Los primeros aviadores que surcaron los cielos salmantinos.

El Raid Salamanca-Valladolid 1911

Solo siete años después del famoso vuelo de los hermanos Wright; solo un año después de que el francés Blériot, en un pequeño monoplano atravesara el Canal de la Mancha y demostrara que los aviones servían para viajar de un lugar a otro de la Tierra; y en el mismo año, 1910, del primer raid o carrera aérea de la historia celebrada entre París y Madrid, el Ayuntamiento de Salamanca trató de organizar para las Ferias y Fiestas de ese año un espectáculo aéreo protagonizado por el francés, afincado en el Pais Vasco, Leoncio Garnier. Un accidente, en Gijón, del aviador imposibilitó que el acontecimiento pudiera celebrase y Garnier perdió el privilegio de ser el primer hombre que surcara los cielos salmantinos.

Cartel del Raid Salamanca-Valladolid.
Fotografía  tomada de vallisoletvm.blogspot.com.es.


Un año después, en julio de 1911, las comisiones de festejos de Valladolid y Salamanca junto con un grupo de comerciantes de ambas poblaciones lograron un acuerdo para celebrar los días 15 y 16 de septiembre un raid aéreo entre ambas ciudades en fiestas. La carrera se iniciaría el día 15 en Salamanca tomando los participantes la salida cada 5 minutos a partir de la siete de la mañana. La llegada a Valladolid tendría lugar a partir de las 8 de la mañana y esa misma tarde realizarían pruebas de altura, duración, despegue y aterrizaje. El día 16 regresarían a Salamanca y los aviadores que lograran llegar realizarían durante esa tarde otro concurso de vuelo en nuestra ciudad.
Cuatro fueron los pilotos que accedieron a participar, y repartirse los muy suculentos premios, los franceses Leoncio Garnier, Pierre Lacombe y Maurice Poumet y el español Benito Loygorri.


Con rapidez comenzaron las obras necesarias para convertir el Prado de Panaderos, entre la vía Transversal y la carretera de Zamora, en un verdadero campo de aviación, construyéndose hangares y tribunas para el público, se instaló una tienda de campaña para albergar el servicio de la Cruz Roja y, cómo no, un bar.

Retratos de los aviadores participantes.
El Adelanto 16 de septiembre de 1911

El primer piloto en presentarse en Salamanca fue el Sr. Poumet, de veintitrés años, que trajo por tren un aparato Blériot con motor Labor-aviation. El avión fue montado el día 7 de septiembre y probado por Poumet al día siguiente. Por tres veces despegó del suelo, consiguiendo elevarse en una de ellas hasta los quince metros. No pudiendo mantenerlo en el aire acabó cayendo en unas tierras próximas. Este fue el triste primer vuelo de un humano en Salamanca.
Tras Poumet llegaron a Salamanca el Sr. Garnier, de treinta años, que montó un monoplano Blériot, motor Gnome, de 50 caballos; el Sr. Lacombe de veinticuatro años, con un aparato Deperdussin, motor Gnome de 50 caballos; y por último, el día 11, el Sr. Loygorri con un monoplano Morane, de 50 caballos, motor Gnome. El trazado de 110 Km sería semejante al de la carretera y al paralelo del tren por lo que sería fácil la orientación de los pilotos. Además, durante el vuelo, arderían hogueras en distintos puntos del camino y se colocarían banderas rojas en los campanarios de los pueblos.
Durante esos días, el tiempo en Salamanca estaba siendo desapacible, el día 13 se produjo una fuerte tormenta que auguraba problemas en la celebración del acto. La noche del 14 al 15 de septiembre trascurrió lloviendo, en algunos momentos de forma torrencial, lo que obligó finalmente a la suspensión de la salida, posponiéndose 24 horas.


Perfil de la carrera publicado en  El Adelanto
del 15 de septiembre de 1911 

El día 16, el tiempo, aunque inestable, permitió llevarse a cabo la salida con la presencia de una muchedumbre curiosa ante la novedad del espectáculo. A las 7 de la mañana el Sr. Loygorri, con avería, no consiguió remontar el vuelo. Mr. Lacombe, a las 7 y cinco minutos, si logró hacerlo, tomando enseguida dirección a Valladolid. También lo consiguió, cinco minutos después, Mr. Garnier. El Sr. Poumet, tras elevarse tuvo que aterrizar por el mal funcionamiento de su motor terminando también para él la carrera.
El señor Lacombe llegó a Valladolid a las 8 y 12 minutos mientras que el Sr. Garnier lo hizo, tras realizar una parada por pérdida de orientación, a las 9 y 2 minutos. Las pruebas durante la tarde en Valladolid se saldaron con un accidente, sin graves consecuencias físicas pero sí materiales, del Sr. Lacombe quedando el raid con un solo participante, el Sr Garnier. Este, como estaba previsto, regresó a la mañana siguiente a Salamanca, teniendo que realizar una parada por avería en Tordesillas, sembrando el temor y la impaciencia en el mucho público que esperaba al aviador en el Prado de Panaderos. Finalmente pasadas las diez de la mañana el piloto aterrizó en el campo de aviación siendo recibido con gran alborozo. Por la tarde, ante millares y millares de personas, según la prensa local, que ocupaban los cerros vecinos del Prado de Panaderos, el Sr Garnier realizó hasta tres vuelos en los que desplegó sus habilidades virando, rasando y elaborando filigranas en el aire.
El reparto de premios fue el siguiente: el Sr. Garnier percibió un total de 16.000 pesetas como ganador del raid y de las pruebas de vuelo de Valladolid y Salamanca; el Sr. Lacombe recibió 750 pesetas por la salida de meta en Salamanca y un barógrafo Ricard en prueba de afecto; el Sr. Poumet percibió igualmente 750 pesetas por la salida de meta en Salamanca. Solo el Sr. Loygorri quedó sin emolumentos. Cifras considerables en una época en la que 5 pesetas de jornal era un buen sueldo.

El vencedor del Raid Salamanca Valladolid, Leoncio Garnier. en su aeroplano,
tomada en un aeródromo español en una de sus giras de exhibición por el país

Fuente: Prensa salmantina de la época, El Adelanto y El Salmantino.

©C.H. 2016  rev. 14/11/16