Cruz de la Imagen de la Piedad

Monasterio de las Mm. Agustinas Recoletas

 

  

En la clausura del monasterio de las Mm. Agustinas recoletas y concretamente en el claustro alto, se encuentra un grupo de la Piedad del que Ángela Madruga Real sólo nos dice, al describirlo juntamente con un Ecce Homo, que es una obra española barroca, en brillante madera policromada y cobijada por hornacina del siglo XVIII1. 

De tamaño natural, tiene el grupo de Jesús en brazos de su Madre, cierto parecido con la Piedad de Carmona y con Nuestra Señora de las Angustias de la iglesia de San Pablo, aunque carezca de la belleza de ambas. 

El Cristo presenta una figura desgarbada como consecuencia del apoyo que ambos pies efectúan paralelos sobre el suelo, como si aún estuviera vivo, lo que repercute en el arqueamiento de la cintura sobre el muslo izquierdo de la Virgen. La cabeza es desproporcionada, el rostro bello, de finas cejas alargadas, párpados y nariz grandes, boca cerrada de finos labios perfectamente visibles por la poca densidad de la barba negra que adorna la faz de Jesús. 

La melena amplia es acariciada por los dedos de la mano derecha de la Virgen que le sujeta dulcemente la cabeza mientras abraza con la izquierda su costado derecho. La corona de espinas tallada sobre las sienes, hecho que no se produce en los otros grupos de la Piedad, que carecen de tal instrumento de dolor. Los brazos presentan cierta similitud con la Piedad de Carmona describiendo ambos una U abierta hacia la derecha, caído y apoyado en el suelo el derecho y depositado sobre la cadera derecha el izquierdo. El paño de pudor amplio y de pocos pliegues. 

La talla de la Virgen presenta una postura demasiado vertical y serena, con la rodilla izquierda apoyada en el suelo, luciendo rostrillo blanco que enmarca el óvalo de la cara, cual si de toca monjil con escapulario se tratase y sus pliegues se cruzan a la altura del pecho. Dirige su mirada hacia el rostro del Hijo muerto. El manto, ricamente estofado, cae desde la ceñida cabeza por delante del hombro derecho recogiéndose bajo el brazo, plegándose sobre el vientre y deslizándose vertical por detrás del hombro izquierdo. Se sale de la norma no escrita respecto a la imagen de la Piedad o Dolorosa y carece de corona. 

Los colores también se corresponden con los que luce la Piedad de Carmona, de la Catedral Nueva, en la toca, túnica y manto. 

La Cruz plana, resulta pequeña, desproporcionada y de excesivo travesaño rematando las conteras en pequeños boliches dorados. La cartela, en la parte superior del cabecero, es rectangular y ligeramente avoluta­da con letras de gran tamaño. 

 

 

  

 

1.- Ángela Madruga Real, Arquitectura barroca salmantina. Las Agustinas  de Monterrey. Salamanca, 1983.  pg. 135.



Por José María Hernández Pérez
06/03/2023 Rev. 00