"El Mirator", un bar en un tonel


Esta entrada ha sido posible gracias a la gentileza de 
D. Luis Manuel Sánchez Muñoz y Dª Blanca Vicente Sánchez




Ciertamente, este tonel no era el humilde hogar del cínico Diógenes desde donde invariablemente iniciaba la búsqueda de "un hombre" ayudado, aún en pleno día, de un farol.
Su historia, mucho más prosaica, no fue otra que la un establecimiento de hostelería que, como casi todos los negocios de este duro sector, tuvo una vida efímera. Pocos serán los salmantinos, acaso los más veteranos, que recuerden esta instalación que vio la luz en los años 50. 

Fue abierto por D. Manuel Sánchez López, miembro de una conocida familia salmantina cuya dedicación al sector de la construcción inició, en el siglo XIX, D. Agustín Sánchez Pérez. Querido y recordado maestro de obras tan activo en su trabajo de construcción, como en la política municipal en la que estuvo implicado durante muchos años. Su trabajo tuvo continuación en su hijo D. Manuel Sánchez Holgado, que aprendió el oficio construyendo, a las órdenes de su padre, la actual plaza de toros de la Glorieta mientras, aún muy joven, completaba su educación en la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Fernando. 

D. Manuel Sánchez López, hijo de D. Manuel Sánchez Holgado, inauguró este establecimiento hostelero en los terrenos que su familia había empleado como cantera donde aprovisionarse de materiales necesarios en su trabajo. El escarpado lugar, rebajado su nivel por la extracción de arenas y gravas, permitía la entrada desde la carretera de Madrid, junto al ondulante camino de acceso a las instalaciones del Campo de Tiro y Deportes que desde 1947 se había establecido en la zona. 
Pocos lugares ofrecían una vista tan espectacular del Tormes y de la ciudad de Salamanca como este y por ese motivo se le tituló, con rigor, como Mirator. El lugar era, sin duda, idílico para disfrutar en las noches cálidas de un refrigerio, un cóctel o una cerveza; escuchar y bailar fox, tango, chachachá, mambo o bolero; mientras que la luz de las estrellas, reflejándose en las aguas del Tormes, se confundían con las luces de la ciudad. 
Tras unos años de éxito, D. Manuel decidió el traspaso del negocio y pronto se convirtió, en palabras de D. Enrique de Sena, en "asunto de noctivagos" y otras tolerancias.
Finalmente el establecimiento fue cerrado y el solar, tras su embargo, utilizado, a finales del siglo XX, para albergar parte del polideportivo municipal Río Tormes. Para ello el solar volvió a ser rellenado de materiales, contenidos por el enorme muro que hoy existe y que alberga un mirador abandonado y en penosas condiciones.





© C.H. fc 25/01/16 Rev. 00





Video: Mirator, un bar en un tonel. 
Un pedacito de la Salamanca de los años 50. (01/02/2016)