puertas y, hasta pocos años antes de que D. Manuel escribiera su historia de Salamanca, existía en su entrada un arco ojival de ladrillo. 

El tramo final de la calle Libreros, pasado el cruce con la calle Tavira y Latina, vuelve a mostrarnos un caserío de principio del siglo xx, con un aspecto más desaliñado que el de la hilada de casas que encontramos al iniciar el recorrido, tal vez debido a la mayor pendiente en esta zona.
El último edificio de la calle, antes de alcanzar la Iglesia de San Millán, es la biblioteca Universitaria de Santa María de los Ángeles, cuyo solar ocupó la alberguería de los judíos fundada, en 1230, por una judía llamada Doña Madre para la atención de los hebreos pobres y peregrinos. Se tiene constancia de que perduró hasta 1492, fecha de la expulsión de los judíos.


En 1518, D. Francisco Rodríguez de las Varillas, canónigo de Salamanca y camarero del papa León X, edificó el Colegio Menor de San Millán sobre el solar que antes ocupó la alberguería judía. Parece ser que el Colegio Menor ya existía en 1484 cuando el pontífice Inocencio VII le concedió el beneficio de La Torre de Martín Pascual (hoy día, núcleo de población del municipio de Galindo y Perahuy), gracia que confirmó en 1492 Alejandro VI. En 1519, León X le concedió el beneficio de la inmediata Iglesia de San Millán.
Fue fundado para 5 colegiales que vestían manto pardo oscuro y beca granate. Se le consideró el más importante de los colegios menores inmediatamente después de los cuatro mayores. Dispuso del Patronato del colegio de las Doncellas (o de las Once Mil Vírgenes), fundado también por D. Francisco Rodríguez de las Varillas para el auxilio de niñas huérfanas, hijas de nobles venidos a menos. Le fueron agregadas las rentas del colegio de San Pedro y San Pablo cuando este fue suprimido en 1630 y a su vez, en 1780, el de San Millán fue agregado al colegio de Santa María de los Ángeles , junto con el del Monte Olivete y Santa Cruz de Cañizares.
El edificio del colegio de los Ángeles, situado en el actual Barrio de San Vicente, fue destruido en 1812 por los franceses, que a partir de entonces tuvo que pasar  a ocupar el inmueble de la calle Libreros que fuera colegio de San Millán. El viejo sistema colegial, muy dañado económicamente como consecuencia de la guerra y la posterior desamortización, se reforma en un intento de supervivencia agregando todos los colegios, también el de los Ángeles, a uno único que se denominó Colegio Científico. La vida de este colegio fue breve pues fue obligado, ley Pidal de 1845, a desaparecer destinando sus menguadas rentas al sostenimiento del recién creado instituto de segunda enseñanza de Salamanca. Suponemos que el edificio seria puesto en renta o incluso vendido. En 1874, se instalaron allí las Siervas de San José hasta que se trasladaron a la casa de Santa Teresa en 1881. La casa de Libreros es de uso particular, cuando Fernando Araujo escribe su historia de Salamanca en 1884, también sabemos que fue ocupado por las Siervas de Maria que fundaron su casa provincial en Salamanca en 1887. Al parecer llega a 1972 como propiedad de las señoras de Arteaga momento en el cual fue adquirido por la Universidad mediante permuta. 
A pesar de tener proyectos para el solar, estos no pueden ser ejecutados por falta de fondos y no es hasta 1982 cuando se firma un convenio con la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca por el que esta sufragaría las obras de reconstrucción del edificio y cedería de nuevo el inmueble a la Universidad, con la condición  de ser utilizado como biblioteca durante al menos 50 años. En marzo de 1985, se produjo la inauguración de la nueva biblioteca de Santa Maria de los Angeles, realizandose la cesión a la universidad en el mismo acto.


La fachada pertenece al estilo gótico tardío de principios del siglo XVI. Sobre el balcón se sitúa una imagen de la virgen enmarcada en un alfiz gótico-borgoñón, lo mismo que los santos que la flanquean y los ángeles que sostienen los  escudos a los lados de las orejeras del balcón, modificación posterior de época barroca. Las bolas del gótico "Reyes Católicos" que decoran la cornisa, confirman la fecha de su construcción. El escudo del apellido Arce, del obispo Diego de Arce Reinoso, oidor de Granada y gobernador durante la minoría de edad de Carlos II, es también una modificación barroca posterior.

Cuando fue recuperado el edificio por la Universidad en 1972, además de la fachada, existía un patio gótico como únicos vestigios de su primitiva fabrica, como queda reseñado en un informe para la Comisión Provincial del Patrimonio redactado por José Elías Díez Sánchez tras haber efectuado las mediciones en el solar. Sin embargo nada se sabe de él, constituyendo un autentico misterio su desaparición.


Y hasta San Millán...

Inmediata a la Biblioteca de Santa María de los Ángeles y aún en la calle de Libreros, encontramos el ábside románico de la Iglesia de San Millán, único vestigio de este estilo artístico en esta iglesia sin culto que cierra el recorrido de la calle "que va de San Isidro a San Millán".  Aunque no es mencionada en el Fuero de Salamanca, su memoria data de 1182, cuando es mencionada en una escritura de donación en la que fue testigo Pedro Midez de la colación de San Millán.
Fue reedificada en 1226, como queda constancia en una inscripción de su consagración por el Obispo Gonzalo (1199-1226) y , como sabemos, León X concedió, en 1519, sus beneficios al Colegio de San Millán, quedando con carácter de parroquia.
Fue reformada en esta época, pues sabemos por los archivos de la Universidad que en ella trabajaban entre 1521 y 1522 los canteros Michel de  Gaybar y Fernando de Mogrueça.  Restos de estilo gótico tardío se conservan todavía, como los antepechos de la galería de la fachada.
El aspecto actual de la edificación, proviene de la reforma terminada en 1765 y ejecutada en estilo barroco por Jerónimo García de Quiñones en tiempos del Obispo Felipe Bertrán (1763-1783).
El culto en esta iglesia alcanzó tiempos de esplendor, como nos informa Juan Antonio Vicente Bajo en su obra "Religión y arte: guía descriptiva de los principales monumentos arquitectónicos de Salamanca" de 1901:

El hallazgo de la imagen de la Virgen de la Asunción, que se verificó de un modo milagroso, revelando la misma Señora a su devotísimo colegial, D. Luis de Torquemada, el sitio donde yacía enterrada, conmovió a Salamanca. Todos a porfía acudieron a rendirla homenaje, y se formó una cofradía de las personas más distinguidas de la ciudad. La procesión que se hacia la Dominica infraoctava de la Asunción por las calles mas céntricas con la santa imagen, era una de las más concurridas y principales de Salamanca. Ahora por desgracia ha desaparecido la cofradía y ha menguado un poco con las vicisitudes de los tiempos el culto que se le tributaba. La iglesia de San Millán se ha renovado toda completamente.  La que hoy existe es linda, con buenas proporciones. El presbiterio, con su arco toral y camarín de la virgen, ocupa el testero. El resto de la iglesia es una nave ancha, casi cuadrada. El retablo principal lo adornan columnas salomónicas, con las bellas imágenes de la Asunción, San Millán, San Pedro Nolasco y San Ramón Nonnato. Tiene otros cuatro altares con buenas imágenes y preciosos cuadros.


La parroquia  fue suprimida y agregada a la Catedral en 1887 con la reforma parroquial del Obispo Cámara (1885-1904). Desde entonces y  durante gran parte del siglo XX la iglesia fue atendida por la congregación de religiosas Siervas de María Ministras de los Enfermos, que construyeron su casa en los solares contiguos.
Un comentario realizado por Angela Justa en el bonito blog villafotoblogg resulta esclarecedor de esta época:


Angela Justa dijo...
IGLESIA DE SAN MILLAN Y CONVENTO DE LAS SIERVAS DE MARÍA, MINISTRAS DE LOS ENFERMOS.

De nuevo en los años 20. La liturgia en la iglesia de San Millán era así: Días laborables misa a las nueve , días festivos, a las nueve y a las once. Para llamar a misa volteaba una campana. Por la fiesta de La Asunción había novena con exposición del Santísimo, santo rosario y largas homilías. Acudía a ella todo el vecindario. Era tanto el calor, que las puertas de la iglesia permanecían abiertas. El 24 de diciembre misa del Gallo, muchos años acompañada de nieve, lo que daba una singular y atractiva estampa.

Respecto al convento, las monjas salían a eso de las ocho de la tarde a velar y cuidar enfermos y era un privilegio para las niñas llevarle la bolsa a las monjas. La que suscribe, entonces de 10 años, acompañaba a sor Manuela, una monja agradable que siempre tenía una golosina para la acompañante. Las monjas dormían de día, por lo que estaba prohibido jugar en el atrio a ciertas horas. Se obedecía. En aquel entonces, no había verja, sino una tapia, alta la que daba a Libreros, y luego iba disminuyendo de altura, hasta quedar al final en simples poyos.


Han pasado unos cuantos años. Sor Nieves Ciordia es la primera hermana que asiste a una enferma de Parkinson, madre de la autora de este escrito. La lista de las hermanas llega a 62, tras nueve años. La última sor Ángeles Mato. Y en ese largo intervalo, la hija de la enferma prepara de los cuatro cursos del Bachiller Elemental ( por enseñanza libre) a 12 sores, quienes precisaban de ese título para ser enfermeras. Años inolvidables por la conjunción entre las monjitas y la familia de Sofía, la enferma.

El 25 de enero de 1970 fue canonizada Soledad Torres Acosta, fundadora de las Siervas de María Ministras de los enfermos. Aún vivía la comunidad en el convento incrustado en la iglesia de San Millán. En el año 1996 las Siervas de María se trasladan a la calle Rúa Mayor, esquina Palominos. Continúan con su encomiable labor.
31 de agosto de 2009 22:42


La iglesia propiedad del Ayuntamiento de Salamanca, permaneció durante años cerrada y sin culto, hasta que un proyecto conjunto con la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León  culminado en 2010, estableció en ella el Centro de Interpretación sobre el Patrimonio Arquitectónico y Urbano de la Ciudad de Salamanca, Monumenta Salmanticae, que ofrece al visitante un punto de partida para acercarse al área histórica de la ciudad, así como a los valores que le merecieron la declaración por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, desde una perspectiva original, con las tecnologías más actuales y facilidades para interactuar y acceder a la información, en castellano y en inglés, para niños y adultos.El recorrido se apoya en recreaciones virtuales, infografía y otros elementos audiovisuales que reflejan cerca de 140 edificios y espacios urbanos. Monumenta es un espacio innovador y singular, de concepción minimalista, elegante y con amplios espacios abiertos, que combina el carácter patrimonial del edificio con el contenido contemporáneo.

foto: Centro de Interpretación sobre el 
Patrimonio Arquitectónico y Urbano de 
la Ciudad de Salamanca

foto: Centro de Interpretación sobre el 
Patrimonio Arquitectónico y Urbano de 
la Ciudad de Salamanca







Los escudos de los obispos


El escudo del Obispo que inició la construcción de la Catedral Nueva: Francisco de Bobadilla



Este escudo, situado en un edificio de uso residencial en la calle Libreros esquina con Tavira, pertenece a D. Francisco de Cabrera y Bobadilla obispo de Salamanca entre 1511 y 1529, que antes lo había sido de Ciudad Rodrígo. 
Probablemente el escudo provenga de algun edificio que ocupara este solar en tiempos del obispo y fuera trasladado a los sucesivos hasta llegar al que en hoy se encuentra.
D. Francisco era hijo segundón de D. Andrés Cabrera; noble, financiero, político y militar de ascendencia judía, que fue nombrado por Enrique IV de Castilla tesorero del reino y alcaide del Alcázar de Segovia, plaza que entregó a Isabel la Católica junto con el tesoro real lo que le revirtió en grandes honores; y de Dª. Beatriz de Bobadilla, emparentada con la familia Maldonado de Salamanca, personaje muy influyente en la corte por su amistad desde la infancia con la reina Isabel I, esta circunstancia determinó la carrera política de su marido como partidario del partido isabelino en los enfrentamientos por el trono.
D. Francisco, como muchos de los hijos segundones de familias nobles de su tiempo, se ordenó sacerdote, cursó estudios en la Universidad de Salamanca siendo alumno de D. Alonso de Paradinas (que comentamos en la calle del Arcediano), fue arcediano de Toledo y Obispo de Ciudad Rodrígo desde donde fue promovido al obispado de Salamanca, tomando posesión el 7 de abril de 1511 (según Bernardo Dorado).
A los dos años de su prelatura inició la construcción de la Catedral Nueva, para lo cual aportó 10.000 ducados y logró reunir la cifra de 1.000.000 de ducados, poniendo la primera piedra el 12 de mayo de 1513.
Durante su  obispado tuvo lugar la revuelta de las comunidades de Castilla, ocurrida entre 1521 y 1522, y en ese tiempo, y hasta 1527, el Obispo Francisco estuvo en Roma defendiendo la jurisdicción Episcopal de algunos lugares del Obispado contra el Arzobispado de Santiago, litigio del que salió vencedor recuperando los lugares de Vilvestre, Yecla, Vitigudino y Palacios, este último llamado desde entonces del Arzobispo.
Durante su estancia en Roma tuvo lugar el sacco di Roma (6 de mayo de 1527), por las tropas imperiales de Carlos I. Manteniéndose nuestro prelado, en todo momento, al lado del papa Clemente VII al que sirvió de mediador con el emperador. Estos servicios fueron recompensados por el papa nombrándole Arcediano de Salamanca y maestre-escuela de su Iglesia, resultando un caso insólito  el reunir en una sola persona los tres cargos. En 1528 se dispuso a regresar a España y llegando a Babilafuente se encontró gravemente enfermo, muriendo allí el 29 de agosto de 1529.

Las armas del escudo de Bobadilla son: cuartelado en cruz, con  1 y 3 de gules con águila de plata; 2 y 4 de plata y una torre de piedra por cuyas ventanas, puertas y almenas salen llamas. Amplia el escudo una bordura con los esmaltes de Castilla y León con seis torres y seis leones intercalados,  privilegio debido a los servicios prestados por la familia a la corona.
Nuestro escudo presenta algunas anomalías frente a este esquema, así figura en 1 y 3 la torre sin llamas y en 2 y 4 el águila, mientras que en la bordura solo aparecen cuatro torres y cuatro leones intercalados. Aunque, según Alvarez Villar, la mayor anomalía la presenta la orla eclesiástica que rodea al escudo, orla con cinco borlas correspondiente a cardenal , dignidad que como sabemos no disfrutó.
Existe otro escudo de Francisco Bobadilla en Salamanca y se encuentra en su sepulcro en la Catedral Nueva, en este el número de borlas es de cuatro correspondiente a arzobispo, que tampoco disfrutó y aunque presenta bien los cuarteles, el número de torres y leones de la bordura continúa siendo cuatro.



El escudo del Obispo que inició el culto en la Catedral Nueva: Francisco Manrique de Lara


Muy cercano al anterior, en el mismo edificio residencial sobre el dintel de un puerta en su muro de la calle de Libreros, se encuentra un escudo perteneciente al obispo de Salamanca Francisco Manrique de Lara. 
Nacido en Nájera en el año 1503, hijo natural de Pedro Manrique de Lara, duque de Nájera, y de Inés de Mendoza y Delgadillo. Abandonó la carrera de armas para dedicarse a la eclesiástica. Fue Capellán Mayor de Carlos I, a quien, al parecer, le gustaba la gran devoción con la que celebraba misa. Fue enviado a Francia como embajador para negociar la paz con Francisco I, siendo a su regreso nombrado obispo de Orense. Acompañó al príncipe Fernando a la toma de posesión de la corona de Hungría y Bohemia. Asistió al Santo Concilio de Trento en 1556 y a su vuelta fue nombrado obispo de Salamanca.
Las obras de la Catedral Nueva recibieron un gran impulso durante su prelatura llegando hasta el crucero, hecho que permitió el 25 de marzo de 1560 inaugurar el culto en la misma.
Nombrado obispo de Sigüenza en 1560, murió en Toledo el 11 de noviembre de ese mismo año, antes de poder viajar a su nueva diócesis, siendo enterrado en San Juan de los Reyes de Toledo.
El escudo, del que se desconocen los esmaltes, es partido, en el primer cuartel dos calderas en palo fajadas y en el segundo, cuartelado en cruz, 1 y 4 un castillo y en 2 y 3 un león rampante; sobre el todo, un escusón con un león rampante. El capelo con los cordones de tres borlas está de acuerdo con la dignidad de obispo del propietario del blasón.