La batalla de flores de 1895




Coche engalanado para la batalla de flores.
Viuda de Oliván y hermano. Salamanca 1895 
Mediaba el mes de julio de 1895 cuando el Ayuntamiento de la ciudad, presidido por D. Luis Rodríguez Miguel, determinó la celebración de una batalla floral durante las Ferias y Fiestas de septiembre. Se recogían de este modo las nuevas corrientes festivas llegadas de Europa y nacidas en la ciudad de Niza, en la Costa Azul, donde se celebraba desde 1876 dentro de las actividades del Carnaval. El festival floral consistía en un desfile de carrozas engalanadas con motivos florales o figurativos que se realizaba en un paseo de coches o en un lugar cerrado (coso) y finalizaba como una incruenta batalla de flores entre los espectadores y los ocupantes de las carrozas.
Estos festejos llegaron pronto a España, celebrándose en Barcelona en 1888, en Madrid en 1890 o en Valencia en 1891, donde continúa vigente en la actualidad. Verificándose en diferentes fechas del año según el interés de cada ciudad. En general, resultaron fiestas para la burguesía y gente adinerada no solo porque en algunos casos se cobraba la entrada, si no porque siempre se convertía en una exhibición de elegantes vestidos y fastuosos carruajes, haciendo gala de una posición social que dejaba de lado al pueblo llano.
De broma calificó la prensa la idea de la celebración de una batalla de flores en Salamanca y así lo expresaba el periodista del diario La Información del 17 de julio de 1895: ¡Aquí, donde no hay un paseo de coches fuera de las polvorientas carreteras! ¡Aquí, donde no pasan de una docena mal contada los coches medianamente presentables! ¡Aquí, que no hay más flores (y menos en Septiembre) que las flores cordiales que venden boticarios y drogueros!
En efecto, aunque la afición a la floristería y horticultura, en auge en Europa durante todo el siglo XIX, era manifesta también en Salamanca las dificultades debidas al clima y sobre todo a la falta de suministro continuo de agua suponían un serio obstáculo para el cultivo, agravándose aún más con el problema económico consecuente con la falta de medios transporte para flores y semillas foráneas que, aunque subsanado con la llegada del tren, se mantuvo en costos muy elevados para la mayor parte de la población. Las flores, sobre todo las más raras y exóticas, eran, como consecuencia, un objeto de lujo.
Para D. Luis González de la Huebra no fue impedimento esta situación, o tal vez tuvo intención de cambiarla, ya que en 1895 abrió su establecimiento Villa María Teresa dedicado al cultivo y comercialización de flores y arbustos ornamentales así como a la venta de toda una serie de complementos para su disfrute: bulbos, semillas, tiestos, flores vivas, ramos, coronas, bouquets... Realizando también servicios de decoración de fiestas e iglesias. D. Luis fue el encargado de decorar con flores las carrozas que iban a participar en la batalla floral.

El festejo se programó el domingo día 15 de septiembre. Con la inscripción de carruajes el Ayuntamiento habilitó un billete especial para poder circular por la calle Zamora, lugar donde se celebraría el evento, y estableció los premios del concurso en los que se incluía uno para el balcón mejor decorado.
Según lo previsto a las cinco de la tarde comenzó el desfile encabezado por un piquete de la Guardia Civil seguido de los cinco carruajes inscritos para participar y que el diario El Fomento del 16 de septiembre de 1895 describía así:

1.° Coche de los hijos del señor Conde de Lumbrales, representando una cesta tejida con lirios, rosales y otras flores festoneadas con grandes y vistosas hojas en forma de abanico. 
2.° Coche del señor Lafuente, representando una concha abierta de vistoso follaje y adornado de pluma marina. 
3.° Coche del señor Miguel Motta figurando un cesto de macizo de flores. 
4.° Coche serret del señor Luna; cubriendo con flores sus bandas y luciendo dos enormes bouquets 
y 5.° Coche del señor García representando un carro de caza, marcando los atributos cinegéticos con flores y entre éstas las cabezas de un jabalí y un ciervo. 


Coche engalanado para la batalla de flores.
Viuda de Oliván y hermano. Salamanca 1895
El coche de los hijos del Conde de Lumbrales resultó ganador del concurso y obtuvo el premio consistente en un centro de mesa de plata y cristal y el coche del Sr. García recibió el premio destinado al balcón mejor engalanado, debido a que ningún vecino lo decoró. De esto último se deduce que la batalla no debió resultar muy disputada ya que los vecinos y espectadores solo utilizaron como munición contra las carrozas los pocos ramos que repartió el Ayuntamiento. 
El espectáculo no se volvió a repetir en otras Ferias y Fiestas pero tampoco resultó un rotundo fracaso. Pocos años después se intentó realizar en la Plaza Mayor un Coso Blanco, en todo análogo a una batalla floral salvo por la ausencia de flores ya que tanto la decoración como la munición se realizaban con adornos, farolillos, confeti y serpentinas, generalmente de papel, en color blanco. Ocurrió en 1902, esta vez sí se decoraron los balcones del ágora que corrió a cargo del Ayuntamiento, pero la participaron se redujo a unos pocos carruajes engalanados. Tampoco tuvo continuidad.







Fuente: Diario de Salamanca El Fomento de 1895



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