Villa María Teresa


La floricultura y arboricultura gozaron de gran afición durante el siglo XIX, especialmente durante la Belle Époque. La burguesía, en continuo ascenso durante este siglo, imitó muchos de los gestos y hábitos del clero y aristocracia en los siglos anteriores. Entre ellos estuvo el gusto por los jardines que, hasta entonces, sólo habían podido disfrutar las clases dominantes. Los distintos niveles de renta de la pujante clase social provocaron también la diversidad de espacios ajardinados a los que tuvieron acceso, desde los grandes jardines privados de la alta burguesía hasta los jardinillos y parterres de más modestas casas unifamiliares e incluso los maceteros o tiestos del interior y exterior de los edificios de pisos de una clase media acomodada. Simultáneamente las teorías higienistas del siglo XIX entre las que figura el contacto con la naturaleza introducen la necesidad de los parques públicos en la planteamiento de las ciudades, carentes por lo general de espacio para el ocio.
Salamanca no fue inmune a las anteriores pautas pero con el inconveniente de la ausencia de alta burguesía y las dificultades añadidas de un clima duro y la falta de suministro continuo de agua. Durante el siglo XIX fueron escasas las flores ornamentales en Salamanca, al menos durante gran parte del año.

Nada diremos del decorado que se hallaba como siempre; notamos, como en otras fiestas que de la misma clase se han celebrado en el Casino, la escasez de los bouquets de flores naturales, que es sabido embellecen y hermosean siempre los salones, al par que los perfuman.
De esta forma se lamentaba el periodista, en El Fomento del día 18 de septiembre de 1883, de la decoración del Casino durante el baile de feria.
Algunos grandes establecimientos de floristería de ámbito nacional divulgaban ocasionalmente en la prensa diaria su gran surtido de flores, semillas o arbustos para ser adquiridos por correspondencia o través de algún representante local, otras veces visitaban la ciudad floricultores transeúntes que por unos días ofrecían su mercancía. A esto se sumaba el intercambio entre aficionados y la presencia ocasional de ramos, bouquets o coronas en las tiendas generales de ultramarinos, de esta forma se enumeraba toda la oferta en floricultura y arboricultura de nuestra ciudad, tanto para su cultivo como para su disfrute. Esta escasez floral parece dar viabilidad a la venta de flores artificiales que D. Luis González de la Huebra ofreció en la tienda de San Pablo a partir de 1885, tanto o más caras que las naturales pero sí al menos más fijas y duraderas además de altamente decorativas.
Ese mismo año, en noviembre de 1883, abrió el único establecimiento, del que tenemos constancia, dedicado a jardineria, floristeria y arboricultura, alejadas ya de ser consideradas oficios agrícolas. Fue el iniciado por D.Juan Rodríguez Martín, encargado de los jardines municipales, que estableció la llamada Huerta de San Francisco junto al arroyo de las Agustinas, con entrada por la calle de nueva apertura que hoy llamamos calle Ancha junto a la casa de D. Cipriano Durán y que hoy conocemos como casa de D. Filiberto Villalobos, nieto político de D. Cipriano. Pero a pesar del mencionado auge que la afición por la jardinería tuvo por entonces no logró sobrevivir más que dos años, cerrando en noviembre de 1887.

Caseta del jardín de Villa María Teresa. Al fondo
la casa "okupa" en el paseo de la Estación.
Fotografía de Luis González de la Huebra
D. Luis conocía el auge de esta afición no solo en Europa, si no también en Salamanca. Su mujer, Dª María Sánchez, había heredado la afición de su familia que cultivaba una gan variedad de plantas ornamentales en las amplias galerías de su casa de Béjar y para ella había levantado una galería en su casa de la calle de San Pablo.
Por entonces, la burguesía salmantina comenzaba a salir del centro urbano en busca de espacio y construyó en el ensanche hotelitos de diversos tamaños y estilo generalmente con terreno para jardín. D. Luis colaboró en la urbanización de la zona al adquirir en 1892 un solar frente al parque de La Alamedilla, al que rodeó de un sólido y elegante cerramiento de acuerdo a la burguesa zona que se estaba creando. Ignoramos su intención al hacerlo, tal vez pensaba construir para habitar con su familia o bien realizar una inversión inmobiliaria, o quizás, como afirma Mr. Conrad Kent, ya escondiera la idea de explotarlo como un jardín de recreo al estilo de los de París y de las grandes ciudades europeas y que sirviera para acercar Salamanca un poco más a la modernidad y al mismo tiempo también pudiera ser un revulsivo para sus negocios. Podía haber albergado ya la idea de explotarlo como negocio de floricultura y arboricultura, nada extraño ya que D. Luis Huebra siempre estuvo atento a cualquier innovación que pudieran ser de interés para su clientela burguesa, fotografía, electricidad o teléfono son ejemplos de ello aunque no siempre se convirtieron en negocios rentables. No fue la única posibilidad de negocio que valoró para el solar ya que pensó en transformarlo en una fábrica de cerveza y gaseosas. proyecto que finalmente desestimó. Finalmente convirtió el solar en un negocio de floricultura y arboricultura. De 1894 son los bocetos del diseño del jardín realizados por un jardinero portugués y en 1895 se encontraba preparado para la apertura y ese mismo año recibió el encargo de decorar los carruajes inscritos en la inédita batalla floral. Convertir el solar baldío en un jardín fue costoso, al alto precio del cerramiento hubo que añadir los gastos en personal, invernaderos, abonos, aperos, semillas, bulbos y plantas vivas. Durante años recibió encargos y atendió a su clientela pero nunca, al decir de sus herederos, resultó un negocio rentable y finalmente tuvo que deshacerse del solar en 1918.


Proyecto de cerramiento del solar de
Villa María Teresa firmado en 1892 por
el polifacético Cecilio González Domínguez.


Proyecto de jardín para Villa María Teresa
diseñado por un jardinero portugués
 y firmado en 1894



© C.H. B 28/11/17 Rev. 01


Fuentes:
Conrad Kent, "Luis González de la Huebra y los orígenes de la modernidad en Salamanca". Junta de Castilla y León. Consejería de Cultura y Turismo, 2002.
Jorge Uría. Lugares comunes para los ciudadanos. Breves apuntes sobre el jardín español del siglo XIX. 2001 Revista Pandora.
Archivo de la familia González de la Huebra.
Prensa histórica salmantina del siglo XIX.




Fiesta en Villa María Teresa, jardín que ocupó el solar en el que actualmente se 
encuentra el Centro de Salud de la Alamedilla


Tal vez, esta imagen solo muestre una fiesta entre amigos y familiares en Villa María Teresa, nombre que su propietario el comerciante D. Luis González de la Huebra dio a este jardín en honor a su primera hija, pero más probablemente, como afirma Mr. Conrad Kent, fuese la evidencia del intento de D. Luis de implantar un jardín de recreo que, al estilo de los de París y de las grandes ciudades europeas, sirviera para acercar Salamanca un poco más a la modernidad y que al mismo tiempo también supusiera un revulsivo para sus negocios. Los jardines de recreo fueron zonas verdes y arboladas dedicadas al ocio, donde, durante los meses de buen tiempo, la población, fundamentalmente acomodada, acudía en busca de frescor y de espectáculos varios, que se prolongaban, a menudo, hasta altas horas de la noche. Estuvieron muy de moda en la Europa del siglo XIX, llegando también a España. Por lo general fueron urbanos y de iniciativa privada.

Lo cierto es que este solar, de aproximadamente 2.000 m2, adquirido en 1892 a la Compañía de los Ferrocarriles del Oeste de España, como sobrante de los terrenos expropiados para la construcción de ferrocarril, nunca fue un gran negocio ni como jardín de recreo ni como vivero-floristería, destino al que le dedicó su dueño. Y esto a pesar de la elevada inversión en el diseño y atención del jardín, recordemos que eran tiempos complicados en el suministro de agua, y del alto costo del elegante cerramiento del solar construido en ladrillo, con torres, puertas decoradas y verja de fundición. Cerramiento que todavía muchos salmantinos recordarán ya que desapareció a finales del siglo XX guardando el solar que permaneció durante muchos años vacío y que hoy alberga el Centro de Salud de la Alamedilla haciendo esquina entre la avenida de los Comuneros y la calle de Benito Pérez Galdós.
D. Luis, tras desestimar un proyecto para la fabricación de cervezas y hielo, vendió el solar en 1918 a la compañía Hijo de Pío Remirez, vecinos del entorno y dedicados a la venta de abonos. 
No conocemos pormenorizadamente la historia de la propiedad del solar pero llegó a la década de los 70 como propiedad del Instituto Nacional de Previsión, antigua institución encargada de la Seguridad Social y la Asistencia Sanitaria, tras, al parecer, haber pasado por manos de una institución religiosa. Lo que sí sabemos es que permaneció sin edificar hasta la década de 1980 cuando se construyó el edificio que alberga este Centro de Salud que comenzó a funcionar en el año 1989.



© C.H. fc 07/11/17 Rev. 01











Desde el 14 agosto de 1895 y en días sucesivos, D. Luis González de la Huebra publicó este anuncio en la prensa salmantina para promocionar su nuevo establecimiento de floristería y arboristería. La distancia temporal tal vez genere algunas preguntas:



¿Frente al paseo del Rollo?

Publicidad de Villa María Teresa publicada en El Adelanto  en agosto de 1895


La explicación es sencilla, "su" Paseo del Rollo no era exactamente "nuestro" Paseo del Rollo.
Con la construcción de la Plaza Mayor, el Rollo de Justicia instalado hasta entonces en la Plaza de San Martín fue trasladado a un alto cercano en la calzada que unía Salamanca con Madrid (en esos entonces a Madrid se iba por la carretera de Aldealengua), conocido desde entonces como Alto del Rollo.
El tramo desde el Alto del Rollo hasta la Puerta Toro (actual Avenida de los Comuneros) fue arreglado como Paseo en 1793, junto a las actuales Calle del Parque de la Alamedilla, Avd. Campoamor y Paseo del Rollo, recibiendo conjuntamente el circuito, triangular y de 2739 varas, el nombre de Paseo del Rollo, nombre que solo ha conservado una parte de aquel, nuestro actual paseo del Rollo. (1 vara castellana=0.8359 m)
El negocio de horticultura, propiedad de D. Luis González de la Huebra, se encontraba  en la confluencia de las actuales Avenida de los Comuneros y la calle Benito Pérez Galdós, que une Comuneros con el  Paseo de la Estación, frente al Parque de la Alamedilla.


¿Teléfono en 1895?

Si, oficialmente el día 17 de agosto de 1895 quedó inaugurada la red telefónica local. Sin embargo durante un tiempo antes estuvo funcionando en modo de pruebas. Durante ese tiempo se verificaron los primeros contratos entre ellos el de D. Luis González de la Huebra que tuvo los números 38 y 41 y fue de las primeras empresas salmantinas en promocionarlos en publicidad.
Si, oficialmente el día 17 de agosto de 1895 quedó inaugurada la red telefónica local. Sin embargo durante un tiempo antes estuvo funcionando en modo de pruebas. Durante ese tiempo se verificaron los primeros contratos entre ellos el de D. Luis González de la Huebra que tuvo los números 38 y 41 y fue de las primeras empresas salmantinas en promocionarlos en publicidad.



¿Alguna vez se celebró una batalla de flores en Salamanca?

Si, fue durante las Ferias y Fiestas de septiembre del año 1895. D. Luis Gonzalez de la Huebra recibió el encargo de decorar los carruajes participantes.

Ver: La batalla de flores de 1895








Tarjeta troquelada de Villa María Teresa










Suplemento del catálogo general de Villa María Teresa