... Y la fábrica de chocolate
Enrique Prieto Garnacho nació el 14 de febrero de 1.880,
hijo de D. Manuel Prieto y nieto del conocido comerciante zamorano D. Matías Prieto Lobato. La temprana muerte de D. Manuel Prieto provocó
la llegada de D. Matías a Salamanca para hacerse cargo del establecimiento
de coloniales que había establecido su hijo en la calle del Concejo (luego
llamada de Pérez Pujol). Impulsó enormemente el negocio y participó
activamente en la vida política y comercial de Salamanca en donde llegó a ser
alcalde entre los años 1890 y 1892. Durante su mandato tuvo lugar el inicio de
la construcción de la iglesia de San Juan de Sahagún y de la nueva plaza de
toros de La Glorieta. Fue también Presidente de la Cámara de Comercio de Salamanca, del Círculo
Mercantil, contador de la junta directiva de la sociedad explotadora de la
plaza de toros y Comendador de la R.O.
de Isabel la Católica.
La
educación de Enrique fue todo lo exquisita que una familia adinerada de
Salamanca se podía permitir, siendo enviado a un colegio en Asparrain, en los
Pirineos, para aprender correctamente el francés.
En 1900
se casa con Marina Alonso Moreno, hija del conocido comerciante don Tomás
Alonso y comienza a asumir el control de la empresa familiar, la cual toma completamente a su cargo en junio de 1905[1].
Dedicado
intensamente a su negocio, tiene tiempo también para participar en
la vida comercial de Salamanca dentro de la Cámara de Comercio y el Círculo
Mercantil e Industrial y en la vida cultural en sociedades como La Filarmónica Salmantina
y la Teatral Salmantina.
En 1910
amplía su negocio con un nuevo despacho en Chamberí (Tejares)[2] donde
posteriormente, en los primeros meses del año 1912, inaugura una fábrica de
chocolates. El Adelanto del 6 de marzo de 1912 describe la instalación de la
fábrica en los siguientes términos:
INDUSTRIAS SALMANTINAS
Una gran fábrica de chocolates.
Nuestro querido amigo don Enrique Prieto, acaba de inaugurar una gran fábrica para la elaboración de chocolates, que bien merece ser visitada. Es una fábrica, modelo en su género, en la que no falta un detalle y en la que no se sabe qué admirar más; si la exquisitez del chocolate que produce ó la rapidez y exagerada limpieza con que se hace. Ayer, atentamente invitados por el señor Prieto, fuimos á ver la hermosa fábrica instalada en Chamberí (Tejares), y en verdad recibimos con la visita una de las mayores sorpresas; no creíamos que en Salamanca pudiera haber sido instalada una fábrica que no sólo puede competir con las mejores y de más fama de España, sino también del extranjero. Enrique Prieto, con la instalación de su fábrica, que por mucho que de ella digamos sólo conseguiremos hacer una descripción profana é incompleta, ha elevado en alto grado á la industria salmantina, tan digna de mejor suerte. No falta en la fábrica detalle alguno. Al frente de ella figura un gran maestro catalán, don Buenaventura Sendil, quien además de meritísimo mecánico, es un aventajado elaborador de chocolates y muy conocedor de las clases de las primeras materias que se emplean para la producción del género. También trabaja, entre otros obreros, don Antonio López, uno de los primeros oficiales que ha sido de la Compañía Colonial. Después de visitar el gran depósito de aceites de la tienda de coloniales, con sus grandes, enormes vasijas y sus modernos aparatos para efectuar la filtración de tan preciado líquido, vimos la fábrica, instalada en amplios locales. Movida por electricidad toda la maquinaria, presenciamos la elaboración del chocolate, desde que el cacao pasa por la operación del tuesten, limpieza, trituración, etcétera, hasta verle salir ya elaborado en grandes lingotes ó barras, para ser colocado en las cajas, trasladarlo á la cámara frigorífica y empaquetarlo después para la venta. Todas estas operaciones se hacen sin que la mano del operario toque la masa producida. Para cogerla, se sirven de limpias paletas de acero, sobre las que se observa exagerada limpieza. Vimos la sencilla y preciosa maquinaria, compuesta, entre otras, de una máquina de tostar cacao, otra de limpiarlo, el molino que lo tritura y lo convierte en líquido, el mezclador (maquinaria en la que se verifica la operación de la mezcla del cacao y el azúcar); el aparato de afinar, ó sea la de convertir el cacao en masa finísima como la harina; la batidora, el compresor, la concha para hacer el chocolate fundente (fino como el bombón); la de hielo y frigorífica y otra porción de maquinitas de detalle que sería prolijo enumerar. Además, una estantería de hierro, cerrada, en cuyo interior están las artesas que contiene el chocolate en bruto, á una temperatura de 60 grados. Hay calefacción á vapor, lo mismo en la maquinaria, que se precisa para que el chocolate no se enfríe durante su elaboración, que en el resto de la fábrica, en el salón de empaquetadoras, éstas con sus mandiles, sus mangos y sus gorritas blancas. Enrique Prieto regala, con sus productos, vistosos albums de vistas de Salamanca, de cuadros de los grandes pintores, como Velázquez, Rubens, Murillo, Coya, etcétera, y juguetes para los niños. Además, en la envoltura del género, se hace un derroche de gusto y de magnífica presentación. Y con decir que en la fábrica de Enrique Prieto se fabrican no solo las clases de chocolate para tomarlo ya hervido (desde tres reales hasta cuatro pesetas), sino que también se confeccionan vistosas cajas de pastillas de leche, naranja, limón, etc., etc., siendo toda la elaboración exquisita, está dicho todo lo que el repórter puede decir. Felicitamos calurosamente al señor Prieto por su gran instalación, que le honra á él y honra á Salamanca.
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Solamente
un año después de la apertura de la fábrica de chocolates, Enrique Prieto continua ampliando sus negocios con la
representación para Salamanca de la marca de automóviles Rochet Schneider,
empresa que tras distintos avatares se encuentra hoy dentro de la multinacional
Citröen.
En septiembre de 1916 abre despacho de coloniales en la Plaza Mayor nº 16.
El 28
de septiembre de 1920 obtiene licencia del Ayuntamiento para construir una
vivienda familiar en una finca de su propiedad en la Avda. de Canals (actual Paseo de la
Estación). La finca es de grandes dimensiones lindando con la calle Rodríguez San
Pedro (actual Avda. de Comuneros), lo que le permite obtener licencia el 21 de
marzo de 1921 para la construcción de un nuevo almacén mayorista de
coloniales.
A
principio de los años 40, participó como accionista en la creación de la compañía
bacaladera PEBSA (Pesquerías del Bacalao
S.A.) [3],
en la que uno de sus buques, el Santa Marina, recibió su nombre en honor a su esposa.
Murió a los 64 años, el 22 de Abril de 1.944. Le
sobrevivieron 9 hijos que le dieron 45 nietos y 103 bisnietos. Entre estos últimos se
encuentran Álvaro y Enrique Urquijo Prieto, creadores del grupo musical Los
Secretos y Jordi Brufau que completó por segunda vez la vuelta al mundo a vela como patrón del "Fortuna” (según sus
propias declaraciones aprendió a navegar en los pantanos de Santa Teresa y de
la Almendra).
Tras su muerte, sus herederos trasladaron la tienda de
ultramarinos a la Plaza del Liceo, en donde continuó hasta su cierre.
[1]
D. Matías Prieto Lobato murio
en Corrales del vino el 21 febrero de 1919 a la edad de 95 años.
[2] D. Matias Prieto había instalado en Chamberí una Fábrica de cervezas alemanas y gaseosas y un almacén de coloniales hacia 1890.
[3]
PEBSA llegó a disponer de 25 buques en 1988. Algunos economistas actuales creen
ver en la desaparición de esta empresa un antecedente a la crisis de 2013 de
PESCANOVA.
Establecimiento de Enrique Prieto |
Factura de los almacenes de ultramarinos Enrique Prieto Garnacho. Museo del Comercio |
La familia del industrial Enrique Prieto con su esposa e hijos. (fuente Alberto Prieto) |
Fabrica de chocolate de don Enrique Prieto. foto Venancio Gombau. La Ciudad Año I Número 22 - 1912 mayo 4 |
Vista de la fábrica de chocolate de don Enrique Prieto. Foto Venancio Gombau. La Ciudad Año I Número 22 - 1912 mayo 4 |
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